Antes de que Nueva York se convirtiese en el centro de la vanguardia en los Estados Unidos, antes de que las bandas de la nueva ola comenzasen a preparar su asalto al poder, Patti Smith ya estaba allí. Ella fue en cierto modo la primera referencia para todo lo que vino luego, porque también fue la primera que verbalizó la sensación de aburrimiento que embargaba a los seguidores del rock clásico: Patti adoraba esa música, pero era consciente de su estado comatoso. Con el tiempo, después de haber creado una obra extensa, irregular pero emocionante en muchos momentos, se ha ganado de sobra el respeto de su generación y la siguiente como mínimo: es la madrina del nuevo rock americano, aunque su naturaleza está más cerca del poeta que canta su obra que la de un músico al estilo tradicional. En ese sentido podría compararse, salvando las distancias, con los grandes cantautores como Dylan o Joni Mitchell (con quien comparte un doloroso antecedente: también ella tuvo que dar a un primer hijo en adopción).
Patti ya lleva una larga trayectoria cuando en 1974 graba su primer single: nacida en 1946, su afición por la literatura y la poesía la había llevado a Nueva York con casi veinte años, después de haber vivido hasta entonces en su Chicago natal. De hecho fue la poesía su primer interés durante mucho tiempo, y en 1969 viajó a París entre otras cosas para estudiar a fondo a los poetas franceses del siglo XIX, especialmente su querido Arthur Rimbaud (“Soñaba con él. Era como mi novio”). A su vuelta a Manhattan comienza a participar en performances, escribe pequeñas obras de teatro, ejerce como comentarista musical y se va introduciendo en ese ambiente: ella y su amigo Robert Mapplethorpe frecuentan lugares ya legendarios como el Max’s Kansas City junto a otros que lo serán pronto, como el CBGB. En 1972 publica sus primeras colecciones de poemas, y por entonces conoce a Lenny Kaye, otro personaje fundamental en la historia de estos tiempos ya que como ella es un personaje polifacético que toca la guitarra, también es escritor y comentarista musical (Recordarán que, tras ser "rescatada" por Dave Marsh para definir a Question Mark & The Mysterians, Kaye usó la palabra "punk" para acercarse al espíritu de los MC5. Y fue él también, ayudado por Jac Holzman -el factótum de Elektra- quien creó la divina serie "Nuggets").
Después de algunas actuaciones como dúo, Patti decide crear un grupo estable y recluta al teclista Richard Sohl, que también es compositor, junto al guitarra y bajo Ivan Kral y el batería Jay Dee Daugherty. A mediados de 1974 Sam Wagstaff, un mecenas del arte que es además mentor de Mapplethorpe, les financia su primer single: “Hey Joe / Piss factory”. La cara A es una versión de la clásica folky en la que ya vemos claramente el espíritu de Patti, incluyendo su tendencia a recitar pequeños poemas o prosa como parte de la canción; en este caso, un recuerdo a Patty Hearst, una niña rica y supuestamente involuntaria “heroína del pueblo”. Ese tipo de incursiones habladas resulta de eficacia discutible en una pieza musical, pero en fin: tal vez debamos considerarlo como parte de su encanto (pueden ustedes escucharla aquí). La cara B, escrita a medias con Sohl, es básicamente un poema recitado sobre fondo de piano y unos ligeros arreglos de guitarra; ahora le llaman “protopunk”. Debido a que su tirada no fue amplia tampoco hubo grandes ventas, pero la noticia de que había una cantautora rockera en Nueva York llegó a oídos del muy legendario Clive Davis, que tras salir de la CBS había entrado en Columbia y reorganizó los subsellos en uno solo, al que llamó Arista Records: Patti fue uno de sus primeros fichajes.
A finales de 1975 se publica “Horses”, que se convertirá inmediatamente en la noticia del año. Lo tiene todo: en esencia es un disco de rock, pero con ese tono “punk” al estilo americano, más cálido, que lo hace distinto a cualquier grabación isleña. Hay más épica, tanto por las letras como por la entonación, que va del dolor a la furia; la producción corre a cargo de John Cale, y ya casi en aquel momento se considera como el primer disco de art punk yanki. Es verdad que a veces los fragmentos recitados se hacen un poco indigestos (recuerden, estamos ante una poetisa), pero en conjunto el resultado es magnífico e incluso a veces esas estrofas engrandecen la pieza, como en el caso de la brillante versión de “Gloria” que abre el disco y que en su primer fragmento incluye la inolvidable proclama que dice: “Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos”, con la que hace un sucinto ajuste de cuentas con su pasado de creyente en la infancia y primera adolescencia (su madre era Testigo de Jehová, y ella había transitado un largo camino del cristianismo al budismo hasta renegar tanto de una cosa como de la otra). Y la guinda del pastel es su portada, una fotografía muy natural, muy simple pero al mismo tiempo grandiosa, que por supuesto es obra de Robert Mapplethorpe; ella misma afirmó que ese enfoque de su amigo le confirió una pose “entre Baudelaire y Sinatra”. También por supuesto se considera como una de las mejores portadas en la historia del rock.
Puede que la rápida popularidad que alcanzó el disco acabase resultando contraproducente: la prensa y gran parte de los aficionados enfervorecidos elevaron a Patti no solo a la categoría de gran estrella del nuevo rock americano, sino que de pronto era poco menos que la salvadora del género. Las giras comenzaron a multiplicarse, y también la exigencia de Arista por un nuevo disco; Patti, un poco agobiada, se apoyó principalmente en Sohl para crear el nuevo material. Como productor eligió a Jack Douglas, que tenía un perfil más rockero, menos experimental que Cale, y a finales del 76 lanzó “Radio Ethiopia”, que no fue bien recibido por los mismos que la jaleaban días antes: Patti se había vuelto autocomplaciente, las canciones eran solo pasables (y algunas, como la que le da título y “Abyssinia”, que le sigue y lo cierra, directamente insoportables) y “aquello” era más de su banda que suyo. Parte de razón tienen en esto último, ya que el agobio que sentía la hizo apoyarse quizá excesivamente en el sonido, y la tendencia casi heavy de Douglas (por entonces productor de Aerosmith, para que se hagan una idea) desdibujaba un poco su situación. En cualquier caso es un disco muy decente que no debería compararse con el primero y en el que hay grandes canciones como “Ask the angels” o “Pumping (my heart)”, perfectamente resueltas por un grupo que por lo visto no era más que “otra pandilla de primitivos haciendo punk rock a todo volumen” según la -como siempre- preclara Rolling Stone (ahí se pasó Dave Marsh, como muchas otras veces). Pero en realidad Patti no había engañado a nadie: el primer disco figuraba a su nombre, este al de Patti Smith Group.
Todo se arregla en 1978 con la publicación de “Easter”, su disco más comercial pero al mismo tiempo el más equilibrado: junto al éxito en single de “Because the night”, escrita a medias entre ella y Springsteen, hay al menos otras tres o cuatro clásicas como “Till victory”, “Privilege”, “Rock’n’roll nigger”, “25th floor”… Todo el disco es un clásico, y por supuesto aquí quedan solidificados el prestigio y la proyección de Patti hacia el futuro. Ha recobrado el control y la mayor parte de la composición es suya; aunque de nuevo figura a nombre de Patti Smith Group, y esta vez Rolling Stone no protestó: el mismo Dave Marsh se rindió a sus encantos. En 1979 llega “Wave”, el cuarto disco, en la estela del anterior. No tiene su brillantez, pero es otra obra de calibre con la que se despedirá del mundo y sus fastos hasta dentro de casi diez años: se casa con el legendario Fred “Sonic” Smith y durante ese tiempo se dedicará a cuidar a sus hijos. Que alguien con una brillante carrera artística y con su posición haga eso nos dice también algo sobre su talla moral. Patti ha sido siempre una persona con un fuerte arraigo ético, y eso no es muy frecuente en este negocio.
La señora Smith volverá a visitarnos cuando se reintegre a su carrera profesional. Mientras tanto, recomendaría a la clientela de este bar que desempolve sus primeros discos: siguen con la misma vitalidad que tenían por entonces.
Patti ya lleva una larga trayectoria cuando en 1974 graba su primer single: nacida en 1946, su afición por la literatura y la poesía la había llevado a Nueva York con casi veinte años, después de haber vivido hasta entonces en su Chicago natal. De hecho fue la poesía su primer interés durante mucho tiempo, y en 1969 viajó a París entre otras cosas para estudiar a fondo a los poetas franceses del siglo XIX, especialmente su querido Arthur Rimbaud (“Soñaba con él. Era como mi novio”). A su vuelta a Manhattan comienza a participar en performances, escribe pequeñas obras de teatro, ejerce como comentarista musical y se va introduciendo en ese ambiente: ella y su amigo Robert Mapplethorpe frecuentan lugares ya legendarios como el Max’s Kansas City junto a otros que lo serán pronto, como el CBGB. En 1972 publica sus primeras colecciones de poemas, y por entonces conoce a Lenny Kaye, otro personaje fundamental en la historia de estos tiempos ya que como ella es un personaje polifacético que toca la guitarra, también es escritor y comentarista musical (Recordarán que, tras ser "rescatada" por Dave Marsh para definir a Question Mark & The Mysterians, Kaye usó la palabra "punk" para acercarse al espíritu de los MC5. Y fue él también, ayudado por Jac Holzman -el factótum de Elektra- quien creó la divina serie "Nuggets").
Después de algunas actuaciones como dúo, Patti decide crear un grupo estable y recluta al teclista Richard Sohl, que también es compositor, junto al guitarra y bajo Ivan Kral y el batería Jay Dee Daugherty. A mediados de 1974 Sam Wagstaff, un mecenas del arte que es además mentor de Mapplethorpe, les financia su primer single: “Hey Joe / Piss factory”. La cara A es una versión de la clásica folky en la que ya vemos claramente el espíritu de Patti, incluyendo su tendencia a recitar pequeños poemas o prosa como parte de la canción; en este caso, un recuerdo a Patty Hearst, una niña rica y supuestamente involuntaria “heroína del pueblo”. Ese tipo de incursiones habladas resulta de eficacia discutible en una pieza musical, pero en fin: tal vez debamos considerarlo como parte de su encanto (pueden ustedes escucharla aquí). La cara B, escrita a medias con Sohl, es básicamente un poema recitado sobre fondo de piano y unos ligeros arreglos de guitarra; ahora le llaman “protopunk”. Debido a que su tirada no fue amplia tampoco hubo grandes ventas, pero la noticia de que había una cantautora rockera en Nueva York llegó a oídos del muy legendario Clive Davis, que tras salir de la CBS había entrado en Columbia y reorganizó los subsellos en uno solo, al que llamó Arista Records: Patti fue uno de sus primeros fichajes.
A finales de 1975 se publica “Horses”, que se convertirá inmediatamente en la noticia del año. Lo tiene todo: en esencia es un disco de rock, pero con ese tono “punk” al estilo americano, más cálido, que lo hace distinto a cualquier grabación isleña. Hay más épica, tanto por las letras como por la entonación, que va del dolor a la furia; la producción corre a cargo de John Cale, y ya casi en aquel momento se considera como el primer disco de art punk yanki. Es verdad que a veces los fragmentos recitados se hacen un poco indigestos (recuerden, estamos ante una poetisa), pero en conjunto el resultado es magnífico e incluso a veces esas estrofas engrandecen la pieza, como en el caso de la brillante versión de “Gloria” que abre el disco y que en su primer fragmento incluye la inolvidable proclama que dice: “Jesús murió por los pecados de alguien, pero no por los míos”, con la que hace un sucinto ajuste de cuentas con su pasado de creyente en la infancia y primera adolescencia (su madre era Testigo de Jehová, y ella había transitado un largo camino del cristianismo al budismo hasta renegar tanto de una cosa como de la otra). Y la guinda del pastel es su portada, una fotografía muy natural, muy simple pero al mismo tiempo grandiosa, que por supuesto es obra de Robert Mapplethorpe; ella misma afirmó que ese enfoque de su amigo le confirió una pose “entre Baudelaire y Sinatra”. También por supuesto se considera como una de las mejores portadas en la historia del rock.
Puede que la rápida popularidad que alcanzó el disco acabase resultando contraproducente: la prensa y gran parte de los aficionados enfervorecidos elevaron a Patti no solo a la categoría de gran estrella del nuevo rock americano, sino que de pronto era poco menos que la salvadora del género. Las giras comenzaron a multiplicarse, y también la exigencia de Arista por un nuevo disco; Patti, un poco agobiada, se apoyó principalmente en Sohl para crear el nuevo material. Como productor eligió a Jack Douglas, que tenía un perfil más rockero, menos experimental que Cale, y a finales del 76 lanzó “Radio Ethiopia”, que no fue bien recibido por los mismos que la jaleaban días antes: Patti se había vuelto autocomplaciente, las canciones eran solo pasables (y algunas, como la que le da título y “Abyssinia”, que le sigue y lo cierra, directamente insoportables) y “aquello” era más de su banda que suyo. Parte de razón tienen en esto último, ya que el agobio que sentía la hizo apoyarse quizá excesivamente en el sonido, y la tendencia casi heavy de Douglas (por entonces productor de Aerosmith, para que se hagan una idea) desdibujaba un poco su situación. En cualquier caso es un disco muy decente que no debería compararse con el primero y en el que hay grandes canciones como “Ask the angels” o “Pumping (my heart)”, perfectamente resueltas por un grupo que por lo visto no era más que “otra pandilla de primitivos haciendo punk rock a todo volumen” según la -como siempre- preclara Rolling Stone (ahí se pasó Dave Marsh, como muchas otras veces). Pero en realidad Patti no había engañado a nadie: el primer disco figuraba a su nombre, este al de Patti Smith Group.
Todo se arregla en 1978 con la publicación de “Easter”, su disco más comercial pero al mismo tiempo el más equilibrado: junto al éxito en single de “Because the night”, escrita a medias entre ella y Springsteen, hay al menos otras tres o cuatro clásicas como “Till victory”, “Privilege”, “Rock’n’roll nigger”, “25th floor”… Todo el disco es un clásico, y por supuesto aquí quedan solidificados el prestigio y la proyección de Patti hacia el futuro. Ha recobrado el control y la mayor parte de la composición es suya; aunque de nuevo figura a nombre de Patti Smith Group, y esta vez Rolling Stone no protestó: el mismo Dave Marsh se rindió a sus encantos. En 1979 llega “Wave”, el cuarto disco, en la estela del anterior. No tiene su brillantez, pero es otra obra de calibre con la que se despedirá del mundo y sus fastos hasta dentro de casi diez años: se casa con el legendario Fred “Sonic” Smith y durante ese tiempo se dedicará a cuidar a sus hijos. Que alguien con una brillante carrera artística y con su posición haga eso nos dice también algo sobre su talla moral. Patti ha sido siempre una persona con un fuerte arraigo ético, y eso no es muy frecuente en este negocio.
La señora Smith volverá a visitarnos cuando se reintegre a su carrera profesional. Mientras tanto, recomendaría a la clientela de este bar que desempolve sus primeros discos: siguen con la misma vitalidad que tenían por entonces.
Hola Rick:
ResponderEliminarveo que eres todo un caballero, al empezar con una dama, Patty Smith, aunque todas las apuestas daban a los Ramones como los primeros en aparecer, pero hay que recordar, que a mi ya se me había olvidado que Patty es anterior a ellos.
Brillante carrera con unos primeros discos imprescindibles, como el Horses, que supongo está en todas las discotecas de los asiduos a este garito.
Toda una referencia de la música americana y una punk adelantada. He vuelto a escuchar ese "Gloria" y suena igual de bien o mejor que en su tiempo. No voy a decir que me gusta mas que la de los irlandeses, (aunque lo piense) que luego me llueven collejas por todos los lados. De because the night, idem de idem y mira que sonar que el Boss es casi misión imposible.
Esta serie promete.
A ver si acierto la siguiente entrega : "The Ramones", aunque creo que en las apuestas la pagan poco.
Saludotes
Jose
Yo creo que no hace falta ser un caballero para reconocer la categoría de esta señora: solo con ver ese fotografía hecha por su amigo Mapplethorpe ya es suficiente para comprender que estamos ante alguien especial.
EliminarA mí me gustan casi todos sus discos; unos más que otros, claro, pero en conjunto siempre demuestra una gran categoría. Y tampoco vamos a discutir por "Gloria", ya que son dos versiones muy ditintas, igual de buenas cada una en su estilo.
Felicidades: esta vez aciertas con los Ramones. Aunque tienes razón con las apuestas, se veían venir.
Yo llegué a ella por Radio Ethiopia y luego accedí a Horses y por supuesto a Easter a través de esa maravilla llamada Because the Night donde más parece una sacerdotisa convocando a un poderoso dios del rock entre la niebla.
ResponderEliminarEn fin, todo mis respeto para la señora que todavía anda en plena danza.
Auqí hubo suerte con ella, porque fue bastante conocida casi desde el principio. De todos modos, a nivel masivo tuvo que esperar hasta "Easter" para consagrarse del todo.
EliminarY sí, todavía sigue en danza; por mucho tiempo, espero...
Pues si, gran inicio con una artista de categoría indiscutible. Si la generación beat hizo de Nueva York uno de sus centros literarios neurálgicos, Patti hizo lo mismo (influida también por ellos) en el campo musical; sacó de las entrañas de una ciudad, entonces a punto de entrar en bancarrota, una nueva imagen que dio luz propia a la gran urbe americana. Al margen de su obra musical, la relación entre Patti y la ciudad (tan bien reflejada por las fotografías de Mapplethorpe), su mutua simbiosis, es una de las características más importantes de esos años 70. También prefiero su primer "Horses" al resto de su obra, una de las cimas de la música rock de siempre. Incluso me gusta su, para muchos desangelada, "Wave", pero eso debe ser por mi querencia por Rundgren como productor.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Hay una cierta influencia de la Beat Generation en Patti Smith, eso parece claro, pero creo que de todos modos ella reinventó el asunto. Y a partir de ella y los Ramones, Nueva York se convirtió en el eje del mundo por un tiempo. En cuanto a los discos, tal vez "Horses" y "Easter" son los dos más brillantes, pero en conjunto la media es muy alta.
EliminarSaludos mil.
Hola Rick:
ResponderEliminarRecuerdo cuando salió Horses en el 75, yo tenía 16 años. Escuché el álbum entero en varias ocasiones y en comàñía de mis amigos, pero a mi me costaba digerir esa música tan rebelde con esos matices sucios que aportaba el sonido punk. También recuerdo que la imagen de Patti en los escenarios me escandalizaba un poco, con esas camisetas rotas mostrando los pechos y esa actitud tan descarada, (Hay que tener en cuenta que en el 75 en este país todavía estábamos muy verdes para asimilar la emociones nuevas). Yo por lo menos intentaba ser un chaval moderno, de pensamiento libre y de mentalidad abierta a los cambios positivos, y creo que poco a poco lo conseguí.
En la actualidad veo las cosas de forma diferente. He estado dándole un repaso al álbum y la experiencia ha sido muy positiva. He sentido cierta emoción al escucharlo de nuevo.
Saludos
Antoni.
Muy buenas, Antoni.
EliminarEs comprensible que para muchos aficionados, especialmente en paises "sufrientes" como España, la imagen de Patti -la imagen del punk en general- resultase un poco cruda, por decirlo así. Pero creo que esa impresión duró poco tiempo: el que se tarda en comprender que estamos ante una conmoción social y artística que nos va a salvar del aburrimiento, básicamente.
Y celebro que la hayas redescubierto. Patti es mucha Patti.
Pues yo a esta mujer nunca la he seguido mucho, sabes que anda por ahí, conoces algunos temas y tal, pero nada más. Ahora he escuchado el Easter que comentas y es un disco correcto, pero en realidad yo no consigo conectar con ella. Será más culpa mía que de ella seguramente
ResponderEliminarEs posible que para los "muy poppies" Patti resulte un poco densa de más (a fin de cuentas ella es una rockera; poetisa, pero rockera). Pero siempre queda ese poso de categoría que emanan aquello artistas que, sin llegar a conectar con ellos, nos causan un respeto. Y seguro que al menos tres o cuatro canciones suyas te gustarán, ¿no? Pues ya está.
EliminarTampoco me esperaba que empezaras con Patti. La fotografía de Mapplethorpe es magnífica. Y yo también entré al trapo precisamente por ese aspecto tan guerrero y por su acercamiento a la beat generation. El disco que más me gusta de ella es Horses. Si que me causa un respeto, aunque no he sido nunca un super fan de su música. Un fan correctito.
ResponderEliminarSaludossssssssss
Es muy probable que el rol de Patti no sea el de "artista preferido", ni creo que ella lo haya intentado nunca porque generalmente suele ir muy por libre. Pero está en la memoria de estas últimas generaciones como alguien de mucha categoría. Yo la veo como un familiar un tanto lejano pero que siempre está en su sitio.
ResponderEliminarhermosa foto de mapplethorne esa que cuelgas.
ResponderEliminary adorable la voz de patti en gloria
muy buenos post
Ante todo muchas gracias por la visita y el cumplido, maese F.
ResponderEliminarMapplethorpe era uno de los más brillantes fotógrafos de su tiempo, eso se nota en cada fotografía suya aunque a vecs parezcan simples; y claro, Patti era una modelo a la altura. La voz, por cierto, es uno de sus puntos fuertes: muy personal, con mucha vida.
Gracias por la visita.
Sí, como bien dices, los primeros discos de la Patti se han de desempolvar con frecuencia. Saludos.
ResponderEliminarHay unos cuantos artistas a los que conviene volver de vez en cuando, sean músicos, escritores o cualquier otra cosa. Y desde luego la señora Smith es un referente clásico, así que...
ResponderEliminarSaludos mil.