La evolución de algunos estilos clásicos comienza a destacar a finales de los años 60, cuando muchos aficionados veteranos se van acercando a la madurez y buscan músicas más elaboradas. El jazz (los States) y la música sinfónica (Europa) son dos protagonistas principales, y mientras la Isla se apunta al rock sinfónico y progresivo -dos tendencias que nunca llegarán a triunfar al otro lado del océano- las élites de aficionados yanquis comienzan a besar el suelo por donde pisan las figuras como John Coltrane o Miles Davis, verdaderos monumentos nacionales. Coltrane murió joven y no llegó a protagonizar aquella efervescencia, pero Davis es de los primeros músicos que se dedican a la improvisación incluyendo instrumentos eléctricos en su banda; Davis, que odiaba las etiquetas (“inventos de los blancos”, decía él), consiguió ampliar el círculo de aficionados hasta alcanzar un mercado suficiente como para que sus hermanos de raza pudiesen vivir con soltura, ya que en los años 50/60 los jazzmen eran aún muy dependientes de las minorías blancas intelectualizadas. Y tras él suelen ser también los blancos quienes organizan nuevas bandas dedicadas a la fusión, como pasó con los británicos y el blues, y prácticamente en la misma época: ya vimos aquí que el nacimiento del jazz rock comienza sobre 1968/69, en parte gracias al empuje del sello CBS. Y en paralelo a esa transición que protagonizaron los músicos procedentes del rock como los que integran Chicago (que pronto se pasó al mainstream), Flock , Electric Flag o los neoyorkinos Blood, Sweat & Tears, también alcanzan popularidad otros cuya escuela es el jazz de vanguardia -muchos de ellos se han "graduado" junto a Davis- y de los que solamente recordaremos los más conocidos: es un mundo ensimismado en su propia exquisitez, muy distante de los géneros simples que enardecen a los adolescentes y los llevan a una nueva ola.
Aunque ya lo visitamos en su Isla natal, hay que recordar a un personaje imprescindible en esta historia y que trasciende a su nacionalidad: se trata de John McLaughlin, que al frente de la Mahavishnu Orchestra desarrolla la idea de Davis sobre el ensamblaje de los instrumentos eléctricos e incluso electrónicos consiguiendo que los músicos amplíen su destreza en una perfecta comprensión de las posibilidades de esos artefactos, haciendo de ellos unos especialistas fabulosos. Esa excelencia será una de las señas de distinción de los nuevos jazzmen, creando una casta que los iguala a los héroes del progresivo o el heavy metal: todos los instrumentos son estelares, y así los bajos parecen solistas, el sonido de las baterías es abrumador, casi espacial; la producción es pulida y brillante... En los primeros años 70 se vivió un endiosamiento de los músicos que no podía traer nada bueno: a algunos nos daba la impresión de estar ante brillantes ejercicios de onanismo en el que los titanes tocaban para escucharse a sí mismos. Pero en fin, volvamos al asunto:
Otra de las bandas más famosas son Weather Report, que además fueron también de las primeras. La esencia del asunto viene de lejos, puesto que Joe Zawinul y Wayne Shorter ya habían trabajado juntos en algunas grabaciones de los años 60 (junto a Davis entre otras) y coincidían en la idea de un jazz “free form”, como se decía por entonces. Otro participante en algunas grabaciones con Davis es el bajista Miroslav Vitous, que se asocia con ellos junto a los percusionistas Alphonse Mouzon y ocasionalmente Airto Moreira: esa formación es la que presenta en 1971 el primer disco, que un emocionado Clive Davis (el jefazo de la CBS) define como “banda sonora para la mente y la imaginación”. Se nota la herencia del gurú de la trompeta, aunque con el tiempo (y varios cambios de personal) van adquiriendo un tono cercano al funk con efluvios étnicos que les da una gran popularidad. Su época más brillante comienza en 1973 con “Mysterious traveller” y durará casi hasta el final de la década. Incluso en España llegaron a ser masivos: “Black market” y “Heavy weather” son dos discos que se escucharon hasta la saciedad en los pubs de la época.
Debido a la categoría casi legendaria que alcanzaron la mayor parte de estos músicos, era mucho más frecuente ver sus nombres en la portada de los discos que como integrantes de una banda. Por ejemplo, la agrupación conocida como Return to Forever figuraba siempre detrás del nombre de su líder: Chick Corea, uno de los teclistas más brillantes del ramo, que también había estado en la banda de Davis y luego participó en grabaciones con McLaughlin y medio Weather Report antes de publicar su primer disco, en 1972. Es una bonita obra remarcada por la voz casi angelical de Flora Purim, una clásica en el circuito del jazz. En el grupo vemos también a su esposo, Airto Moreira, que ya conocemos de su estancia con Miles y los Report; el bajista es Stanley Clarke, otra luminaria que ha tocado con medio censo. Más tarde pasó por ahí el eximio Al Di Meola, guitarrista al que le gusta investigar en todo tipo de estilos, del jazz al flamenco; entre sus múltiples colaboraciones es de recordar aquel trío que formó junto a McLaughlin y Paco de Lucía. Otra figura del género es el teclista Herbie Hancock, que durante un tiempo compaginó su pertenencia al quinteto de Davis con su trabajo como músico de sesión en la Blue Note; suele grabar discos a su nombre, y su discografía es inmensa. En resumen, nos hallamos ante una pequeña nebulosa de cincuenta o sesenta músicos que se van asociando entre sí para grabar discos a nombre de unos u otros.
Esta fiebre por el jazz vanguardista de fusión llegó hasta bien entrados los años 80; luego esa generación de músicos se fue fragmentando, y unos se dedicaron a la música electrónica mientras otros buscaban en las raíces, el folclore y los sonidos tradicionales. Hubo de todo. No sabría decir, a estas alturas, cuantos de aquellos discos llegaron a gustarme realmente; sé que me deshice de muchos, y eso no es buena señal. Pero hay algunos que aún hoy me agrada escuchar, piezas sueltas de la Mahavishnu, de Weather Report, de Chick Corea… y poco más. Lo siento.
¡Horror!
ResponderEliminarMenos mal que me avisaste.
Me paso a otro blog.
Saludos
Ya me parecía a mí... De todos modos, tampoco hay que ser tan radical: la mayoría de esta gente, a estas alturas, me aburre bastante, pero hay algunas cosas de Weather Report o la Mahavishnu que aún hoy se defienden bastante bien.
EliminarEn fin, estoy seguro de que los próximos invitados te van a interesar bastante más que estos...
¡Carajo!, Estoy tentado a estas horas de la noche a desempolvar algunos de los discos de los artistas que mencionas, y pasarme buena parte de la noche escuchándolos. Miles, Trane, McLaughlin, Weather Report, Return to Forever, Flock, Blood, Sweat & Tears, Chicago Transit Authority (los primeros), Hancock y Clarke, me puede dar una sobredosis seguro. Muchos artistas y grupos más allegados a la intrahistoria del oyente que a compartirlos con otros al no ser del gusto de una inmensa mayoría. Fan devoto de todos ellos, de Electric Flag cogo ahora mismo su "Live" del 69 y la chiquita en rosa me invita a zambullirme de nuevo entre sus surcos. Creo que una de las grandes aportaciones a la historia de esta nuestra música contemporánea se da cuando Miles saca la paleta y empieza a dibujar nuevas formas de fusión, a finales de los 50.
ResponderEliminarSi en la próxima entrada ya aparecen Sly, Funkadelic, Parliament, Pastorius o Roy Ayers, bueno...¡mil veces carajo!
Saludos,
JdG
JdG
Pues me alegro por ti, estimado Javier. Yo, sintiéndolo mucho, me reitero en lo dicho antes. Es, como siempre, una simple cuestión de maneras de ser, de gustos. Otro argumento no se me ocurre. Y sobre los demás nombres que citas, la mayoría ya muy cercanos o inmersos en el funky salvo Pastorious (que de todos modos tenía un disco en solitario de lo más interesante), digo lo mismo: no me llamaron los dioses por esos caminos. En todo caso, recuerda que esta serie es únicamente un vuelo de águila sobre las músicas yankis que pueden influir a los isleños y sus nuevas olas, así que no hay mucho que añadir.
EliminarSaludos mil...
En realidad Miles Davis fue un resistente. Un tipo que en 1959 en plena fiebre rockera se encaramó a las listas y por lo tanto resistió con un disco legendario, Kind of Blue, donde estaban monstruos de la talla del propio Coltrane, Bill Evans o Cannonball Adderley, y desde allí se convirtió, hablo de Miles, en el supremo pope del jazz con permiso de algunos otros como Sonny Rollins, Horace Silver etc..
ResponderEliminarDesde entonces el jazz pasó a ser lo que quería Miles y siendo éste tan inquieto empezó a llevarse a su entorno a los mejores músicos de su generación sin importar nacionalidad. Los discos electrónicos de Miles desde Bitches Brew hasta su primera retirada son en realidad fragmentos musicales de obras imposibles como muchos otros que se introdujeron en este movimiento llamado fusión.
Por otra parte no hay que olvidar la importancia de la evolución del soul y del funk hacia territorios comunes con estos primeros representantes del jazz rock. Los que cita Javier de Gregorio son un claro ejemplo. Un grupo como Weather Report o como The Crusaders no tendría sentido sin esta mezcolanza.
Se agradece que toques estos estilos y te alejes de cierto purismo negacionista que todavía existe entre muchos que dicen amar el pop y el rock. Al final descubriremos que entre unos y otros se generó una época, un estilo y en general, el sonido de nuestro tiempo.
Saludos
Miles, dejando aparte su genialidad como músico, era un tipo que posiblemente entendió muy bien el mercado y supo adelantarse a él. Esa es la idea que tengo, pero no me hagas mucho caso. Yo en este tipo de músicas patino, soy incapaz de empatizar con ellas, pero reconozco su gran categoría. Luego ya lo del "sonido de nuestro tiempo" es un asunto muy difuso, porque hay varios sonidos distintos y muy poco de lo que se hace ahora me interesa, ni en este sector ni en los demás. Será la edad, posiblemente.
EliminarTodos hemos catado en algún momento a estos músicos que citas. En aquellos tiempos ponía mucho a Flock, Weather Report, Chicago, la Mahavishnu etc... Disfruté con casi todos. Ahora me cuesta más entrar en ese mundo. Sin embargo, antes, durante y después de eso llamado jazz-rock, he sido amante del jazz a secas (o lo que se entiende por eso). Miles Davis era un genio y abrió caminos. A unos les gustará más que a otros, pero nadie negará su valía. En el foro se cita a Pastorius. a este habría que darle de comer aparte. Y hablando de bajistas, Miroslav Vitous (citado aquí) tiene algunos discos en solitario muy interesantes (para mí, claro).
ResponderEliminarSaludossssssssssss
A mí me gustaban, y en gran parte me gustan aún, las bandas que procedían al estilo Flock, y los que venían del jazz me parecían más cercanos a la música ambientas: Weather Report es un buen ejemplo. Pero en efecto, a mí también me cuesta hoy en día escuchar un disco entero de este tipo de gente. Y la digitación de Pastorius o Vitous es muy brillante; me hubiera gustado escucharlos haciendo rock...
EliminarTodos tenemos nuestras limitaciones (en mi caso muchas), y una de las mías es que Miles Davis me resulta insoportable; como la mayoría del metal, por cierto. Sí que soy mayor: el metal eran los instrumentos de viento, mayormente.
ResponderEliminarMe gustaron –mucho- algunas cosas que citáis. Flock, Weather Report, Return to Forever, Alphonso Johnson… pero, sobre todo, la Mahavishnu. El “Birds of fire” es uno de los discos de mi vida.
Coincido, pues, en lo fundamental: estos ¿americanos? formaron parte de mi sintonía existencial.
Saúde.
"Metales" es la definición corecta, para diferenciarlos del "metal" (ya sabe, Deep Purple y sucesores). Yo tampoco soy muy de vientos, pero Flock por ejemplo me siguen gustando aún hoy (y ese violín del señor Goodman: no me extraña que McLaughlin lo fichase para su banda).
EliminarAmericanos, la mayoría. Pero dejando aparte a McLaughlin, había unos cuantos europeos: Miroslav Vitous, Zawinul, etc...