Luego de ver, en una rápida pasada, cómo va el negocio del blues rock en su año triunfal, hay que ir preparándose para el advenimiento de una época que va a cambiar la manera en la que se ha entendido la música popular hasta ahora. Una época en la que se fragmentará el mercado en dos grandes grupos: los aficionados al rock (en sus variantes blues, hard, heavy, etc) y los aficionados a la música "compleja", por decirlo así. Esto no implica que sean excluyentes, es decir, que un aficionado a Led Zeppelin no pueda disfrutar con un disco de King Crimson, pongamos por caso; pero si hay dos sectores perfectamente delimitados es porque el grueso de sus compras en la tienda se orienta con predilección hacia una de las dos ofertas.
Y aunque el rock progresivo será coronado el año que viene, algunos de sus ejecutantes ya se están haciendo un nombre. Como era de esperar, los primeros discos con esa etiqueta son una evolución de la psicodelia, ya que ese género fue el primero en romper con las estructuras tradicionales; añadamos a eso las influencias de la música clásica o el jazz y ya tenemos algo de que hablar este año: concretamente, de Nice por el frente clásico y de Soft Machine por el jazz-rock vanguardista.
The Nice: si han oído algún disco de estos señores y repasan la definición de rock progresivo que hacía don Antonio de Miguel -incluida en el post II relativo a este año-, les parecerá que esa definición fue hecha pensando en ellos. Y no me extrañaría, porque son un fiel reflejo de esas características: individualismo, virtuosismo y fusión con la música sinfónica -más el toque jazzístico y psicodélico- es lo que nos ofrece Keith Emerson y sus amigos. La banda fue un invento de Andrew Loog Oldham (una figura del calibre de Brian Epstein: fue el primer manager de los Stones y el segundo de los Small Faces, entre otros), que los había estado utilizando como teloneros de P.P. Arnold -otra figura de su catálogo Immediate-, pero pronto el señor Emerson se hizo dueño de su destino. Con una gran formación musical clásica y un dominio absoluto sobre los teclados, se hizo también un astro de la representación teatral de la música que elaboraban, él y sus amigos. Hay una frase suya que lo define muy bien: "cuando estás en el escenario tienes que ir a más, y mi clímax total llega a través de la violencia". Pues eso. The Nice son los padres del rock sinfónico, aunque con el tiempo esa etiqueta se haya diluido en el denominador común "progresivo". Y su primer disco ya apareció a finales del año 67: "The thoughts of Emerlist Davjack", donde hay desde piezas puramente psicodélicas hasta interpretaciones de clásicos como "America", donde se fusiona la pieza de Bernstein usada en "West Side Story" con fragmentos de la "Sinfonía del Nuevo Mundo" de Dvorak (y esta mezcla resultó ser su éxito más perdurable). La carrera de Keith Emerson simbolizará lo mejor y lo peor de este género, con el paso de tiempo: el virtuosismo y el ego desmedido.
Soft Machine: algo está pasando en Canterbury. Una docena de músicos, universitarios y hippies se reúnen esporádicamente bajo el nombre de Wilde Flowers (un homenaje a su querido Oscar Wilde), y graban de vez en cuando algunas piececillas en un magnetófono de cuatro pistas. Esa reunión no es estable, pero pronto dará que hablar: bajo la etiqueta "Sonido de Canterbury", personajes como Kevin Ayers, Robert Wyatt, Brian Hopper, Dave Sinclair y otros darán a luz una de las corrientes musicales más elegantes, innovadoras y creativas de la Isla. El primer grupo organizado que sale de esas reuniones es Soft Machine: consiguieron publicar un single en 1967 que pasó sin pena ni gloria, pero donde ya se veía una saludable tendencia a deconstruir todo lo que cayese en sus manos; en este caso, el pop mezclado con el r'n'b y algunos rasgos lunáticos de Kevin Ayers, su líder por entonces. Cuando aparece su primer LP, han girado hacia la psicodelia aderezada con tonos jazzísticos enloquecidos, lo que desde luego no les va a dar mucho dinero; pero tras la marcha de Ayers para seguir su luminosa carrera en solitario, Soft Machine serán el máximo representante británico del jazz-rock vanguardista. Y los demás muchachos que componen esa extraña hermandad radicada en Canterbury no se van a quedar quietos, así que pronto habrá que seguir hablando de las novedades que vayan surgiendo en esa zona.
Pero mientras tanto, Sam y yo bajamos a ver qué tipo de novedades nos acechan en el bar. Ninguna será buena, seguro.
Y aunque el rock progresivo será coronado el año que viene, algunos de sus ejecutantes ya se están haciendo un nombre. Como era de esperar, los primeros discos con esa etiqueta son una evolución de la psicodelia, ya que ese género fue el primero en romper con las estructuras tradicionales; añadamos a eso las influencias de la música clásica o el jazz y ya tenemos algo de que hablar este año: concretamente, de Nice por el frente clásico y de Soft Machine por el jazz-rock vanguardista.
The Nice: si han oído algún disco de estos señores y repasan la definición de rock progresivo que hacía don Antonio de Miguel -incluida en el post II relativo a este año-, les parecerá que esa definición fue hecha pensando en ellos. Y no me extrañaría, porque son un fiel reflejo de esas características: individualismo, virtuosismo y fusión con la música sinfónica -más el toque jazzístico y psicodélico- es lo que nos ofrece Keith Emerson y sus amigos. La banda fue un invento de Andrew Loog Oldham (una figura del calibre de Brian Epstein: fue el primer manager de los Stones y el segundo de los Small Faces, entre otros), que los había estado utilizando como teloneros de P.P. Arnold -otra figura de su catálogo Immediate-, pero pronto el señor Emerson se hizo dueño de su destino. Con una gran formación musical clásica y un dominio absoluto sobre los teclados, se hizo también un astro de la representación teatral de la música que elaboraban, él y sus amigos. Hay una frase suya que lo define muy bien: "cuando estás en el escenario tienes que ir a más, y mi clímax total llega a través de la violencia". Pues eso. The Nice son los padres del rock sinfónico, aunque con el tiempo esa etiqueta se haya diluido en el denominador común "progresivo". Y su primer disco ya apareció a finales del año 67: "The thoughts of Emerlist Davjack", donde hay desde piezas puramente psicodélicas hasta interpretaciones de clásicos como "America", donde se fusiona la pieza de Bernstein usada en "West Side Story" con fragmentos de la "Sinfonía del Nuevo Mundo" de Dvorak (y esta mezcla resultó ser su éxito más perdurable). La carrera de Keith Emerson simbolizará lo mejor y lo peor de este género, con el paso de tiempo: el virtuosismo y el ego desmedido.
Soft Machine: algo está pasando en Canterbury. Una docena de músicos, universitarios y hippies se reúnen esporádicamente bajo el nombre de Wilde Flowers (un homenaje a su querido Oscar Wilde), y graban de vez en cuando algunas piececillas en un magnetófono de cuatro pistas. Esa reunión no es estable, pero pronto dará que hablar: bajo la etiqueta "Sonido de Canterbury", personajes como Kevin Ayers, Robert Wyatt, Brian Hopper, Dave Sinclair y otros darán a luz una de las corrientes musicales más elegantes, innovadoras y creativas de la Isla. El primer grupo organizado que sale de esas reuniones es Soft Machine: consiguieron publicar un single en 1967 que pasó sin pena ni gloria, pero donde ya se veía una saludable tendencia a deconstruir todo lo que cayese en sus manos; en este caso, el pop mezclado con el r'n'b y algunos rasgos lunáticos de Kevin Ayers, su líder por entonces. Cuando aparece su primer LP, han girado hacia la psicodelia aderezada con tonos jazzísticos enloquecidos, lo que desde luego no les va a dar mucho dinero; pero tras la marcha de Ayers para seguir su luminosa carrera en solitario, Soft Machine serán el máximo representante británico del jazz-rock vanguardista. Y los demás muchachos que componen esa extraña hermandad radicada en Canterbury no se van a quedar quietos, así que pronto habrá que seguir hablando de las novedades que vayan surgiendo en esa zona.
Pero mientras tanto, Sam y yo bajamos a ver qué tipo de novedades nos acechan en el bar. Ninguna será buena, seguro.
Lo del ego desorbitado creo que no es un problema de este género, sino de la música y el arte en general.En música, vale con que a alguno le etiqueten con el adjetivo de virtuoso para que regale unos solos de media hora que serán jaleados sin reserva ninguna por los entaradillos de siempre.
ResponderEliminarThe Nice no lo conocía. Ahora estoy escuchando su 'América'. Aunque Emerson, Lake &Palmer casualmente ha sonado mucho en mi casa últimamente, porque mi padre no deja de ponerlos con buen volumen. Hace años que no los escuchaba y los ha recuperado gracias a Internet. De momento no les he prestado tanta atención como a otros grupos de mi padre, tipo Alan Parsons. Pero bueno, me he salido del tema, porque estábamos en The Nice.
ResponderEliminarDe Soft Machine tenía hace tiempo cosas, y me gustaban, pero con el cambio de ordenador lo perdí.
''cuando estás en el escenario tienes que ir a más, y mi clímax total llega a través de la violencia'' Eso me ha gustado.
Acabo de ver al señor Emerson lanzando cuchillos mientras interpretan America y el zumbe de los Soft Machine en "I should've known" (¿es del single que usted mencionaba?). No hay duda de que son rompedores. Seguiré investigando.
ResponderEliminarY estoy muy de acuerdo con Chafardero sobre los egocéntricos.
Cojonuda saga de entradas colega, a los Soft Machine los conozco por mi padre; molaban bastante, están muy bien estas saga de entradas, iré pasando :)
ResponderEliminarEn efecto, señor Chafardero. Es un mal muy generalizado en la época de los 70, gracias a esos grupos de guitarristas divinos, por ejemplo -y de público embobado, claro: en este blog suelen comentar tres o cuatro personas, pero... si me pongo a darle caña a Led Zeppelin, por ejemplo, ya verá usted como la cifra sube; y no para aplaudirme, puede estar seguro.
ResponderEliminarPues ya ve usted, don Raúl, de donde vienen los EL&P esos. En realidad son una pequeña evolución de Nice, con músicos más prestigiosos, más pasta y más montaje teatral. Yo no los soporto, pero comprendo que haya gente que sí: cada uno es cada uno, no me canso de decirlo.En cuanto a los Machine, con el tiempo se hacen bastante pesaditos, también. Me gusta mucho más su primera época.
Espero que no le haya pasado cerca ningún cuchillo, Lady Dusch, que el señor Emerson era un poco "violento" de más cuando se ponía. En cuanto a "I should've known" lamento informarle de que esa pieza nunca fue publicada en disco: únicamente está grabada en el alegre magnetófono de Canterbury, en dos versiones. Pero si le ha hecho gracia puedo hablar con estos muchachos y seguramente me dejarán que las copie para usted; bueno, para usted y cualquier otro que le interesen.
Pues muchas gracias, mister Alex. Como ya le he dicho a don Raúl, es mucho más alegre esta primera época de los Machine que luego: se vuelven un tanto serios de más.
Bueno, lamente usted lo que quiera, pero yo la encontré aquí: http://www.youtube.com/watch?v=gETYS-sNI9E. Es ésta, ¿no?
ResponderEliminarEso sí: usted copie, no se corte.
Lady Dusch, parece usted también víctima de la plaga de falta de concentración en la lectura que aqueja a don Raúl: yo no he dicho que no la tocasen en directo, sino que no la habían grabado en disco. En efecto, hay dos o tres videos donde el señor Ayers y sus amigos la interpretan, pero repito: no está en ningún disco de Soft Machine, ni single ni LP. Otra cosa es que aparezca en algunos recopilatorios extraños, tomada de una de las dos versiones que grabaron en el magnetófono de Canterbury, pero nada más.
ResponderEliminarE insisto: si quiere que hable con ellos para que me dejen copiar esas dos tomas de la cinta, aquí estoy.
Ay Señor, esta juventud...