“En el estudio tenían las cosas cada vez más claras. Empezaron a decirme lo que querían hacer y a presionarme para que les diese más ideas y modos de ponerlas en práctica”
George Martin
Cuando los Beatles terminaron la grabación de “Rubber soul” ya no eran un grupo beat: en Estados Unidos había sido Dylan en encargado de dar la señal para el comienzo de los nuevos tiempos, y en la Isla les correspondía a ellos. Por otra parte eran admiradores suyos, y el propio Lennon reconoce que en canciones como “I’m a loser” o “You’ve got to hide your love away” el tinte intimista de las letras se debe a su influencia. Ah, y McCartney añade que “gracias a él descubrimos la marihuana. Fue divertido”. Como muchos músicos isleños de entonces, su contacto con las drogas no había pasado de la respetable cantidad de anfetaminas que, mezcladas con alcohol, consumían para soportar las actuaciones agotadoras en Hamburgo, preferentemente. Pero ya durante la filmación de “Help” se habían reido lo suyo, hasta el punto de reconocer que los mejores momentos de esa película quedaron fuera, piadosamente ocultos. Y el ácido fue el paso siguiente, “participando” ya en algunos momentos de la grabación de “Revolver” junto a la marihuana. Pero ese disco, aun con todas sus innovaciones, sería impensable sin el cambio radical que habían mostrado ya en “Rubber soul”; de hecho, ellos mismos consideran que uno es consecuencia del otro.
A finales de mayo del 66 llega un single que contiene “Paperback writer”, tal vez su canción más potente hasta entonces, en la cara A; en la B está “Rain”, la primera pieza definitivamente psicodélica. La A es idea de McCartney, que trata de conseguir una mayor contundencia usando un bajo Rickenbacker, mientras los demás le ayudan con un ritmo muy vivo, y en contraste tanto su voz como los coros recuerdan el estilo del surf vocal. La prensa suele verla como un homenaje, un tanto irónico, a los Beach Boys, aunque para Lennon es una evolución de “Day tripper”, lo cual tiene su lógica. Es Lennon quien crea los trazos principales de “Rain”, la prueba definitiva de que la psicodelia ha llegado a la Isla. A veces se dice que “Shapes of things” de los Yardbirds fue la primera, pero, dejando aparte algunas estrofas, solamente la guitarra de Jeff Beck podría sugerirlo. La psicodelia es más que eso, y los Beatles nos lo explican en tres minutos. La letra está a la altura, rematada con esas estrofas finales al revés, pero todo el trabajo musical es impresionante: las voces se van arrastrando; la batería parece rezagarse, manteniendo un ritmo extraño; el sonido de conjunto es muy denso, y el sonido de la cinta al revés es uno de esos descubrimientos que hace Lennon en su casa tras dar buena cuenta de un cigarrillo de hachís (la había colocado mal en el magnetófono).
Cuando ese single se publica ya hay un trasfondo general bastante complicado. El grupo comienza a sentirse incómodo con los viajes continuos y las giras, que pueden ser económicamente muy satisfactorias pero en lo artístico son frustrantes, porque sus actuaciones en directo discurrían bajo un griterío descomunal en el que eran incapaces de oirse a sí mismos. Una de las primeras señales de hartazgo fue la creación de cortos promocionales para aquellas dos canciones (el término “videoclip” aún no existía, evidentemente), con el objetivo de enviarlos a las televisiones estadounidenses para evitarse desplazamientos. A eso hay que añadir los problemas que surgen en algunos países por razones culturales o malentendidos, y el mes de julio (su última gira mundial) acaba convirtiéndose en un infierno. Ese mes comienza con sus únicas actuaciones en Japón, que tuvieron lugar en el Budokan, un templo de las artes marciales. En un país tan conservador, para mucha gente aquello representaba una infamia (aunque la culpa no fuese suya, sino de quien organizaba las actuaciones), y ya antes de su llegada comenzaron las amenazas de muerte. En consecuencia, desde su llegada hasta su marcha fueron protegidos -“secuestrados”, decía Lennon- por un verdadero ejército de policías que restringieron sus movimientos. La cosa fue aún peor en Filipinas, bajo la dictadura de Marcos, un completo sátrapa: allí, su negativa a acudir al palacio presidencial los sumió en una situación de acoso inquietante, vejaciones y más amenazas. Pero la guinda del pastel la puso el propio Lennon cuando dijo aquello de que eran más famosos que Jesucristo: entonces fue la América profunda, especialmente los estados del sur, quien se puso en pie. Mientras muchas emisoras dejaron de emitir su música, algunas agrupaciones ultras promovieron la quema pública de discos y fotografías del grupo.
Y poco después pasó lo que tenía que pasar: tras una última gira desastrosa por Estados Unidos, incluyendo amenazas, boicots e incluso intentos de suspensión de conciertos a cargo del Ku Klux Klan en el Cinturón de la Biblia, el grupo abandona las actuaciones a finales de agosto. Renuncian así a una de sus principales fuentes de ingresos, pero les compensa: a partir de entonces podrán tener una vida parecida a la de las personas normales y dedicarse con más empeño a desarrollar y grabar sus canciones, que hasta ese momento se iban preparando entre gira y gira. Por otra parte, la mayoría de las que habían grabado recientemente no hubieran podido llevarse al directo. Un directo que de todos modos tampoco servía para mucho, ya que como bien dijo Lennon, “La música no se oía. Era como una función de circo: los Beatles eran el espectáculo, y la música no tenía nada que ver con aquello”. No se puede expresar mejor.
La decisión de los Beatles de abandonar las giras para centrarse en la creación musical me parece de lo más rompedor que ha podido darse en la historia del pop. Y no deja de serlo por ser ellos quienes eran, y estar consolidados, porque en ese negocio cualquiera podía caer, como en el mito de Ícaro.
ResponderEliminar'Tomorrow never knows' es un gran ejemplo de la naciente psicodelia pues, compositivamente hablando, el tema es muy pobre, pero el resultado fue magnífico, un acierto experimental. Como lo será, a comienzos del año siguiente, 'Are You Experienced?' de la banda de Jimi. Porque no todas las experimentaciones de ese estilo salieron tan bien, me atrevería a decir que muy pocas, y menos que aguanten bien el peso de los años como esas dos.
Y qué decir de 'Eleanor Rigby', mi canción preferida de toda la discografía de los Beatles, quizá junto a 'Strawberry fields forever', que llegará más adelante. Desde luego, sin ese talento compositivo, no habrían dejado trabajos tan perfectos, por mucha innovación que pretendieran.