El Reino Unido incluye, de grado o a la fuerza, la zona norte de Irlanda, que en otros tiempos perteneció a dicho reino en su totalidad. Por una simple cuestión de tamaño, la mayor efervescencia musical siempre estará en el sur: los Radiators from Space y los Boomtown Rats ya nos han visitado; el monstruo U2, que está despertando, lo hará en los 80. Pero aquella situación envenenada que vivieron durante tantos años y cuyos rescoldos aún perduran, se reflejó en todas las artes, aunque siempre ha habido dos maneras de enfocar este tipo de dramas: implicarse en ellos buscando algún tipo de catarsis o tratar de obviarlos y seguir adelante. Como ejemplo de cada opción hoy tenemos con nosotros a Stiff Little Fingers y a los Undertones, que guardan un cierto paralelismo con las dos bandas del sur que ya conocemos: los Fingers, como buen grupo punk concienciado, se “alimentan” de la situación para crearse un carácter, mientras que los Undertones recurren al punk pop y el rock and roll como armas para sublimar las tristezas y alegrías de la generación; de todas las generaciones, de todos los mundos. Por desgracia esas dos maneras de ver el asunto a veces llevan a enfrentamientos entre los de un mismo bando, y es legendario el antagonismo que hubo entre los dos grupos por ello. Aquel también fue un drama civil que dividió familias.
Stiff Little Fingers son de la capital, la Belfast maldita que reúne en sí misma todos los horrores de la época, una ciudad prácticamente militarizada hasta el toque de queda. Se quiere presentar la situación como un enfrentamiento en el que prima la diferencia religiosa -católicos contra protestantes-, pero todos saben que eso es mentira: son los invadidos contra los invasores, y la religión solo es una excusa. A mediados de la década anda por allí un cuarteto de católicos y protestantes que bajo el nombre de de Highway Star (tributo a Deep Purple, en efecto) se dedica a hacer versiones en los pubs: la sección de cuerdas, formada por los guitarristas Jake Burns y Henry Cluney junto al bajista Ali McMordie, es además un trío de voces, y a la batería se sienta Brian Faloon. Pero de la adolescencia han pasado a la juventud, ya entienden con propiedad la situación en la que viven, y justo entonces surge el punk. Lo primero que hacen es cambiar de nombre: esta vez el homenaje va por los Vibrators. Stiff Little Fingers comienzan a escribir su propio material, en el que, como la mayor parte de los grupos incluidos en la primera hornada de ese estilo, suman a la contundencia y simplicidad del ritmo unas letras que suelen hablar de la situación paranoica que se vive en su ciudad, en su trozo de país, y un ejemplo inmejorable es “Suspect device”: la graban a principios de 1978 en cinta demo, poco después la distribuyen como cara A en un single en Rigid Digits, su propio sello, y le mandan una copia a John Peel. Ya se pueden ustedes imaginar que se convirtió en una nueva estrella de su programa.
La popularidad de los Fingers comienza a crecer en la isla grande, donde suelen actuar en giras junto a los grupos más o menos “concienciados”. Mientras tanto Peel les consigue un contrato de distribución con Rough Trade, que en febrero de 1979 lanza “Inflammable material”, su primer Lp. Y la sorpresa es que un disco grabado con criterios independientes, distribuido por un sello que en aquel momento todavía estaba empezando, alcanza el top 15. Todo el material está compuesto por Burns, que en la parte literaria va a medias con Gordon Ogilvie, un periodista irlandés; fue Ogilvie quien había convencido al grupo para que reflejase en sus letras la situación en Irlanda, dándoles así un carácter que los acabó convirtiendo en una especie de Clash autóctonos (demasiado parecidos a los Clash, demasiado propagandísticos, decían los Undertones). Así que, teniendo en cuenta que la situación económica y social en Gran Bretaña no era tampoco como para echar cohetes, tal vez hubo una especie de “efecto contagio” que les favoreció. En lo musical, y aunque tal vez su propuesta comienza a quedar un poco sobrepasada por la tremenda velocidad con que se mueve el mercado en esos días, hay que reconocerles una mayor calidad técnica que a la mayoría de sus “correligionarios” gracias a sus años anteriores como grupo de covers; sobre todo por la base rítmica, resultan muy solventes. Y también más variados que la media, ya que no solo atacan las estructuras del punk rock más contemporáneo, sino que también añaden alguna sorpresa como “Closed grove”, cercana al estilo Ian Dury. También se incluye su segundo éxito en single, otra clásica del combat rock que dirían los Clash:
Tras el éxito de su primer Lp, Chrysalis se interesa por ellos y publica “Nobody’s héroes” en la primavera de 1980. Son conscientes de que las estructuras del punk primerizo han sido superadas, y aquí ya se mueven con soltura en la confluencia de su estilo original con el rock and roll actualizado por el barniz de la new wave. La veteranía les permite desarrollar las estructuras y hacerlas un poco más complejas, como en “Wait and see” o “Fly the flag”, e incluso se acercan al reggae desde una perspectiva muy diferente a Police o Fischer-Z en “Bloody dub” o “Doesn’t make it alright”. Esa variedad de planteamientos y el apoyo del sello los llevó al top 10, aunque misteriosamente a día de hoy poca gente los recuerda a ellos ni a sus primeros discos. Seis meses después, aprovechando el rebufo, lanzan “Go for it”, que más o menos sigue las pautas del anterior; esa similitud los mantiene en las listas, pero bajando: un top 15. Y con el cuarto, “Now then”, la situación es de estancamiento; se acercan a un cruce entre new y pop que ya está pasado de moda, aunque el gran número de fans que aún tienen en las dos islas consiguen que su caída sea suave. A partir de ahí, con altas y bajas, idas y vueltas, aún andaban por el circuito no hace mucho. De todos modos, y aunque ya digo que su “desaparición” de la memoria colectiva resulta sorprendente, al menos sus tres primeros discos son dignos de un repaso.
Los Undertones, la banda más popular de Derry, son para mí los Buzzcocks irlandeses, con unos planteamientos muy similares. Incluso sus letras tratan por lo general de los mismos asuntos que la banda británica, y esa es la razón por la que los Fingers y otras bandas irlandesas les reprochen su “falta de compromiso”. Son cinco chavales (alguno no pasa de los quince años) que se reúnen a mediados de la década, cuyo espíritu está muy cerca de los Small Faces tanto como de los Beatles, y que con la llegada del punk descubren también la simplicidad y contundencia de los Ramones o, por supuesto, los Buzzcocks. A finales de 1976 comienzan a actuar en algunos pubs, y su formación será estable durante mucho tiempo: al frente del grupo el cantante Feargal Sharkey, apoyado a veces por los coros de la sección de cuerdas formada por el solista Damian O’Neill -que también ataca los teclados-, el rítmica JohnO’Neill (compositor principal) y el bajista Michael Bradley; en la batería está Billy Doherty. El salto a la popularidad llega con una canción compuesta en verano del 77 pero que no consiguen grabar hasta un año después: “Teenage kicks”. Ya era popular en sus actuaciones, y finalmente se atreven a mandar una demo a John Peel. La respuesta de Peel es su ofrecimiento a financiar la grabación en un pequeño sello de Belfast, pero la cosa no queda ahí: es la primera vez que pincha una canción dos veces seguidas en el mismo programa, sobrepasado por la emoción y anunciando que esa se ha convertido en su favorita de todos los tiempos; a tal extremo llegó su arrebato que la primera estrofa figura en su lápida. Poco se puede añadir a eso, salvo que el pop es un material muy peligroso y que no hay quien pueda con los sueños adolescentes.
En esas fechas andaba por Londres Seymour Stein, el jefazo de Sire Records, que había fichado personalmente a luminarias yanquis como los Ramones o Talking Heads y que tras escucharla no lo dudó: tan solo dos semanas después “Teenage kicks” se reeditaba pero esta vez con la inconfundible “S” sobre fondo amarillo, alcanzando el top 30. Y tras “Get over you”, otro single de leyenda en el que la new wave se funde con el rock and roll, en Mayo del 79 llega su primer Lp, de título homónimo, que alcanzó el top 15 sin incluir ninguno de aquellos dos fantásticos singles y que con el paso del tiempo se ha convertido en uno de los grandes clásicos en la historia del punk pop. Las similitudes con Buzzcocks son evidentes desde el arranque con “Family entertainment”, su encantador fraseo de guitarra y ese aroma a rock and roll pop que impregna todo el disco, pero en conjunto suenan un poco más compactos y al mismo tiempo más melódicos. Poco después Sire redondea la jugada y lo reedita con una portada más atrayente y los dos singles que mucha gente echaba en falta, con lo que las ventas se reactivan. Por entonces los Undertones son la banda más popular de Irlanda, y antes de que acabe ese año ya han entrado en el estudio para grabar el segundo. Ah, y una ironía del destino: en su primera gira yanqui son los teloneros de los Clash. Sería interesante saber cómo fueron las relaciones entre unos muchachos despreocupados por la realidad social y los no va más de la conciencia de clase…
A principios de 1980 se publica “Hypnotised”, que muestra una clara evolución: hay un tránsito entre el estilo juvenil de su primer disco, que se mantiene con toda su potencia en canciones como la que le da título, “Whizz kids”, “There goes Norman” o “Hard luck”, y otras más desarrolladas, con arreglos más complejos y un ritmo que se relaja por momentos como en “The way girls talk” e incluso una sorprendente versión del “Under the boardwalk”. Incluso en las piezas más rápidas hay un trabajo sólido, y los aficionados supieron premiarlo con un top 10. Sin embargo esa euforia europea contrastaba con la
situación en Estados Unidos: Sire no parecía prestarles mucha atención allí, tal vez porque pensaba que su estilo no era tan exportable como se pensó en un principio (algo parecido había ocurrido ya con los primeros Damned, que fueron relegados muy pronto al circuito exclusivamente punk de pequeñas salas). Así que poco después, llegados a 1981, se pasan a EMI rescatando además todo su catálogo anterior, que será a partir de entonces reeditado por el sello británico. Comienza ahí una segunda época en la que buscan una madurez que probablemente no podían conseguir: sus dos discos posteriores no son de mucho brillo, aunque tienen momentos interesantes. El grupo se dio de baja en 1983 y Sharkey siguió una discreta carrera en solitario; luego se reagruparon, como muchos otros, pero eso ya es lo de menos. Quedan, como en el caso de sus “enemigos ideológicos” los Fingers, aquellos dos primeros discos inolvidables.
Y estos son nuestros dos últimos debutantes invitados en este bienio. Solo nos queda cumplimentar a dos grandes veteranos que nos acompañan desde la década anterior, y habremos terminado. Ya pueden ustedes respirar aliviados...
Pues el primer tema de Stiff Little Fingers me suena bastante patatero, pero de energía van sobrados en este como en los demás.
ResponderEliminarTampoco conocía a Undertones, el primer tema es precioso. No sé si lo pondría en mi lápida o en la esquela, pero sí en el equipaje. Por la muestra que has puesto, me gustan más que los primeros, muchas veces el compromiso no es sinónimo de calidad
Al final los Fingers acabaron siendo una banda de rock muy competente; sobre sus inicios, tampoco se puede pedir mucho más que justo esa energía. Y los Undertones, ya digo: si te gustan los Buzzcocks te gustan estos. Son una pareja fantástica.
EliminarHola Rick:
ResponderEliminarNo se dónde tendría yo la cabeza en la segunda mitad de los setenta, pero el caso es que de las bandas que han ido apareciendo en las últimas entradas, prácticamente no conozco a ninguna. En aquellos años yo estaba empezando a descubrir la música y ya iba con retraso. Me costó mucho destetarme de los Beatles. Fué en los ochenta cuando empecé a ponerme un poco al día. Por lo tanto espero con ganas la nueva década para poder aportar algo en los comentarios.
Saludos.
Antoni.
Hola, Antoni: no es que fueras con retraso, sino que eres más joven. Esa suerte tienes. Por otra parte, en cuanto lleguemos a mediados de los 80 ya todo comenzará a ser más uniforme: ahí será cuando los de nuestra generación, la tuya y alguna más iremos hacia atrás. Nuestro objetivo, finalmente, serán sobre todo los 60. Es decir, la época clásica. La mejor.
Eliminar¿No habrá cierta similitud entre estos dos grupos irlandeses y lo ocurrido con el rock radikal vasco y aledaños? Grupos contagiados por la problemática social y el conflicto de su tierra que encuentran en el punk una vía de escape frente a grupos del mismo o parecido entorno que adoptan la posición de escape, la huida hacia un universo propio. Las dos son reacciones a lo mismo lo cual no tiene que indicar necesariamente una despreocupación o una preocupación obsesiva hacia la situación del momento.
ResponderEliminarHablando de John Peel, tengo entendido que cuando llegó a España en plena Movida el único grupo que le llamó la atención fueron Los Chunguitos y solo de ellos se llevo discos.
Puede haber alguna similitud entre los Fingers y los radicales vascos, pero desde luego los Undertones no entran en esa categoría. En cuanto a Peel no conozco esa detalle, pero podría ser: en su caso, para escuchar clones de los británicos, mejor ir a lo radicalmente distinto,¿no?
EliminarA los Stiff apenas los seguí, lo contrario de los Undertones, de los fui y sigo siendo fan devoto. Su primer disco me parece un claro ejemplo del mejor pop punk de siempre, correoso, fresco y contundente, sin dejar ese aura juvenil de aparente despreocupación social (aunque dudo que lo fuera totalmente dada la degradada situación política en la Irlanda de la época). Mis nietos tienen ya el "Teenage Kicks" como uno de sus temas favoritos.
ResponderEliminarSaludos,
JdG
Yo también prefiero a los Undertones, supongo que por mi vocación "melódica", por decirlo así. De todos modos los Fingers son una banda comptenete, y es una pena que al menos sus primeros disdos hayan "desaparecido". Es un caso raro. Y en cuanto a la situación política ya digo, siempre hay dos modos de verlo, aunque por supuesto cualquier persona normal tiene que ser consciente del mundo en el que vive y tener una actitud personal.
EliminarYa sé que “Stiff Little Fingers” no eran ningunos pringaos, pero a mí nunca me llamaron mucho la atención, a pesar de su solvencia con los instrumentos. No me pasó lo mismo con los “Undertones”; ahí entré a gusto con el pop de “esos muchachos despreocupados de la realidad social”. El pop es el pop, y nos gusta así como es, no?
ResponderEliminarSaludosssssssssss
Totalmente, estimado Bab. Ls letras de los poperos son siempre sobre los mismos temas "livianos" que nos da la vida misma, y punto. Y los Undertones son unos clásicos como la copa de un pino; ya digo, la versión irlandesa de los Buzzcocks, lo cual significa mucho.
ResponderEliminarSaludos mil..