miércoles, 24 de octubre de 2018

1978/79 (VIII)

Una de las estrategias más interesantes que comenzaron a aplicarse en los primeros tiempos del punk y la new wave en general se resume en el lema "Do It Yourself", o sea, hazlo tú mismo: consigue el dinero, vete al estudio de grabación más cercano, graba lo que tengas preparado, haz todas las copias que tu dinero te permita y distribuye el disco (o la cinta) por las tiendas y los bares. Esa opción podía hacer “visibles” a los músicos con más rapidez que al modo tradicional, centrado en la necesidad de buscar sitios donde tocar y presentando maquetas en los sellos: la obra casera tenía suficiente entidad tanto en las tiendas modernas -donde se colocaba junto a los grupos oficiales- como en las emisoras de radio, y si había potencial no solía tardar en surgir algún sello que se interesase. Así comenzaron los Buzzcocks en Manchester (que pronto será un vivero de sellos independientes) a principios del 77 con “Spiral scratch”, un Ep autofinanciado; la jugada les salió redonda porque no solo consiguieron un contrato discográfico en poco tiempo (con United Artists) sino que además han pasado a la historia como los grandes precursores de ese sistema en la Isla. Los tiempos estaban cambiando, otra vez. 

Nacidos el año anterior bajo la dirección compartida de Peter Shelley y Howard Devoto, poco después de grabar aquel Ep casero hubo una crisis que concluyó con la marcha del segundo. En aquel momento, por esa única grabación en común más el hecho de haber compuesto a medias “Orgasm addict”, su primer single oficial, parecían dos músicos de estilo similar y no se entendió esa crisis. La entenderemos dentro de poco, cuando Devoto se presente liderando a Magazine, pero de momento estamos a lo que estamos: con aquellas dos grabaciones los Buzzcocks se convierten en una de las grandes esperanzas del punk pop, un estilo que nace con los Damned y que desdramatiza mucho la actitud rabiosa de unos cuantos colegas suyos como los Pistols y demás familia. Antes de que termine el año ya están grabando su primer Lp, titulado “Another music in a different kitchen”, que se publicará en la primavera del 78. Aunque todavía figuran tres canciones compuestas a medias con Devoto, la mayoría del material pertenece a Shelley con algunas ayudas del guitarra rítmica y segunda voz Steve Diggle. Y queda claro que se bastan y se sobran: este es uno de los discos más brillantes en la historia del género, sin necesidad de incluir aquel single ni “Why do I get?”, otra clásica que será la cara A del siguiente. Porque al menos la mitad de las que figuran en este disco grande también podrían ser singles perfectamente, como “Fast cars”, “No reply” o “Get on your own”, y solamente la tremenda “I don’t mind” compartirá los dos formatos. Así que estos muchachos han montado una fiesta en la que Martin Rushent, su laureado productor, intenta no hacerse notar mucho: son los Buzzcocks, de principio a fin.


Tan solo seis meses después llega “Love bites”, que confirma su estado de gracia. Siendo de estilo similar y con Rushent de nuevo en un discreto segundo plano, el material se defiende por sí solo: simplemente, es tan bueno que no hay sensación de hastío. Sin embargo Shelley (que aquí se confirma como compositor principal) intenta evolucionar hacia un sonido con más colorido y una mayor variedad de matices: la instrumental “Walking distance” se convierte en inevitable para muchos programas en las radios de entonces, cuando no ya en una de sus sintonías para mucho tiempo; e incluso hay un curioso acercamiento a algo parecido al folk rock en la hermosa “Love is lies”, compuesta y cantada por Diggle. Pero por supuesto los fans primerizos del grupo siguen siendo el primer objetivo: “Ever fallen in love”, “Nostalgia”, “Sixteen again” o “E.S.P.” son nuevas clásicas de su repertorio, que en conjunto ya supera la categoría de… los Damned, precisamente (el único grupo con el que podrían compararse). Tenemos entonces una confirmación en su estilo que al mismo tiempo muestra la clara voluntad de enriquecerlo, con lo cual consiguen rozar el top 10; por otra parte una gran cantidad de aficionados que habían pasado por alto el primero vuelven sobre sus pasos y le hacen vivir una segunda juventud en las listas.


“A different kind of tensión”, su tercer disco grande, se publica justo un año después y será el último: los Buzzcocks, que habían establecido una pauta como abanderados del D.I.Y., mantienen su integridad y son fieles a una frase muy Bogart que reverdeció su fama en los tiempos punkis : “Vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”. Ese disco completa una trilogía sobresaliente, aunque tal vez no tenga tanto magnetismo como los anteriores. Aquí destaca más la intención de evolucionar que la brillantez de algunas piezas determinadas, como la mayor parte de las que figuran en la cara A especialmente; la B en cambio ya denota un cierto cansancio. Casi al mismo tiempo su sello reúne los singles más brillantes de su carrera y los presenta en un recopilatorio titulado “Singles going steady” que podríamos considerar como un cuarto Lp, ya que la mayoría solo estaban disponibles en ese formato hasta entonces. Y después de algunos singles más, ya no tan destacables, Buzzcocks se dan de baja en 1981. Shelley y Diggle, con carreras en solitario de poco lustre, se han reunido más de una vez junto a otros músicos para algunas giras; pero al igual que sucede con Wire y muchos otros, esa parte de la historia ya no nos hace tanta ilusión. Como es norma aquí, preferimos quedarnos con el grato recuerdo de sus años gloriosos.




6 comentarios:

  1. Pues una gozada de grupo, que como no los conocía para mí suenan como si fueran de antes de ayer. Ya he fichado los discos para una atenta escucha, que esta soltura no se oye todos los días.

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    1. Para mí es una de las mejores bandas de punk pop de la Isla (si no la mejor), y conociendo tus gustos seguro que a tí también te lo parecerán. Ánimo y a ello.

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  2. No se porqué extraña razón he mantenido a Buzzcoks castigados sin postre durante décadas, hasta que a principios del milenio me hice con una compilación editada por los italianos de Get Back que recogía su "Beating Hearts" en vivo del 78. El disco no es nada del otro mundo y tampoco le he hecho mucho caso, apenas media docena de audiciones, si llega, con lo cual el postre sigue sin llegar a mi mesa. Creo que das en la diana al recomendar sus primeras obras, su mejor y más representativa época, aunque esto lo comento de oídas y lecturas varias, no por propia experiencia, he de reconocerlo.
    Saludos,
    JdG

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    1. Con los Buzzcocks hubo el problema de que su discografía no fue publicada en España hasta tiempo después, y la única solución que nos quedaba era recurrir a la importación. Una nueva muestra de la ceguera de los sellos nacionales (en este caso Hispavox, que era la distribuidora de UA por entonces). Así que casi pasaron desapercibidos. Pero en fin, aunque ahora ya es otra época y otro mundo creo que las bandas como esta no han perdido su frescura.


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  3. Estos tres discos de Buzzcocks los tengo a buen recaudo en un disco duro, junto a una colección de Singles. Me gustan los tres; especialmente el primero. Yo también me quedo con "el grato recuerdo de sus años gloriosos".

    Saludossssssss

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    1. Muy bien hecho, Bab; solo te falta el "Spiral scratch", que no es difícil de pillar en Internet (y si no, da un silbido). Este tipo de grupos debería ser de obligada escucha para las nuevas generaciones.

      Saludos mil.

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