No nos queda mucho para terminar el paseo por este bienio tan convulso, porque ya conocemos a la mayoría de los personajes más interesantes de la nueva ola. Pero nos falta citar a los muy escasos veteranos que pueden seguir interesándonos a estas alturas, y hoy nos visita un verdadero corredor de fondo: Chris Spedding. Es uno de los más brillantes guitarristas isleños, pero por unas razones u otras nunca llegó a ser valorado como se merece; desde luego no alcanzó la fama de algunos colegas suyos como Clapton o Page, por ejemplo. En parte ello es debido a su vocación individualista: al igual que Jeff Beck, nunca ha aguantado por mucho tiempo la pertenencia a un conjunto, el tener que negociar sus ideas con otros; y también su línea musical cambia con frecuencia, no necesariamente a tono con las modas imperantes. Estamos ante un profesional mucho más valorado como músico de estudio (su principal fuente de ingresos) que como autor de sus propios discos. Sin embargo, esta nueva época parece sentarle muy bien; de hecho, con la perspectiva que da el tiempo podemos ahora considerar que, si no la más creativa, sí fue la más popular de su carrera.
Chris Spedding es un niño que se aficiona pronto al rock and roll, a pesar de que sus padres adoptivos se empeñaron en que aprendiese música clásica: cuando comenzó a rasguear el violín como si fuese una guitarra comprendieron que la batalla estaba perdida. Durante una época la familia vive en Sheffield y allí milita en su primer grupo, los Vulcans, que según él hacían beat... "aproximadamente". Estamos a finales de los 50, con quince años; ya había adquirido la estética de un Gene Vincent y en 1961, tras terminar el bachillerato, baja a Londres. Allí alterna un trabajo en una tienda de instrumentos musicales con su pertenencia a una pequeña banda de country que suele actuar en las bases americanas y que con frecuencia se cruza con agrupaciones dedicadas al jazz; esa interacción le resulta muy provechosa, ya que de ese modo conoce también el repertorio principal de los personajes clásicos como Charlie Parker o Sonny Rollins. Después de unos años de aprendizaje y giras con unas cuantas bandas de estilos parecidos, a finales de los 60 ya es un guitarrista de prestigio que comienza a participar en las grabaciones de otros artistas; sin embargo el fenómeno del blues británico no le interesa (prefiere el blues acústico tradicional), y durante un tiempo estudia la digitación del bajo mientras escucha los discos de la Motown. Como ven ustedes la formación de este señor es muy amplia.
Aunque la psicodelia fue una época fugaz su influencia es enorme, y su naturaleza como estilo libre sin esquemas predeterminados forma parte esencial de los orígenes del progresivo. Entre los primeros nombres que se apuntan al nuevo estilo tenemos lógicamente a unos cuantos que proceden de las lisergias anteriores, y un buen ejemplo es Peter Brown; su trabajo como letrista en Cream le ha sabido a poco y ahora quiere probar fortuna como cantante. Junto a Spedding y otros músicos crea The Battered Ornaments, un proyecto experimental a medio camino entre la vanguardia y la anarquía con tonos jazzísticos y que publica dos discos grandes con momentos interesantes junto a otros francamente inaguantables. Spedding acaba siendo quien dirige ese grupo, e incluso llega a cantar en el segundo disco tras haber echado al mismísimo Brown por su voz descuidada y su comportamiento errático (Brown se asociará luego con Graham Bond, otro personaje histórico y pintoresco a la vez), pero en realidad ya está buscando nuevas experiencias: esa inclinación hacia el jazz le pone en contacto con Ian Carr, el jefe de Nucleus, con quienes participa durante un tiempo.
Para entonces se le considera como el segundo mejor guitarrista de jazz en la Gran Bretaña, solo superado por John McLaughlin. El período 1969-1972 es uno de los más febriles en su carrera, ya que casi al mismo tiempo milita en el cuarteto de Frank Ricotti, participa como músico de sesión en una docena de discos acompañando a personajes como Memphis Slim, Jack Bruce, Julie Driscoll, Elton John… y aún le queda tiempo para grabar tres a su nombre: “Songs without words”, “Backwood progression” y “The only lick I know”. El primero es un disco de jazz vanguardista que por su propio deseo no se publicó en el mercado occidental y durante mucho tiempo estuvo solo disponible en Japón, mientras que los otros dos en cierto modo nos explican el porqué de aquel deseo: Spedding intenta no encasillarse como músico de jazz y trata de acercarse al rock, de hacer discos “audibles” para ese tipo de aficionados. Son dos discos técnicamente impecables pero demasiado dispersos para el mercado tradicional, una exuberancia de tonos que van desde el rock and roll hasta las baladas progresivas y algunos ejercicios de estilo, aunque en el tercero ya se percibe una mayor solidez, con ritmos más definidos e incluso algunas canciones con gancho. Por supuesto ninguno de ellos alcanza la zona alta de las listas de ventas, pero no parece que le importe mucho: el dinero lo está ganando como músico de acompañamiento para grandes figuras, y gracias a eso puede llevar su carrera en solitario como le plazca.
En 1972, después de su paso por el rock and roll, country, jazz, rock progresivo y su acercamiento de vuelta a los géneros más o menos tradicionales, prueba a integrarse en una banda de rock standard. Esa banda son los Sharks, y la cosa promete: Andy Fraser, mítico bajista de los míticos Free, los abandona definitivamente ante la situación caótica que viven (ya no participará en su último disco). Fraser es amigo de Marty Simon, un multinstrumentista canadiense cuya especialidad es la batería, que comenzó diez años antes en pequeños grupos beat y luego psicodélicos; acaba de llegar a la Isla, tras dejar la banda de Mylon Lefevre, y le propone tocar un rato juntos ya que ambos están ahora sin nada que hacer. Entonces Fraser recuerda que un año antes, cuando comenzaron los problemas en Free y él se había marchado por primera vez, tuvo algunas charlas con su también amigo Spedding sobre la posibilidad de colaborar, y llevan tiempo sin verse: pocas semanas después los Sharks se presentan en público. Ante el micrófono vemos a Steve Parsons, más conocido como Snips, que ya tenía experiencia en cuatro o cinco grupos sin nombre y cuyo tono de voz, cercano al de Paul Rodgers (o sea, Free) cayó en gracia al mismísimo Chris Blackwell, el jefazo de la bendita Island; es Blackwell quien se lo ha recomendado a los otros tres. Dicho en otras palabras: Blackwell sabe, como lo sabe ya todo el orbe cristiano, que a Free no le queda vida. Los Beatles no tuvieron herederos (no, ni siquiera Badfinger rozaron su altura), pero él cree que podrá evitar -o al menos atenuar- una nueva tragedia cósmica...
Ni que decir tiene que los Sharks fichan por Island, y la crítica los considera inmediatamente como un supergrupo. Las giras comienzan de inmediato y antes de que termine la primavera del 73 publican su primer disco, pero pronto también comienzan los problemas: Fraser, que se había roto un dedo en un accidente de carretera, comenzó a perder la fe y decide abandonarlos en verano. El disco, por otra parte, es mucho más apreciado por los comentaristas que por los aficionados y lo mismo sucederá con el segundo, mientras hay continuas discusiones y cambios de plantilla. Finalmente Sharks anuncian su disolución a mediados del 74, y el papel de “sucesores de Free” será asignado a Bad Company, mucho más digeribles para el gran público. Ese fue uno de los muy escasos intentos de Spedding por acoplarse a la mecánica de un grupo, pero con frecuencia ha vuelto a participar con algunos de sus antiguos compañeros; de hecho, los Sharks llevan un tiempo actuando con regularidad y nuestro amigo es su guitarrista. Supongo que con su edad y su historial, debe de ser una sensación muy refrescante.
Así que en 1975 lo tenemos de nuevo como músico independiente, gregario de lujo al servicio de los grandes nombres del negocio y preparando a ratos libres su nuevo disco en solitario. Ha completado un círculo que lo lleva otra vez al principio, al rock and roll tradicional; ficha por la RAK, el sello de su amigo Mickie Most (que también le ayudará en la producción), y en verano publica el que será su single más popular: “Motor bikin’” apoyado por los futuros Vibrators. Ese éxito demuestra que ha entendido muy bien en qué situación se halla el mercado en esos momentos, reivindicando la vieja escuela, y le da la confianza suficiente como para seguir en ese camino. El bienio 76-77 será uno de los más brillantes para él, pero me he pasado mucho de metraje: ya hablaremos de eso dentro de unos días. Mientras tanto aquí tienen el single que por fin, tras casi quince años de trabajo, eleva a Spedding al nivel de estrella. Aunque por supuesto, como le pasa a Beck, cualquier profesional sabe que ya era una estrella mucho antes.
¡Oooootro de mis favoritos!
ResponderEliminarNo sabía yo que me gustaba tanto la música de esta época, creo que es la primera serie en la que no te llevas collejas mias.
Ayer estuve dandole un repaso a su obra, impresionante por cierto, el disco que está sentdo en el coche, que ya no me acuerdo como se llama es de los favoritos de mi colección. Recuerdo el tema guitar jamboree, en el que toca como todos los guitarristas que menciona.
Igual es una tontada mia, seguramente, pero siempre he pensado que era la versión británica de Billy Fury movida en el tiempo y en el espacio, no te lo sabría razonar.
Tampoco sabía que tenía tan dilatada carrera. Aquí siempre aprendemos algo.
¡Buena entrada copón!
Saludotes
Jose
Ya me imaginaba yo que este señor tenía que ser también de los tuyos. Y en cuanto a Billy Fury, es británico pero entiendo muy bien lo que quieres decir; de hecho, Fury es una de las primeras referencias para Spedding y para el rock and roll isleño en general. Los dos son fans del rock and roll blanco, con matices.
Eliminar"El disco del coche" es precisamente el que lanza en 1976, y es todo un lujo. A ello vamos. Y gracias,
Me sumo a la felicitación del Korto, ¡gran entrada para un gran músico!, no podía ser de otra manera. Completísima biografía que me deja con las ganas de ahondar aun más en varias de sus facetas, especialmente en la progre (yo es que soy mucho de esa cuerda). Me han alegrado mucho las menciones a Pete Brown y The Battered Ornaments, gente muy gustosa en esta casa. Bueno, lo mío con Spedding empezó con su "Hurt" ("Agonizante", versión española y vergonzosa inclusión en la magnífica portada). Pero como presumo que de ese trabajo se hablará en la siguiente entrada, reservo mis comentarios para esa ocasión.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Gracias a ti también, Javier, pero con este tipo de monstruos es fácil contar historias. Lo de los Batttered Ornaments ya digo, a mi por lo menos me produce una sensación cruzada de interés y aburrimiento; pero tienen algunas canciones tremendas (sobre todo el single aquel de "The week looked good on paper", una clásica para los coleccionistas del progresivo más selecto.
EliminarY sí, el "Hurt" es otra joya de la corona. Es su disco del 77, así que saldrá ahora...
Para mí solo un nombre sin referencias musicales detrás. Me alegro de descubrir una más de esa larga lista de buenos músicos indies, en la mejor acepción del termino, cuyo destino es ir de un lugar a otro sin encontrar sosiego. Si encima se pudo codear con los grandes, miel sobre hojuelas.
ResponderEliminarEn España tuvo solamente una cierta fama a mediados de los 70, así que no es raro que mucha gente lo desconozca. De hecho, aún hoy está sin publicar aquí gran parte de su discografía. En fin, ahora tenemos Internet...
EliminarPues yo a este tio no lo conocía de nada. Fíjate hasta donde llega mi ignorancia. De todas formas el tema del reproductor tiene mucha vidilla y me pica la curiosidad por escuchar más cosas.
ResponderEliminarAprendiendo que es gerundio...
Saludos.
Ya, es lo que le digo a herrt doktor, que Spedding (como muchos otros) no pasó aquí de dos o tres canciones más o menos populares. Incluso sus dos discos del 76-77, que sí se publicaron en España, pronto fueron a parar a las rebajas. Otros con mucho menos interés, mientras tanto, vendían mucho más. Así es la vida.
EliminarConocía las habilidades guitarreras de Chris Spedding, y algunas de sus aventuras musicales, pero no sabía ni la cuarta parte de las cosas que cuentas de él. Dices que todo esta en internet, pero hay que ordenarlo y saber contarlo con gracia. Así que se agradece el "trabajo".
ResponderEliminarSaludossssssssssssss
Pues muchas gracias, Bab, pero insisto en lo de Internet. En cuanto al señor Spedding, lo que ya he dicho arriba: si en la Isla fue solo medianamente conocido, imagínate aquí.
EliminarSaludos mil.
Pues no conocía de nada al caballero de hoy, y el tema que has puesto es muy bueno. Y eso que a mí estos tocones no me interesan en principio, que la gente confunde la competencia técnica con la creatividad, que no tienen por que ir parejas.
ResponderEliminarTotalmente cierto lo de la competencia técnica y la creatividad: Spedding no es que sea un tipo genial elaborando ideas, pero sabe desarrollar muy bien las que tiene. Y nunca ha tratado de darnos la matraca con su digitación. Podría hacerlo, pero para epatar ya están otros (de menos categoría que él, por lo general).
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