lunes, 4 de marzo de 2019

1978/79 (XXIV)

Aprovechando que Leeds está casi en la mitad de la Isla, subiremos otro poco para visitar Escocia y ver qué se está cociendo por allí. El ambiente musical en esa zona se concentra en Edimburgo y Glasgow, como es lógico; ni de lejos pueden competir con la efervescencia de los orgullosos ingleses, pero aun así nos han dado más de una alegría con el paso del tiempo. Y las modas llegan a todas partes, porque si en la década anterior los músicos escoceses más destacados provenían del folk y lo cruzaron con la psicodelia, en esta puede pasar cualquier cosa en cualquier sitio. Por ejemplo: en Edimburgo, patria de la Incredible String Band, surgen ahora unos muchachos irreverentes y un poco alocados -muy en la línea de unos Damned, por ejemplo- que se aficionan a la vertiente más juerguista de la new wave y se hacen llamar Rezillos. Mientras tanto en Glasgow, donde nació el venerable Donovan, comienza a destacar una banda llamada Simple Minds, muy pendiente de ese cruce entre afterpunk y electrónica que se está imponiendo entre sus vecinos ingleses. Los Rezillos, como los Damned, han quedado en la memoria de un buen puñado de fans devotos; pero su vida será corta y ni de lejos tan exitosa como la de los Minds, cuyo líder ya apunta maneras. 


Los Rezillos son herederos del rock and roll y el pop de los años 60, actualizados a través del garaje, el glam y la new wave, con un marcado acento humorístico que debe tanto a los Damned como a los B52’s incluyendo su afición por la vestimenta chillona, de tebeo. Surgen a mediados del 76, proceden en su mayoría de la escuela de arte y algunos ya tienen experiencia en agrupaciones anteriores; es el caso de Jo Callis, guitarrista y compositor principal del grupo, y el batería Alan Forbes, que ahora se convierte en cantante bajo el nombre de guerra de Eugene Reynolds. Callis (de apodo Luke Warm) y Reynolds fichan a Al Donaldson (a partir de ahora llamado William Mysterious) como bajista y saxo, mientras que la batería queda a cargo de Al Paterson, más conocido como Angel Paterson. Y después de algunas altas y bajas fugaces, se asienta un quinto miembro: la pizpireta Sheilagh Hynd, que elige el alias de Fay Fife y junto a Reynolds forma el dúo de voces que hará inconfundible al grupo (tan bien se llevaban que además eran pareja sentimental). En sus orígenes los Rezillos basan el repertorio en clásicas de los años 50/60, a las que dan una gran vitalidad y los convierten en poco tiempo en una de las mayores atracciones en el circuito musical de Edimburgo. Su primer single, grabado en verano del 77, ya es una clásica del punk pop: “I can’t stand my baby”, que en la cara B llevaba una versión electrizante del “I wanna be your man” con la que solían cerrar sus actuaciones. Todo va muy rápido a partir de ahí: tres semanas después fichan con Sire y antes de que termine el año lanzan su segundo single, otra preciosidad con regusto a los B 52’s: “(My baby does) Good sculptures”. Si no las conocen, yo creo que esas dos caras A les van a hacer gracia...



Sire se los lleva a Estados Unidos a principios del 78 y allí graban su primer Lp: “Can’t stand the Rezillos”, que confirma la categoría del grupo como uno de los más efervescentes por esa vocación entre retro y new wave que los hace tan asequibles (una especie de Ramones poppies); por otra parte incluye las canciones de sus primeros singles, aunque regrabadas, para que el público yanqui se ponga al día. Sin embargo las cosas se tuercen: el trabajo de grabación quedó terminado a finales de febrero y su primera gira por Estados Unidos ya apalabrada contando con su inmediata publicación, pero Sire la demora por un complicado asunto de cambio de titularidad para las distribuciones del sello, que pasarán a Warner. Como consecuencia el disco no llega a las tiendas hasta el verano; los Rezillos han tenido que posponer dos veces la gira, y en este negocio cualquier tipo de impuntualidad se paga. Aun así consiguen alcanzar el top 20 en la Isla, pero antes de que acabe el año ya ha habido enfrentamientos con el sello y entre los propios miembros de la banda, que finalmente deciden liquidarla: antes de que termine el año, los Rezillos ya no existen. Queda el testimonio de una última actuación en directo en Glasgow que será publicada en la primavera del 79 con el título de “Mission accomplished… but the beat goes on”, y supongo que como en el caso anterior habrá que recurrir a una doble ración: “Top of the Pops”, otra clásica del grupo, que venía incluida en su primer Lp (una pequeña burla sobre el programa de televisión, que se regrabó luego para single) y la versión en directo del “Ballroom blitz” de los Sweet. 



Pero la historia no termina ahí: poco después la pareja Fife – Reynolds decide volver a intentarlo, aunque para liquidar su contrato con Sire han de renunciar al nombre comercial “Rezillos”. Lo cual resulta no ser un contratiempo para ellos, en absoluto: reclutan nuevos músicos, otro dúo de voces más para reforzar la potencia vocal y enseguida se presentan ante el público bajo el nuevo nombre de… Revillos. Sus expectativas esta vez son más modestas, ya que Reynolds es casi el único compositor y no puede rivalizar con la creatividad del ausente Callis (que pronto se hará conocido en los Human League), pero aun así llegan a publicar dos nuevos discos de estilo muy parecido o incluso más clásico aún; especialmente “Rev up”, el primero, a mediados de 1980. Dos años después llega “Attack!”, grabado en un sello diminuto, mal promocionado y prácticamente desaparecido a las pocas semanas de su publicación aunque mantenía el tipo con bastante decencia. Siguieron actuando hasta mediados de la década y se han vuelto a reunir más de una vez, aprovechando la gran cantidad de fans que tiene últimamente este tipo de músicas: en Japón los adoran (que se lo pregunten a las Shonen Knife, por ejemplo). 


Cuando los Simple Minds (nombre con el que homenajean a Bowie y su “Jean Genie”) comenzaron su carrera, nada hacía pensar que fuesen a convertirse en uno de los mayores exponentes del sonido de los años 80; de hecho sus orígenes están en una pequeña banda punk a principios del 77, aunque ya poco quedaba de ese espíritu cuando se asientan con su nuevo nombre un año después. Jim Kerr, su principal compositor, cantante y teclista, abandona esta última ocupación para centrarse en las otras dos, y junto a él hay dos compañeros del colegio: el guitarrista Charles Burchill (también segunda voz) y el batería Brian McGee. El bajista Derek Forbes y el teclista Michael MacNeil son los otros dos integrantes definitivos del grupo y su manager será Bruce Findlay, un personaje curtido en el negocio de las tiendas de discos y que poco antes había creado su propio sello, Zoom. Kerr y sus colegas se reconocen como admiradores de Velvet Undergound, Ultravox, Magazine y en general todas aquellas bandas con un punto oscuro pero vanguardista dentro de una herencia que por lo general era el garaje, más o menos actualizado. Sin embargo, esas influencias pronto se irán diluyendo: en la primavera del 79 se publica el primer Lp del grupo, “Life in a day”, compuesto en su totalidad por Kerr y Burchill; la herencia de Ultravox sí se percibe en canciones como la que da título al disco, y Magazine se insinúa en otras como “Someone” (casi lógico si tenemos en cuenta que el productor es John Leckie), pero hay ya un estilo bastante personal, con un protagonismo muy marcado de la voz de Kerr y la tendencia al sonido opulento, casi grandioso: “Chelsea girl”, un supuesto homenaje a Nico, es un buen ejemplo.


Aunque el grupo no quedó muy satisfecho con la producción, las ventas alcanzaron un top 30. Es en este momento cuando Kerr y sus socios  parecen sentir la necesidad de ser “tomados en serio” por las huestes vanguardistas, lo cual les llevó a elaborar un estilo más oscuro y por momentos casi minimalista en su segundo Lp; para entonces Findlay, que les ha conseguido un contrato de distribución con Arista, se dedica a tiempo completo a dirigir los negocios de la banda. Y de nuevo con la producción de Leckie, el disco sale a la venta a finales de año con el título de “Real to real cacophony”. Aquí ya se hace constar que las letras son exclusivamente de Kerr mientras que la música es elaborada por los cinco; y como era de esperar, consiguen la bendición de la prensa. Se intensifica el uso de todo tipo de teclados, y aunque siguen recordando a veces a los primeros Ultravox en su faceta experimental (“Real to real” o “Naked eye”), por momentos resultan casi crípticos (“Cacophony” o “Velt”) y solo en algunas ocasiones pueden adivinarse trazas del estilo que adoptarán en el futuro (“Factory” o “Premonition”); el sonido, un tanto apagado, tampoco ayuda. Ah, y los mal pensados pueden hacer elucubraciones con “Changeling”, que salió en single y cuya línea melódica recuerda sospechosamente a sus Satánicas Majestades en “Citadel”. Pero entre unas cosas y otras, a pesar del apoyo de los críticos, el resultado comercial fue tan oscuro como aquella música, y tanto el grupo como el sello discográfico comienzan a sentirse incómodos.


El tercer Lp, publicado en otoño del 80 con el título de “Empires and dance”, será el último con Arista y también la despedida de Leckie como productor. Es por lo tanto el fin de su primera época. La situación de tirantez con el sello se agrava ante su desconfianza por el material que presentan: durante mucho tiempo no se hicieron reediciones de este disco hasta después de que la última copia de la reedición anterior estaba vendida, lo cual implicaba que por momentos (meses) no estuvo disponible en las tiendas. Y sin embargo aquí ya se contienen gran parte de los elementos que harán inconfundible al grupo, como esa voz de Kerr en tono casi de himno, cada vez más elevada a las alturas, más “operística”; los teclados amplían su variedad y por momentos llegan al synth pop tan de moda dentro de poco; en general todos los instrumentos aumentan su potencia y su agresividad. No les importa recurrir al funk electrónico si es necesario, como sucede en “I travel”, donde el ritmo está claramente copiado del “I feel love” de Donna Summer, la reina de la música disco, que a su vez es un producto de la escuela alemana; esa escuela, en una u otra encarnación, está presente en varias piezas: “Kant kino” o “Room” supongo que le encantarían al Bowie o el Eno de aquella época. Y ya hay canciones claramente representativas del futuro de los Minds, como “Today I died again” o “This fear of gods”. Debido a los problemas de distribución no pasaron del top 40, pero en cualquier caso superaron de largo las ventas del anterior e ilusionaron a Virgin, que será su nuevo sello. Y ahí comienza la edad de oro de estos señores, pero esa ya es otra época; para entonces volveremos a visitarlos, inevitablemente.



14 comentarios:

  1. ¡Tio..., con dos cojones felicidades por la entrada!, en pocos sitios musicales se encuentran casticismos taurinos apuntando maneras..., palabras como pizpiretas, recomendaciones cachondas como les van a hacer gracia, referencias exquisitas como la de John Leckie y Donna Summer.
    Abrazos,
    JdG

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    1. Pues muchas gracias Javier, pero... en fin, no es para tanto... En esencia, se trata de añadir un puntito humorístico a estos tochos, para que se hagan más digeribles. Y eso es todo.

      Saludos mil...

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  2. En aquella época los Simple Minds eran super vanguardistas. Me ha encantado leer sobre aquella trilogía que tenía grandes temazos. Me acuerdo mucho de Chelsea girl, I travel, Changeling... Saludos.

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    1. Eran vanguardistas, sí, aunque a veces se liaban ellos solos. Yo no soy muy fan, me gustan cancione sueltas, pero no se puede negar que son de los grandes...

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  3. Rezillos es de esos nombres que oíste en algún prograama de novedades de Radio 3, quizás el de Rafa Abitbol, pero que luego olvidas. Es lo malo de ser gracioso los quience minutos de marras que sostenía Andy Wrahol.
    Simple Red es un grupo contundente, poderoso, muy al rollo Ultravox quizás y a veces un pelín grandilocuentes y declamatorios. Reconozco que yo me quedé en el Don't You (Forget About Me) porque tenía el disco. Excelente cantante

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    1. A mí me gustaba ese desenfado un poco hortera que se gastaban, y desde luego sus primeras canciones me parecen encantadoras. No es un grupo con mucho fondo, claro, pero como representantes de la new wave escocesa son de lo más brillante.

      Kerr es un buen cantante, sí, pero a veces un poco pagado de sí mismo. Yo los vi en Madrid allá por el 84 u 85, y parecía que estábamos en un acto de afirmación patriótica, o algo así.

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  4. Simple Minds estuvieron bien entonces, al principio fue una banda muy interesante, cogía elementos del kraut para crear un sonido techno y pop-experimental, hablo básicamente de su mejor álbum "Real to real cacophony". Después se hicieron más comerciales, más amanerados, pero sus álbumes mantuvieron un buen nivel en general. Les vi en un concierto a muy primeros 80, Jim Kerr se movía por el escenario como un pavo real.
    Saludos,
    JdG

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    1. Hola otra vez, Javier. Esa influencia alemana, supongo que por su afición a Bowie, es muy notoria en sus primeros tiempos pero luego se va perdiendo en favor de un sonido tal vez tremendista: pop gótico,lo llamaba un colega mío. Y en cuanto a Kerr y sus andares, totalmente de acuerdo.

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  5. Hola
    Buena muestra de la época, los Rezillos los tenía en una cassette y sonaban con mucha sencillez y autenticidad, de los Simple Minds me gustaban los primeros discos y además bastante, luego les fui perdiendo interes, se pasaron de elegantes.
    Saludotes
    Jose

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    1. Hola, José. Ya me imaginaba yo que los Rezillos eran de tu parroquia: daba gusto bailar un rato con ellos, sí señor. Los Minds jugaban en otra liga, claro, aunque al final también tenían su encanto.

      Saludos mil.

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  6. Este articulo ha servido para reconciliarme con los Simple Minds. Tenia una imagen de ellos de un grupo mucho mas comercial y menos vanguardista. No se, supongo que habre escuchado canciones sueltas de los ochenta en alguna emisora de radio y con eso me he quedado, digo yo. Lo que esta semana he oido de ellos de finales de los setenta, la verdad es que me ha gustado y nada tiene que ver con la imagen que tenia de ellos.
    Saludos

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    1. Sí, esa imagen fue muy corriente en España, donde sus primeros discos no llegaron a venderse con fuerza hasta tiempo después, cuando se hicieron famosos. Ya digo que yo no soy muy fan suyo, pero entre la primera época y lo que vino luego se puede hacer una buena selección: incluso en su época "grandiosa" tienen algunas canciones realmente brillantes.

      Saludos mil.

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  7. Coincido con la opinión general. Los Rezillos tienen su aquél. Y según dices les deben mucho a Damned y los B52’s. Sí que suenan auténticos, muy adecuado para animar el ambiente en los bares, cerveza en mano.
    De Simple Minds digo lo mismo, eso de que al principio me sonaban a algo nuevo, pero luego se les fue el santo al cielo. Y también coincido con Javier en la forma de amenizar la lectura de estos artículos con expresiones y palabras escogidas para la ocasión.


    Saludossssss

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    1. Hola, Bab. Los Rezillos ya sabemos que no son la octava maravilla del mundo, pero son muy alegres y da gusto oirlos. Por eso los comparo también con los los Ramones, a los que todo el mundo adora.

      Y los Minds al final se convirtieron en un grupo de pop casi gótico, que a veces acertaba pero por lo general iban muy sobrados, Kerr sobre todo.

      Gracias y saludos mil...

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