lunes, 18 de agosto de 2025

1966 (XVIII)

"Los sesenta fueron años de exploración, y la gente se rebelaba contra el aburrido pop para pasarse al folk, al blues y las músicas del mundo. No podías sentarte a escuchar a Buddy Holly y pasar el canuto. Así que intentamos hacer el tipo de música que sentíamos que faltaba en nuestras vidas, que encajaba con el estilo de vida hippy" 
Mike Heron 

Tras la aparición de Donovan, la primera figura de relevancia en el nuevo folk británico, a partir de 1966 ese género comienza a florecer a lo largo y ancho de la Isla, con una curiosa preponderancia escocesa. Y es en este año cuando surge en el área de Edimburgo otro de los grandes nombres para el futuro: la Incredible String Band. Suele definirse como grupo de folk psicodélico, aunque la psicodelia llegará un poco más tarde puesto que en sus orígenes se dedicaban al folclore anglosajón más tradicional, casi medievalista. A partir de ahí, su música será una mixtura, a veces un tanto enloquecida -el componente “ácido”, digamos- pero siempre muy original, de diversos estilos: junto a la música celta surgen efluvios orientales, africanos y centroeuropeos; pero a veces también hay bluegrass e incluso influencias del reggae. Todo ello interpretado con gran variedad de instrumentos, mientras que el estilo vocal puede recordar a los cánticos religiosos y sus letras con frecuencia alcanzan una gran altura poética, entre surrealista y evocadora. En suma, estamos ante una agrupación un tanto atípica pero deliciosa si se tiene paciencia para escucharlos con la empatía necesaria: las alabanzas hacia ellos vienen de entidades tan distintas como Beatles, Stones, Dylan, Bowie o Led Zeppelin, y especialmente sobre estos últimos ejercieron influencia. 

El escocés Robin Williamson fue muy aficionado desde su adolescencia a un rango de estilos que iban desde el folk hasta el jazz, y con solo quince años ya dominaba algunos instrumentos de cuerda. Cinco años más tarde, en 1963, baja con su amigo Bert Jansch (futuro Pentangle) a Londres, donde ambos transitan el circuito folkie hasta que en 1965 vuelve a su Edimburgo natal. Allí conoce al londinense Clive Palmer, de antecedentes parecidos y de su misma edad, y con él forma un dúo que actúa regularmente tanto allí como en Glasgow, donde Palmer regenta el Clive’s Incredible Folk Club (de ahí sacan el nombre del dúo). La fortuna les sonríe una noche que aparece por allí el legendario Joe Boyd; por entonces el señor Boyd, un estadounidense enamorado del panorama musical británico, era entre otras muchas cosas el cazatalentos del sello Elektra en la Isla, además de gran aficionado folkie. Boyd les ofrece un contrato y el dúo decide ampliar su espectro sónico a finales de este año con el fichaje de Mike Heron, también de Edimburgo y multiinstrumentista como los otros dos; aunque de antecedentes distintos, ya que hasta ese momento había participado en pequeños grupos locales de pop y r&b al estilo londinense. Su comentario de arriba explica perfectamente la epifanía que lo trajo a este grupo.

Tras unos meses de rodaje graban su primer disco, de título homónimo, en un solo día de mayo del 66, lo cual demuestra que aprenden rápido. Por otra parte destaca el hecho de que todo el material es propio (un total de dieciséis canciones, incluyendo algunas actualizaciones de piezas tradicionales): en directo lo alternaban con versiones, pero Boyd consideró que su obra ya tenía suficiente nivel. También llama la atención que Palmer es autor de una sola pieza, y que en varias ni siquiera interviene. Ya en ese momento queda claro que el dúo Williamson/Heron será el eje central de la ISB, y también que por lo general compondrán por separado. Este debut es lo más cerca que van a estar del folk convencional, y aun así ya demuestran una personalidad muy marcada, tanto por la variedad de instrumentos, tanto occidentales como orientales, como por ese tono general de cántico que usan reforzado por unas letras que pueden llegar a alcanzar el misticismo. Aunque casi todo el material es exquisito, destaca la sorprendente simpleza de algunas como “October song”, que Williamson compone, canta y acompaña únicamente con la guitarra, y que fue alabada por el mismísimo Dylan (“Las hojas caídas que embellecen el suelo / Conocen el arte de morir / Y dejan con alegría sus alegres corazones dorados”). Y aunque no han llegado aún a la psicodelia, hay rasgos surrealistas en la presentación que hace Heron en la contraportada: “Desde su encuentro un día con un mirlo mágico, la Incredible String Band ha llevado una vida bastante extraña… “. En conjunto esta es una de las más agradables sorpresas del año, aunque en su momento no llegó al top 30; comenzará a reivindicarse tiempo después, pero ya en ese momento las revistas especializadas lo citan como el mejor del año en el sector folkie.

 

Tras la publicación de este disco el trío desaparece, por varias razones. En primer lugar Palmer se siente desplazado por los otros dos, y en cualquier caso su visión del folk es mucho más clasicista; a partir de ahí seguirá una discreta carrera en solitario o con otras agrupaciones hasta su muerte en 2014. Por otra parte Williamson y Heron quieren darse un descanso para replantearse su carrera. Pero antes de que termine el año volverán a reunirse, y a partir de ahí es cuando empieza la época más gloriosa de la Increíble Banda de Cuerda. Así que en 1967 nos visitarán de nuevo. Quedamos expectantes...


6 comentarios:

  1. Desde luego, la voz de Robin Williamson parece la de un juglar actuando ante la corte de los Estuardo. Recita más que canta, y de esa manera ahonda mucho más en la raíz y significado folclórico del tema. Este su primer trabajo es, como bien apuntas, el más folky de su primera etapa y, pongo por caso mi ejemplo, para aquellos que se iniciaron en el grupo en épocas posteriores, más psicodélicas, este entorno musical tan tradicional no fue plato de total aceptación en un principio. Tuvo que pasar el tiempo para encontrarle su justo valor.
    De Clive Palmer doy fe de su merecidísimo valor y singularidad. Sus obras inmediatamente posteriores a su salida de ISB, "Spirit Of Love" y - sobre todo - "Moyshe McStiff And The Tartan Lancers Of The Sacred Heart", no dejan de ser hermosísimos ejemplos de una época dorada en la que la psicodelia inglesa se alimentaba en gran medida de su mejor tradición de antiguas leyendas populares.
    Saludos,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El caso es que también cuanto canta Heron ese ambiente es muy parecido. Esa mixtura entre recitado y cántico religioso es muy personal, una de sus claras marcas de identidad, y en efecto va muy bien con el tipo de canciones que hacen. También es verdad que por ese entorno el disco no llegó a la popularidad de los siguientes, pero hay que recordar que en 1966 el sector folk no tenía aún la potencia popular que alcanzaría a finales de la década.
      Palmer tiene algunas obras sobresalientes, aunque tampoco será nunca un músico muy popular por lo mismo: demasiada exquisitez para el público masivo.

      Saludos mil.

      Eliminar
  2. Amigo Rick.
    Pues en su época fui un gran seguidor de este grupo, y tenía todos sus discos, pero con el paso del tiempo, se me hacen bastante espesos de escuchar, con excepciones, pero lo que es innegable es que dieron un paso mas allá en el folk británico.
    Saludos
    Jose

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este tipo de música, tan alejado hoy de los gustos actuales, tal vez cueste de escuchar si uno está desentrenado, pero yo creo que con un pequeño esfuerzo de "inmersión" se pueden descubrir momentos maravillosos.

      Saludos mil

      Eliminar
  3. La Incredible fue uno de mis grupos favoritos de aquellos tiempos. Y los sigo oyendo con admiración. Me dejaron con la boca abierta cuando los vi en directo en sus buenos tiempos. Esperaremos a ver que nos cuentas de ellos en 1967, siempre se aprenden cosas jugosas.
    Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eran una banda encantadora. Quizá sus mejores tiempos sean los primeros tres o cuatro años, pero aún después todos sus discos tenían un espíritu especial.

      Saludos mil.

      Eliminar

Cierren la puerta al salir.