lunes, 7 de diciembre de 2015

1973 (XVI)

El solista tuvo su renacimiento a finales de la década anterior, tras una época en la que esa opción estaba reservada casi únicamente para los cantantes de baladas. A estas alturas el pop se ha ramificado creando una gran variedad de alternativas, que incluyen desde la vanguardia pura representada por Kevin Ayers o David Bowie hasta los músicos de corte más tradicional como Elton John o Cat Stevens, otros dos visitantes asiduos de este bar. Por desgracia esta será la última visita de ambos, ya que sus trayectorias los alejan de nosotros. 



Elton John, tras algunos años de fogueo como compositor a sueldo y militante de Bluesology, consiguió la categoría de solista en 1969, el año de publicación de su primer disco grande. Su estilo consiste básicamente en mezclar la tradición melódica y orquestal europea con la balada al estilo yanqui, siendo The Band una de sus mayores influencias. El resultado tiene un tono casi campestre a veces pero con unos arreglos magníficos, y lo ha ido elevando gradualmente hasta conseguir un éxito notable a ambos lados del océano; para ser exactos, más aún en los States que en su propia casa, ya que ese equilibrio entre las dos influencias se está perdiendo en favor de la segunda. El año pasado consiguió su primer número uno allá con “Honky Château”, que no bajó del top 5 en la Isla y consiguió muy buenas ventas en toda Europa. Pero salvo alguna gran canción como la inolvidable “Rocket man”, ese disco no tiene la altura de los anteriores, sino que parece haber sido hecho expresamente con la intención de ampliar la masa de oyentes a base de edulcorar el producto: la delicadeza, el trato exquisito de las texturas instrumentales, las líneas melódicas tan originales que presentaban sus cuatro primeros discos casi han desaparecido. En su lugar tenemos ahora a un compositor de piezas agradables, sin arrobos ni sobresaltos, que confirma plenamente sus objetivos con la publicación de “Don’t shoot me, I’m only the piano player” a principios de Enero y “Goodbye yellow brick road” en otoño.

Entre uno y otro disco, Elton salta al estrellato absoluto. A partir de este año se convierte en uno de los artistas más populares en el negocio del glam (algo transitorio) y en consecuencia, del pop rock -si no el mayor, a la espera tal vez de personajes como Michael Jackson o la consolidación de Queen. No hay grandes diferencias entre esos dos discos, que por supuesto alcanzan el número uno con holgura en medio mundo, España incluida: ambos se graban en el castillo famoso, ambos tienen unas cuantas canciones de gancho para single… y otras cuantas de relleno, creo yo (sobre todo el segundo, que es doble). De entre esas canciones con gancho destacaría de su primer disco y en su vertiente melosa, el gran éxito de “Daniel”, un verdadero agobio radiofónico; de su tendencia “gamberra”, que la tiene, las dos mejores son “Crocodile rock” y “Elderberry wine”: salieron juntas en un single muy popular en los bares y futbolines, y tengo que reconocer que las dos me gustan. Del doble, aunque ya andaba yo un poco alejado de las glorias eltonianas, habrá que recordar el tremendo éxito de obras trágicas y trascendentes como “Candle in the wind” junto a, una vez más, alguna cancioncilla marchosa como “Saturday night’s alright for fighting”, que aún hoy me encanta. En resumen, ya digo, Elton se nos hace millonario. Mejor para él. Y a partir de ahí, poco hay que contar: paso a paso se ha ido convirtiendo en la gran reinona del pop de masas durante años y años. Hace mucho que los locales como este se le quedaron pequeños. 



Lo de Cat Stevens es otro asunto aunque tiene algunos puntos en común con Elton, ya que a su espíritu intimista y lírico hay que sumarle un gusto exquisito por los arreglos musicales, que convierten sus canciones en pequeñas obras de arte, en piezas de orfebrería. Sin embargo, esos arreglos son muy sencillos: por lo general trabaja acompañando a su voz cálida con cuatro instrumentos básicos -guitarra acústica, piano, bajo y batería- y en menor medida un órgano eléctrico que suele crear una atmósfera de fondo, más que incidir directamente sobre la pieza. Por lo tanto su gran baza son las melodías, cautivadoras, con un lirismo revestido de un ligero tono casi pop que lo diferencia de la gran mayoría de los poetas cantantes, y eso ha hecho que desde su “renacimiento” en 1970 su obra discográfica haya sido tremendamente popular en medio mundo: conseguir que sus últimos tres discos estén entre el top 5 y el 10 es algo muy raro de ver en este tipo de músicos. Sin embargo, su estilo comenzó a evolucionar el año pasado, con “Catch bull at four”: la percusión y los teclados eléctricos comienzan a ganar protagonismo sobre el sonido acústico, al mismo tiempo que las escalas melódicas están perdiendo ese leve tono pop para acercarse -aunque también levemente- al r’n’b. No es una mala opción, aunque nos despiste un poco porque no parece cuadrar con su estilo; el problema es que su brillantez compositiva ha decaído: no era un mal disco, pero junto a algunas piezas magníficas había otras casi de relleno. Con lo cual sospechamos que el próximo será decisivo, aun sin saber exactamente por qué. 

Y sí, fue decisivo: “Foreigner” se publica en el verano del 73 y la sensación general es la de que algo se está perdiendo. En primer lugar tenemos la confirmación de que Cat se ha pasado al sonido eléctrico, especialmente órgano y sintetizadores, muy apoyado por la batería; el r’n’b tiene ahora un matiz cercano al soul y por momentos se escuchan escalas funk. Como consecuencia, ya no necesita los servicios de su hasta ahora inseparable Alun Davies y sus guitarras acústicas. Otra novedad es que la cara A está ocupada por una sola pieza, “Foreigner suite”, que resulta excesiva: en la primera parte están muy bien equilibrados los momentos de suavidad con las fases más rítmicas, pero luego se va haciendo tediosa (diez minutos hubieran sido suficientes). La cara B se abre con “The hurt” que fue un relativo éxito en single y que sintetiza muy bien el cambio que se ha producido en la música del gato, decididamente volcado hacia los tonos negros. Hay una canción que me gusta especialmente: “Later”, imaginativa, con un ritmo “relojero”, nervioso, muy vivo; por otra parte también tenemos vestigios de su época anterior en “100 I dream” o “How many times”, aunque no llegan a aquella altura. En conjunto es un disco muy digno, pero queda claro que el Cat Stevens que nos encandiló ya no existe; en su lugar irá complicando más los sonidos al mismo tiempo que sus melodías pierden brillantez. 

Su carrera musical “convencional” duró otros cinco años. Sus conflictos espirituales le acompañaban desde siempre: a finales del 77 decide convertirse en musulmán y poco después adopta el nombre de Yusuf Islam, retirándose de este negocio. Sus últimos discos, aunque vendieron bien, resultaban cada vez más confusos, posiblemente como reflejo del conflicto interior que debió de sufrir hasta tomar una decisión como esa, que cambia una vida completamente. Suerte, Cat. Nos has dado momentos inolvidables, y no seremos nosotros los que juzguemos tus decisiones: para eso ya está la prensa, señora de vidas y haciendas. 



16 comentarios:

  1. En lo de Elton John no entro. A pesar de reconocer su valía como compositor e intérprete, nunca me ha atraído su música.

    Cat Stevens ha formado parte de la banda sonora de nuestras vidas en los primeros 70 con dos discos, para mí, magistrales: "Tea for the Tillerman" y "Teaser and the Firecat". Este “Foreigner” que comentas, si, pero para mí ya no es lo mismo, le falta su imprescindible acompañante Alun Davies, por ejemplo, y las canciones no me parecen tan "redondas como en los discos que he comentado. He estado oyendo, a raiz de este post, muchos de los discos de Cat Stevens (los tengo casi todos en un disco duro) y sigo pensando que los dos discos que he comentado son los que más me gustan.

    Que siga la tertulia tabernaria.

    Saludosssssssssssss

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    1. Pues yo creo que los primeros discos de Elton pueden resultar interesantes para un compositor como usted, mister Bab: independientemente de que sus canciones gusten más o menos, los arreglos son siempre muy buenos; incluso en su época más petarda, que ya es decir.

      Y con el Gato creo que estamos todos de acuerdo en que sus primeros discos, más acústicos, son también los más atrayentes (y se nota la mano de Davies, en efecto). Esos dos que citas tal vez sean la cumbre, pero el primero es también muy bueno; luego ya se va enmarañando poco a poco.

      Y que nos traigan otra ronda.

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  2. Hola Rick:
    Veo que seguimos en época de decadencia.
    Del Elton John decirte que era mi artista favorito a principio de década, pero estos dos discos ya pegan un bajón importante, igual es que se cansan de sacar discos tan serios y buenos y tienen necesidad de descargarse con cosas mas triviales, vease "El rock del cocodrilo", que me gusta un güevo. En resumen, hay que rebuscar para sacar los temas buenos, que los hay.
    El Cat Stevens, me ha gustado siempre moderadamente, es de esta gente "que no molesta" que a veces ya es suficiente, comparado con sus discos anteriores, otro que pega bajón a lo bestia.
    Bueno amigo Rick, a ver si despachas rápido a los decadentes y empezamos con los emergentes.
    Un saludo
    Jose

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    1. En mi caso Elton nunca llegó a ser un favorito, pero sus primeros discos los guardo como oro en paño. Hay mucha gente así, que no te arrebatan pero andan cerca. Y por supuesto que el rock de cocodrilo es muy bueno, por eso digo que la caragambera de Elton tenía su gracia. En cambio, Cat me parece una maravilla -sus primeros discos, claro. Pero sí, a partir de "Foreigner"la cosa ya empieza a ir en caida libre.

      Decadentes ya quedan pocos, pero emergentes casi no hay aún: estamos en 1973, falta un año o dos. Así que pronto acabaremos con esto.

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  3. Con el bueno de Elton me ha pasado que ya casi no me convencen ahora muchas que en su día tanto me gustaron. Me empalagan. Seré yo el culpable. Pero sigue habiendo excepciones que me siguen encantando.

    Sin embargo, Cat me gusta tal vez más ahora que entonces, y mi preferido sigue siendo "Tea for the Tillerman". Es verdad que en Foreigner empezó su decadencia; creo que arriesgó y le salió mal. En la “Suite” hay momentos geniales, en mi opinión, que se pelean con otros soporíferos que no cuajan un buen contrapunto. Mi opinión, repito.

    Un placer volverlos a escuchar, sobre todo al señor Stevens.

    Saúde.

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    1. A mí en cambio me pasa al revés: cuanto más lo escucho más matices le voy descubriendo; en sus primeros discos, claro. Y con Cat la cosa no cambia, tal vez porque era mucho más asequible. Tiene tal cantidad de melodías maravillosas que asombra. En cuanto a "Foreigner", no sé si fue un riesgo o una simple evolución, pero ya veo que estamos de acuerdo: un poco pesadito, ¿verdad?

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  4. Es cierto que Elton John ha hecho un giro significativo... Con el respeto que merece un artista dfe su categoría, entiendo que haya quién se sienta decepcionado con el cambio.
    Lo de Stevens no es comparable con lo de Elton John, creo que a ese los 70 le sentaron mal...

    En fin... Dos artistazos con discos tan míticos que quedarán mucho tiempo en las colecciones de discos propios y ajenos.

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    1. Imagino que es muy difícil mantener un estilo tan, digamos, exquisito, durante mucho tiempo. Llega un momento en que la propia exigencia del mercado te va amansando o, simplemente, tu evolución te lleva ahí. Y sí, muchos nos sentimos decepcionados. En cuanto a Cat,y dejando siempre aparte el asunto de su espiritualidad, me remito a lo que dije arriba: el cambio de acústico a eléctrico no le sentó bien. Pero sí, ambos han quedado para la historia, y sus discos de la época gloriosa no pasarán.

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  5. Dos de mis músicos favoritos. Pero tengo que decir, como casi todos decís, que a partir del Captain Fantastic (y un poco el Blue Moves), Elton John ya no es lo mismo. Se mueve mucho más en el concepto de single de éxito comercial. Eso sí, sus 4 o 5 primeros son obras de arte (hola Bab), sin contar el Empty Sky.
    Cat Stevens tiene esas dos maravillas que mencionáis, sobre todo el Tea, que es de quitarse el sombrero. Todas todas todas las canciones de ese disco son la octava maravilla del mundo. El Foreigner me gusta (así como el Izitso y el Buddah). En cambio Numbers, y Back to Earth me cuestan más (hablando solo de los 5 últimos).

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    1. Yo ya no aguanté hasta el Capitán Fantástico, aunque por supuesto en cada disco de Elton hay alguna pieza memorable (incluso en los peores). Y el "Empty skly", bueno, se nota que estamos ante un músico a medio hacer, pero me parece bastante mejor que muchas de sus grabaciones posteriores, de su época reinona.

      Y a Cat lo dejé en "Foreigner", pero digo lo mismo que con Elton: sus discos posteriores tampoco es que sean tan horribles. Quizá sea yo, que no tengo paciencia.





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  6. Aquí si que pincho en hueso, al Elton John no lo toco ni con la escobilla del WC, y Cat Stevens me aburre soberanamente, en fin, para gustos colores, y siempre nos quedará París.

    Un saludo Rick y resto de la peña.

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    1. Como siempre los gustos personales son sagrados, así que no tengo nada que decir salvo, tal vez, que debería darles una oportunidad a los primeros discos de estos dos señores. A veces, las ideas preconcebidas o que mantenemos desde hace mucho tiempo cambian precisamente con eso, con más tiempo...

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  7. Hola Rick:
    Tengo que reconocer que al sr. Elton John no le he prestado nunca la atención que se merece y lo siento por que me he perdido muchas cosas buenas. Como siempre, te escribo mientras escucho los discos. Suena "Daniel" y ya se me pone la carne de gallina de la emoción que me produce recordar aquellos años felices.
    Con "Good Bye yellow brick road" me pasa lo mismo, ¡¡ que tiempos aquellos!!.
    Le daré un repasillo al resto de las canciones.
    De Cat Stevens no opino. Me gustan a rabiar sus temas más conocidos, mis favoritos: "Katmandú", ó "Wild World", pero esto álbum precisamente no lo conozco.

    Como siempre, gracias por refrescarnos la memoria.

    Un saludo.

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    1. En el caso de Elton, vuelvo a lo mismo: independientemente de lo que nos parezca su carrera a partir de mediados de los 70, sus primeros discos son plenamente defendibles. Mi preferido es "Madman across the water", pero solo por decir uno.

      Y el Gato, lo mismo digo. "Foreigner" no será una joya, pero merece la pena una escucha al menos.

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