Fieles a nuestra costumbre de respetar la antigüedad en el empleo, aquí tenemos a los dos grupos más veteranos surgidos en la primera oleada punk que siguen en activo: Damned y Clash. Ambos entran en la nueva década con tres discos en su haber, aunque por supuesto el fulgor de los Clash y su "London calling" minimiza cualquier intento por situarlos en un mismo plano. Y tampoco creo que sea necesario, puesto que el espíritu de los Damned es muy ajeno al de Strummer y sus socios: estos últimos renegaron del punk ya de entrada -con la previsible consternación de sus seguidores más ortodoxos-, mientras que Captain Sensible y su tripulación han hecho el camino evolutivo más sensato en ese estilo, convirtiéndose en una banda de pop rock con ese difuso tono "gótico" tan de moda, pero muy solvente en su caso (sensible: prudente, razonable, sensato. No se fíen de los falsos amigos).
El primer single en la historia del punk es de los Damned y contiene la legendaria "New rose": solo por eso ya merecen respeto. Y el primer Lp, también es suyo. Y si hay gente que no llegó a valorarlos tal vez sea porque a diferencia de los altivos Clash ellos nunca sintieron la necesidad de iluminar al mundo con sus proclamas, ni eran existencialistas, ni sufrían mucho, ni se querían suicidar. No: los Damned están en el origen del punk pop británico, son el espejo para muchas bandas posteriores que buscaban, como ellos, equilibrar el poder de la melodía con los ritmos anfetamínicos (los Buzzcocks, por ejemplo, son dignos alumnos suyos). Con toda lógica su primer productor fue nuestro admirado Nick Lowe, y la mayor parte del material contenido en su debut sigue sonando con frescura aún hoy. Lástima que luego perdiesen el norte con un segundo disco que además de contener material de poco brillo fue producido por Nick Mason: semejante despropósito casi acaba con ellos, el desastre comercial hizo que Stiff los despidiese y de hecho el grupo estuvo oficialmente liquidado durante cerca de un año. Pero a mediados del 79 resucitan, fichan por la Chiswick y entran a grabar "Machine gun etiquette", el tercero, uno de los más distintivos de toda su carrera y donde quedan asentadas las líneas maestras del grupo para unos cuantos años. En ese disco se democratiza la composición, que pasa a ser colectiva tras la marcha de Brian James, al mismo tiempo que aumenta el peso musical del Capitán, que participa con guitarras y teclados; igual de importante es el poderío escénico y la voz de Dave Vanian, su avasallador frontman (un elegante vampiro de la new wave), y la solvencia de un batería como Rat Scabies no es muy frecuente en este sector del negocio. En cambio, el puesto de bajista sigue siendo inconstante: tras la marcha de Algy Ward, que no se llevaba bien con Scabies, entra Paul Grey, que acaba de abandonar a Eddie and The Hot Rods.
En noviembre de 1980 presentan "The black album", que confirma el estado de gracia de la banda; puede considerarse hasta cierto punto como un desarrollo estilístico sobre el anterior, aunque está claro que lo supera. Ellos mismos producen la mayoría del material, buscando una elevación sobre el tono de garaje pop rock que tenía aquél hasta llegar a un mundo abierto en el que cualquier ocurrencia es posible. Esa versatilidad no existía en sus primeros tiempos con James, y el rango estilístico es enorme: que una banda nacida en la primera oleada punk consiga meter en un mismo disco canciones de puro pop, new wave con arreglos casi orquestales, efluvios de rock neoyorkino, ramalazos de psicodelia, juegos vocales con guiños a los Beach Boys e incluso momentos progresivos, es sorprendente. Y todo ello matizado hasta cierto punto por ese aroma "gótico" que ya empieza a sentirse a lo largo de toda la obra. No hay un patrón definido porque una de las características del disco es el juego de estilos en una misma pieza, esa continua transgresión que nos hace dudar si el arranque con la maravillosa "Wait for the blackout" es punk pop o qué, y luego nos rendimos ante mezclas tan originales como las de esa especie de pop rock coral a ritmo de marcha en "Lively arts" (la siguiente), y una tras otra se saltan los códigos de composición tradicionales para crear uno de los discos más vivos, complejos pero gozosos, que inaugura la nueva década con todos los honores.
Y la "subversión" no termina ahí: este es un disco doble, aunque en varios países fue publicado como sencillo (España incluida). Y eso se debe a que muchos distribuidores consideraron el segundo disco sin "potencial comercial", que diría Zappa. ¿Por qué? Pues porque la cara A es un desarrollo de más de diecisiete minutos titulado "Curtain call" que desde luego no cuadra con los postulados de la parroquia punk -ni con la época- en absoluto: a tono con el título, lo que tenemos aquí es una especie de esquema musical/teatral en el que se cruza el canto elevado con inesperadas ráfagas de rock, pop, desarrollos pianísticos, momentos psicodélicos, ambientales, góticos, vanguardistas... todo un repertorio de recursos que inevitablemente sorprendió a gran parte de sus seguidores más o menos convencionales. Y tal vez para compensarles por esa "incomodidad", la cara B es parte de una actuación en los estudios Shepperton ante uno de sus clubs de fans. El caso es que con frecuencia se ha valorado únicamente el primer disco, e incluso seguía figurando como simple en varias reediciones, también en formato CD, hasta no hace mucho, lo cual me parece injusto. Pero esa rareza no empaña la realidad: los Damned son a principios de esta década una de las ofertas más sólidas del panorama isleño. Y, sin meternos en las profundidades del segundo, aquí tenemos otra prueba más...
Los Clash habían ido creciendo en el negocio al mismo tiempo que iban cambiando de público. Aquella afirmación del Sniffin' Glue de que "el punk murió el día que los Clash firmaron con la CBS" tiene sentido en parte: tal vez murió para ellos. Strummer dice que muy pronto se desengañaron de ese mundillo, y sumando una frase con otra lo que tenemos es que en realidad tal vez nunca fueron una banda punk. Para empezar, sus primeras influencias están en el rock and roll de los muy apolíticos Ramones; y no me cansaré de decir que el envoltorio revolucionario de Strummer y sus socios no es propio del punk, cuya "filosofía" original está mucho mejor representada por los cínicos Pistols o los juerguistas Damned que por ellos. Fueron precisamente los Pistols quienes popularizaron el término "no future", tan alabado por la peña, y convendrán ustedes en que no cuadra mucho con el ideario combativo que mantienen los Clash. Así que aquella admiración por los Pistols lo era más bien por su inmediatez, su cercanía y su actitud chulesca, pero poco más: de la pelea al combate va un trecho semántico. Y desde luego, en lo musical los superaron muy pronto. Es lógico que sus seguidores de primera hora pronto también comiencen a sentirse desilusionados, porque lo que tienen ante ellos es una banda de rock bastante ecléctica que en sus dos primeros discos todavía mantiene una cierta conexión con sus orígenes, pero que con una obra cumbre como "London calling" pasa a ser patrimonio de las masas. Ahora, entrando en los 80, hay que mantener ese estatus; y la tarea no es fácil, porque todo el mundo sabe que después de la cumbre viene el descenso.
La solución es, cuando menos, atrevida: se nos anuncia que el nuevo disco de los Clash va a ser triple. A la CBS, que ya había puesto objeciones al formato doble del anterior, se le acalló entonces con la sobresaliente cifra de ventas; ahora el grupo consiente en rebajar su porcentaje para publicar este, que saldrá a precio reducido. O sea, que van sobrados. Pues muy bien. La expectación es enorme, el disco se publica en los últimos días de 1980 y tal vez por las fechas mucha gente se lo compra sin oírlo para disfrutar las Navidades a lo grande o algo así, no sé; solo sé que la sensación general entre sus fans fue decepcionante, como un parto de los montes. Pero a los tibios no nos afectó tanto aunque en esencia sea una pobre estela del anterior, un disco del montón si lo comparamos con las novedades de aquella época: desde luego sobraba más de la mitad de las 36 canciones -matemáticamente seis en cada una de sus seis caras-, pero con la otra mitad se podría hacer un disco decente; sobre todo si nos quedamos con las piezas de estilo jamaicano en todas su variedades, que además resaltan el papel de la base rítmica -Simonon y Headon- frente a los otros dos. Tiene gracia, por ejemplo, que una de las canciones más recordadas sea la versión del "Police on my back" de Eddie Grant con los Equals, que hasta cierto punto tiene un ligero soplo pop. Sorprende el curioso detalle casi "victoriano" de que hayan dado la vuelta a "Career opportunities", que figuraba en su primer disco y que ahora suena casi angelical en las vocecillas de los pequeños hermanos Gallagher; como sorprende también que eligiesen para comenzar "The magnificient seven", una pieza de marcado estilo funk/disco. Pero en resumen, a pesar de que hay mucha filfa por medio y de que las proclamas combativas aburren bastante, esta obra probablemente sea más defendible ahora que entonces. Porque fueron y son las canciones "negroides" las que lo mantienen aún hoy, al margen de sus mensajes acartonados incluyendo ese título con signo exclamatorio, o el "alternativo" número de catálogo FSLN1 (Frente Sandinista de Liberación Nacional 1).
Bueno, pues parece que en este momento el futuro próximo de los Damned tiene una mejor perspectiva que el de los Clash, ¿verdad? Aquí entre nosotros: me alegro. Pero ya veremos cómo anda la cosa en la próxima visita de ambos. Suerte...
He estado escuchando recientemente los dos discos de The Clash y estoy de acuerdo contigo, sobre todo en lo referente al "negroide" que resaltas en el último párrafo, incluyendo la vertiente jamaicana. "London Calling" es un disco inmenso, magistral, lo abarca casi todo, hasta su portada revisita la historia del rock. "Sandinista" es más disperso, menos concreto, su amplitud hace que se pierda, el oyente queda sobrepasado por tal cantidad de temas, algunos de ellos pura filfa, como dices, pero tuvo su puntito rompedor también. Damned creo que han ganado con el tiempo, me suenan más actuales, más centrados en hacer que el personal piense más en la música que en su transfondo ideológico o étnico, sin despreciar para nada su puro valor musical.
ResponderEliminar¡El comienzo promete, wrong´em boyo!
Saludos
Quizá por la enorme altura que tiene "London calling" cualquier otra obra de los Clash palidece ante ella, pero también es verdad que se pasaron haciendo un triple, como si quisieran demostrar algo. Y los Damned fueron y son un grupo muy poco apreciado en España, pienso que injustamente. Sin ir más lejos, para mí el "Black album" es bastante mejor que "Sandinista!".
EliminarSaludos mil...
No tengo ningún problema con The Clash o de The Damned son dos grupos estupendos. Al parecer tú no simpatizas con Strummer por la carga política de sus canciones, yo en cambio lo tengo un profundo respeto ya que le echaron huevos a la cosa en los terribles momentos de La Dama de Hierro jodiendo a la clase obrera. ¿No son suficientemente cínicos para ser punkies? Es una opción que tomaron, aunque no entren de lleno en la etiqueta. Respeto otros puntos de vista pero yo cuando escucho, contemplo o leo una obra de arte me gusta saber los motivos que justifican que las cosas se hicieron así en el momento que se hicieron, más allá de los oportunistas que luego se apuntaron a la moda pasajera.
ResponderEliminarAh, si es por problemas no se preocupe, herr doktor: yo no los tengo con nadie. Otra cosa es que unos músicos, o unos discos me gusten más que otros. Yo no simnpatico con Strummer (ni con sus compañeros), pero no por su proclamas:en cierto modo también las hacían los Jam, con más peso a veces, y son un grupo que me encanta. No, lo que me jode de Strummer es su chulería, su altivez, su creencia de que ha venido al mundo para ilustrarnos, y sobre todo, esa manía de los cantamañanas por hablar sin saber de lo que se habla: sus opiniones sobre la situación política en varias zonas de Hispanoamérica en aquella época son las clásicas del señorito moderno que ha leído mal unas cuantas reseñas y aún encima ha sido peor aconsejado.
EliminarEn cuanto a ser o no ser punkies, efectivamente, eso fue una opción que tomaron ellos mismos; a mí me da igual que lo sean o no. ¿Oportunistas? Ellos más que nadie.
Hola Rick:
ResponderEliminarPues a los Dammend,nunca les he prestado demasiado atención, a pesar de que su sonido no me disgusta, tengo por ahí algún disco de esos suyos que nunca escucho, bueno,habrá que darles un repasillo,como buen y aplicado pupilo.
Los Clash, después del London Calling, tenían el listón demasiado alto y como creo que ellos mismos lo sabían, daba iguallo que sacarían, siempre sería inferior, asi que optaron por el camino facil, pues con Sandinista abarcarían mas público. A mi sinceramente este disco siempre me ha gustado. DSi no hubiesen sacada el London Calling...
Un saludo
Jose
Ay, José. Mira que te lo tengo dicho, que hagas caso a los Damned, que te van a a encantar. Por lo menos, escucha el primero y este Black album, ya verás como te cambia la perspectiva.
EliminarY sobre los Clash, lo que tú dices: después del "London calling" la cosa se ponía muy cuesta arriba.
Saludos mil...
Pues los Damned me siguen gustando. Los descubrí en tu anterior entrada sobre ellos y casi estoy por decir que suenan mas actuales que los Clash. El sandinista era un disco muy raro, muy sobrados se les veía para marcarse un triple, y el resultado fue irregular, pero yo en su época lo escuché devotamente.
ResponderEliminar¡Bien! Un nuevo militante para la causa de los Damned. Esa mixtura punk pop que poco a poco va evolucionando hasta llegar a "Black album" me parece de una magnífica coherencia. Y aún les queda al menos un gran disco o dos...
EliminarAunque leí esta entrada hace tiempo, tuve la semana pasada muy liada y no he podido catar apenas estos álbumes... Poco puedo comentar. A los primeros Damned del 'New Rose' los conocí en este bar, pero esto es una evolución al new wave con un resultado bastante complejo. El Black Album me ha sonado muy bien en una primera escucha... Me han ganado sobre todo esos colores góticos; en esa línea, 'Twisted Nerve' es una maravilla de melodías, texturas y cambios de ritmo. 'Lively arts' también me ha enganchado a la primera. Solo por mencionar un par. En resumen: me apunto este álbum, que merece escucharse con calma.
ResponderEliminarCon los Clash soy oyente casual (no me dió por ellos en su momento, aunque nunca es tarde), pero me gustan mucho un pequeño surtido de canciones (de las ochenteras, por ejemplo, 'Rock the Casbah', que no toca hoy). Nunca me he puesto con su discografía, por lo que no he escuchado este 'Sandinista!'. Estoy seguro de que, como dices, tendrá buen material dentro de ese formato pantagruélico de tres discos que, de primeras, asusta al más pintado. Veo que no tragas a su líder... Yo, la verdad, no le conozco lo suficiente como para opinar al respecto pero, ciñéndome al tema del género y las etiquetas, poco tienen que ver con los Ramones o los Pistols en el aspecto musical, así que tampoco veo relevante compararles con ellos en cuanto a su filosofía.
Como sabes bien, este grupo fue muy influyente para muchas bandas punkies españolas, aunque sobre todo estoy pensando en 'Kortatu', que de hecho hicieron suyas las proclamas de la Nicaragua sandinista. Hoy, Daniel Ortega provoca casi más rechazo que Somoza y ha roto el corazón de muchos de quienes en su día vieron en Nicaragua un modelo a imitar, más allá del rechazo al intervencionismo estadounidense, pero esa es otra historia.
Volviendo al Black Album: 'History Of The World - Part 1' es otra maravilla melódica, de esas que no se te van de la cabeza. Está claro que este disco es denso, en el mejor sentido de la palabra.
EliminarLos Damned han sido probablemente el grupo punk/new wave más olvidado en España, tal vez porque su distribución aquí ha sido bastante deficiente. Pero ya ves que son de los grandes, y como mínimo tienen tres o cuatro discos magníficos. Te recomiendo al menos tres: el primero, "Machine gun ettiquette" y este. Y aún falta por aparecer "Strawberries", una maravilla pop que demuestra la amplitud de criterio que tenían estos señores...antes de convertirse en otra banda gótica. El gótico es un estilo que se acabó haciendo agotador.
EliminarDe los Clash siempre hay que recomendar "London calling", eso es inobjetable. Tal vez los dos primeros también, en conjunto, y el siguiente a este. Y bueno, lo de tragar o no tragar me pasa con muchos músicos, no te creas: me cae mal aproximadamente la mitad del censo. Lo cual me da más criterio, porque puedo juzgar su obra pasando de su categoría personal, que aun aficionado debería traerle sin cuidado siempre. Y lo del frente Sandinista pues... tú mismo has hecho un escueto pero significativo resumen.
Rick, te dejo por aquí un comentario muy intempestivo, aunque no sé si te llegará, solo para agradecerte de nuevo tu labor divulgativa: estoy disfrutando de este grupo, que es una maravilla.
EliminarEspero que tú y tu familia estéis bien y con salud.
Saludos.
A mí me gustan los Damned y los Clash. Sobre todo el Sandinista, aunque también pienso que se pasaron en hacerlo triple. Así que estoy encantado con esta entrada.
ResponderEliminarSeguiremos el rastro y veremos si es cierto eso de que tienen más futuro los Damned.
Saludossssssssssss
Perdón, quise decir "sobre todo London Calling".
ResponderEliminarUf, qué susto. Me he quedado más tranquilo con esta aclaración. Que bueno, tampoco es que "Sandinista!" sea un horror, pero vamos, al lado de "London calling" no creo que nadie vaya a discutir cuál es el grande. Y los Damned tiene más futuro en los dos sentidos: a los Clash ya solo les queda cuerda para otros dos discos (y el segundo es mejor olvidarlo), mientras que los Damned serán un grupo longevo (creo que aún andan por ahí) y al menos tienen otros tres o cuatro bastante interesantes.
EliminarSaludos mil..