martes, 10 de septiembre de 2019

1975-80: la nueva España (VII)

A partir de 1976, cuando ya parece claro que la Negra Sombra se ha ido para siempre, la nueva generación comienza a mostrar una irrefrenable pujanza tanto en lo musical como en cualquier otra disciplina artística: los colectivos literarios, los cineclubs y muchas otras agrupaciones, de los pelajes más insospechados, surgen como setas. Madrid va recuperando el carácter de referente "combativo" que había sido gracias al surgimiento de varias agrupaciones de este tipo, y en concreto hay una que nos afecta. La historia arranca a mediados de ese año, cuando algunos seres de diversas procedencias crean un colectivo para publicar fanzines al que Fernando Márquez, un adolescente imberbe que pronto será conocido como "El Zurdo", bautiza como Prensa Marginal Madrileña, popularizada por el acróstico Premamá; ahí se ha colado también una niña -solo tiene trece años- de nombre Olvido Gara, pero que prefiere ser conocida como Alaska en honor a Caroline, aquella amiga de Lou Reed que también lo prefería. Como ven, al menos esos dos parecen ir por delante de su edad. Pero a principios de 1977 ya hay más variedad de personajes, tanto en edades como en procedencias y aficiones; y mientras El Zurdo y Alaska se marchan para organizar "La liviandad del imperdible" y seguir su onda fanzinera (aunque con la secreta intención de reclutar músicos para un grupo), su lugar va siendo ocupado no solo por dibujantes o músicos, sino también por aficionados al teatro, el cine o a la escritura. Y la última aportación del Zurdo es el nuevo nombre: Laboratorios Colectivos Chueca. O sea, Lacochu. 

Esta asociación tiene ya una estructura bastante perfilada, puesto que su naturaleza "multidisciplinar" se rige siguiendo una ideología de autogestión claramente libertaria que se lleva a la práctica en la medida de lo posible. Y la relación entre aficionados con distintos intereses artísticos dio como resultado una saludable transversalidad: en el aspecto musical, que es el que a nosotros nos interesa, por ahí pasaron en los primeros tiempos de sus carreras algunos grupos que cuidaban tanto su repertorio como su puesta en escena o la calidad de las letras. Lacochu llegó incluso a practicar el "Hazlo tú mismo" isleño creando su propio sello discográfico, aunque no duró mucho. Por otra parte su estrategia de caja común, equipo musical compartido y búsqueda de un circuito para actuaciones, fue el apoyo que muchos músicos nuevos necesitaban para echar a volar; que luego abandonasen el nido era lógico. Esa red de ayuda explica que por allí pasasen gentes tan inesperadas como los nacientes Tequila, pero hubo otros grupos cuya proximidad de planteamientos era evidente, y de entre ellos hoy recordaremos a La Romántica Banda Local. Su carrera fue corta porque algunos de sus componentes, tentados por más de una afición artística, vivieron esa época como una aventura de juventud, como una transición personal mientras decidían a qué iban a dedicarse luego, pero hoy en día su escasa producción discográfica es algo así como una cajita de delicatessen para los paladares sensibles.


La Romántica Banda Local eran una amalgama inestable de estilos, letras y actitudes que los acreditan como el último grupo de la tercera vía: imagínense una mezcla entre CRA&G y Vainica Doble pasada por el tamiz musical y estético de Moncho Alpuente y sus "mariachis"; si a eso añadimos que uno de sus músicos es el bajista Nano Domínguez, ex de Tilburi, creo que ya está todo dicho. Esa amplísima herencia musical da como resultado un repertorio difícil de catalogar pero con un encanto evidente, muchas veces en el campo de la pura emoción, que se refuerza por las excelentes letras que componen Fernando Luna (voz e instrumentos de viento) y Carlos Faraco (voz principal). El guitarrista Jorge Mariano es su principal apoyo en la construcción musical, ayudado por el violinista Enrique Valiño, y en la batería está Paco Beneito. Por su naturaleza de universitarios comienzan a presentarse en algunos colegios mayores con una mezcla de piezas que van desde el folk, el flamenco, el foxtrot o la jota hasta el rock, con letras irreverentes, irónicas, surrealistas, dulces, soñadoras, y todo ello aderezado por una "puesta en escena" imprevisible tanto en las vestimentas como en su propia actitud; especialmente Faraco, por lo general vestido de Estatua de la Libertad, surgía (o no) de algún punto de la sala, y le daba por recitar o cantar algo que en muchas ocasiones los otros no esperaban... Pero quedamos en que eran libertarios, ¿no?

Gracias a una actuación como teloneros de Tequila, un ojeador de Zafiro se fijó en ellos. La primera idea fue pasarlos a Chapa; pero era evidente que su estilo no tenía nada que ver con las querencias de Romero, y el sello decide que su lugar está en la Compañía Fonográfica Española (aunque por entonces la CFE aún era propiedad de Alain Milhaud, de hecho ya pertenecía al universo Zafiro). A mediados del 78 llega su primer Lp, de título homónimo y producido muy significativamente por José Yanes, un ex Aguaviva (otra referencia no tan lejana). Este disco es una joya empezando ya por la portada, un espléndido trabajo del pintor César Bobis, amigo de los músicos, reflejando en su estilo casi barroco pero "cariñoso" la ajada belleza de una calle del barrio de Malasaña; y en cuanto a la música, esa "Introducción" que lo abre podría ser un resumen aproximado: arranca con aires flamencos para luego ir adquiriendo tonos de folk rock progresivo (por decir algo) acompañado de flauta, y con una letra que viene siendo una especie de presentación. Se eligió para single "No me gusta el rock", perfectamente identificable con el espíritu de Las Madres del Cordero, pero con el tiempo se han mantenido mucho mejor las canciones como "Cruzando Atocha" o "El bus", con esa irónica ternura tan cercana, tan de aquel tiempo... o de todos los tiempos en los que puedan coexistir la ironía y la ternura, supongo. El caso es que inmediatamente las emisoras "enrolladas" comenzaron a darlos a conocer; de ahí pasaron al Popgrama (o sea, Manrique, Carlos Tena y compañía), hasta José María Íñigo los llevó al suyo, y al final resultó que habían conseguido vender casi veinte mil copias, algo impensable tanto para ellos como para su propio sello.


Sin embargo algunos integrantes, especialmente Carlos Faraco y Fernando Luna, nunca se tomaron muy en serio esta profesión. Se veían en otro futuro: Faraco ya alternaba la música con algunos programas de radio, y su amigo (se conocen desde el colegio), aunque estudiaba en el Conservatorio, publicó su primer libro de poesías en esa época y trabajaba como guionista en Radio Nacional de España. En consecuencia, la cosa no podía durar mucho más; pero aun así Luna consiguió escribir un puñado de nuevas canciones, suficiente para un disco doble, que al final quedó en sencillo porque tampoco la CFE lo vio muy claro; y en 1980, cuando se publicó, el grupo prácticamente ya no existía. "Membrillo", que así se llama, vuelve a ser decorado por Bobis y producido por Yanes, pero se nota ese ambiente de dispersión: es también sobresaliente, mantiene el encanto del anterior en momentos luminosos como "Riquelme", "El trigo crecido al sol" (la sombra de Vainica Doble es alargada), "Julia"... Bueno, en casi todas, menos justamente la que se eligió para single y alguna más. Pero algo se ha perdido, y no está muy claro el qué. Las ventas bajaron, aunque supongo que eso no les importó mucho; sus últimas grabaciones fueron para la película "Tú estás loco, Briones", de Javier Macua. Por supuesto Faraco y Luna, entre otras muchas ocupaciones, fueron luego responsables señalados del aquel fantástico microcosmos llamado "Tris tras Tres", en Radio Tres. No creo que vuelva a existir nunca algo como aquello. Son otros tiempos.




10 comentarios:

  1. Fantástico que te acuerdes de la Romántica Banda Local porque aquello de "A Occidente le huelen los pies" es uno de mis lemas casi eternos y lo de Cruzando Atocha ya que era lo que yo hacía casi todos los días con o sin scalextric.
    Un monumento para Carlos Faraco que nos iluminó las noches de nuestra juventud en horario de 12 a 1 en las noches de Radio 3 con Fernando Luna of course. Quizás es que en la radio encontraron unas posibilidades creativas que no había en una canción de tamaño standard.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esas canciones en las que aparecía Madrid parcialmente "retratada" son entrañables, incluso para los que no somos de allí. Y lo de Radio 3, por desgracia, ya no es lo que era. En cualquier caso, pronto quedó claro que Faraco y Luna tenían más relación con las letras que con las músicas.

      Eliminar
  2. Hola Rick:
    Pues para ser sincero solo conocía a esta peña de nombre, en aquellos años yo era un rudo rokero de esos cejijuntos y con cara mosqueao y claro este nombre me parecía una moñada y pasaba de ellos.
    Pero bueno, para hacer los deberes, le pedí a un amiguete de Lugo que me pasase su música, y así le he dado un par de vueltas a sus dos discos.
    Al final si que conocía la de "No me gusta el Rock" y la de "Los Borrachos".
    Desde luego este grupo era ecléctico donde los haya, vaya batiburrillo de estilos. Es dificil opinar cuarenta años después, pues cada cosa en su contexto.
    Hay partes que me han encantado y otras que me han apalizado, pero reconozco su originalidad.
    Es lo que había.
    Saludotes
    Jose

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola,José.

      Hay que reconocer que este grupo, dejando Madrid aparte, era bastante minoritario. Las emisoras independientes, casi todas madrileñas, rara vez conseguían la potencia suficiente para sonar fuera de la comunidad, y las grandes no pasaron de radiar el single. Mala suerte.

      Eran un montón de estilos, y ese es otro obstáculo porque a la mayoría de la gente le gustas las cosas concretas, claras y definidas; a casi todos los grupos de la tercera vía les pasó algo parecido. En fin, ahora que ya pasó todo tal vez te agrade escuchar alguna canción suya de vez en cuando: con el tiempo, acabarías cogiéndoles cariño.

      Saludos mil.

      Eliminar
  3. ¡Cuantos recuerdos compilados en esta entrada!. El 76, hippie y con novia. 77, puta mili. El Rastro como punto de encuentro de la basca, el chino de Pacífico. Fanzines (recuerdo los de Cascorro Factory y La bicicleta), conciertos en garitos de los bajos de Argüelles ya desaparecidos. Mezcla de todo. Creo recordar que por esos años ya la new wave empezaba a marcar mis gustos musicales. La radio era el pagamento de todo aquello (creo que entonces se llamaba Radio 2, puedo estar equivocado...) De la gente que comentas recuerdo al Zurdo y a Moncho Alpuente (¡cómo no!) y prácticamente nada (tan solo la referencia de La Romántica Banda Local) de la Cochu, si de la revista Star, que circulaba con cierta frecuencia. En fin, paro, tengo que rebobinar, y a mis años ya cuesta.
    Saludos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya veo que entre el 77 y el 78 estuvimos ambos ocupados en servir a la patria. Bueno, de paso hicimos turismo, ¿no?

      Onda Dos era una delas radios independientes más interesantes de aquella época, aunque los de provincias rara vez conseguíamos escucharla. Recuerdo a un colega que viajaba a Madrid con frecuencia y tría cintas grabadas: eso ya era lo más.

      En cuanto al resto de los personajes madrileños de este fin de década, aún quedan algunos por salir...

      Eliminar
  4. Pues yo recordaba la de No me gusta el rock y nada más, que como dices se ha quedado demodé. Cruzando Atocha y el Bus se mantienen mejor, pero los discos son un cajón de sastre. Aún así tienen su encanto, acertada recuperación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, las canciones de los singles eran las menos "agraciadas" de su repertorio, tal vez porque eran las más evidentes. Pero en conjunto me sigue pareciendo una colección de canciones deliciosa..

      Eliminar
  5. En el 76 ya no estábamos en Madrid, nos bajamos de nuevo para el sur en el 74. Recuerdo haber visto a El Zurdo, en una de mis visitas posteriores a Madrid, vendiendo libritos de poemas y fanzines en la acera de la calle Princesa. Sí que recuerdo algunas canciones de La Romántica Banda Local, y me parece que lo bordas al mezclar a CRA&G, Vainica Doble, Moncho Alpuente y Tílburi. Creo que tenían mucha originalidad y valor para defender ese tipo de música en aquellos tiempos. “No me gusta el Rock”, o “El Bus” eran muy conocidas. Entre el 72 y el 74 vivimos en una buhardilla, muy cerca de esa calle del barrio de Malasaña que sale en la portada del primer disco de La Romántica Banda Local. Javier habla de los bajos de Arguelles, qué recuerdos. Sí que vi en directo unos años antes a Las Madres del Cordero de Moncho Alpuente, ya que los nombras; pero esa es otra historia. El L.P. Membrillo no recuerdo haberlo oído. Lo buscaré para hacerme una idea. Este repaso me ha venido muy bien, se me escapan bastantes cosas de aquella época.
    Comenzamos el curso con buen pie. Y nos espera un divertido recorrido por unos años bastante moviditos.

    Saludosssssssss

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Bab. No es que lo borde, es que es la pura realidad: estos muchachos fueron el canto del cisne de la tercera vía, y que yo sepa ya nadie ha vuelto a este batiburrillo de estilos. Hoy sería impensable que surgiesen, con lo cuadriculado que está el panorama.

      Y ya sabes, si no encuentras el membrillo avisa.

      Saludos mil..

      Eliminar

Cierren la puerta al salir.