Llegamos al final de este paseo por los albores de la década ochentera, y como es norma lo hacemos a lo grande: con ustedes U2, la banda irlandesa más famosa en toda la historia del este negocio (aunque dos de sus miembros sean de origen británico). Pero cuando se trata de entidades de tal envergadura, cuya proyección en algunos casos va más allá de lo estrictamente musical, conviene recordar que una cosa es la personalidad del artista y otra cosa es su obra, y que cuando se escucha una canción lo que pueda haber a su alrededor no importa. Lo digo porque ya saben ustedes que el líder de este grupo pertenece a ese conflictivo gremio de "los amas o los odias", y por desgracia esa circunstancia ha contaminado bastante la valoración de su trayectoria musical, que al menos en sus primeros años y con las salvedades que se quiera es cuando menos defendible. Lo diré de otro modo: no soporto a San Bono, un mesías que entre otros tiene el feo defecto de ponerse a hablar de asuntos que no domina. Pero como mínimo sus tres o cuatro primeros discos me parecen realmente buenos, y si han llegado tan arriba no es por una simple cuestión de marketing o de postureo, además de que su procedencia irlandesa fue claramente un hándicap en sus primeros tiempos. Se puede admitir que, como les pasa a Simple Minds (con quienes U2 guardan un cierto paralelismo) son tremendistas, de acuerdo. Pero saben -o sabían- hacer buenas canciones, y eso es lo que cuenta.
U2 es un cuarteto cuya formación permanece inalterable desde los días del colegio: Paul Hewson (Bono a partir de ahora) es la voz, compositor principal de las letras y a veces toca la guitarra rítmica; David Evans (The Edge) es el guitarra solista, teclista y segunda voz; Adam Clayton es el bajo y Larry Mullen el batería. Comenzaron siendo cinco o seis, pero a mediados del 78, cuando finalmente eligieron ese nombre para su grupo, ya solo quedaban ellos. Para entonces llevaban ya casi dos años juntos y técnicamente habían prosperado, pero además tuvieron la suerte de dar con un manager que tenía muchos contactos: Paul McGuinness, al que durante un tiempo se le llamó "el quinto U2", era muy activo y en poco tiempo había distribuido maquetas del grupo por media Irlanda. Finalmente, a mediados del 79, les consigue un contrato con la CBS irlandesa y publican un primer Ep con tres canciones, restringido a esa isla. Como suele suceder con la mayor parte de los grupos que arrancan por entonces, la influencia post punk está clara y por otra parte la producción, muy justita en comparación a lo que serán luego, no ayuda mucho. Sin embargo ya se nota una cierta pulcritud en la ejecución, es decir, que los músicos saben tocar, y que Bono se gusta en su papel de frontman. Aquí les dejo "Out of control", la cara A, para que la comparen con la versión del futuro Lp, y "Boy-girl", que no llegó a él.
La producción es un arma definitiva y definitoria en los grupos de corte épico, y también en eso Bono y sus colegas tuvieron suerte porque pronto se encontraron con la persona adecuada. Después de un segundo single a principios de 1980, Island se interesa por ellos y les asigna a Martin Hannett para producir el tercero con gran alegría de Bono, fan total de Joy Division por entonces ("No te preocupes, Tony: yo seguiré donde lo dejó Ian". Leído ahora suena un poco ridículo, ¿verdad?). Pero la muerte de Curtis poco después le afectó demasiado, y el selló decidió recurrir a otro productor para el Lp. El acierto fue total, porque el elegido es la estrella del momento: Steve Lillywhite, que ya había lanzado la carrera de Siouxsie y por entonces trabaja con Peter Gabriel o XTC entre otros muchos, se da cuenta de inmediato del potencial que tienen. Y en otoño llega "Boy", un disco en el que Lillywhite busca nuevas sonoridades ambientales, como los ecos de la percusión (muy en la línea de Hannett, por cierto), y accede a que el disco se grabe en Dublín porque sabe que eso dará más confianza a los músicos. Ya solo el arranque con "I will follow", con xilófono y todo, es un perfecto resumen del estilo U2: sonido y espíritu grandioso, una base rítmica contundente y una guitarra que rasguea como haciendo pinceladas sobre un conjunto casi "heroico". Por supuesto se convirtió en una de las canciones señeras del grupo desde el primer día. Por otra parte se nota la influencia de Joy Division en la búsqueda de ritmos minimalistas, que hacen un buen contrapunto con el espíritu de las canciones: parecen ir a juego con la temática de las letras -la angustia adolescente/juvenil, en esencia-, que por medio del sonido y el estilo de cántico arrebatado de Bono se hacen más trascendentes. La mezcla final tiene momentos tremebundos que incluyen "Out of control", "A day without me" o "The electric co.", y también las piezas más reposadas gozan de una sonoridad que atrae: "Into the heart" o "Shadows and tall trees" aunque en conjunto el repertorio resulte un tanto irregular. En cuanto a las ventas, hay que recordar que oficialmente son extranjeros: la diferencia entre un top 15 en su isla y un puesto 53 en La Otra lo dice todo.
Justo un año después, cuando ya han hecho giras por medio mundo, llega "October". De nuevo Lillywhite dirige la grabación, un tanto conflictiva porque tanto las letras como algunas estructuras de las canciones estaban a medio hacer: poco antes Bono había extraviado la cartera donde las llevaba escritas y tuvieron que ponerse a recomponerlas a toda prisa para cumplir con los presupuestos económicos y temporales del sello. Por otra parte flota en el ambiente un conflicto de tipo religioso, un conflicto muy irlandés: salvo Clayton, los otros tres son seguidores de una agrupación que en ciertos aspectos se acerca a planteamientos radicales y que les hace saber que su pertenencia a un grupo de rock no está bien vista en Las Alturas. Esto parece impresionarles grandemente; sobre todo a Bono, que durante un tiempo piensa en la posibilidad de abandonar. Pero McGuinness lo pone en su sitio: "¿Te dijo Él que lo dejases? Porque me parece que Dios no cree en los contratos rotos, y he firmado unos cuantos en vuestro nombre". Finalmente el grupo sigue adelante aunque gran parte de las letras de este nuevo disco son de asunto religioso, como si se debiese algún tipo de compensación a alguien. Y en cuanto a la música, que es lo que cuenta aquí, hay que destacar antes de nada que Lillywhite decide volver a una sonoridad más convencional -sobre todo en la percusión-, abandonando el eco de "hueco de escalera" y buscando más calidez en los tonos graves: sigue habiendo eco, pero más matizado. El disco comienza con otra clásica inmediata, "Gloria", que sin embargo como single no llegó muy arriba; "Rejoice", "With a shout (Jerusalem)" o el cierre con "Is that all" nos muestran a la banda en sus momentos más "incendiarios", mientras que "Tomorrow" está construida con un crescendo realmente atractivo. De nuevo hay críticas contradictorias, y creo que tanto unas como otras tienen su parte de razón: U2 es ya una máquina de rock muy efectiva (sobre todo en los directos), pero Bono se está tomando demasiado en serio a sí mismo con sus letras, sus poses y su tono vocal grandilocuente, arrasador. Y en cuanto a las listas, "October" rozó ya el top 10 en la isla grande mientras bajaba un poco en la suya.
En cualquier caso, cuando termina este primer bienio ya parece claro que U2 va a ser otra de las bandas señeras de la década, así que volverán a visitarnos más adelante. Y nosotros terminamos aquí también: como es de ley, quedan ustedes invitados a la fiesta de despedida correspondiente, que será dentro de unos días.
Los de mi generación, que no seguimos ni el inicio ni el desarrollo de U2, los conocimos ya tarde como ese grupo de masas bien consolidado. A pesar de ello, algunos conectaron con el grupo y quisieron conocerlo; otros simplemente no entramos, los relacionamos con esos hits reproducidos tan machaconamente: 'With or without you', del Joshua Tree, o 'Beautiful Day'. La imagen caricaturizada y mesiánica del líder no ayudaba. Los veo como uno de esos grupos complacientes con sus fans que parece que te perdonan la vida cada vez que publican un greatest hits, aunque su música sea muy superior a otras bandas con ese posible defecto, como Coldplay. Así que ya ves que solo tengo una vaga referencia de ellos; nunca les he dado una oportunidad.
ResponderEliminarPor eso me ha interesado especialmente tu post: bien contado, paso a paso, y con las canciones apuntalando el texto (en esa 'Gloria' se nota, efectivamente, esa grandilocuencia que comentas). Eso sí, veo que conocía más de un tema de esos primeros tiempos sin saberlo, y me quedo con 'I will follow' por su atmósfera y su riff de guitarra, que me engancha. Es difícil librarse de los prejuicios ligados a Bono, pero de hacerlo seguro que disfrutaría con estos discos.
Te dejo un sketch Chanante que seguramente conozcas (incluso es posible que alguna vez te lo haya dejado ya). Su humor, ya sabes, es muy particular, puede gustarte o no. A mi me hace especial gracia porque he vivido en pueblos de la Mancha Alta y me resulta muy familiar el acento. En estas 'celebrities' Joaquín Reyes fuerza el mismo acento para todas sus interpretaciones: https://www.youtube.com/watch?v=wuRJPm5_Oik
U2 es uno de esos grupos de los que elijo canciones sueltas antes que un Lp completo, aunque por supuesto unos me gustan más que otros. Eso significa que si los escucho en pequeñas dosis me agradan, pero hasta ahí. Creo que un recopilatorio bien hecho podría ser lo tuyo.
EliminarY en cuanto a los prejuicios con Bono, por eso insisto tanto en separar las obras de las vidas de los "obrantes", porque si no es muy posible que renunciásemos a escuchar (o a leer, o a ver cuadros o lo que fuese) más de la mitad de la obra artística.
En cuanto a los Chanantes, los conozco y mucho: durante unos años fueron mis humoristas preferidos, aunque con el paso del tiempo se han hecho un tanto reiterativos. Pero Reyes era de los mejores de esa pandilla, si no el mejor.
A mi gusto lo mejor de U2 se condensa justo después, entre el War y The Unforgettable fire, también Joshua Tree, en esos momentos en que comenzaban a convertirse en un fenómeno de masas. No se les deberían quitar méritos en esos tiempos, pero tampoco deberían tirarse cohetes. Saludos.
ResponderEliminarProbablemente esa época que dices sea la mejor, o la más equilibrada entre méritos y cohetes, como tú dices. Con este tipo de gente resulta difícil a veces deslindar unas cosas de otras.
EliminarSaludos mil.
Es difícil valorar a U2 en el contexto en que comenzaron, siendo un grupo sugestivo, separándolo de lo que pasó después. El ego sobrealimentado de su cantante principal nos impide ver el bosque. Le coges manía a Bono y le coges manía al grupo que a lo mejor en sí mismo tenía cosas importantes que decirnos. Luego ese estilo declamatorio, operístico, efectista del grupo que tanto se reprochaba a los grupos de los 70 en otro contexto definitivamente te echa para atrás. Indudablemente The Joshua Tree sigue siendo un gran disco, el que recordaremos siempre.
ResponderEliminarY lo curioso es que esa megalomanía es bastante más frecuente en los 80 que en las décadas anteriores. Lo daba el clima, supongo. En fin, ya digo: tratemos de olvidarnos del personaje y quedémonos con sus canciones, que tiene unas cuantas realmente buenas.
EliminarCreo que en el primer párrafo has dado con la clave sobre la banda y su significado. Particularmente no les he hecho demasiado caso. Por casa entraban sus primeros discos, eramos tres hermanos comprando, hasta (creo recordar) el "Achtung Baby". Los oía y, aunque reconozco que esas primeras obras ("Boy", October" o "War") tenían sus momentos, no llegaron a calarme del todo (lo hicieron mucho más Simple Mind, por ejemplo). En el reparto me quedé con el directo "Under A Blood Red Sky", un disco que refleja claramente la pretenciosa grandiosidad de la banda en vivo.
ResponderEliminarSaludos,
Yo los iba siguiendo, porque en cada disco hay al menos tres o cuatro buenas canciones. Al menos eso hice durante los 80, porque luego les fui perdiendo el rastro; o el respeto, no sé. Son comparables a los Minds, aunque solo fuese por el planteamiento estético y las ínfulas de sus dos líderes, y también los Minds me acabaron cansando. Pero los directos, hay que reconocerlo, son muy profesionales.
EliminarSaludos mil.
A mí nunca me han gustado, más allá de alguna que otra canción. Como bien dices, ese estilo épico teatrero me repele bastante, creo que el pop y el rock pueden ser cualquier cosa menos grandilocuentes. Dejando de lado al ínclito de Bono, hay que apuntar que los seguidores de U2 se creen, como los del Boss, elegidos del destino o portadores de secretos arcanos. Vamos, que están como chotas.
ResponderEliminarYa digo, lo mejor para los descreídos como nosotros es un buen recopilatorio. Y desde luego pasar ampliamente del circo que hay a su alrededor.
EliminarHola Rick:
ResponderEliminarPues no se por que motivo, ya sabes que las bandas irlandesas me caen simpáticas, quizás por que Thin Lizzy sea de mis grupos favoritos de la historia.
Y los U2 no podían ser menos, son de esos que escuchaba con agrado, pero no me acabaron de matar, hasta que salió el War, que ese si que me mataba, claro, con ese título.
De todas formas un grupo importante que no podía faltar en esta colección.
Bueno, preparado para la fiesta y para enrolarme en la nueva aventura, que si va de música española de la época debe ser de lo mas jugosa.
Saludotes
Jose
Hola, José:
EliminarA mí también me caen bien los irlandeses, aunque los Lizzy o Gallagher, por poner dos ejemplos, nunca e inflaron tanto como Bono y sus colegas. El carácter irlandés no suele ir con ese tipo de grandiosidades: los irlandeses suelen ser gente humilde aunque a veces sean también un poco huraños (Van Morrison, por ejemplo). En fin, que la nacionalidad tampoco es garantía de nada. Pero sí, un grupo importante.
La nueva aventura.. tengo que mirar, que no me acuerdo ahora si me tocan los españoles o los yanquis...
Saludos mil,
Tampoco a mí me interesaron mucho U2. No tengo gran cosa que decir de ellos. Cuando a un grupo no se le coge el tranquillo, no hay nada que hacer. Así que lo dejo aquí. Tienen muchos fans, no me necesitan para nada.
ResponderEliminarSaludos.
De todos modos, insisto en lo del recopilatorio: dejando aparte las consideraciones sobre Bono y sus milagros, tienen unas cuantas canciones realmente buenas.
EliminarSaludos mil.