lunes, 11 de noviembre de 2024

1966 (IX)

"El blues se convirtió en mi religión. Me hizo tomar conciencia de la fuerza del espíritu humano. Además nos fascinaba la sensación exótica y erótica que se podía conseguir con tres acordes. A veces me preguntaban “¿Por qué cantas con acento americano? Cuando hablas se te nota el acento británico”. Y yo decía que es como la ópera italiana: es mejor si se canta en italiano". 
Eric Burdon

Los Animals terminan 1965 liberados de su contrato con el productor Mickie Most y el sello Columbia. Hasta ese momento, su producción discográfica es una amalgama de material r&b junto a piezas pop que Most solía obtener del Brill Building y con las que el grupo, pero especialmente Burdon, no estaba muy conforme. De todos modos las ventas son bastante aceptables, tanto en la Isla y Europa como en Estados Unidos: al igual que los Stones, Yardbirds y en general todos aquellos cuya carrera siga anclada en los estilos afroamericanos, siempre tendrán allí un público más fiel que a este lado del océano. Justo por entonces el gancho y el estilo de la privilegiada voz de Burdon, bautizado por la prensa como “el blanco de la voz negra”, llama la atención del mismísimo Tom Wilson (cuyo listado de clientes impresiona ya por entonces). A través de él, que será su nuevo productor, logran un contrato con el sello MGM para el mercado estadounidense, con autonomía con respecto a las publicaciones del sello británico, que será Decca. Esto origina una discografía en Lps un tanto enrevesada, pero no mucho más que la de, por ejemplo, los propios Yardbirds e incluso los Beatles de los primeros años. 

Wilson comienza su trabajo con ellos a principios de enero, y al cabo de un mes se publica un single con “Inside-looking out” en la cara A. Está basada en un viejo cántico negro de prisión que fue recopilado por los legendarios folcloristas John y Alan Lomax (padre e hijo), sobre el que trabajan Burdon y Chandler convirtiéndolo en, como dice Cash Box, “una súplica lasciva y palpitante, empapada de blues, en la que un tipo suplica a su ex novia que vuelva con él". Lascivo y palpitante, ese es el tono de Burdon en esta canción como en muchas otras: cuando se pone así de “racial”, deja a Jagger (y a quien sea) muy atrás. Por otra parte el poderío instrumental del grupo es enorme, y se complementan muy bien. La cara B se titula “Outcast”, y es una nueva demostración del conocimiento y el dominio que tienen sobre el repertorio negro y la manera de elevarlo (a pesar de que Rowberry como teclista no llega a la altura de su antecesor Price). Es una pieza soul del 64 compuesta e interpretada por Eddie y Ernie Johnston, un dúo poco conocido salvo por alguna canción suelta de las que ya comenzaban a cimentar el repertorio de la futura ensoñación Northern soul; aquí los Animals, bajo la dirección de Wilson, le dan una profundidad y un eco que la hacen casi épica. El single rozó el top 10 en la Isla, mientras en los States (donde no pasó del 30) se publicó con una cara B distinta: “You’re on my mind”, escrita por Burdon y arreglada entre Rowberry y Wilson. Es una balada blanca más o menos convencional, pero muy agradable.




Poco después se marcha el batería John Steel cansado de tantas giras y le sustituye Barry Jenkinks, que viene de los Nashville Teens. En mayo se publica “Animalisms”, tercer y último Lp británico; la mayoría de las piezas son versiones, aunque no por imposición del sello sino por voluntad de Burdon, que sigue considerándose antes un intérprete que un escritor de música. Bueno, se podría argumentar que esa es una excusa para justificar la escasa creatividad propia, pero también es cierto que la estrategia de los cantantes clásicos es precisamente esa, la de dar un nuevo carácter a las piezas de otros o recurrir a compositores ajenos. Una buena demostración es “One monkey don’t stop no show”, que en la voz de su creador Joe Tex era un soul cercano al góspel, y que Burdon hace más rugosa mientras el grupo adensa su sonido. Con “Maudie”, de Hooker, se da una nueva prueba de cómo la manera británica de tratar el blues ha creado casi un nuevo estilo, perfectamente reconocible. Otra cosa es “Sweet little sixteen”, a la que no veo mucha mejora sobre la original de Berry; no creo que el rock and roll tradicional sea uno de los puntos fuertes de los Animals. En cambio su trabajo sobre el “Gin house blues” que había popularizado Bessie Smith con el título inicial de “Me and my gin” es una verdadera recreación; lo mismo pasa con “I put a spell on you”, y en general las piezas más densas y profundas del repertorio negro. En conjunto hay que reconocer que lo más flojo del disco son precisamente las composiciones de Burdon y Rowberry, pero solo son dos (La “tercera” se titula “Clapping” y es de Rowberry. Es una especie de broma de un minuto y pico en la que lo único que escuchamos es precisamente eso, unas palmas). “Animalisms” llegó al puesto 4 de las listas, y yo creo que con todo merecimiento, a pesar de que por entonces ya comenzaban a estar mal vistos los discos sin una mayoría de piezas originales.


Casi al mismo tiempo se lanza un nuevo single, cuya cara A sorprende un poco: se trata de “Don’t bring me down”, escrita por Carole King y su marido Gerald Goffin, es decir, la pareja más clásica del Brill Bulding por entonces. Y teniendo en cuenta que ese tipo de compositores, tan querido por Mickie Most, había sido una de las causas de la ruptura del grupo con él, no se entiende esta elección. Sin embargo hay que reconocer que les sienta como un guante: entre la exhibición de Burdon, el magnífico sonido de conjunto y, claramente, la producción de Wilson, estamos ante una de las piezas más recordadas de su repertorio, una especie de balada que sin embargo posee una tremenda potencia soul/rock, ayudada por ese fuzz de ambiente psicodélico. La cara B, titulada “Cheating”, obra de Burdon y Chandler, es otra exhibición de soul al más puro estilo de los años 60, con palmas y todo; podría añadirse sin desdoro alguno al repertorio soñado del Northern soul como una de las muy escasas aportaciones genuinamente británicas. El single llegó al top 10.


Pero las cosas no iban bien, ni en lo personal ni en lo económico. El descubrimiento de que Mike Jeffery, su manager, lleva las cuentas a su aire, coincide con un momento en el que hay dos “facciones”: Burdon, Valentine y Jenkins, de mentalidad cercana a lo hippie, comienzan a pasarse con el ácido, mientras Chandler y Rowberry, más serios, ven la perspectiva con preocupación. Además Burdon desea llevar una carrera completamente dirigida por él, con lo cual poco después ocurre lo inevitable: a finales de verano los Animals se separan, aunque no hacen oficial todavía el hecho. La discografía estadounidense se aparta aquí de toda lógica, ya que se publican en ese momento y al mismo tiempo un Lp titulado “Animalization”, que más o menos coincide con el “Animalisms” británico, y un single a nombre de “Eric Burdon and The Animals” sin que haya habido aún el pertinente comunicado informando de la situación. La cara A trae la clásica “See see rider” en una versión contundente, muy rockera, magnífica, mientras en la cara B viene “She’ll return it”, compuesta por los cinco Animals todavía oficiales; es un R&B hecho al estilo ya tradicional británico, muy agradable. Dos meses después, en octubre, se informa en la Isla de que hay un nuevo grupo llamado “Eric Burdon & The Animals”, donde junto a Burdon solo queda Jenkins de la formación original. Entran John Weider, un virtuoso guitarrista, bajo y violín que fue uno de los sustitutos de Clapton en la banda de Mayall; Vic Briggs, que con veintiun años tiene ya una veteranía importante, será el solista; el bajo queda a cargo de Danny McCulloch, otro todoterreno. Es entonces cuando se publica el primer single británico de la nueva banda, con "See see rider" en la cara B y “Help me girl” en la A; es una pieza de estilo baladista compuesta por dos profesionales estadounidenses, en la que solo participan Burdon y Jenkins junto a una orquesta. Formará parte de su primer Lp, que solo se va a publicar en Estados Unidos ya en el próximo año.




En noviembre surge una nueva sorpresa con “Animalism”, un disco que contiene doce canciones grabadas en distintos momentos de este año por los Animals originales, y que formará parte de la discografía exclusivamente americana del grupo. Quizá lo más valioso sea la apertura, por tratarse de una pieza escrita por el mismísimo Fank Zappa, que por entonces compartía con los Animals al productor Tom Wilson y al sello MGM (ya que Verve era una subsidiaria). Se trata de un blues rock titulado “All night long”, en el que además toca una de las guitarras; también colabora con el bajo en la versión de “The other side of this life”. Salvo esa, todas las demás piezas son versiones, unas mejores que otras: la densidad y el sentimiento de “Rock me baby” o “Hit the road, Jack” contrastan con una mayor levedad en “Shake” o “Lucille” (insisto en que el rock and roll tradicional no es el fuerte de esta banda). De todos modos la suma de unas y otras da como resultado un disco bastante decente, aunque tal vez sin mucha coherencia. Salvo el detalle de la pieza de Zappa está claro que esto es una colección de piezas sobrantes, ya que de lo contrario habrían sido publicadas en su momento; ignoro si esa fue la razón por la que no llegó a la Isla, y tampoco tengo muy claro qué hubiera pasado de haberlo hecho. En Estados Unidos anduvo rondando el top 30, lo cual es un buen resultado teniendo en cuenta las circunstancias, y de todos modos llegaron bastantes copias vía importación.


Solo queda por recordar que durante la última gira de los Animals en Estados Unidos, en julio, Chandler descubre en el Café Wha? a un joven guitarrista que se hace llamar Jimmy James. Chandler, que ya había decidido dejar el grupo para dedicarse a labores de producción y management, no lo duda: ese será su primer fichaje, y pronto lo veremos en el bar. Por su parte, Hilton Valentine seguirá una discreta carrera, generalmente en solitario. Y como es lógico, de Burdon volveremos a hablar el año que viene: tiene por delante mucho camino.


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