lunes, 21 de marzo de 2016

España 70's: de vuelta al desierto (V)


Por lo general, los grandes artistas suelen ser de naturaleza inquieta: su nivel creativo será mejor o peor, pero siempre tratan de evolucionar (esa es la gran diferencia entre Miguel Ríos y Bruno Lomas). Ya vimos que solo queda un grupo en Madrid de la primera oleada, los Pekenikes, cuya carrera comienza a decaer a causa de su estilo instrumental, que los salvó en la década pasada y los liquidará en esta. Pero en Barcelona hay uno que ha sabido orientarse mejor: Lone Star. En realidad pertenecen a la segunda época yeyé, con más recursos artísticos, y acabarán convirtiéndose en uno de los mayores referentes de la música española. Comenzaron en 1963, cuando el rock and roll ya estaba decayendo; pero las influencias de Pedro Gené, su líder, eran casi vanguardistas gracias a que había vivido un tiempo en la Isla. Supieron mantenerse en la época del beat a pesar de que EMI les impuso una dedicación casi exclusiva a las versiones -que no eran su especialidad- y finalmente consiguieron demostrarle al sello su categoría y crear su propio material. Su época dorada comienza en 1968, y a principios de esta nueva década son la banda nacional más popular. 

1970 es la consolidación de su trayectoria actual, basada en el rock con tintes ligeramente progresivos y de vez en cuando con melodías de estilo oriental (una de las debilidades de Pedro aparte del jazz o el blues; no es frecuente tanta variedad de gustos entre los músicos modernos españoles). De todos modos Lone Star es sobre todo una banda de directo cuyos músicos están entre lo mejor del país, y EMI trata de aprovechar esa cualidad presentando un disco con trampa: se titula “Spring 70”, oficialmente grabado durante una gira que hizo el grupo en los primeros meses del año por Alemania y Suiza. Pero esa afirmación no se sostiene por mucho que lo diga el sello y la banda, porque el sonido es demasiado bueno y el supuesto “ambiente” (aplausos y silbidos) en muchos momentos no cuadra con la cadencia de las canciones. Ya por entonces nació la coña de que todo el público debía de ser emigrante -o sea, español- en vista del alboroto; pero a pesar de esa impostura estamos ante uno de los mejores momentos del grupo, con cuatro piezas originales magníficas y tres versiones bien elegidas (dos de Ray Charles y el “She’s not there” de los Zombies). Y poco después llega otra cumbre con la publicación de un single que contiene “Lyla”, donde ese tono oriental del que hablaba antes afecta incluso a la letra, un tanto llorona, sobre el amor imposible entre un árabe y una judía. La estructura musical es soberbia, y su éxito arrollador: estamos ante su canción más popular junto a “Mi calle”, que ya es decir. La cara B “No not my baby” es un blues rock de lo más solvente, y el año termina con otro single no tan popular pero muy digno: “Quiero besar otra vez tus labios / Lazy train”, cuyo planteamiento es parecido al anterior (melodía/rock). Creo que el mejor resumen del año está en la pieza que abre aquel supuesto Lp en directo y la inevitable Lyla: 



Las giras siguen durante 1971, pero hay un solo single bastante olvidable. Lone Star abandonan EMI en 1972 y se pasan a la diminuta Unic (del tristemente famoso conglomerado Diresa) al mismo tiempo que Sebastián Sospedra (un ex Salvajes) sustituye en el bajo a Rafael de la Vega. Su bautizo en el nuevo sello es inmejorable: tras un single que sin ser una joya se vendió bastante bien, publican otro de esos Lps que lucharán por el título del mejor en su carrera: “Es largo el camino”. Una de sus virtudes principales es que suena como un producto orgánico, con un sonido muy equilibrado y uniforme, lo que podría llevar a pensar, como hacen algunos, que estamos ante un disco conceptual. Aquí vemos las tendencias más marcadas de Pedro: su debilidad por el papel de crooner en baladas rockeras (“Nathalie” o “Maybe tomorrow”, con acompañamiento orquestal), la vena hard/heavy que irá marcando al grupo a partir de ahora (la excesiva “I got nobody”, con solos e improvisaciones al estilo Deep Purple) o los arreglos progresivos y jazzísticos de “Pájaro de fuego”, un verdadero compendio de estilos. Se le pueden achacar algunas estrofas un tanto infantiles, blandengues (en ese sentido Pedro tiene el mismo problema que Miguel Ríos), y ese afán por buscar el desgarro y los tonos altos en la voz, que a algunos nos sigue pareciendo más justita de lo que piensan sus fans. Pero, sin atreverme a decir que sea su mejor disco, tiene un nivel alto, y aquí les dejo dos muestras. 



Lone Star llevan ya diez años de carrera, y la consecuencia es la clásica en las bandas de rock: técnicamente son de lo mejor de España, con un directo imbatible, pero su creatividad comienza a resentirse. Los tonos orientales ya cansan un poco y el rock progresivo tal vez más aún: ese estilo está decayendo en la Isla, por extensión en Europa, y Pedro, que está muy al día, lo comprende pronto. Así pues, él y su banda tomarán el único camino que parece factible para los grupos veteranos de aquella época: se basarán en el hard rock con tintes cercanos al heavy -que funciona muy bien en directo, su principal fuente de ingresos. Esa decisión les da buen resultado a corto plazo, ya que en verano del 73 publican su disco más popular y vendido: “Adelante rock en vivo”. Una vez más estamos ante un truco, ya que ese “vivo” no es más que unos cuantos colegas aplaudiendo en el estudio, pero en fin: digamos que es una grabación de estudio con sonido ambiente. Su contundencia encantará a los más rockeros e irá alejándonos a los demás; pero eso sí, como siempre el sonido y la ejecución son muy buenos. Aquí tienen la pieza que lo abre, con la ya legendaria presentación que hace Pedro en plan poético explicando por qué se metió en esto del rock and roll, y “Canta conmigo el rock and roll”, que publicada en single fue otro cañonazo.



A partir de ahí comienza el ocaso gradual de la Estrella Solitaria. Entre las idas y venidas de personal destaca la que se produce justo tras la publicación de aquel disco “en vivo” del 73: se marcha el batería Luis Masdeu, que había vivido los mejores años del grupo, y es sustituido por José Vilaseca, el legendario Tapi, que ya tiene un buen historial (Vértice, Maquina, Tapiman). En 1974 tienen el honor de actuar en el Palau de la Musica, pero solo publican un single porque la huida de su productor (un mafioso que dejó a la banda sin cobrar un duro por royalties) causó el hundimiento de la distribuidora Diresa e impidió la publicación de “Oveja negra”, un nuevo Lp que no se vería hasta 1979 (su distribución fue ínfima, y para entonces sonaba desfasado). Ese hecho ocasionó la casi total dispersión del grupo, aunque Pedro no se desanima, busca entre sus viejos amigos y en 1975 firma con un nuevo sello diminuto (Diplo) donde publica el año siguiente “¡Síguenos!”, un disco defendible aunque un poco deslavazado; lo mejor, una larga y creativa versión del “Ol’ man river”. Luego ya dejé de seguirlos; sé que el grupo aún mantuvo el tipo durante un tiempo entre progresivo, sonidos ocasionalmente cósmicos y sobre todo mucho rock duro, que les permitió defender un directo muy solvente hasta el final -duraron casi hasta mediados de los 80. Creo, y no soy el único, que Pedro se dejó llevar por los fans enfervorecidos que aplaudían su pose rockera y sus gritos desgañitados, cuando por su especial formación académica podía haber seguido otros caminos (y en cada disco suyo hay ejemplos). Pero ya todo ha pasado, y ahora lo que nos queda es recordar sus mejores momentos: aquí está un ramillete con lo más florido de su carrera en esta década. 




10 comentarios:

  1. Hola Rick:
    Pues uno de los grande y mas respetados de la música española, si en los sesenta ya se salían, a principio de los setenta después de pasarse de su particular ye-yé al hard rock seguín manteniendo un gran nivel. "Es largo el camino" es un disco imprescindible en la música española, a pesar de los desfases que tiene,como por ejemplo en el ·Pájaro de fuego" que sin la parte instrumental medio jazzistica, sería una obra de arte.
    Y el directo, otro imprescindible, la historia que cuenta hablada en el "adelante", a mi siempre me ha parecido muy emocionante.
    Sin duda la mejor banda de principio de los setenta.
    Saludos
    Jose

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    1. Desde luego era la banda más solvente, por decirlo así: con un repertorio ya muy amplio y esa facilidad para cambiar de estilos no había banda en España a su altura. Luego ya esa evolución que fueron llevando hacia el hard/heavy me gusta menos, pero de todos modos el conjunto de su carrera es admirable. Para un país como este, no hay nada que discutir.

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  2. Pues si, un grupo de categoría. A mi, al principio, la voz de Pedro Gené me chirriaba un poco, pero con el tiempo me acostumbré a ella. Grandes músicos, como bien resaltas. y eso de que Gené era un culo inquieto, con gustos diversos, le dió un toque personal a la banda. Tenían los oídos abiertos a muchas influencias. La canción que más me gusta de ellos es Mi Calle, después, Lyla pero recuerdo muchas que nos hacían bailar a tutiplén en los guateques. Tengo casi todas sus grabaciones, incluida "Lone Star En Jazz" (que a nuestro amigo Jose le dará cierto repelús jeje.

    Gracias por el regalito. Lo estoy bajando; veremos si hay algo que no tenga.

    Saludosssssssssssss

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    1. Por alusiones: ¡Vade Retro Satanás!

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    2. Eso me pasa a mí también, mister Bab: la voz de Pedro era muy particular, y a veces resultaba un tanto patética con aquellos chillidos. Y sin embargo, hay mucha gente a la que justo eso era lo que les gustaba. El disco de jazz no puedo valorarlo con propiedad porque es un género que nunca he conseguido entender(y por lo tanto soy incapaz de disfrutarlo), pero ya el solo hecho de que un grupo supuestamente de rock haya podido grabarlo dice mucho de su categoría.

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    3. Ya veo que lo tuyo es más radical, Jose. Yo no llegaría a tanto (hay alguna pieza que me gusta), pero en general también procuro evitarlo.

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  3. Una de las cosas que echo en falta de esa época –sin entrar en penosos detalles- es que cada cantante tenía su propia personalidad y una voz totalmente diferenciada del resto. ¿Demuestro que estoy mayor al pensar que ahora a todos los obligan a sonar igual?

    Y una vez que te habitúas a algo tan personal como la voz de Pedro Gené, ya no hay problema. (Incluso le perdonas eso de “cubalibres de ginebra”; ¡qué insulto para la aviación británica!)

    Tal vez por eso tan sobado del retrotraerte a esa época, acepto todo de ellos. Sí, incluso “La Playa”, donde parece que se ahoga el pobre. Pero es otra de “mis” canciones.

    Me he divertido mucho escuchando aquellas canciones, gracias.

    Saúde.

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    1. No sé si los obligan o son así, Mister Congrio, pero el resultado es penoso; lineal, diría yo. Pero eso no pasa únicamente con las voces, sino también con las músicas: hay tres o cuatro estilos y todo el mundo suena igual también. Maravillas de la era digital de usar y tirar.

      Seguiremos buscando divertimentos para alegrar su vejez, descuide.

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  4. Muy interesante la historia de los Lone Star, en su momento los pillé en decadencia y no les presté atención, pero eso es subsanable. Muy buena entrada.

    Salud.

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  5. Gracias, mister Chuan. Hay algunos grupos de los que es necesario hablar, tal vez más por su importancia histórica que por su obra. Lone Star fue un grupo muy irregular, pero en todo caso inevitable. Y de todos modos, hay que recordar la época: España por entonces no tenía mucho de qué presumir.

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