Una vez que hemos agasajado a los cuatro conjuntos pioneros más importantes de Madrid damos hoy la bienvenida al granadino Miguel Ríos, que a efectos profesionales podemos considerar como residente en la capital. Es un verdadero corredor de fondo, cuya trayectoria rozó los cincuenta años; Raphael lo ha superado, tal vez Julio Iglesias y Serrat lo hagan también y Juan Pardo se le acercó, pero sus escuelas son otras: en el negocio del rock español, no hay nadie con ese registro. Y aunque es cierto que ha tenido muchos altibajos, cambios de estilo y decisiones no siempre acertadas, ese mérito no se le puede negar. Un mérito que se incrementa porque, además de su procedencia provinciana, sus orígenes son humildes: doble sacrificio, por tanto.
Miguel entra a trabajar con dieciseis años en la sección de tejidos de unos grandes almacenes granadinos; y es allí donde su incipiente afición comienza a revelarse, ya que los conocimientos que demuestra sobre las músicas modernas que llegan de América hacen que sus jefes lo destinen al departamento de discos: echar leña al fuego, llaman a eso. Poco después se presenta a un concurso musical en Radio Granada, que gana y cuyo premio es la grabación de una maqueta que se envía a la Philips madrileña. Y aunque la respuesta tardó lo suyo, a finales de 1961 viaja a Madrid (pagándose él todos los gastos, claro) para firmar un contrato con el sello. Philips, como casi todas las disqueras nacionales del momento, se cree señora de vidas y haciendas, y sus imposiciones son: tú serás muy rockero, pero lo que se lleva ahora es el twist. Y “Miguel” es demasiado español, así que te llamarás Mike; mucho más moderno, dónde va a parar. Aunque al parecer, de este cambio ni le informaron: él mismo afirma que fue el primer sorprendido cuando vio ese “Mike Ríos, el rey del twist” en su primer EP, que aparece a principios del 62. El acompañamiento musical no es el más idóneo, ya que se trata de una orquesta tradicional para baladistas cuyos músicos no tienen mucha idea sobre ese nuevo ritmo. Y bueno, sí, al final las piezas son twist… pero fíjense en la voz: la cabra tira al monte, y ese tonillo es inequívocamente rockero:
Las ventas están yendo mejor de lo que el propio sello esperaba, y gracias a eso Mike comienza a ser visto con un poco más de respeto: la orquesta mejora, pero después de otros dos discos donde nuestro amigo ya ha conseguido intercalar algún rock and roll e incluso la inevitable “Locomotion” que la mitad de los grupos están versionando, el que cierra 1962 cuenta con el acompañamiento de los Relámpagos, que seguirán a su lado durante todo el año siguiente. Con ellos graba su versión de “Popotitos”, el hit que habían popularizado los Teen Tops en España, y otras cuantas canciones que se alejan ya del twist (un género al que nunca fue muy aficionado, según sus propias palabras) para llegar al duduá, la factoría Spector y por supuesto efectuando nuevas incursiones en el rock and roll. Buen ejemplo de ello es una pieza encantadora titulada “La pecosita”, que forma parte de su último EP del 63: se trata de un teórico rockabilly que había sido un mediano éxito gracias a los mexicanos Silver Rockets y que Mike introduce en España dándole mucha más densidad.
Los Sonor toman el relevo en 1964 aunque por poco tiempo, ya que Mike, presionado por Philips, está reconduciendo su carrera hacia las baladas de corte italiano, otra vez con orquesta. Ese estilo se impone entre los solistas de media Europa, y es en esta época cuando comienza a crearse una bifurcación en la música popular: hasta entonces muchos cantantes podían pasar como miembros de un grupo ya que estaban plenamente integrados en ese sonido, pero a partir de ahora tendrán su propio carácter (esto es un arma de doble filo, claro, y muchos de ellos se hundirán). Philips considera que “Mike” ya no es apropiado para ese nuevo rumbo, y en el último EP del 64 aparece su nombre castellanizado, por fin. Pero las ventas no van bien, o al menos no tan bien como iban antes. El ahora Miguel Ríos reconoce que es hora de asumir su papel como solista íntegro; pero con su propio estilo, ya que las nuevas grabaciones, intentando tocar todos los palos y muchas veces sin un rumbo claro, comienzan a ser totalmente prescindibles: su muy trabajado prestigio está corriendo un serio peligro por hacer versiones que no le cuadran, desde “Cielito lindo” a “La chica ye yé”, sin ir más lejos. Pero siempre hay algunas que se salvan, como “He preguntado a mi corazón”, una de las primeras composiciones “externas” del tándem Herrero-Armenteros (que por entonces aún militaban en los Relámpagos) con ayuda del propio Miguel. Pertenece a su primer EP del 65, que tal vez sea el último bueno de su época en Philips, y emana un delicioso efluvio beat.
Miguel, desencantado con Philips, abandona el sello a finales de 1965 para seguir su propio camino sin interferencias: será el primer artista de la naciente Sonoplay (el sello que dirigirá el ex-Sonor Carlos Guitart), aunque con poco brillo, para llegar luego a su renacimiento en Hispavox. Pero ya saben, esa es otra historia y…
Tengo una simpatía especial por este señor, pese a que no me gusta especialmente ninguna de sus canciones. Es un luchador, tal vez por ser de origen humilde, como usted señala.
ResponderEliminarCon respecto a sus elecciones (con ele) musicales, y para llevar la contraria, prefiero la orquestación del twist –con un gran Pierre Moerlen- a la de Pecosita, que me parece bastante penosa. Tiene usted razón, la tercera tiene un agradable puntito británico.
Tenemos que reconocerle a este tipo que montara una enorme banda rockera al principio de los ochenta, con gente tan conspicua como Thijs Van Leer o Salvador. No sé si algún otro músico español llevó el rock de gira con más entusiasmo, excepto, quizás, a Cañita Brava.
Salud.
A mí me pasa algo parecido, señor Pez. No me entusiasma su carrera, aunque hay algunas canciones que me agradan. Pero este es un caso en el que su importancia histórica tal vez supere su legado musical.
EliminarCelebro que le guste el twist -aunque me temo que lo del señor Moerlen no está demostrado- y lamento que no le guste la Pecosita, un rock and roll de lo más agradable: a mis hijas, después de haberla cantado durante varios años de su infancia, les sigue gustando aún hoy. Pero en fin, no se puede pedir todo. Y la tercera, pues eso: un puntito british muy lindo.
En cuanto a los años ochenta, volvemos a lo de antes: una gran formación, un gran proyecto (la misión de apostolado sobre las nuevas generaciones y al mismo tiempo un recuerdo para los de su quinta), aunque tampoco me hico mucho tilín.
Yo a Cañita lo veo más de la onda Springsteen. Pero sí: junto con Santiago Rouco (el Dylan coruñés), son dos iconos infaltables en una buena colección. Aunque a mí me faltan.
Con este hombre siempre he tenido el problema de que es un tipo que me cae bien pero su música no tanto. Su etapa de los 60 es la que menos conozco pero los temas que ha seleccionado se dejan oír muy bien, sobre todo el de Pecosita que es una delicia. Pero después con eso del himno de la alegría y su etapa de viejo roquero pues como que me daba igual. Eso sí, fue de los primeros en hacer de los conciertos de rock un espectáculo total.
ResponderEliminarEse es el asunto, señor Chafardero. Como dice el señor Pez, se hace simpático y respetable, pero con poco fondo real (visto hoy, claro: en su época no era mejor ni peor que otros). Tampoco a mí me hace mucha gracia el Himno a la Alegría, aunque desde luego fue un bombazo a escala mundia. En cuanto a su época "Rock and Ríos" y similares, tampoco mucho, pero vuelvo a lo de antes: tiene su valor histórico. Y gracias por alabar a la Pecosita. Ya somos dos.
EliminarEs nuestro Celentano, nuestro Hallyday, nuestro Cliff Richards y eso ya es por si un mérito a considerar. Creo que siempre fue un tipo honesto y su propia honestidad le llevo a más de un callejón sin salida. Tampoco me puede olvidar de ser el conductor del mejor programa que se ha hecho nunca sobre la historia del rock español de la mano ni más ni menos que de Gran Wyoming y Moncho Alpuente.
ResponderEliminarYo igual que Pez Átono prefiero el twist a esa pecosita insignificante. El tercer tema es más de su estilo. Sin embargo de su etapa sesentera me quedo con esta maravilla cantada con Los Relámpagos en una película de aquellas gemelitas Pili y Mili en 64. Es sencillamente deliciosa e insuperable en el género ye-yé:
http://www.youtube.com/watch?v=lP5UJUMhlcA
Sí, algo de eso hay, especialmente en esa época de baladista que, no lo olvidemos, fue hasta cierto punto impuesta por su discográfica. Luego ya, con "El río" y ese tipo de canciones, comenzó a adquirir un carácter propio. Y totalmente de acuerdo con lo de la honestidad: esa debe de ser la razón por la que todos los aquí presentes lo respetamos. Y luego ese carácter divulgador que probablemente solo él podía hacer.
EliminarLamento que la Pecosita no sea de su agrado, pero en fin. Me queda el consuelo de que somos dos contra dos: el señor Pez y usted (esto suena a Groucho) en contra y el señor Chafardero y yo a favor. Por favor, que venga alguien a deshacer el empate.
Es una canción muy bonita, muy alegre esa que usted nos ha recomendado, herr doktor, aunque al parecer no era el tipo de canción que más le gustaba a Miguel. En todo caso, ese tipo de melodías son inolvidables.
Al Sr. Rios nunca le gustó la etiqueta de "rey del Twist", pero le vino bien en sus comienzosm hizo como todo jovenzuelo con ganas de triunfar, de todo un poco, y cuando pudo, de soltó de su Mike, y se reconvirtió en otro rockero, el que muchos admiran y otros detestan, Miguel Rios.
EliminarCon su permiso, Mr Rick, emplazo al Dr. a mi pequeño repaso a los inicios de nuestro personaje (no tan completo como el suyo, pero puede aportar algo)...
http://grafistantaneas.blogspot.com.es/2011/12/mke-rios-el-rey-del-twist.html
Sí, la verdad es que eso del twist le fastidiaba un poco, pero menos mal: aunque era una imposición, logró salir con bien de ella.
EliminarY ya he visto ese post, mucho más detallado que el mío, por cierto. Como lo es el que ha hecho usted sobre Micky, que como verá recomiendo encarecidamente a los visitantes de este tugurio: entre el suyo y el mío, espero que cambie un poco la impresión general que se tiene sobre el hombre de goma, al que con frecuencia se le menosprecia.
En un alarde de vagancia, pongo el fin de mi post sobre Rios: "Miguel Rios es sinónimo de Rock español, hoy leyenda y referente de nuestra música, pero para muchos nostálgicos, entre los que me incluyo, también son importantes sus inicios, el de un Mike que llenaba sus discos de versiones y preciosas melodías "Oldies" que han quedado un tanto olvidadas y relegadas por el impresionante repertorio y currículum de su verdadero ser, otro mito...Miguel Rios...·
ResponderEliminarY añado, te has dejado mi preferida "La puedo ver" Genial, me ha encantado!
Pues resulta un final muy apropiado, señor Sebas, ya que resume muy bien una opinión que mantengo: nadie niega la importancia y por supuesto el éxito de su carrera posterior, pero esta primera época es muy agradable. Bueno, en realidad son agradables todos los personajes que van saliendo en esta historieta. Los primeros años 60, con sus penurias y sus estrecheces, fueron la primera edad de oro del pop incluso aquí.
Eliminar"La puedo ver" es otra pieza magnífica, del estilo de la que nos ha sugerido herr doktor. Son canciones que transmiten alegría, cosa de la que no andamos muy sobrados en la actualidad.
Buff, casualmente he recibido un "merecido" rapapolvos del autor de la letra de este mismo tema (Mariano de la Banda) por colgarlo en el tube (http://www.youtube.com/watch?v=4RtcUBciDF4) y no mencionar a sus autores, glups, que cosas me pasan!
EliminarVale, será merecido. Pero veo yo un poco quisquilloso al señor de La Banda, ya que si alguien se decide a hacer una versión de esa o cualquier otra pieza, su primera obligación es enterarse de quiénes son los autores. Menudo coñazo si todas las canciones que hay en Youtube o en cualquier otro medio de difusión (como el mismo Divshare) tuviesen que incorporar ese dato. En la barra musical de Divshare, por ejemplo, solo se pueden escribir cuarenta caracteres. ¿Qué hacemos, entonces?
EliminarEn fin. Paciencia. No me extrañaría que lleguemos a ese tipo de ridículos.
Leyendo los comentarios anteriores parece evidente que el bueno de Miguel despierta en nosotros un común respeto a su honestidad y su esfuerzo. Y “Pecosita” es una delicia, pero la orquestación me sigue pareciendo penosa.
ResponderEliminarSin embargo, le encuentro un “pero” muy grande: ¿Sería capaz el bueno del señor Caruano de cantar algo de él? Yo elegiría “Vuelvo a Granada”, aunque la propuesta del Dr. es muy sugerente: ¡Qué dientes más blancos!
Algo que se me quedó en el tintero en mi comentario inicial es la perfecta vocalización del artista objeto de este estudio. ¿Cuántos cantantes famosos no saben hablar?
Ya. Yo tampoco. Pero no soy un cantante famoso.
Vaya, vaya. O sea, que con la excusa de reiterar el respeto común a la figura de Miguel, viene usted a pincharme otra vez con la Pecosita, ¿eh? Pues qué le vamos a hacer. Pero ya habrá visto que hay empate sobre este espinoso asunto, ya no estoy solo. Ah, y no ataque usted precisamente a la orquestación: son los Relámpagos, y lo hacen muy bien. Que se meta usted con la letra o la línea melódica vale, pero ellos están a lo suyo y no tienen la culpa de nada.
EliminarEl añorado Caruano creo que anda en estos momentos por Niu Yor, o algo así le entendí yo en un comentario suyo reciente. Pero podemos recordárselo en cuanto aparezca por aquí. Aunque usted y yo no vamos a estar de acuerdo en el tema: "Vuelvo a Granada" no es una mala elección -y es una de mis favoritas, además- pero yo preferiría que se atreviese con... ¡la Pecosita!
Y sí, vocalizaba mucho mejor que la mayoría de sus coetáneos -no digamos nada ya de los actuales. Incluso ese seseo granaíno que se le escapaba a veces tiene su gracia.
Querido Rick:
ResponderEliminarPor causas ajenas a ma volonté, no he podido pasarme por aquí (con el móvil no me apaño bien para comentar), y por fin puedo disfrutar de texto y música de tu estupendo post.
De acuerdo estoy con los demás comentaristas en las merecidas alabanzas al gran Miguel Ríos; con aciertos y desaciertos (a mí me gustó incluso el disco que sacó cantando a Kurt Weill-Bertold Brecht), hay que convenir que Miguel ha aguantado el tipo, en el mundillo musical, mucho mejor que la mayoría de sus coetáneos. En cuanto a los temas, ya sabes que todo lo que propones me parece interesante (Pecosita también me gusta).
Cómo me gustaría poder complacer vuestros deseos, queridos Rick y Pez, y cantar algo de Miguel, pero no me veo yo en esos temas propuestos. Quizás "Santa Lucía"... :)
Abrazos.
Ah, todavía estoy en mi pueblo. Me voy a niuyor en septiembre. Creo que aún me dará tiempo a martirizaros con alguna canción en mi semiabandonado blog.
Bienvenido siempre, luminoso Caruano:
EliminarMe había columpiado yo con las fechas: no sé por qué, tenía la idea de que a estas horas ya andabas por mi ciudad natal, y tal. En cuanto al bueno de Miguel, veo que todos estamos de acuerdo en su bonhomía y su voluntad. Pero lo que más te agradezco es haber deshecho el odioso empate entre defensores y detractores de la Pecosita: ganamos por 3 - 2, como en un buen partido de fútbol. Por los pelos, pero ganamos.
"Santa Lucía", qué quieres que te diga, no es de mis preferidas. Pero si la cantas tú seguro que la cosa cambia. Venga hombre, anímate.
Hombre, pues yo también prefiero con mucho "El Twist" a "La Pecosita". Lo peor de la primera es el final del solo de guitarra; ahí se nota que ese no era el estilo de ese músico. Pero ese acompañamiento y solo de vibrafono (¿no?) no me digan que no piripitiflautico. El otro, pues bueno, ese toque en concreto, con los equipos de aquellos años, ahora mismo es fácil verle las costuras. Así que si mi voto ha de tenerse en cuenta, habemus empate de nuevo.
ResponderEliminarVaya por Dios. Con lo contento que estaba yo y viene usted a empatar en el último minuto... Claro, ahora lo suyo sería una prórroga, pero me temo que a estas alturas ya no vendrá nadie más. Bueno, pues qué le vamos a hacer. Pero si algún día tiene niños, póngales la Pecosita y ya verá como les encanta. Por otra parte, mejor que oigan esa que las de los 40 Impresentables, ¿no?
ResponderEliminarVeo que aquí a todo el mundo le cae bien este señor, así que siento discrepar. Quizás sea debido a mi desconocimiento casi total sobre este músico, de carrera larga y muy respetable, eso sin duda. El caso es que el otro día le vi de casualidad, haciendo zapping, en ''El hormiguero'' (donde tampoco me cae nada bien el presentador), y Miguel Ríos me pareció un poco chulito, con mucha pose de rockero irredento, cuando no le hace falta interpretar ese personaje. Dijo además algunas tonterías sobre políticos actuales para quedar bien ante el público. No sé... para ser sinceros, no me cayó bien, la verdad. En cuanto a su música, tuve la suerte de verle en concierto en fiesta de Santurce de hace ya muchos años. Ni fú ni fá. No tocó esos twist, claro, sino su música de los 80's, imagino. La conocida ''Bienvenidos'', etc. El twist que usted ha dejado, mr. Rick, no está mal.
ResponderEliminarLa verdad es que en sus últimos años artísticos a Miguel se le veía un poco sobrado, sí. Es lo que pasa con tantas alabanzas, que llega un momento en el que corres el riesgo de creértelas, y tal vez le haya pasado eso. Yo también lo veo un poco fatuo últimamente, dando doctrina sobre lo que le cuadre, como un tótem. No he visto esas declaraciones en "El hormiguero" (programa y presentador que también yo detesto), pero ya conozco unas cuantas y suelen ser todas muy fatuas.
EliminarPero en fin, como digo siempre lo que queda es la obra. Y de todos modos, en sus primeros años no era así. Por otra parte, su importancia en la historia musical española es tremenda, y eso es lo que ha de importarnos. Así que ahora puede dedicarse a pontificar todo lo que quiera: no es asunto nuestro.