lunes, 1 de febrero de 2021

Estados Unidos: los primeros 80's (IV)

Después de dos entidades tan respetables como los Talking Heads o Mink DeVille, hoy nos visitan de nuevo unos muchachos cuyo carácter es mucho más alegre y expansivo. Se trata de los adorables B-52's, orgullo de Athens, Georgia, y cuya querencia por los ritmos bailables no impide que la música que elaboran sea de una gran calidad, con piezas muy trabajadas que constituyen una alternativa new wave de alta escuela en la que tienen tanta importancia los instrumentos tradicionales como las cajas de ritmo sintetizado. Esa notable habilidad para actualizar el surf pop junto a la evocación de la moda sci-fi de bajo presupuesto de los años 50, el ritmo endiablado junto a las baladas que parecen recordar el estilo de veinte años antes, todo ese aparente sindiós en el que ellos se mueven con total soltura, da como resultado dos discos encantadores con los que cubren el trayecto que va desde su creación en 1976/77 hasta la entrada en esta nueva década. Ya en 1981 ponen la guinda al pastel publicando "Party mix", que bajo su apariencia de simple recopilatorio nos muestra una brillante recreación de algunas de aquellas primeras canciones y certifica el final de su primera época, la más chispeante.

Hasta ese momento, siguiendo las directrices de Chris Blackwell (ya saben, el dueño de la bendita Island Records), en las grabaciones se buscaba la mayor similitud posible entre estudio y directo. Que Blackwell en persona fuese el productor de toda su obra hasta ese momento ya dice mucho de su adoración por la banda, y parte de ese sonido tan dinámico y aparentemente simple se lo deben a él. Pero el tiempo pasa, y la perspectiva del grupo está cambiando: su intención ahora es conseguir más "densidad", tanto en su nuevo material como en el sonido. Así que cuando "Party mix" se publica, en verano del 81, ellos ya están trabajando en su nuevo disco, que será producido nada menos que por David Byrne. Pero en poco tiempo surgen los conflictos con este señor, y ante las prisas del sello por publicar pronto se decide rematar el asunto abruptamente: "Mesopotamia", que así se llama el resultado, llega a las tiendas en Enero del 82 y su escaso contenido hace que se le considere como mini-Lp. Dejando aparte su mayor o menor acuerdo con el resultado final, resulta evidente que los B-52's se han hecho mayores y efectivamente la estructura de las canciones es más compleja: lo que pierden en frescura lo ganan en solidez. 

Una de las características de aquella grabación es que se nota el empleo creciente de todo tipo de teclados. Esa tendencia se debe en parte a que Keith Strickland, el batería, estaba cansado de su instrumento y había decidido dedicarse a las cuerdas y los sintetizadores; y al menos de momento, en vez de contratar a un nuevo batería se optó por utilizar ritmo sintético. Por otra parte él y Ricky Wilson eran en ese momento los compositores principales, y se tomó el acuerdo de que en la grabación del nuevo disco todos los instrumentos correrían a su cargo mientras los otros tres se dedicarían exclusivamente a las voces (aunque por momentos intervienen todos). El resultado llega en la primavera del 83 con el título de Whammy!, que viene siendo la sublimación de la línea emprendida en el disco anterior con mucha más brillantez; de hecho, y aunque tanto la crítica como buena parte de los fans seguían añorando la primera época del grupo, hay que reconocer que han madurado muy bien. Además aciertan con el productor, Steven Stanley, especialista en dubs y remixes que por entonces trabajaba con Tom Tom Club (el proyecto alternativo de los Heads Frantz y Weimouth). En resumen es un nuevo momento cumbre para el grupo, con unas cuantas clásicas como "Legal tender", "Whammy kiss" o "Queen of Las Vegas", tan válidas en las pistas como en los bares modernos. Daba gusto entrar y ser recibido por los acordes de esas canciones: se pedía la copa ya con otro ánimo. 

Luego llega el remolino. Tras una época de giras constantes el grupo comienza a preparar la grabación de un nuevo disco; pero Ricky Wilson, el guitarrista principal, está comenzando a sufrir el deterioro causado por el SIDA, que por entonces era una condena de muerte. Wilson, además de su importancia como compositor, es también uno de los creadores del sonido del grupo gracias a su maestría y originalidad en la digitación. Durante un tiempo oculta a todos su estado salvo a Strickland (ni siguiera Cindy, su hermana, estaba enterada), para no afectarlos demasiado, pero la situación se hace insostenible en poco tiempo. Tras su muerte, a mediados del 85, los demás intentan seguir adelante con las grabaciones -era deseo de Ricky- y finalmente llega "Bouncing off the satellites" un año después. Es un disco que, como no podía ser de otro modo, refleja su estado anímico y se salva por la categoría técnica en la ejecución, pero hay pocas canciones con gancho salvo "Wig" y poco más. Las actuaciones se dosifican y ni siquiera hay campaña publicitaria para mover el disco, que lógicamente tiene unas ventas bastante discretas (gracias, de todos modos, a la gran cantidad de fans incondicionales). 

Ya a finales de la década, tendrán una vuelta triunfal con "Cosmic thing", una de sus obras más populares, aunque es evidente que se ha perdido gran parte del carácter del grupo. Y finalmente, en el 92, llegará el último: "Good stuff", una estela del anterior, también con un nivel de ventas notable aunque a los fans de siempre nos deja fríos. La separación era algo casi esperado, y durante quince años no sabremos nada de ellos salvo algunas grabaciones con otros músicos. Su vuelta fue bastante decente en comparación con otras bandas que hicieron lo mismo, pero eso ya importa menos: queda para la memoria el espíritu de los años 70/80, que fue el tiempo en el que brillaron dignificando la música de baile como muy pocos han sabido hacerlo, una música que hecha por ellos sonaba igual de cautivadora en el tocadiscos de casa, o en donde fuese. Y además se hacían querer, eran como de la familia.  





14 comentarios:

  1. A estos sí los recuerdo de tu bar. De hecho, he escuchado mucho su tema 'Give me back my man', mi preferido al menos de lo que he podido escucharles. Los que nos dejas aquí no suenan nada mal, y eso que ese paso de la batería orgánica a la sintética que comentas le pone a uno en guardia de primeras. Los temas donde Fred Schneider lleva la voz cantante me parecen en general los más experimentales (igual estoy generalizando en base a unas pocas canciones), pero prefiero sin duda el encanto de la voz de Cindy Wilson, esa cantante que tiene cierto aire a Marion Cotillard.

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    1. Uf. He tenido que ir a mirar quién era la señorita Cotillard, pensando que era una música vanguardista o algo así, y resulta que es actriz. No estoy al tanto yo de ese mundo...

      Nunca había pensado eso de que Fred canta en las piezas más expoerimentales, pero puede ser. En cualquier caso el peso de la composición lo llevaban entre Ricky Wilson y Keith Strickland; tal vez por cuestión de afinidad de género le atribuyesen inconscientemente ese papel, no lo sé.

      Y aunque es muy alabada su primera época, insisto en que esta segunda es igual de buena. "Whammy", como mínimo, está a la altura de sus discos anteriroes.

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  2. Música de baile, pero con enjundia. Y sí, suele pasar, “lo que pierden en frescura lo ganan en solidez”. A mí me siguen gustando igual, o casi.. "Cosmic thing" lo tengo en un disco duro. Lo volveré a oír. No lo recuerdo. Por algo será, digo yo.
    Saludos.

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    1. Es que hay grandes discos de baile, estimado Bab. Pero la gente "seria" tiende a minusvalorar ese estilo salvo que seas Michael Jackson, Prince o los geniecillos de la Motown en general: por lo visto para ser respetado en ese estilo hay que ser negro. De un modo u otro parece asomar algún tipo de prejuicio racial en esa consideración: el baile es segunda fila, que lo trabajen los negros.

      Que conste que "Cosmic thing", sin ser tan grande como los de su época dorada, sigue siendo un disco muy decente. Mejor que los de muchos rockeros "serios" y vanguardistas electrónicos...

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  3. Era un grupo gracioso que jugaba a lo kitsch y miraba de forma burlona y postmoderna a la tradición pop anterior. Hay que recordar a Nina Hagen, Devo y las versiones nacionales como Alaska y los Pegamoides etc... Muy buien sentido rítmico y de la electrónica.
    Uno de esos grupos que o te gustan o te cargan por pesados

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    1. Era más que gracioso, herr doktor: eran realmente buenos. Y si no fuese por ese tonpo condescendiente que solemos usar cuando nos referimos a los grupos de baile como este, los B-52's estarían considerados como lo que son, uno de los mejores de aquellos tiempos. La seriedad nos mata. Pero como le digo a Bab, si en vez de ser blancos se tratase de un grupo tecno funk negro, los pondrían por las nubes.

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  4. A mí esta segunda etapa de B52 me parece muy disfrutable también. No sé si comenté que es un grupo que me trae muy buenos recuerdos, con fiestas locas bailando hasta el amanecer mientras sonaban en el destartalado tocata. Quiero hacer una defensa de la música de baile, que entre muchos aficionados está considerada como lo peor, cuando me parece uno de los pilares de la música. Mover tu cuerpo al son de una melodía es uno de los mayores placeres que existen, cualquier canción que te invite a diluirte en ella es buena por definición, no se necesitan más argumentos, sean B52 o un pasadoble.

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    1. Totalmente de acuerdo en todo, mister Chafardero. Pero a la música de baile le pasa algo parecido a lo que sucede con el humor en la literatura o el cine: se considera algo ligero, carente de la categoría de los tochos depresivos que son los que pueblan el Olimpo de las grandes obras históricas. ¿Quieres posteridad? Pues ponte triste, deprimido, amargado, violento, cruel... existencialista. Nihilista. Tremendista....

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    2. Totalmente de acuerdo en lo que dices Chafardero y en la respuesta de Rick
      Jose

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    3. Pues bienvenido al club. Y que se amarguen otros.

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  5. Hola Rick.
    Después de la conmoción de sus principios, lo que sigue, si, está bien, pero no creo que aporte demasiado.
    Musica sin complicaciones que te hacen pasar agradables momentos, que no es poco.
    ¿De verdad no había cosas mas interesantes esos años, que hay que volver a los de siempre? Pregunta sin malicia.
    Saludotes
    Jose

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    1. Ay José, qué mal me tratas...

      Recordarás que aquí siempre hay un equilibrio entre veteranos y nuevos: en las primeras entradas repasamos la actualidad de los veteranos y luego comienzan los recién llegados. ¿Que a ti los B-52's no te parecen tan interesantes como para repetir? Bueno, eso ya va a gustos: para mí son de los grandes.

      Pronto llegarán los nuevos, no sufras...

      Saludos mil...

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  6. Me limité a seguirles en sus dos primeros trabajos y reconozco que me atrajeron mucho en esos momentos. Después de su "Wild Planet", nada. Seguramente me interesaron más otras propuestas u otros artistas de la época. Por entonces, ya se sabe, había feroz competencia entre gran cantidad de bandas nuevas y siempre fui de los que preferí apostar por grupos que iban apareciendo, aparcando otros que ya conocía. Ahora como coleccionista es cuando me toca recuperar sus dos o tres obras posteriores.
    Saludos,

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  7. También a mí me gusta andar rebuscando entre las ofertas o estilos nuevos, pero eso es aparte: cuando un grupo me gusta, seguiré hasta que deje de gustarme. Ambas actitudes son compatibles. Y en este caso, aunque su primera época es la más chispeante (vuelvo a repetir ese adjetivo, que me encanta), creo que al menos "Whammy" está a la altura tanto en calidad como en categoría de la composición y el sonido. De ahí en adelante ya la cosa es más discutible, pero este cuarto disco me parece tan imprescindible como los anteriores.

    Saludos mil.

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