lunes, 10 de octubre de 2022

1982... (XVI)

Sí señor, David Bowie otra vez. Es un personaje fundamental en la historia de la música popular británica desde los años 60, y no solo por su obra sino también por la influencia que ejerce sobre gran parte de los músicos contemporáneos y posteriores. Además hay que tener en cuenta que él mismo, a su vez, es un filtro por el que pasa gran parte de la herencia musical de épocas y lugares distintos: él es responsable en gran medida de la resurrección del garaje estadounidense de los años 60 gracias a su época glam, del mismo modo que luego actualiza el funk añadiendo el toque "pálido" a una música que hasta entonces era casi exclusivamente negra; y a continuación viaja hacia un mundo tan distinto como la nueva electrónica alemana, que él refina dando origen a una de sus épocas más brillantes. Durante todo ese tiempo, su mérito, como el de muchos grandes creadores, es haber sabido utilizar los materiales ya existentes para recrearlos y presentar una obra nueva. Bowie es el reciclaje en su mejor expresión, y se equivocan los que dicen que se limita a copiar. Él ha marcado las líneas principales de los estilos que triunfaron durante muchos años en Europa como mínimo, y es una de las referencias de mayor calado para cientos de músicos que vinieron tras él: eso no lo consigue un mero copista. 

Ya vimos que tras su época alemana comenzó una nueva metamorfosis cuyo resultado fue "Scary monsters", un disco publicado ya en 1980 y con el que su entrada en la nueva década es impecable, ya que suena muy actual aún hoy en día. En parte transmite la sensación de estar haciendo un repaso que abarca prácticamente toda su trayectoria artística, casi desde su arranque pop pasando por la fase glam (sugerida en la portada y en la recuperación de algunas canciones de aquellos años para el directo), con ingredientes funk de su época americana y por supuesto aplicando con frecuencia las enseñanzas alemanas tanto en la estructura de las canciones como en el arreglo del sonido. Pero además se nota un nuevo toque, entre épico y posmoderno, que lo hermana hasta cierto punto con las querencias que mantienen algunos músicos del momento como los nuevos románticos o personajes como Jim Kerr, de los Simple Minds, que reconoce en el Duque a uno de sus principales referentes. Por lo tanto, en ese momento Bowie ha conseguido de nuevo estar en la cresta de la ola. Y aunque no todos sus seguidores veteranos están muy conformes, sabe ampliar el mercado haciendo guiños a sectores más amplios: la participación junto a Queen para grabar un single en el 81 o su presencia en una obra teatral televisada de Bertolt Bretch en el 82 le dan una "visibilidad", como se dice ahora, a gran escala.

Su siguiente disco llega en la primavera del 83, y de nuevo nos sorprende con otro cambio, que se resume perfectamente en su título: "Let's dance". Bowie vuelve a demostrar su finísimo olfato para otear el horizonte, y ya ha entendido que se acabó para él la época de experimentaciones y vanguardias. El nuevo público que va llegando a sus directos es mucho más "ligero", como reflejo de la época en la que estamos entrando, y él ya tiene una edad como para saber rentabilizar el apellido. En consecuencia, entra en una nueva "época americana" en la que hará valer sus conocimientos sobre el funk; y además se hace acompañar de Nile Rodgers, líder de los Chic (una de las glorias de la música disco en los 70/80), para que le ayude en la producción. Como resultado de esa asociación, aquí se contienen algunas piezas de primer nivel para las discotecas de la época, como la que da título al disco, la tremebunda "Modern love", la ensoñadora "China girl" o la abrasadora "Cat people", sin ir más lejos. Además sus vídeos están muy bien hechos, hasta el extremo de que tienen vida propia, al margen de la calidad de las canciones a las que acompañan. Caso aparte es el oyente "domiciliario", cuyas expectativas iban por otros derroteros y que a la tercera o cuarta escucha ya se va cansando de tanta elegancia y exquisitez discotequera (y la imagen cansa antes que el sonido: la televisión acababa saturando las posibilidades de las canciones con una exagerada reiteración de esos vídeos). En consecuencia, pasaron las dos cosas que tenían que pasar: Bowie se forró con un disco que fue platino en medio mundo, y la escisión que había comenzado con el anterior se hace mucho más patente ahora. Los fans de toda la vida se refugian, como los nuevos músicos emergentes, en su producción de los años 60/70. Por supuesto, la gira correspondiente fue a tono con el disco y con el nuevo papel de Bowie: se bautizó como "Serious Moonlight Tour", duró seis meses y por supuesto fue muy rentable.


Con tales antecedentes, llega "Tonight" en 1984. Y por primera vez en la carrera de este señor, casi todo el mundo suponía lo que iba a encontrarse en ese disco: una continuación del anterior. En la canción que le da título la voz principal es la de Tina Turner, mientras que Iggy Pop hace coros en "Dancing with the big boys". De todos modos, la lista de participantes es amplia. La impresión general, incluso entre sus nuevos fans, es que no está a la altura del anterior. Se nota mucho que no tenía material suficiente, porque más de la mitad son versiones y Bowie nunca fue bueno en eso; por ejemplo, el "God only knows" de los Beach Boys no me parece que mejore mucho aquí. Que por cierto, volvamos con "Tonight", una pieza de Iggy Pop que canta Bowie a medias con la Turner: ¿a qué viene ese cambio de estilo, esa versión reggae? Y lo más curioso de todo es que las dos únicas canciones completamente suyas son también las mejores, sobre todo la magnífica "Blue jean". O sea, que podía haber cubierto el año con un single. Supongo que sería el contrato lo que le obligó a sacar disco grande. Eso sí, le honra su frecuente sentido de la autocrítica: el mismo reconoció después que esa no fue su mejor época. Una época que alcanza su momento más desastroso (también reconocido por él) con "Never let me down", publicado en el 87. Pero por lo demás, las cosas le van muy bien: actúa en 1985 en el estadio de Wembley, en el Live Aid, donde se estrena una versión de "Dancing in the street" junto a Mick Jagger, hace músicas para películas e incluso es actor en algunas. Tampoco ha destacado nunca en la carrera actoral, a pesar de su avasallador dominio de la escena como músico. 

Y luego ya entre los 80 y los 90 se limita a seguir el rebufo de la actualidad, cuando en sus buenos tiempos era él quien la dictaba. En vista de que vuelve el rock denso, hace algún disco de ese tipo e incluso crea una banda llamada Tin Machine en la que descaradamente intenta imitar a los Pixies, sus nuevos ídolos: dos discos duró la aventura. Luego volvió en parte a sus querencias electrónicas e industriales y murió al pie del cañón, lo cual le honra. Hacía mucho que ya no le seguía la pista, pero eso no quita para reconocer que fue de lo más grande que ha dado el pop, y que desde luego sin él la historia hubiese sido distinta. Eso le debemos, y con él terminamos esta serie: lo que pase a partir de los 90 ya no es asunto de este bar. Y como siempre, tras el rollo macabeo viene la fiesta. Quedan invitados.


12 comentarios:

  1. Qué bueno eso de ''Bowie es el reciclaje en su mejor expresión''. Sin duda, un músico y un artista de primera. En sus últimos tiempos, lo mismo sorprendía renegando de la música que sacando un nuevo trabajo repentino. Lo he escuchado (y escucho) mucho, ya en canciones sueltas más que álbumes de principio a fin, aunque hay discos que apenas he tocado, o que directamente no habré escuchado nunca, como en la etapa noventera y posteriores que dejas apuntada en el horizonte.

    Curiosamente, lo conocí en esta etapa ochentera de la que hoy nos hablas, a través de la película ''Dentro del laberinto'' (1986), que vi tantas veces en la infancia. O sea que conocí mucho antes a este señor disfrazado del estrafalario rey de los elfos que a Ziggy Stardust o al Duque Blanco. ''Magic Dance'' es una canción de esa película, y sin entrar en comparaciones, aún me parece buena y la escucho con cariño. Aunque, si hablamos de canciones de películas, mi preferida de Bowie es la emocionante ''Absolute Beginners'', que no sé qué opinarás, pero yo pongo a igual altura que sus creaciones más celebradas. De los discos que comentas, me gustan las que incluyes, en mayor o menor medida, y solo añadiría ''Cat People'', que también mencionas.

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    1. Si echamos la vista atrás comprobaremos que la historia de la música popular es en gran parte una historia del reciclaje: el pop británico nace del folk, del mismo modo que el rock and roll es un cruce entre el r'n'b y el country (a Elvis le gustaba incluso el góspel, y algo de eso hay en algunas canciones de su carrera). Así que Bowie sigue esa misma pauta y va creando sus propios estilos, que luego otros tratan de desarrollar. Esto ocurre hasta los años 80, y a partir de ahí termina su papel. Ha cumplido con creces.

      Dices que no has tocado la etapa noventera y posteriores. Haces bien. Hay mucha música que escuchar, y si no se va haciendo un filtro es imposible aproximarse a una idea general que nos permita luego tirar por los caminos que a uno le interesen más. Digamos que el Bowie de esa época ya es para muy fans o para estudiosos.

      "Absolute beginners" es una gran canción, de las últimas grandes de Bowie. Es ya un verso suelto, como suele decirse. Quedaría bien aquí definirla como un canto del cisne.

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  2. Bowie es Bowie y cuando Bowie suena comercial sigue siendo mejor que el resto de los que lo intentan, por eso hoy en el 2022 sigue vivo en la memoria de muchos que lo disfrutaron y ha nacido limpio y moderno para nuevos públicos.
    ¿Y ahora qué vas hacer con este blog?

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    1. Bowie es un producto genuinamente británico, y como tal está a la altura de Beatles, Who, Kinks y demás luminarias del pop. Los que brillan a esa altura son clásicos, es decir, "limpios y modernos", como usted dice, para todo tipo de públicos. No tienen edad.

      ¿Qué voy a hacer? Pues comenzar lo que me toca, que es la segunda y última parte de los años 80 en Estados Unidos. A parir de ahí seré libre para meter lo que me dé la gana.

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  3. Son las 00:11 de la mañana y estoy escuchando el "Bootleg" de CCR, a continuación sigue el blues campero eléctrico de "Graveyard Train". ¿Bowie?... A estas horas no pega mucho, sobre todo en esa época ochentera que sacas a colación, parecía que entonces estaba un poco fuera de onda. Un Bowie más afectado que nunca, más interesado en recuperar una imagen que se difuminaba rápidamente. Es la época que menos me interesa de él. Es fácil decirlo (y argumentarlo) después de su descomunal etapa 60 y 70´s. Un ídolo que mira la peana de su altar y contempla como tiembla.
    "Oh, take me to the station / Cause Im number thirty-one"
    Cheers.

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    1. Comprendo perfectamente que a esas horas y con esas compañías Bowie no cuadre en el conjunto. Nada que objetar. Por otra parte también estamos de acuerdo en que esta época y posteriores son las más prescindibles: como muy bien dices, su trabajo descomunal en los 60 y 70 lo justifican de sobra para vivir de rentas hasta su muerte. Y eso, más o menos, es lo que hizo aunque con más dignidad que muchos otros de su quinta.

      A thousand cheers.

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  4. Es muy difícil estar en la cresta de la ola tanto tiempo en un mundo tan voluble como el de la música pop, y Bowie lo consiguió. En los ochenta comienza a perder pie, pero aun así Let's dance es muy bueno. Junto a Space Oddity, Modern love es de mis temas preferidos. Es que es oírlo y se te van los pies. Y hasta en sus horas bajas me pareció un tipo que destilaba arte y clase a manos llenas.

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    1. Exactamente. Por muy genio que seas, al final tu tiempo se acaba. No hay más que comparar la carrera de los Beatles y la que siguieron luego cada uno de sus miembros en solitario. Así que Bowie lo consiguió... a medias. Es verdad que algunas canciones sueltas como "Modern love" o el "Absolute beginners" que cita Rodión son todavía magníficas, pero tampoco se puede negar que los discos en conjunto ya son cada vez más flojos.

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  5. Hola Rick.
    Pues la cosa es fácil: Bowie es Bowie, y como buen camaleón se ha adaptado a todas las épocas con su maestría innegable. No es la época que mas conozca de el, pero realmente todo lo que ha hecho es digno de admirar.
    La verdad es que cuesta destacar algo de gente tan grande.
    Saludos
    Jose

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    1. Hola, José. Creo que estamos todos de acuerdo en que esta época va siendo ya el paso de Bowie hacia una jubilación que oficialmente nunca quiso, aunque en sus últimos años estaba más pendiente de visitar museos que de hacer canciones. Pero en fin, su legado es impresionante.

      Saludos mil.

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  6. A toro pasado, y repasando la obra del amigo Bowie, sin pensar demasiado, si eso es posible, en la época que salió cada disco de él, me parece que es una carrera para quitarse el sombrero. Incluyo su época más comercial. Me parece que dignifica la relativa "comercialidad". Me costó entrar en el mundo de Bowie al principio, pero luego todo ha ido sobre ruedas. Un genio es un genio.
    Saludos.

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    1. Efectivamente, estas últimas épocas suyas no son ya de grandes novedades, de experimentación ni vanguardia, pero incluso en su faceta comercial tienen más categoría que lo que suele escucharse en los 40 Impresentables. El que tuvo retuvo, como suele decirse. Y siempre nos quedarán sus discos de los 60 y 70, en los que es difícil encontrar uno malo; regular tal vez, pero malo ninguno.

      Saludos mil.

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