“Había mucho criminal relacionado con los mods, líderes de bandas a los que les gustaba el papel de faces. Eran mayores, muy diferentes a los demás, pero no eran los únicos que deseaban una guerra en la calle. Para ellos era un juego, verse rodeados de pequeños psicópatas de catorce a dieciocho años que los seguían, enfrentando a niños contra hombres. Porque la mayoría de los rockers eran mayores, casi todos habían pasado por el ejército…
(Pete Townshend)
Bueno, pues a ver si hoy rematamos la parte “sociológica” y nos ponemos con la música de una puñetera vez. Lo que nos cuenta el señor Townshend viene siendo una alegoría: siempre ha habido fulanos que, aprovechando un movimiento social, político o de cualquier otro tipo, dan salida a sus instintos sociópatas. Esos individuos suelen ser despojos de un sistema perverso que los produce en gran número, y de una infección así no podía quedar libre la riada mod. Pero antes de seguir hay que aclarar que, hasta que la cosa empezó a envenenarse, los mods y los rockers prácticamente se habían ignorado: fue probablemente la entrada de los elementos antisociales lo que provocó la peligrosa deriva en la que cayeron. Si a esto sumamos el odio de la prensa y la Policía, que magnificaron las primeras escaramuzas para presentar a ambos bandos como una tropa de delincuentes peligrosos, no resulta difícil comprender lo que vino luego.
Los mods tenían la costumbre de reunirse los fines de semana en pueblecitos costeros del sur de Inglaterra: baile, fiesta, juerga, algunos destrozos a veces... Lo normal. La primera bronca de la que se tiene noticia ocurrió en el verano de 1963, en Margate: enfrentamientos entre grupos de mods pasados de vueltas y algunos rockers que, en pura actitud defensiva, se vieron obligados a enfrentarse a lo que ellos veían como una pandilla de críos anfetamínicos. Por suerte, esa vez no se enteró la prensa. Pero llegó lo de Clacton, en la Semana Santa del 64: llovía, hacía un tiempo de perros, casi todos los bares estaban cerrados (temporada baja), y los chicos se aburrían; así que saltaron dentro del parque de atracciones, se lo pasaron en grande y luego volvieron a la calle, a destrozar algunos escaparates. Cuadró que más de una tienda era propiedad de los padres de algún rocker, y éstos se enfrentaron a los vándalos. Las peleas no fueron muy grandes, los destrozos tampoco, pero la Policía encaró aquello como una revuelta y dieron leña de lo lindo; la prensa, radio y televisión, que ya estaban esperando algo así, se cebaron: por todo el país comenzó a surgir un difuso temor ante las noticias que hablaban de una especie de peligrosa rebelión juvenil. Echar leña al fuego, llaman a esto.
Al día siguiente hubo caravanas de Lambrettas y Vespas dirigiéndose hacia Clacton; por supuesto, a esa excursión se sumó la horda de periodistas. Los rockers volvieron a defender las tiendas de sus padres, la bronca creció y todo se salió de madre gracias a la estupidez de los mods, la brutalidad de la policía y la irresponsabilidad de los periodistas, y la mecha prendió. Los rockers, currantes curtidos, muchos de ellos en garajes o talleres, “cerdos grasientos” según los mods, hartos ya de sus desprecios, comenzaron a organizarse. La bronca adquirió tintes burocráticos y se estableció, con carácter semanal, a lo largo del verano del 64: Whitsun, Bornemouth, Brighton… hasta llegar al mismísimo Londres. A partir de aquí la cosa es sobradamente conocida: arrestos en masa, multas elevadas, cárcel a veces… En esa época comenzó la descomposición.
Por supuesto, los primeros mods, los elitistas “modern”, ya no estaban presentes: la subcultura mod era patrimonio de los faces, obsesos de la vestimenta y la noche a todo trapo, junto a los “numbers”, la clase baja y desapegada de los ideales estéticos (aunque su nombre es debido a su afición por las camisetas con números). En 1965, como suele pasar con la decadencia de casi todos los imperios, se estaba viviendo una doble sensación: por una parte media juventud isleña estaba encantada con la estética mod, había unas cuantas bandas que parecían ser mods; pero el movimiento original se estaba desmoronando, víctima de los excesos. Un buen número de faces había descubierto la otra cara del asunto, las curas de desintoxicación; y unos cuantos numbers se estaban radicalizando, se cortaban el pelo al uno, habían descubierto la cazadora “bomber”, se habían puesto botas Doc Martens: en poco tiempo más, serán los skinheads.
Y aquí termina el rollo este. Hay suficiente bibliografía para seguir hurgando, y tal vez sea un tema apasionante para muchos -como lo fue para mí en otro tiempo-, pero aquí se viene a tomar copas, escuchar a Sam y no complicarse la vida. Recomiendo, eso sí, que los posibles interesados en esta apasionante época isleña busquen, si no la han visto ya, "Quadrophenia" aquella película que los Who crearon partiendo de su legendario doble LP: es una estupenda obra de sociología. Yo me voy a abrir el bar y a recordar esa música, que nació justo cuando el grueso de sus seguidores ya se estaban desencantando de sí mismos. Curioso, ¿no?
Es curioso ver un movimiento que pretendía ser moderno y elitista como los mods, acabaran convirtiendose en más bestias que los estibadores. Supongo que las hormonas y las anfetas ayudarían lo suyo. Y el placer de la violencia por la violencia.
ResponderEliminarPues es una pena que esto acabe porque has dado muy buena información. Por el contrario, si ahora viene la música, la pena será mucho menor. Saludos
ResponderEliminarQué ilustración!. Hay una cosa que has dicho que me ha recordado no tan lejano, las fiestas que todavía se montan algunos grupos, los fines de semana en casas rurales, en la playa o en acampadas, fiestas que se alargan sin apenas dormir durante dos y tres dias. Serán hij@s o sobrin@s de algunos mods?????
ResponderEliminarSaludos.
Lo primero lo primero: Paseante, gracias por el detalle, te has pasado, y sabes que tú escribirías una entrada sobre Quadrophenia mil veces mejor. Thanks, tío.
ResponderEliminarEstoy con Sgt. Pepper, esto está muy interesante, yo también indagaré más, pero al menos consuela saber que ahora viene la música, y la verdad es que tengo muchas ganas de que llegue. Por cierto, ya veo que has escrito ''y III'', osea que aunque unida, la separas de alguna forma. En fin, ya lo veremos cuando llegue.
Parece que los que más la montaron fueron los mods, y que a su vez estos formaban un grupo heterogéneo. Sigue llamando la atención la velocidad a la que se imponían y desaparecían las modas. Para entender un poquillo algunos 'rollos' juveniles hay que empatizar de algún modo con ellos, por eso para la gente de mi generación o para los que sabemos menos, nos es algo difícil. Algunos vemos inconscientemente aquella época con una aureola mítica o algo así, como sonidos y rollos pétreos o inmutables, por tantas vueltas de tuerca y retornos que han tenido desde entonces, por eso quizás suena extraño que en tan pocos años la música y los rollos cambiasen tanto. Por ello estas entradas molan y eran necesarias, porque ayudan a comprender mejor, no sólo das datos sino que nos pones en la onda. Como dice la vieja frase, la del hijo al padre: 'No estás en la onda, viejo.' XD Pues ahora sí, un poquillo más, tron.
Es decir que la juventud inglesa de la época no eran más que una panda de pringaos, presuntuosos, relamidos y superficiales mods (sólo hay que ver lo pringao que es el Jimmy de Quadrophenia) o rockers piojosos que se peleaban entre ellos. Pero todos con moto y buen gusto musical.
ResponderEliminarPues menudo plan... Tanta coña y tanto revuelo, y, al final, lo que se quedó en último plano fue la música. Pero bueno, es algo bastante habitual en el ser humano: toman una excusa como la música, el idioma, lo que sea, y se montan su grupito. Y como no tienen bases sólidas, se va descontrolando el asunto y al final se sale todo de madre.
ResponderEliminarBueno, y después de todo eso... te pondrás con la música, ¿no?
JAmfri:
ResponderEliminarCada día haces mejor los gintonis.
Y el cine club, de lo mejor.
☺
Ya ve usted, mister Chafardero: los modernos suelen ser los primeros. Luego ya viene la masa detrás, y los oportunistas. Siempre ha sido así.
ResponderEliminarEsto tenía que acabar, Sargento, porque esto no es lo mío: yo paso de comidas de coco sociólogicas. Me importa un carajo, en general, el ambiente que rodea a la música. Siempre he tenido a gala ir de lobo solitario, y eso es lo que pienso seguir haciendo.
Hola, señorita Felicitat. El asunto de las fiestas y los pasotes que se monta la juventud es de siempre: yo también lo hice, aunque sin buscar coartadas "de clase" o "generacionales": nos poníamos como cabras y ya está. Pero hay mucho idiota que trata de justificarse. Y los mods no eran mejores ni peores que el resto de rebaños al que tan gustosamente se asocia la masa juvenil.
Gracias las suyas, señor Raúl. Sí, fueron los mods los que buscaban la bronca: entre las pastillas y el tradicional tono retador del imberbe al hombre, siempre ha sido así. Y las modas... le repetiré una frase clarividente que lo resume muy bien: moda es lo que pasa de moda.
Por eso algunos somos intemporales.
Hola, señorita Cristina. No nos confundamos: yo he hablado, exclusivamente, de mods y rockers. Por supuesto siempre ha habido otros tipos de jóvenes que, mucho más inteligentemente, se aficionaron a la música o no, a los deportes o no, a la vida en general, y evitaron siempre pertenecer a una grey. Así que, en consecuencia, ni la mitad de la juventud inglesa de aquella época se pringó en estas mierdas: que oyesen esa música sólo significa eso: que les gustaba esa música. Y punto.
ResponderEliminarEstimada Lady Dusch, lo resume usted muy bien: la soledad, la bravuconería intentando enmascarar un complejo de inferioridad, la falta de carácter, tan connaturales a la juventud, lleva a este tipo de situaciones. En fin: que les den. Y sí, ahora iremos a lo que cuenta, a lo que ha quedado.
Gracias por su alabanza, mister Paul. Cada día hago mejor todo, según me dicen ellas también: será la edad.
pues me han gustado mucho las 3 entradas. Y sí, supongo que su espíritu crítico y ácido frente a los mods es más cierto que la visión idealizada de la peli Quadrophenia. Y aún así, no puedo evitar una cierta querencia hacia estos tipos que, diablos, tenían buen gusto vistiendo, y también buen gusto musical. En fin, es curioso, unos días paso una etapa más rocker y me apasiona la estética Rebelde Sin Causa, y otros, me gustan los trajes italianos entallados y las buenas camisas. Me quedo con la frase de Ringo Starr: "Yo soy un mocker"
ResponderEliminarBienvenido, mister o miss Kar. Gracias por su visita. La imagen de "Quadrophenia", en todo caso, es bastante real, tanto en caracterización como en muchos detalles "humanos". Yo siempre la aconsejo. En cuanto al buen gusto, lo tenían ellos y otros muchos. Y sobre la estética, a mí me pasa lo mismo: voy a días.
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