viernes, 22 de enero de 2021

Estados Unidos: los primeros 80's (II)

Siguiendo nuestra tradición, comenzamos el viaje por los primeros 80s yankis recibiendo una nueva visita de algunos músicos ya veteranos cuya carrera esté en pleno desarrollo, y los Talking Heads son el mejor ejemplo. Aquel grupo que comenzó en el CBGB con una propuesta entre post punk, new wave y funk ha ido sofisticando su sonido sin perder la vocación experimental que los hace tan atractivos. Tal vez ese biotipo de banda arty, como etiqueta, pueda crear a veces un cierto rechazo, y por otra parte David Byrne, su creador y líder, es un personaje muy poco afectivo que da una imagen entre neurótico y cultureta bastante peculiar. Pero eso es lo de menos: como siempre lo que importa es el material, y los Heads llegan a la nueva década ya consagrados gracias a dos discos sobresalientes. 

En verano de 1979 se presenta el tercero, titulado "Fear of music" y en el que de nuevo participa Brian Eno como productor junto al grupo. La evolución que había comenzado en su disco anterior se va concretando aquí, con un claro protagonismo de las estructuras rítmicas sobre cualquier otra consideración. La influencia africana, pasada por el tamiz occidental de Eno y Byrne, da como resultado una música de mucho carácter y que sin embargo suena plenamente actual. Hay que recordar que en ese momento las discotecas están entregadas completamente al funk, un estilo que los Heads han ido enriqueciendo desde sus comienzos; por otra parte, el propio Byrne afirmaba que la música disco, en cierto modo, era también una de sus influencias. Y el resultado es una de las mejores obras de su carrera, que nos lleva desde el estilo casi "racial" de la apertura con "I Zimbra" hasta las melodías cercanas al pop como "Mind", que muy inteligentemente va situada en segundo lugar para que pronto le quede claro al oyente el abanico en el que se mueven. Que dos de sus piezas más recordadas sean la muy bailable "Life during wartime" junto a la casi estática "Heaven" resulta revelador. 

"Remain in light", a finales de 1980, es la consecuencia lógica de los dos discos precedentes. Eno sigue al frente de la producción y no hay grandes cambios en el sonido, pero se refuerza ese tono "africano" tanto en el sonido como en la base rítmica. Para entonces ya va quedando claro que el grupo es el vehículo de expresión de Byrne, que controla prácticamente todos los aspectos creativos: a Jerry Harrison no le importa mucho, pero Chris Frantz y especialmente Tina Weymouth se muestran cada vez más disgustados con los modos casi dictatoriales del líder. Es evidente que las relaciones no son buenas; pero tanto la crítica como los fans se muestran entusiasmados, así que de momento la situación se va manteniendo. De todos modos cada vez hay más épocas de distanciamiento entre grabaciones y giras, dando como resultado que no habrá nuevo disco en estudio hasta dos años después. Para cubrir el expediente, en el 82 se publica "The name of this band is Talking Heads", un doble en directo que pasó un tanto desapercibido. Lo cual se hace extraño, porque además de una excelente selección de temas el sonido es de lo más "honrado" que se puede encontrar en esa época: tal vez me equivoque, pero juraría que hay pocos arreglos posteriores, ni overdubs, ni cosas por el estilo. Suena fresco, real, como debe sonar un directo. 

La publicación en verano del 83 de "Speaking in tonges" resuelve las dudas que había sobre la continuación del grupo y, sobre todo, si las tensiones internas podrían afectar a la calidad de su música. De hecho, un dato "inquietante" sobre el nuevo disco es que, por ese distanciamiento y los trabajos en solitario de sus miembros, el tiempo transcurrido entre los comienzos de su grabación -justo un año antes- y el remate, casi siete meses después, es inusualmente extenso teniendo en cuenta que los Heads suelen ser una banda que no se demora mucho en el estudio. Ya no está Eno, así que también la producción es exclusivo asunto del grupo -suponemos que de Byrne mayoritariamente-. Pero los temores quedan liquidados de inmediato con el arranque de "Burning down the house", que se convierte al momento en una de sus canciones fetiche: no hay grandes variaciones con respecto a los anteriores, pero sí se nota que el funk está adquiriendo un moderado tono pop que hace su sonido más luminoso. En consecuencia es también más ligero, pero sin perder en ningún momento la altura que han alcanzado. Y entre unas cosas y otras resulta que estamos ante el disco más vendido de su carrera. No solo eso, sino que además Jonathan Demme, el aclamado director de cine, filma unas cuantas actuaciones-tipo de la banda durante la gira de presentación del disco y el resultado se verá en 1984: "Stop making sense" es una de las mejores obras documentales en la historia del cine musical, al mismo tiempo que un excelente (aunque corto) disco en directo. Los Heads llegan al final del primer quinquenio de los 80 como la banda más interesante que pueden ofrecer los Estados Unidos en ese momento: si recordamos sus primeros tiempos del CBGB, la evolución es impecable. Y cuando llegue el segundo quinquenio ya veremos.






... Y ya puestos... aquí va un regalito. Hoy estoy que lo tiro...



16 comentarios:

  1. Talking Heads en el plano visual no dejan de ser un grupo más deudor del esteticismo pop de Andy Warhol y la cuadrilla de The Factory. Un rollo altivo, cultureta, puramente neoyorquino pero de gran personalidad. Su estilo musical es rico y lleno de matices, esa forma de cantar espasmódica de David Byrne le va muy bien a esos ritmos sincopados del grupo que ha ido incorporando melodías recogidas de otros entornos geográficos y étnicos. Otra faceta fundamental son sus directos donde crearon un estilo realmente atractivo y cercano a los happpenings del momento.

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    1. Bueno, el aspecto visual tiene su parte de interés, pero en un grupo tan destacado como los Heads no es determinante. Por otra parte, si nos fijamos en la primara media hora de la película, vemos que se defienden perfectamente en plan minimalista. Y sus directos no han destacado nunca por un excesivo abundamiento en la "coreografía".

      El estilo musical, efectivamente. El múltiple y variado estilo musical: ahí es donde está su riqueza.

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  2. Muy de acuerdo con tu texto, Rick, aunque decir taxativamente que Talkimg Heads es la mejor banda americana de la primera mitad de los ochenta me parece arriesgado estando los Cramps o Dream Syndicate de por medio.

    Saludos.

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    1. Hola, Gonzalo. No fue mi intención sonar taxativo, pero de todos modos supongo que mi afirmación necesita que la justifique un poco.

      En primer lugar y como siempre, los gustos personales son sagrados: nada tengo que objetar a quienes consideren que los Cramps por ejemplo (o Tav Falco, o los Ramones en otro sector) merecen más admiración que Talking Heads, aunque no esté de acuerdo en absoluto. Pero de todos modos esas son opiniones, es decir, pertenecen al ámbito de lo subjetivo: es perfectamente lícito preferir las bandas de baile a los grupos demasiado "cerebrales", o elitistas... Como digo arriba, el palabro "arty" es un arma de doble filo.

      Yo soy más de bandas británicas, y dejando aparte a los Kinks (la gloriosa decadencia victoriana) prefiero mil veces a los Who o los Small Faces que a los Stones, por centrar el asunto. Es decir, prefiero el r'n'b transformado en soul o Motown (dos productos evolucionados, ya de los años 60) al que nos lleva al puro rock'n'roll con tonos blues: me encanta el blues, pero en pequeñas dosis. Lo mismo me pasa con el rockabilly, y en general todos los géneros raíces, sean blancos o negros, porque son muy repetitivos. Y todo esto no es más que una cuestión de carácter, perfectamente opinable.

      Pero hay también una cuestión objetiva: antes de poner un disco de los Cramps (o de Blondie, por citar a uno de los de mi cuerda) ya sabemos lo que nos vamos a encontrar; con los Talking Heads o grupos de ese calibre, no. Porque se trata de músicos que han partido de tres o cuatro estilos muy diferentes, han sabido ensamblarlos y, sobre todo, tienen una capacidad creativa notable. Ese es, a fin de cuentas, el ingrediente definitivo. La creatividad es algo con lo que se nace, y muchos músicos, conscientes de sus limitaciones, prefieren el abrigo de unas referencias cercanas antes que evolucionar sin saber a dónde ni cómo..

      Y esto nos lleva a Dream Syndicate y en general los grupos de la onda paisley underground: son músicos de categoría, pero seguidores antes de bandas históricas que de estilos. En vez de recrear la psicodelia toman directamente el camino que emprendieron las bandas californianas de diez años antes, le añaden un tono eléctrico de alto voltaje (casi siempre heredado de la Velvet) y poco más. En consecuencia sus primeros discos son muy valiosos, pero luego se van desinflando. Resulta curiosa esa resurrección que han tenido hace poco y que posiblemente tenga más recorrido que en sus primeros tiempos. Por lo demás, sigo sin entender esa adoración que hay por bandas de parecido pelaje como R.E.M. o Yo La Tengo, pero voy a dejarlo aquí porque tal vez esté bordeando el sacrilegio.

      De todos modos no dudes que los Cramps por lo menos estarán en este bar: su primer disco grande es justo de 1980, y se lo merecen. Perdón por la brasa, pero es que a veces cojo carrerilla y no sé cuándo parar.

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    2. Lo que llamas cuestión objetiva, no lo es, Rick, según eso Roxy Music sería más creativo que Chuck Berry (por hablar de dos de mis artistas favoritos). Que los Cramps siguieran una línea aparentemente más rígida que Talking Heads no afecta en nada a su creatividad, que está en cientos de matices en cada canción e interpretación. Los Cramps, me cito, "pertenecen a esa escasa especie de artistas que tiene universo y estilo particulares, que subvierte los códigos que le alimentan gracias a un talento que no se puede aprender en ninguna academia, pues usa el intelecto y la razón del mismo modo que se ríe de ellos". En cuanto a Dream Syndicate, es evidente que viene de la Velvet, pero para dar con canciones tan extraordinarias como "John Coltrane Stereo Blues" hace falta mucha personalidad. Y su resurrección está siendo, como dices, realmente brillante.

      Saludos.

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    3. Pues sí, yo creo que Roxy Music (especialmente en sus primeros discos) son más creativos que Chuck Berry, que como casi todos los pioneros tenía tres o cuatro pautas (tanto para rápidas como para las de medio tiempo) y no se salía de ahí. Por otra parte es lógico, ya que son épocas muy distintas y no se puede comparar la riqueza de materiales con la que trabajan Eno y Ferry que los escasos mimbres que hay en la época de Berry (quien por cierto, como los demás pioneros, se dedicó a vivir de su legado ya a partir de los años 70 porque, simplemente, no tenía más que ofrecer). Berry es un clásico, uno de mis preferidos, pero a cada uno hay que pedirle con arreglo a sus posibilidades.

      Y esto último es la base de cualquier cuestión objetiva: la época y los materiales. Los Cramps, como los Ramones, van a esas épocas y comienzan a trabajar desde ahí; en consecuencia ellos mismos se establecen unos límites que no suelen saltarse salvo en su época de mayor brillantez, que para mí fue a mediados de los 80 con aquel disco de Elvis nosequé (perdona, pero no recuerdo ahora bien el título). Por supuesto que tienen su universo particular -eso nadie lo ha negado-, como lo tienen Devo o Costello, o Pere Ubu o Radio Futura. Cualquier artista con carácter lo tiene. Otra cosa es que ese universo se mantenga casi estático a pesar de, que como dices tú, "cientos de matices en cada canción".

      Por supuesto ahí volvemos a lo subjetivo: a unos les gustará quedarse en tres o cuatro estilos con sus infinitas y pero diminutas variaciones, y a otros les gustará ir saltando de género en género, buscando la sorpresa. Algo así pasa en el mercado del disco, con la diferencia entre completistas (los que tienen toda la discografía de un grupo y en consecuencia abarcan pocos grupos salvo que sean millonarios) y los que solo tienen los discos que les interesa de cada grupo, ampliando así el abanico de gustos.

      En cuanto a los Syndicate, ya digo que sus primeros discos son muy buenos. Fallan, como casi todos, en el largo recorrido. Pero eso le pasa a casi todo el mundo, no hay grupos redondos: los dos últimos discos de los Heads son perfectamente prescindibles.

      Saludos mil.

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    4. Tendríamos que hablarlo con unas cañas, Rick. Objetivas son las influencias que recibe y da un grupo, también la época y los materiales, como dices; son cosas que se pueden estudiar epistemológicamente. Pero la creatividad es un concepto subjetivo, no es matemático. Para mí, por ejemplo y por cambiar de campo, es mucho más creativo el Ozu de la posguerra, con sus repeticiones infinitas de temas y planos, que Spielberg con toda su parafernalia.

      Un abrazo.

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    5. ¿Unas cañas? Como no sean virtuales... Quién las pillara: al menos en Galicia tenemos los bares cerrados para tres semanas. Y sospecho que esto solo es el principio. Paciencia.

      La creatividad no es matemática, en eso estamos de acuerdo. Y hasta en eso puede haber opiniones, de todos modos. En cuanto a Spielberg, es el rey del papel cartón, pero cualquiera se atreve a decirlo en público. Y de todos modos tiene algunas películas bien hechas.

      En fin, suerte con el bicho.

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  3. Entré con ellos en su "More Songs About Buildings And Food" y la verdad es que me dejaron, ya de inicio, plenamente convencido de su propuesta. Durante los inicios de la década de los 80, en las obras que mencionas, continué con ellos y me reforzaron en la idea de encontrarme ante la quintaesencia más interesante de la música neoyorquina del momento (Aquí hago un inciso para mencionar también a la Laurie Anderson de la época, otra artista que me produjo parejos sentimientos, pero igual me adelanto...).
    Dos apuntes más: tengo tendencia a comparar a Byrne con el John Cale de V.U.; ambos europeos, con ideas experimentales parejas, el primero triunfó, el segundo fue despedido. La segunda, y curiosamente otra influencia europea, Brian Eno, fundamental para entender y asimilar la música de T.H. durante esos primeros años 80; de hecho su trabajo conjunto en "My Life In The Bush Of Ghosts" marca también la época.
    Saludos,

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    1. Ese segundo disco ya es de categoría; el primero también, pero aún estaban a medio hacer aunque como debut es impresionante.

      Laurie Anderson es demasiado vanguardista, demasiado "arty" (otra vez la palabreja) para mi gusto. Es una propuesta para minorías que quizá en aquellos tiempos sonaba interesante, pero hoy en día no me atrevo a escuchar detenidamente un disco suyo. Lo siento.

      Totalmente de acuerdo en la comparación de Cale con Byrne (galés y escocés: curioso). Tal vez la gran diferencia sea precisamente el antes" y el después de sus respectivos grupos: Cale tiene una carrera posterior muy amplia y de categoría, mientras que posiblemente lo mejor de Byrne quedó en su grupo. A partir de ahí, hay de todo.

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  4. Esta serie comienza bien. No sabía nada acerca de la historia del grupo, y de esta época solo conocía 'Burning down the house'. Tendré que ponerme un día con la discografía de TH, porque tras escuchar las pistas que has dejado, promete más pepitas de oro. De 'Psycho Killer' como canción suelta no diré nada nuevo, pero cualquier versión nueva es bienvenida.

    Por cierto, se agradece enormemente el regalo del concierto (buena calidad de imagen) y, aprovecho para decir aquí, el álbum de versiones japonesas que has dejado en SBDT, que se me olvidó decirte.

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    1. ÑPues entonces te recomendaría que le echases un vistazo a la primera parte, porque sus dos primeros discos son casi imprescindibles.

      El concierto es magnífico, y sobre todo demuestra que se defienden igual con coreografía que sin ella, como le decía a herr doktor.

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  5. Yo no les presté demasiada atención en su momento, de aquella la etiqueta cultureta me daba bastante repelús. Ahora me parecen más interesantes, y han envejecido bien. El regalito que nos dejas me servirá para meterme en harina con ellos.
    Por cierto, estaría bien una visita a grupos funk, género un tanto olvidado y que me parece muy sofisticado

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    1. Ya, es la maldición del palabro "arty", que ya ha salido hoy demasiadas veces aquí. Pero efectivamente, han envejecido muy bien, lo cual demuestra su categoría: por encima del estilo que sea tienen composiciones realmente brillantes, y eso es lo que queda.

      En cuanto al funk, lo siento pero solo me gustan cosas muy concretas (precisamente los Heads son de lo poco que suelo escuchar). Entiéndeme, otra cosa es el baile, pero un disco entero de ese estilo, si es muy "concreto", me cansa.

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  6. Talking Heads es uno de mis grupos preferidos de todos los tiempos. Ya desde el primer disco “77” me atraparon y no me soltaron. A mí es el que más me gusta de todos los que sacaron. Será por la sorpresa y por el estado alterado de conciencia con el que oí aquella joya. Todavía me dura, creo. No sé si para bien o para mal. Y ha llovido desde entonces Hay muchas canciones posteriores al “77” que ponen la piel de gallina ("Burning down the house", por ejemplo). Le he sacado partido a todos los discos de Talking Heads que han ido publicando. A unos más que a otros.
    Sí que es rarillo el amigo Byrne. Se le perdona todo mientras se marque esas músicas tan espectaculares y disfrutonas.
    Y gracias por el regalito. Aunque ya la había visto, viene bien tenerla archivada.
    Saludos.

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    1. Eso mismo me pasa a mí, Bab. Y sobre todo teniendo en cuenta la época, ya que nosotros pensábamos que después de los 60/70 la cosa estaba finiquitada. Pero ya ves, surgieron los Heads, o los Jam, o Costello, y seguimos manteniendo la ilusión hasta los 90, que para mí fue el final del viaje.

      Byrne luego se fue haciendo mayor, y sus discos en solitario ya son más discutibles aunque de vez en cuando sigue sorprendiendo. En cuanto a la película, ahí se ve el poderío del grupo, que por otra parte estaba en uno de sus mejores momentos.

      Saludos mil.

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