Seguimos nuestro viaje por el este del país, la zona más activa en el final de la década de los 70 y buena parte de los 80. Lo cual tiene su lógica, ya que esa interacción que vemos entre Estados Unidos y la Isla suele comenzar por Nueva York (la ciudad más “europea” del nuevo continente) y se va extendiendo a continuación: salvo California, que lleva su propio ritmo y hace contrapeso artístico y geográfico con la otra punta de la Unión, la mayor parte de las grandes novedades procederán de la zona atlántica hasta que el Noroeste vuelva a despertar. Hoy hemos bajado a Georgia, donde parece que la rigidez moral que hizo huir al bueno de Wayne County en la década anterior se ha ido relajando; por otra parte la ciudad que vamos a visitar es Athens, zona universitaria, así que no se asusten ustedes porque aquí estamos seguros. La mejor demostración de que esta es una ciudad muy apacible es la especial naturaleza de una de las bandas más entrañables en la historia de la new wave americana: los B-52’s, que toman su nombre de un aparatoso peinado-colmena femenino muy popular en los años 60 e inspirado en el morro de los tristemente famosos bombarderos. Sí, es ese peinado que lucen las dos encantadoras señoritas de la fotografía. Y por el aura que irradian tanto ellas como sus compañeros, parece evidente que estamos ante otro de esos grupos con mucho sentido del humor. El humor, ese bendito rasgo del espíritu que nos salva tantas veces en la vida pero que tan mal visto está entre algunos exquisitos del gremio que confunden el vinagre con la categoría, que si no pones cara de mosqueo no te consideran un artista completo (un Lou Reed, digamos). En las artes, el gesto torvo parece ser un elemento primordial.
Empecemos pues por las señoritas: Kate Pierson es una multinstrumentista cuya preferencia son los teclados, y también canta; Cindy Wilson, la voz femenina principal, a veces toca percusiones y cuerdas. En cuanto a los chicos, Ricky (hermano de Cindy) es el guitarrista; Keith Strickland es el batería, aunque también domina las cuerdas, y la voz masculina es la de Fred Schneider, que además hace percusiones variadas. Llama la atención que, siendo prácticamente novatos, su nivel técnico es alto e incluso con características muy personales: la magnífica digitación de Ricky recuerda a los guitarristas de surf, mientras que el fraseo que usa Keith lo lleva a un curioso campo intermedio entre la canción y el tono recitado. Todos ellos componen y no conceden mucha importancia a las letras, aunque tienen su gracia porque andan entre el puro kitsch y las aventuras de tebeo. Sumando unos detalles y otros podríamos considerar a los B-52’s como una banda que lleva el revival de los años 60 tanto a lo musical como a lo visual, aunque saben retorcer el género dándole un tono extraño pero chispeante; su pop tiene un claro trasfondo rockero con momentos muy rítmicos, mientras que otras veces suenan sincopados o envueltos en una atmósfera vagamente demencial. Esa mezcla medio marciana pero cautivadora encandila a un colega suyo para crear un pequeño sello local (DB Records) en el que graban un single con dos de sus canciones más legendarias: “Rock lobster” y “52 girls”. Ese single se publica a finales del 77, vende toda la tirada (casi dos mil copias), se reedita en la primavera del 78 y llega a Nueva York; y allí, claro está, los espera el CBGB y el Max’s Kansas City.
Es de suponer que en un ambiente como aquel, tan “protopunk”, los B-52’s vendrían a representar el papel del pulpo en el garaje (algo parecido, en otro estilo, a lo que le pasaba a Willy DeVille), pero precisamente esa lejanía es la que los hace más visibles: Island Records anda de cacería por Estados Unidos, y el mismísimo Chris Blackwell se encargará de ellos (concediendo los derechos de publicación en América a la Warner). Poco después produce su primer Lp, lo cual significa que esa banda va a sonar prácticamente igual en el disco que en directo: si ustedes se fijan en cómo produjo a un Bob Marley por ejemplo, verán que Blackwell es un productor muy poco "invasivo" al que le gustan los músicos con carácter propio y el suficiente dominio de los instrumentos como para no tener que hacer “cosmética” en el estudio. El disco se publica en verano del 79 con título homónimo y, además de la regrabación de las dos piezas de aquel single primerizo, la fiesta se prolonga con otras maravillas anfetamínicas como “6060-842” o más reposadas como “Planet Claire”, “Lava” o “Dance this mess around”, además de una deliciosa -por naif- versión del “Downtown” de toda la vida (y que los B-52’s rindan homenaje a doña Petula Clark con un sonido en aparente directo es uno de esos rasgos que acaba por derretir a los poppies como yo). En resumen: el mundo se hizo más agradable gracias a ese disco, que aún encima tuvo muy buenas ventas en casi todas partes. Sí, hasta en España.
El grupo y Blackwell repiten la jugada justo un año después con “Wild planet”, su segundo disco. La mayoría del material ya estaba compuesto en la misma época y el sonido varía muy poco, aunque se nota más profundidad de matices en graves y medios; por lo tanto estamos ante la misma brillantez, y piezas como “Private Idaho”, “Give me back my man” o “Devil in my car” se convierten inmediatamente en clásicas. Pensándolo bien tal vez este disco sea incluso más completo que el primero, lo cual evidencia una buena estrategia: mantenerse es más difícil que llegar. Así que los B-52’s entran en la nueva década por todo lo alto; y esa primera época de esplendor se culmina en 1981 con “Party mix!”, un recopilatorio que no se limita a presentarnos algunas de sus canciones más populares simplemente para hacer caja, sino que están regrabadas e incluso superan a las originales. Estamos ante otro éxito de ventas, ya que ese disco es igual de interesante para sus primeros seguidores como para los nuevos aficionados, que se encuentran con una especie de “grandes éxitos” vitaminado y con las piezas casi fundidas para escuchar -o bailar- de un tirón aunque falten hitos como “Rock lobster”. Y a partir de ahí comienza su segunda época, pero esa ya es otra historia. Ni que decir tiene que los B-52’s serán de nuevo invitados en este tugurio cuando volvamos en los 80 a visitar su país: es una década convulsa para ellos, aunque con momentos tan brillantes como en sus principios.
Y ahora nos toca saltar al vecino estado de Florida. Esperemos que no haya huracanes…
Vaya, que fueron lo que hoy se diría unos frikis. Sí que se nota la influencia surf-rock en esa guitarra - como pasa en los Cramps también -. Esos revival siempre son bienvenidos. Por otra parte, Nunca los había oído y me llevo una buena impresión. Así, tras la primera escucha de estos temas que has mencionado, el que más me ha llegado es ''Give me back my man''. Muy buena.
ResponderEliminarPD: He borrado y copiado mi primer comentario, porque aquí no se puede editar, y somos responsables de nuestras palabras. Había dicho que 'Give me back my man' tenía 'melodías corales insinuadas, tan solo remarcadas por el teclado y la guitarra', lo cual no es cierto, porque las melodías están claras. De mi desafortunada descripción de la primera impresión fue culpable esa herencia de pop psicodélico, tan distinto de otros tipos de canciones pop, más comunes hoy en día. La he escuchado más, y realmente me gusta. El problema es que, cuando encuentro una canción que me gusta, puedo ser muy cansino y llevármela a todas partes, tardando en descubrir otros temas del mismo grupo. Qué le vamos a hacer.
Es un punteo muy personal el de Wilson, y al mismo tiempo muy de los 60. En cuanto a "Give me back my man", tampoco hace falta darle muchas vueltas: es una de sus mejores canciones, de eso no hay duda, y dejando aparte algunos arreglos que efectivamente tienen un punto cercano a la psicodelia,en esencia esta es una especie de balada en la que, sobre todo por el estribillo, se nota también la influencia de los años 60. En esencia los B-52's son una banda revival aunque muy actualizada.
EliminarY eso de hacerse cansino cuando uno se engancha a una canción no te pasa a ti solo, puedes creerme. No veas la brasa que he dado en mi vida a los colegas con según qué canciones...
La música es un arte de una evocación tan directa que a veces faltan palabras para expresar lo que nos sugiere... O en mi caso, han sobrado palabras. Qué comentario más absurdo y pedante dejé aquí para comentar 'Gime me back my man' tras la primera escucha.
EliminarAún no me he puesto apenas a escuchar su repertorio, pero si Wilson falleció de vih tan tempranamente, se cayó esa aportación tan buena de guitarra surf rítmica que en un par de canciones hasta da la impresión de funcionar también como línea de bajo...
Hablando de psicodelia, y dejando los grupos y repertorios aparte, en cuanto a descubrimientos de canciones sueltas que acaban acompañándole a uno siempre, en mi coche no suele faltar el 'You keep me hanging on' de Vanilla Fudge, descubierta en este mismo blog, entre otras. Son temas que merece la pena rescatar, porque para muchas generaciones se quedaron en el olvido.
Bueno hombre, tampoco te flageles. Todos nos ponemos estupendos alguna vez. Sobre el pobre Ricky es cierto que se pierde esa maestría con las cuerdas, y que efectivamente hace también parte de apoyo en graves, ya que no tenían bajista. Sin embargo, a partir de finales de esta década los teclados cobran más protagonismo -para bien y para mal-
EliminarPues ya van unos años desde que los Fudge aparecieron aquí: eso es afición, sí señor. Yo sigo pensando lo mismo, que esa versión está muy bien (aunque es un poco larga), pero salvo esa y alguna otra el grupo era un poco pedantuelo, muy pagado de sí mismo. Y así les fue.
Yo creo que trascendiendo el propio mundo musical y rockero hay que conectar a los B52 con el mundo cultural del momento. Era la época de Robert Crump en el comic, de las películas de John Waters, las primeras de David Lynch o las vixens de Russ Mayer. Una época ya postmoderna donde lo que importaba era la caricaturización de la realidad buscando a través del humor y la exageración nuevos modelos expresivos. Una cosa muy a lo Andy Warhol pero en plan cachondo y gracioso sin ir de sublimes.
ResponderEliminarPor cierto, para mí, el tema más delirante de ellos es éste que está en aquel legendario disco del Rock Lobster.
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=VN8hV4AyNss
La influencia del pop tanto en música como en cualquier otro tipo de arte ya comienza a finales de los 50 y se consolida diez años después con la psicodelia, que es un fenómeno completamente transversal. Waters, Lynch, Mayer y muchos otros muestran esa influencia en mayor o menor medida, aunque tengan un carácter propio. Y claro, lo de Warhol ya esa la mezcla de todo.
EliminarEse tema es "Dance this mess around", que efectivamente viene en su primer Lp. De hecho esa grabación es la que se tiene por la más antigua que se conserva de la banda, y creo recordar que en conjunto pasa de la media hora.
Russ Meyer
EliminarSí señor.
EliminarRecuerdo hacerme con la fiesta improvisada en un garito de los bajos de Aurrerá (zona salvaje en los años 70) pinchando su primer disco recién comprado. Me gusta todo de esta gente, su música, su estética, el diseño y el color de sus cubiertas, las chicas, el nombre del grupo.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Uy, Aurrerá... Todavía en los 80 era una zona con mucha vida, quizá ya no tan salvaje pero encantadora. Y los B-52's cuadrarían perfectamente allí, por supuesto. De hecho es una de las bandas de aquella época a la que más cariño se le tiene (o se le tenía) en nuestro país.
EliminarSaludos mil...
Yo tambien recuerdo con cariño a B 52, una banda que sonaba muy divertida y alegre, de lo mejorcito que se escuchaba en los garitos de moda nocturnos de los 80. Dentro de las pesadillas a que se nos sometía, creo que esta era de las más digeribles.
ResponderEliminarNo ha estado mal recordarlos.
Saludos.
Antooni.
Hombre, algunas pesadillas había, pero no tantas. Yo sigo pensando que en los primeros 80 el ambiente era bastante agradable; luego sí, ya el segundo quinquenio empeora. Pero la época de oro de los B-52's es precisamente el tránsito entre finales de los 70 y principios de los 80.
EliminarSaludos mil.
Pop del mejor, para mi gusto. Con alegria, energía, y en apariencia simple, pero solo en apariencia. Muy bien trabajado. Javier recuerda los bajos de Aurrerá, qué subidón me ha dado. Y qué bien viene dar un repaso a esta música, sobre todo viendo el panorama actual.
ResponderEliminarSaludosssssss
Sí, es uno de esos casos en los que la obra parece mucho más sencilla de lo que es en realidad, y esa es una característica de los buenos artistas, que todo parece fácil. Me viene a la memoria Jeff Beck, para mí el mejor guitarrista desde Hendrix: lo ves tocar, con esa cara de despreocupación, como si no fuese con él, y luego piensas en esos guitarristas heavies que cieran los ojos y ponen cara de estreñimiento, de dolor, de alta angustia, mientras que lo único que hacen es recorrer el mástil a toda velocidad, sin matices, sin colores...
EliminarOstra, se me ha borrado el comentario, con lo chulo que me había quedado.
ResponderEliminarPues mas o menos decía:
¡Esto si!
Queríamos frescura y diversión y ellos nos lo dieron a raudales. Que buenos fiestorros, con sus ritmos frenéticos y las vocecicas de las zagalas, solo de pensarlo me siento rejuvenecer.
Este Rock Boster es uno de sus mejores temas, pero tienen bastantes que le pueden hacer sombra. Han sido reconocidos, como líderes de la segunda división del rock, pero creo que se merecen un puesto en la primera.
Esto viene al hilo de que a ver si mañana el Lugo le hecha una mano al Huesca y nos plantamos en primera, a ver que puedes hacer.
Saludos
Jose
Esa es otra manera de ver el espíritu de estos muchachos: en teoría lo suyo era solo el baile, sin más aspiraciones, pero luego te pones a escuchar detenidamente lo que hacen y te sorprende. Que es lo que decía Bab: parece simple, pero solo lo parece.
EliminarSuerte con el Huesca... Según creo el Lugo no se juega nada, así que igual...
Llevo toda la vida escuchando el nombre de este grupo, los B-52's y tengo que reconocer que nunca he escuchado nada de ellos, al menos de forma consciente. Así que me he dejado seducir por el amarillo y el rojo de las portadas de sus primeros dos discos. Y la verdad es que su música te atrapa rápidamente, sonidos frescos y canciones muy coloridas. Un gran descubrimiento si señor.
ResponderEliminarSaludos
Pues felicidades, Commendatore. Los B-52's, además de ser una banda de calidad, nos han alegrado la vida ya a dos generaciones. Y como decía Bab, parece que todo lo hacen fácil; entre eso y que no van de "dignos", que no ponen cara de cabreo, siempre se les ha subestimado un poco, como pasa con Devo, pero recuerda la frase de Makoki que puse en aquella entrada: "Cada día que amanece el número de tontos crece". Pues eso.
EliminarSaludos mil
La primera época de los B52s fue tremenda. Y ahí incluiría Mesopotamia y el Party Mix. De este último te doy toda la razón, sus versiones incluso superan a las originales, un bombazo de recopilatorio para guateques que envejece muy bien. Abrazos.
ResponderEliminarEn el Party Mix estamos completamente de acuerdo, pero el Mesopotamia lo veo un poco disperso; no creo que fuese buena idea meter a Byrne como productor. De todos modos es igual, casi todos sus discos son buenos.
Eliminar