lunes, 5 de noviembre de 2018

1978/79 (X)


Una vez que hemos cumplimentado a los ya veteranos en esta farándula new wave y antes de dar la bienvenida a los que se vayan sumando a la fiesta a partir de ahora, creo que es de ley recibir con todos los honores a un personaje que simboliza muy bien la entidad del corredor de fondo, del superviviente: Nick Lowe. Y este es su lugar natural, entre los veteranos y los nuevos, porque sus muchos años de carrera en un segundo plano casi permanente no le han restado afición ni empuje. Lowe es un ejemplo de clasicismo y actualidad, un músico de la vieja escuela pero también elemento fundamental en la modernísima Stiff, enamorado de los acordes de siempre y tal vez por eso mismo productor de figuras presentes como Elvis Costello. Lowe es la fidelidad a sí mismo, y por eso incombustible; como, en otra dimensión, lo es Chris Spedding: si a él lo cumplimentamos en el primer bienio, más eléctrico, más cercano al rock and roll, este es el momento del pop. Y lo es también para reivindicar a personajes como Brinsley Schwarz, Ian Gomm, Bob Andrews, Billy Rankin y otros cuantos, colegas de Lowe en una u otra época; no alcanzaron su popularidad, pero son la esencia de ese estilo que es también un modo de vivir: el pub rock, sin cuya existencia muchas de las músicas que escuchamos en los finales de esta década tal vez no habrían surgido. Y como la historia de ese mundo está implícita en la historia de Lowe y sus amigos, lo que van a ver ustedes aquí es una muñeca rusa que al abrirse nos muestra otra. 

Nick Lowe (1949) ya de pequeño tiene un amplio conocimiento musical gracias a que su padre era oficial de la RAF, lo cual significa que viviesen en la base que viviesen, había radio a mano (la Armed Forces Radio Network británica no tenía nada que envidiar a las yankis). E igual de importante es la influencia de su madre, gran aficionada tanto a los crooners clásicos como al country. Con quince años asiste a un colegio de Suffolk y suele participar en grupillos de aficionados, junto a su colega Brinsley Schwarz (otro fan de las músicas estadounidenses) y algunos más. Ambos dominan ya teclados e instrumentos de cuerda, aunque en su caso esos instrumentos son rudimentarios; por lo general Lowe prefiere el bajo, mientras que Schwarz suele tocar la guitarra. En 1964 crean su primer grupo semi profesional, llamado 4+1, junto a otros dos compañeros, y gracias a su padre consiguen actuar en la base de la RAF en Alemania. Pero Lowe vuelve a “salir de gira” con su familia mientras que Schwarz, dos años mayor que él, termina su época colegial y a finales de 1966 organiza un trío llamado Three’s A Crowd junto al bajista Dave Cottan y el batería Pete Whale. Ya en 1967 deciden cambiar de nombre y se convierten en Kippington Lodge; el futuro parece prometedor, puesto que su manager no tarda mucho en colarle una maqueta nada menos que a Mark Wirtz, compositor, productor y arreglista que había entrado poco antes en EMI. 


Wirtz producirá los dos primeros singles de Kippington Lodge, a los que encasilla como una harmony band al estilo más clásico, y no está claro que eso les beneficiase. El primero, con “Shy boy” en la cara A, podía haber sido un mediano éxito de pop melódico con muy buenos arreglos; es una pieza que iba a formar parte de “A Teenage Opera”, una “obra magna” que Wirtz no llegó a completar hasta muchos años después (Tomorrow grabaron también esa canción para su legendario Lp). En la cara B iba “Lady on a bicycle”, una composición muy agradable de Schwarz, en un tono parecido a la A. Tuvo unas ventas decentes, pero el haber sido sustituidos en las grabaciones por músicos de estudio les dolió: el ansia perfeccionista de Wirtz hace que la única participación del grupo sea la voz de Schwarz. Quien por otra parte se ve obligado a buscar un teclista, ya que Wirtz ha incluido ese instrumento en la cara A y ahora hay que defenderla en directo, así que llama a Barry Landerman, que formaba parte de aquellos 4+1 del colegio y que también ha quedado libre de los estudios obligatorios. Pero los cambios no terminan ahí: se marcha Cottan y vuelve a escena Nick Lowe, cual hijo pródigo. 

Para el segundo single, de nuevo Wirtz les entrega la cara A mientras Schwarz escribe la B, y de nuevo son sustituidos por músicos de estudio. Los resultados son peores aún: las dos canciones son agradables, pero estamos ya en 1968; las baladas con coros y arreglos orquestales han pasado de moda. Poco después Wirtz abandona EMI, lo que pone a Kippington Lodge en manos de un productor distinto para cada uno de los tres singles que grabarán hasta su desaparición. Pero el sello no modifica mucho el criterio en el que encasilla al grupo, y siguen sonando como una banda de psych pop melódico pasada de moda, con unas composiciones generalmente suministradas por sus jefes con la intención de colocarlos en el mercado adolescente. Tratan de sobrevivir como banda de acompañamiento (especialmente para Billie Davies), pero Landerman, acuciado por las deudas, los abandona ante las mejores expectativas que le ofrecen los Vanity Fare; le sustituye Bob Andrews, que viene de la banda de P.P. Arnold. Para su último single, ya en 1969, eligen “In my life” de los Beatles como cara A y “I can see her face”, la primera composición de Lowe, para la B. El cambio es espectacular: con la voz de Andrews y el sonido mucho más duro suenan cercanos al progresivo de unos Procol Harum, por ejemplo. Pero ya es tarde también para ese estilo, y tras despedir a Whale para fichar a Billy Rankin la banda conocida como Kippington Lodge se borra del registro… 



…Y reaparece inmediatamente bajo el nombre de Brinsley Schwarz. Sí, el nombre de su guitarrista. Él dice que no fue idea suya, pero que los otros insistieron porque era el único que había estado presente sin interrupción desde los tiempos de 4+1. Por supuesto no eran conscientes de ello por entonces, pero esa constancia que personifica Brinsley será una de las características que distingue al pub rock, que como dije antes es casi un modo de vida; y no podían ser conscientes aún porque hubo algunos acontecimientos inesperados. Lo único que tenían claro es que el pop de pretensiones melódicas, psicodélicas o no, estaba pasado de moda, además de que sus preferencias actuales -especialmente de Brinsley y Lowe- iban desde el country rock hasta las melodías acústicas con juegos vocales. Con esa perspectiva el grupo comenzó a ensayar las nuevas composiciones, escritas en su mayoría por Lowe, mientras se mantenían como grupo de fondo en Marquee bajo el antiguo nombre. Ya en 1970, con material suficiente para un primer disco, consiguen contrato con Liberty/UA y al mismo tiempo firman con Famepushers, una nueva empresa de management que idea una campaña publicitaria nunca vista para lanzarlos a todo trapo. Esa campaña, aunque de resultados un poco “dramáticos”, tiene su miga y creo que vale la pena contarla porque refleja muy bien a qué extremos puede llegar el mundo del marketing, y porque además influye directamente en el destino de la banda. En la historia del rock este incidente se cita como “el hype -el montaje- de Brinsley Schwarz”, aunque algunos van más allá y lo consideran “el hype del siglo”. Y todos sabemos que en este negocio ha habido unos cuantos hypes de esos. 

Famepushers escucha el material que sus clientes van a publicar y decide que será un éxito tanto en la Isla como en Estados Unidos. Dave Robinson, uno de sus agentes, vuela a Nueva York y se entrevista con Bill Graham, el jefe del Fillmore, que tiene un hueco disponible para abrir unas actuaciones de la Quicksilver y Van Morrison a principios de Abril. Robinson le ofrece la posibilidad de presentar por primera vez en ese país a una nueva banda, muy en la onda americana, que lo va a petar; van a ser los Beatles de los 70. Y claro, Graham accede a recibir a ese mirlo blanco en su local. Pero esto es solo la primera parte, porque a continuación hay que avisar a la prensa… y ahí es donde Famepushers se vuelven locos: alquilan un avión de 140 plazas y lo llenan de periodistas isleños con destino a Nueva York; allí les espera una flota de más de veinte limusinas y quince motoristas de la Policía que les abrirán paso y los guiarán hasta el Fillmore para que cubran convenientemente el evento. En el avión, que traía retraso, había bebida gratis, y la mitad ya llegaron borrachos; pero en el Fillmore tenían también barra libre, así que ya se pueden imaginar ustedes cómo estaría el ambiente cuando Brinsley Schwarz salieron a escena: parece ser que no había más de diez periodistas en pie (aparte de que llegaron tarde, los que llegaron). Y la banda tenía sus propios problemas, ya que no habían llegado mucho antes que los periodistas: no hubo tiempo para ensayar por culpa de un pequeño asunto de substancias ilegales que retrasó su visado, y tocaron con instrumentos de alquiler. Entre unas cosas y otras, el resultado fue un desastre; en las críticas que se publicaron luego había más espacio describiendo “la aventura” que la actuación, y ese silencio piadoso casi fue lo mejor que podía haber pasado. 

Por desgracia ese aura de catástrofe afectó al disco, cuyas ventas fueron bastante pobres. Pero no nos engañemos: definitivamente, no son los Beatles de los 70. Es un disco agradable, un tanto errático, con una mezcla de country rock al estilo de The Band junto a otras piezas cuya estructura y juegos vocales llevan un rango muy curioso que va desde CSN&Y o incluso Grateful Dead hasta Yes, y creo que no exagero; las letras, un poco hippies de más, tampoco ayudan, y en conjunto lo que tenemos es una obra agradable de escuchar pero sin un carácter definido. Sin embargo, ese fracaso abrió los ojos a Schwarz, Lowe y compañía: su destino era más humilde, pero a mucha honra. Su destino era el pub rock, aunque ese concepto no estaba aún inventado. Pero de eso ya hablaremos la semana que viene, porque me he pasado varios pueblos con el rollo. 




10 comentarios:

  1. El personaje merece, sin duda, una entrada introductoria como esta. Su sola mención forma ya parte de los cimientos más sólidos de la música inglesa contemporánea. Todo un clásico que, ya desde su primera época con 4+1 hasta Kippington Lodge (¡qué nombre tan de pub!), fue capaz de reflejar perfectamente el ambiente y la evolución musical de las Islas. Desde la inevitable escuela inglesa hasta la mejor influencia americana, por sus manos ha pasado toda una época gloriosa. ¡Loado sea el gran Nick Lowe!
    Saludos,
    JdG

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    1. Totalmente, Javier. La historia quedaría coja si no metemos a Lowe dentro de un conglomerado que va desde el pop británico de los 60 hasta la new wave de los 70/80 ya más allá. él es él y su circunstancia, eso es evidente; y ahí entra el pub rock como fondo de esa historia. O sea, que nos guste o no esta vez toca disertación extendida. Peroa un así, prometo abreviar todo lo que pueda.

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  2. Hola Rick:
    Pues sigo estando perdido en unos años en los que yo todavía estaba estudiando a los Beatles y me entusiasmaba el mal llamado "Rock Sinfónico".
    Ahora con tus entradas me doy cuenta de todo lo que me perdí por no ser un tio moderno y no haber estado al día en cada momento.
    Esta gente parece interesante, suenan genial.

    Antoni.

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    1. Lo cual significa que eres más joven que la mayoría de los que andamos por aquí. Suerte que tienes.Y a descubrir nombres nuevos siempre hay tiempo, como tú mismo demuestras en tu blog. O sea, que aquí cada uno de nosotros se consuela como quiere.

      Y a tí que te gusta el pop seguro que te interesa Lowe y compañía. A ello, pues...

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  3. Pues sigue ahí, muchas décadas después y se merece esta entrada amplia y concienzuda.

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    1. Sí señor. Ahora lleva unos años más centrado en el country, en general en la música "muy americana", aunque en realidad nunca la abandonó del todo, incluso en su época más poppie.

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  4. Pues me voy enterado de la vida y andanzas de este tipo. Le seguiremos

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    1. Queda todavía un buen trecho, estimado Chafardero. Paciencia.

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  5. Conocí a Nick Lowe con "Cracking up" y me gustó tanto la canción que incluso grabé mi versión de andar por casa. Hice el recorrido hacia atrás y fuí descubriendo toda su historia musical (ah ¿pero este tipo tocaba en este grupo? Y yo sin enterarme) esa que comentas aquí hoy y la que viene después con el pub rock. Un personaje que me cae muy bien, con un sentido musical que a mí me va un montón.

    Saludossssssssssss

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    1. Yo conocía la banda de Brinsley Schwarz, pero en aquella época no distinguíamos unos nombres de otros: para mí, y supongo que para la mayoría, Lowe era simplemente uno más en el grupo. La sorpresa nos la llevamos después, cuando comenzó su carrera en solitario, y entonces hice lo que tú: ir hacia atrás.

      También a mí me cae bastante bien, desde luego por ese sentido musical y esa frescura. A veces dice algunas tonterías en las entrevistas, pero se le puede perdonar.

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