lunes, 10 de noviembre de 2014

España: ascensión y caída (III)



En el escuálido sector de la nueva música sin palabras, los Pekenikes son una especie de alter ego de los Relámpagos. Después de unos cuantos años como grupo con cantante, en los que su carrera no fue peor ni mejor que la de muchos otros e incluso llegaron a pensar en la posibilidad de separarse, a finales de 1965 las circunstancias los fuerzan a tomar una decisión a contracorriente. Pero casi todos los conjuntos de la época habían grabado algunas piezas de ese estilo, por lo que no era una completa novedad; y la apuesta les saldrá bien, ya que mientras los Relámpagos comenzaron a decaer entre 1967/68, los Pekenikes siguieron en lo alto de las listas hasta principios de la década siguiente gracias a que tanto su repertorio como su instrumental eran mucho más variados y eclécticos. 

Si algo quedó claro en su primera época es que los cantantes no conseguían acomodo en este grupo. Y tras la estampida de Eddy Guzmán (cantante y batería que ya había estado con ellos al principio de su carrera) hay que pensar rápido, porque Hispavox quiere hacer frente a la potencia que ha alcanzado Novola con la “erupción” de los Brincos y mete prisa a los Pekenikes para lanzar un LP. Pero los hermanos Sainz y compañía ya se han dado cuenta de que en el terreno del beat no podrán competir con ellos: parece evidente que Árbex y Pardo son los mejores de España en ese estilo. Así que de la necesidad hacen virtud y reorientan su carrera: no habrá nuevo cantante en los Pekenikes. Buscando una diferenciación clara con los Relámpagos, sus competidores directos a partir de ahora, su material alternará piezas de tono español, con aires medievales a veces, junto a otras cercanas al r&b o el soul-funky, utilizando una gran variedad de instrumentos entre los cuales oiremos mucho viento: en cierto modo, los Pekenikes son los precursores de esa furia trompetera que sacudirá el país dentro de poco -el spanish soul, ya saben. 

Por su parte, Hispavox ha tomado nota del auge de Novola y también se actualiza inaugurando sus flamantes estudios en la calle Torrelaguna; a continuación ficha como productor y manager a Rafael Trabucchelli, un milanés que entre idas y vueltas a su país vivió mucho más tiempo aquí que allá, y que tendrá libertad total para contratar a quien quiera. Y su primer fichaje es un director de orquesta argentino llamado Waldo de los Ríos, nuevo director musical y arreglista del sello. Bien, pues esos dos nombres legendarios en la historia del pop español darán a luz un curioso término: el sonido Torrelaguna, que junto al más chusco “las trompetas Hispavox” estará presente hasta bien entrada la década de los 70 (que se lo pregunten a Alaska y los Pegamoides, por ejemplo). Esos dos personajes son responsables en buena medida de la nueva dirección de los Pekenikes, a los que suministrarán los músicos necesarios en las grabaciones para conseguir un producto perfecto aunque de momento seguirán siendo un quinteto oficial. Y la batería queda a cargo de Jorge Matey, un ex-Sonor. 

En 1966 llega por fin su primer LP, que se convertirá en un clásico inmediato. Grabado en un estéreo muy perfeccionado para la época, casi todas las piezas son propias salvo el “Romance anónimo”, “Sombras y rejas” (basada en Albéniz) y “No puedo sentarme” (versión instrumental del “You can’t sit down” de los Dovells). Pero incluso en estos tres casos los arreglos desdibujan mucho los originales, y en conjunto se paladea un inequívoco sabor español que será tan apreciado aquí como en el extranjero: sus ventas en media Europa y varios países americanos fueron enormes. Las piezas más brillantes se publicaron también en tres singles consecutivos; cuesta trabajo elegir solo dos de ellas, pero ahí van: “Hilo de seda”, su primer número uno en single y radios, y “Arena caliente”, un verdadero bombazo rítmico que fue apropiado inmediatamente por el programa de moda “Escala en Hi-Fi”, de la TVE, como sintonía. Ah, y la trompeta es cosa de Vicente Gasca, que junto a Pedro Luis García forman el apoyo de viento en los Pekenikes junto a Alfonso Sáinz, y que pasarán a ser miembros oficiales el año próximo mientras causará baja Jorge Matey por un grave accidente de tráfico; su lugar será ocupado por el ex-Silvers Félix Arribas. 



Con el grupo ya en lo más alto, el año 1967 es una simple continuación del éxito anterior (salvo porque ahora son siete músicos); y así parece indicarlo también su nuevo LP, para el que ni siquiera han buscado título. Las diferencias se hallan en el estilo, que comienza a alternar las piezas de sabor español con otras más cercanas al r&b y al soul tan de moda: es entonces cuando a los Pekenikes se les adjudica el mote de “los Booker T & The MG’s españoles”. Y tal vez esa comparación sea merecida, porque la conjunción que alcanzan es magnífica y el sonido es cada vez más compacto. Solo hay una versión, y no es lo más afortunado del disco: la standard “The “in” crowd”, que ellos convierten en “En la onda” y que me parece un poco plana. Pero hay verdaderas joyas, de las que yo elijo “Robin Hood”, una pieza de tonos medievales que abre el disco (y es una de mis favoritas desde pequeño), y “Siete loros temblorosos”, indicativa de ese aire cosmopolita que empiezan a tener. 



El servicio militar, un cáncer para los conjuntos de entonces, lentifica la trayectoria de los Pekenikes, que sobreviven como pueden al desfile de algunos de sus miembros: entre 1968 y 69 publicarán seis singles que forman el grueso de “Alarma”, su tercer disco grande y último de esta década. Quedan fuera de ese disco algunos temas de los singles como “El tiempo vuela”, una buena versión, aunque un tanto fotocopiada, del “Time is tight” de Booker T (era de esperar algo así) y, aun con algunos lunares en ese conjunto de piezas, se nota una evolución hacia estructuras más complejas que en cierto modo se deben a una intensa colaboración entre el grupo y Waldo de los Ríos (vamos, como los Beatles con George Martin). Esa colaboración da como resultado, entre otros, la creación de dos temas cantados, después de tanto tiempo: la soñadora “Nostalgia” -con una versión instrumental en la cara B- y “Cerca de las estrellas”. Esta última es probablemente la obra cumbre de los Pekenikes y tal vez de un imaginado estilo psicodélico español, en el caso de que existiese: su perfección es emocionante, sobre todo para los fans del género como el que esto suscribe; conste que también “Nostalgia” tiene ese aire fantasmagórico que tanto nos gusta, pero no es lo mismo. Otra de mis preferidas es “Hechizo”, una especie de variación sobre la base rítmica de “Robin Hood”. 



Y llegamos al final de la década, que será también el final de esta serie. Los Pekenikes, a pesar de problemas internos que partirán al grupo en dos y marcarán el principio de su decadencia, siguen adelante unos cuantos años más, así que cuando ataquemos esa nueva etapa volveremos con ellos. Como ven, estamos ante uno de los grupos más longevos de la historia musical española. 


18 comentarios:

  1. He esperado a esta tercera entrega para comentar, por que realmente andaba yo un poco desinformado sobre grupos españoles sesenteros, por lo que estos capítulos me han venido de maravilla.
    A los Pekenikes los conocía algo más, pero me doy cuenta de que conforme los voy escuchando, descubro temas excelentes, como es el caso de "Robin Hood" o "Hechizo", que se me habían pasado y que me han sorprendido gratamente.
    De "Cerca de las Estrellas" ni hablamos, ojalá hubiera muchas más parecidas en su repertorio. Eran un grupo instrumental mayormente, pero cuando se ponían a cantar como en este caso, lo hacían de maravilla.

    Espero con ganas el próximo capitulo para seguir aprendiendo.

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    1. Creo que debería ponerse manos a la obra con los Pekenikes, don Antoni: teniendo en cuenta sus gustos, estoy seguro de que le sorprenderían . Se trata de un grupo que, además de su propia vocación de exquisitez, tenía ese plus de estar apoyados por Trabucchelli y Waldo de los Ríos, que son palabras mayores en el pop español de los años 60.

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  2. Ahhhhh... Escala en Hi Fi con su sintonía "Arena Caliente" de los Pekenikes, ¡qué tiempos!. Y cuando cambiaron al batería por el tal Félix (más "marchoso") y las trompetas y los arreglos.

    Hilo de seda, Frente a Palacio, Cerca de las estrellas, Robin Hood... eran carne de guateque en mis tiempos, para ir entrando en calor.

    Le has dado un buen repaso a la época, los Pekenikes fueron un puntal de la historia de la música de los 60, y como bien dices, aguantaron más que otros en la brecha.

    Me gusta recordar esos tiempo, y encima, con todo lujo de detalles.

    Gracias.

    Saludosssssssssssssss

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    1. Qué gusto daban los domingos por la tarde, cuando empezaba el programa, ¿eh, mister Babelain? Yo al menos me sentía transportado a otro mundo, menos gris que el que nos rodeaba por entonces. Esa es la magia del pop, precisamente: evadirnos. Y luego los guateques, efectivamente.

      Gracias a usted, y seguiremos informando.

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  3. Hola Rick:
    Pues me pasa igual que con los Relampagos, a pequeños tragos, es indudable que fueron fundamentales en su época y de los primeros grupos en apartarse descaradamente del ye-yé para hacer "musica seria" ?.
    Menos mal que hicieron "Cerca de las Estrellas" uno de los mejores temas de la década.
    No soy muy amante de los metales, con la excepción de los saxos traperos.
    Un saludo y hasta la próxima.
    Jose

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    1. No se crea que es usted el único con el asunto de los metales, don José: tengo que reconocer que tampoco yo soy muy aficionado a ese sonido, un poco tremebundo de más. Pero en el caso de los Pekenikes sabían medirse sin exagerar. Y "Cerca de las estrellas" es de esas canciones que valen por toda una carrera, eso está claro.

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  4. Pues a mi es otro grupo que me deja frío, me parecen un grupo de conservatorio, con poco nervio. Aun así, tienen buenos temas, el de Hilo de seda es inapelable con esa trompeta divina.

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    1. Comprendo que haya gente a la que este estilo no le va mucho, mister Chafardero. Pero usted mismo lo reconoce: hay algunas piezas, como ese "Hilo de seda", o "Arena caliente" y otras cuantas que yo creo que le gustan a cualquiera.

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  5. Para mi siempre ha sido el grupo más importante que ha parido este país junto a Radio Futura. Creo que están a la altura de Los Booker T y muy por encima de cualquier otro grupo instrumental de los 60. Los escuchaba cuando era un niño en tiempos de aquel legendario Escala en HIFI y ya por entonces me hipnotizaba su música. Han pasado las décadas y siempre me ha sorprendido que no se valorase la validez y la permanencia de este grupo en beneficio de otras minucias de cada momento.
    Ese "Cerca de las Estrellas" junto al "Todo tiene su fin" de Los Módulos son las dos obras cumbres de lo que podemos considerar psicodelia española.

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    1. El más importante no lo sé, herr doktor, pero desde luego es uno de los puntales de la música española en los años 60. Podría discutirse su influencia, ya que jugaban en una liga distinta a los demás grupos: si hablamos de eso, tal vez los Brincos sean más importantes por la escuela que dejaron tras ellos. Pero en lo estrictamente musical, no hay duda de que Pekenikes fueron de una exquisitez muy grande. Aunque, insisto, hay que valorar la aportación de Trabucchelli y Waldo; dos personajes de los que hoy en día tampoco se acuerda nadie. .

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  6. Siempre entro en este blog de noche, cuando no puedo poner la música alta. Me engaño a mí mismo diciéndome que lo escucharé todo mañana, a todo volumen, pero nunca es así. Por eso he de hablar de memoria.

    Coincido con todo el mundo en que los Pekenikes fueron muy importantes en la historia de la música española, pero también fueron cruciales para mí: me hicieron disfrutar, con solo diez añitos, de música de calidad. Pese a que nunca me gustaron los instrumentos de viento, normalmente no abusaban de su sonido chirriante.

    Recuerdo “Cerca de las estrellas” como una maravilla (pese a algunos excesos de metal) que aún me emociona hoy.

    Saúde.

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    1. El asunto de la música nocturna tiene fácil areglo, señor Pez: cómprese usted unos cascos. Los hay decentillos por 50 euros, pudiendo mejorar sensiblente con unos cascos buenos (como decían los Luthiers). Y en cuanto a los instrumentos de viento ya ve usted que casi todos opinamos lo mismo, se ve que somos más guitarreros que otra cosa. Pero los Pekenikes, en efecto, sabían contenerse.

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    2. La opción nocturna de tablet y auriculares en la cama es la ue me permite seguir mas asiduamente al Sr. Rick. Antes era complicado. Aunque hoy recurro a la mas usual: Día tranquilo en el curro y lugar donde se puede poner música. Cosa harto difícil pero muy placentera. (Como que llevo tres horas aquí y se me pasa voladas.)

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    3. Es otra opción, señor Bubo, pero yo recomiendo unos cascos que suenen decentemente: la diferencia de sonido vale la pena, lo mismo que sucede con la comparación entre los altavoces del ordenador o unas buenas cajas como dios manda.

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  7. Bueno... estamos hablando de algo que la menos me suena minimamente. Flipo con el Doktor Krapp. ¿Comparar Pekenikes con Radio Futura? ¡Me se de alguna qu se tiraría de los pelos! No sé, no sé.

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    1. La comparación del doctor viene más bien desde el punto de vista de su fama, no de su estilo. Es evidente que no tienen nada que ver, pero tuvieron una popularidad que ha trascendido en ambos casos.

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  8. Siento que estoy frente a un grupo que pertenece a la banda sonora vital de varias generaciones mayores que yo, y tras echar un ojo al resto de comentaristas me reafirmo. Ese ''también fueron cruciales para mí'' de Luis Congrio, o ''los escuchaba cuando era un niño'' de Dr. Krapp, o tu mismo comentario en el propio texto de ''una de mis favoritas desde pequeño'' con respecto a Robin Hood. Así que un nuevo oyente como yo, obviamente no puede pretender conocer un grupo así si no lo vivió en su momento. Pero me dejaré de rollos.

    ''En las estrellas'' es la única que conocía de oídas, sin saber que era de Pekenikes, y es muy buena. Tras unas primeras escuchas, otras me han gustado sobre todo ''Hilo de seda'' y ''Hechizo''. ''Robin Hood'' tiene unos fraseos interesantes, y el resto me ha enganchado menos. He buscado la versión de ''Romance anónimo'', y aunque es buena, creo que la prefiero en una desnuda guitarra española. En fin, iré descubriendo este grupo, no crea usted que no.

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    1. Esto es lo que pasa por meterse en el medio de los puretas, que tiene uno que oir muchas batallitas. Pero más en serio, le diré que estamos ante uno de los conjuntos más notables de la década de los años 60 y primeros 70. No son comparables con ningún otro por la razón de que eran instrumentales, y ese estilo estaba desapareciendo ya a mediados de la década. Pero precisamente por eso, mayor es su mérito: aunque no tenían competencia -salvo los Relámpagos- estaban remando contra corriente.

      No sé hasta qué punto puede gustarle a un oyente joven actual este tipo de sonido, ya que es algo que se ha perdido por completo. A diferencia de los grupos como Brincos, Bravos, etc, que tienen puntos de contacto con la actualidad (ya que el beat o el pop son estilos que no pasan), de los estilos instrumentales solo se recuerda el surf y poco más (y aun así, entre minorías).

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