De las figuras surgidas en ese caldo de cultivo llamado pub rock, no cabe duda de que Elvis Costello es el solista que llegó a hacerse más popular: su rock and roll blanco de matices country estaba muy bien aderezado con un estilo melódico pop muy inglés, y sumando a eso su categoría como letrista se convirtió en un personaje fundamental de la new wave. Pero el tiempo pasa, y de aquella frescura que tenían las músicas de la época (como había pasado con el beat o el pop de diez años antes) ya queda muy poco. Tanto los solistas como los grupos procuran evolucionar a medida que se van haciendo mayores, y esa evolución suele significar una mayor complejidad en la composición: los dos primeros discos grandes de Costello, además de ser magníficos, representan de modo ejemplar aquel tiempo de transición, pero en el tercero ya estaba comenzado a mudar la piel. Y lo curioso es que, a diferencia de otros, ese cambio hacia músicas más elaboradas de momento no le "penaliza" entre su sector de fans tradicionales, por lo que estamos ante otra de las figuras que entra en la nueva década con el prestigio intacto. Junto a sus Attractions, claro: los inalterables Stevie Nieve (teclados variados), el bajista Bruce Thomas y el batería Pete Thomas. El otro inalterable es Jake Riviera, su manager, que además de serlo también de Nick Lowe puede presumir de haber participado en la creación de dos sellos fundamentales en la época: Stiff y Radar. Riviera es culo de mal asiento, y de ambos se marchó por incompatibilidades con los demás socios; a finales del 79 presenta F-Beat, que utilizará casi exclusivamente para sus dos protegidos.
A principios de 1980 Costello y los Attractions publican "Get happy!", su nuevo disco grande, en el que lo primero que llama la atención es la inusual cantidad de canciones, veinte, y en consecuencia que su duración media anda sobre poco más de dos minutos. La otra novedad es que aquí se aparta un poco de sus esquemas tradicionales y se muestra más cercano al pop negro de la Motown que a Buddy Holly; incluso hay momentos en los que sopla una pequeña brisa entre ska y reggae. Así que este disco, siendo más rítmico que el anterior, es también el complemento que le faltaba para demostrar su gusto por prácticamente todos los géneros, de un color u otro, que componen el amplio panorama de la música popular estadounidense, y de cómo un británico puede entrar en ellos sin perder su carácter isleño. Porque, sea cual sea la cadencia de la pieza que esté interpretando, este sigue siendo Costello sin la menor duda: de todos los estilos que a él le interesan ha hecho uno solo que lleva su nombre, y esa es la característica principal de los grandes músicos (la que le iguala con los Jam, por poner el ejemplo más cercano). Pero sobre este disco sobrevuela el recuerdo de una aciaga noche en la primavera del 79, en plena gira yanki, cuando Costello, bastante borracho, se puso a decir estupideces difamantes sobre "negratas" como Ray Charles o James Brown: estaba en la barra de un bar de hotel junto a Stephen Stills y Bonnie Bramlett entre otros, y la conversación se fue extendiendo sobre el soul, los yankis, América... Sus contertulios, esos dos al menos, no son precisamente ejemplo de sobriedad para nada, pero Bramlett se ve que quedó escandalizada por las tonterías que decía el otro y le faltó tiempo para contárselo a la prensa yanqui, que por supuesto se frotó las manos. Como es lógico, Costello se vio luego obligado a hacer una "gira alternativa" por las radios y revistas musicales reconociendo la metedura de pata que había cometido por darle demasiado a la botella. Y como consecuencia de aquello, hay voces que afirman que este disco es una especie de "penitencia" que se autoimpone para hacerse perdonar. Costello lo niega: "no necesito recurrir a un episodio tan vergonzoso como ese para reiterar mi amor por un tipo de música que me ha acompañado desde pequeño" vino a decir. Y muchos le creemos. Además, conociendo su proverbial mala leche, basta que una tropa de supuestos santurrones politoxicómanos afeen su conducta para que él hubiese seguido justo el camino contrario (de todos modos, queda al menos una reivindicación en el disco: "Riot act", la constancia de sus sentimientos sobre aquel asunto y la pulsión vengativa de mucha gente que va por la vida de impoluta cuando estarían mejor calladitos). Sin embargo a la mayoría de los aficionados ese lío no les importó, y "Get happy!" fue otro éxito tanto allí como en Europa.
Un año después llega "Trust". La situación anímica de Costello es bastante desastrosa, ya que se encuentra en medio de una tormenta matrimonial; por otra parte las políticas de Margaret Thatcher se están mostrando en toda su crudeza, y él se siente afectado. Su relación con el alcohol, los fármacos y otras químicas variadas es de fuerte dependencia, la perspectiva general oscurece también las letras de sus canciones, y en consecuencia resulta un tanto irónico el título del disco; la vorágine inevitablemente afecta a la música, pero su toque mágico convierte lo que podría haber sido material inconexo en una de las obras más eclécticas de su carrera. De hecho, la impresión que transmite es que justo por su situación personal ha debido de refugiarse en la música, y como resultado tenemos uno de sus discos más elaborados. El arranque con el jazz pop de "Clubland" da paso luego al genial desvarío de "Lovers walk", con ese teclado casi infantil, esa extraña percusión, deconstruyendo a Bo Diddley para que suene a los Attractions; mientras, el gancho fabuloso de "From a whisper to a scream", una de las piezas más deliciosamente rítmicas de toda su carrera, nos lleva de vuelta a sus primeros tiempos. Anda por medio un verdadero hallazgo, una mezcla inaudita de calypso con rap o algo así titulada "Strict time", con una base rítmica cuando menos inusual, quizá por las horas que debían de ser y la excesiva ingesta de sustancias poco recomendables, junto a otras canciones del más puro estilo crooner, de esas que tanto gustan a los críticos. En suma, y aunque pueda parecer extraño, este es uno de los discos de Costello que mejor se mantiene en el tiempo; tal vez porque ese eclecticismo rebaja un poco el doble efecto que siempre produce la sofisticación: todo suena muy bien, pero hay sorpresas frecuentes que evitan la monotonía. Y como era de esperar, es uno de los menos vendidos y de los más olvidados porque al parecer sus fans de siempre ya no le perdonan tantas libertades.
Hablando de perdones, la duda sobre su "complejo de culpa" podríamos sentirla de nuevo ante la publicación, a finales de ese mismo año, de un disco tan inesperado como "Almost blue". Un disco que se va al otro extremo del espectro americano, ya que consiste exclusivamente en versiones de piezas country, cuyos autores cubren un rango amplio: desde Gram Parsons hasta ortodoxos como Merle Haggard o Hank Williams, pasando por algunos más heterogéneos como Charlie Rich. La sorpresa se completa con una portada que no parece cuadrar mucho con su contenido, ya que es una "reinterpretación" del "Midnight blue" de Kenny Burrell, o sea, un guitarrista de jazz. Y para redondear la faena, en las primeras ediciones lucía un adhesivo advirtiendo de que "este disco contiene música country & western y puede ofender a los oyentes de mente estrecha": de nuevo Costello y su proverbial mala leche. Hay varias teorías sobre el porqué de este disco (grabado en Nashville, como dios manda), y una de las más plausibles nos la ofrece el propio interesado cuando dice que está harto del valor excesivo que se le concede a las letras, las suyas o las de cualquiera: "Parece que si eres capaz de hilar decentemente tres sílabas juntas, ya te conviertes en un poeta laureado en el mundo del rock". Y en consecuencia decide atacar un repertorio tradicional en el que lo importante son las escalas vocales y los arreglos. Como excusa puede resultar convincente, aunque puestos así tal vez hubiese tenido más lógica una miscelánea de varios estilos; esa exclusividad, que se complementa con la ausencia de Nick Lowe (su productor hasta entonces) y la grabación en Nashville parece un tanto radical, pero aquí Costello nos dice que el country comenzó a interesarle tras escuchar a Parsons con los Byrds, y los Burritos, y a toda aquella "nueva ola" yanki de finales de los 60 recurriendo a los clásicos de un estilo que por entonces se consideraba pasado de moda, cuando no directamente "reaccionario". Bueno, pues de acuerdo; aunque la crítica en general no se lo tomó muy bien que digamos, y una buena parte de sus fans se sintieron estafados. De todos modos, sin entrar en motivaciones, también aquí vuelve a demostrarse que, por encima de todo, el carácter de Costello le da una nueva vida a las canciones: aunque con frecuencia se ciñe mucho a las originales, da gusto ese nuevo aire que le da a la canción de la botella de Haggard o el "Sittin' and thinkin'" de Rich.
Y, manteniéndose en pie tras el doble salto mortal de estos dos años, Costello seguirá adelante liberado ya de cualquier corsé estilístico; haciendo lo que le dé la gana en cada momento, por resumir. Sus inclinaciones a corto plazo incluirán arreglos orquestales o un vago acercamiento al sonido electrónico, pero aunque va dando rodeos y de vez en cuando nos sorprende con algún disco inesperado, cada vez se acomoda más al canon yanki. En todo caso, con momentos mejores y peores, Costello es uno de esos personajes a los que conviene revisitar de vez en cuando.
Adoro a este tío, su música, sus obras..., pero bueno, yo de lo quería hablar es del diseño de su portadas. Has elegido, además, tres grandes. "Get Happy!", con sus apuntes mezcla retro & moderno, abres el álbum y encuentras esa hoja con exposición de formas, líneas, textos y colores, maravillosa. "Trust", la contraportada mostrando un sketch cinematógrafo (Elvis Costello..."Looking italian"), esos floreros que parecen enmarcar el ambiente de una sala de bingo en Blackpool, "Blue", con una imagen tan distinta, ese tono triste-"blue", las líneas rasgadas de la portada y contraportada, la fotografía de John McFee en el reverso, advirtiendo esa atmósfera country que a tantos nos pilló entonces por sorpresa.
ResponderEliminarSaludos,
Las portadas de Costello, al menos hasta mediados de los 80, son muy cuidadas. Luego ya la cosa decae. De todos modos no es que haya "elegido" justo estas tres, sino que son las que corresponden a esta década 80/81: las de sus dos primeros discos son magníficas a pesar de su simpleza.
EliminarSaludos mil.
Es un personaje trascendente en aquel movimiento y su carrera no ha pasado por muchos altibajos. En su última época se integró mucho en el ambiente musical de Nueva Orleans así como antes se mezcló con el country o el soul. Por cierto, el contacto con la música negra le da cierta intemporalidad a la música de los cantantes y grupos blancos, quizás por ello se alimentan tanto de ella. No sé como está ahora pero hace dos años tuvo importantes problemas de salud.
ResponderEliminarLo curioso es que ha tocado muchos estilos distintos, y tal vez por ese inequívoco aire a Costello que tiene casi todo lo que hace se ha mantenido con una parroquia bastante fiel. Se diría que sabe "vampirizar" muy bien cada estilo. Tuvo un cáncer de garganta, no muy agresivo al parecer, y actualmente creo que está recuperado.
EliminarNunca le había escuchado, y en un primer contacto me suena bien: variado, clásico... Esa anécdota mediática que cuentas y su repercusión sobredimensionada es muy actual; la diferencia es que hoy existe internet, así que quizás Bonnie Bramlett, en lugar de sacar una posible tajada con la exclusiva (lo desconozco), la hubiese ventilado por twitter.
ResponderEliminarEsa nota del country/western y su estigma generacional la podemos trasladar al cine, cuando se convirtió en lugar común eso de que John Ford era facha.
¿Nunca le habías escuhado? Seguro que aunque fuese inconscientemente algo habrás oido. De todos modos te recomiendo que le eches un vistazo a las entradas sobre este señor correspondientes al 76/77 y al 78/79, porque ahí están sus primeros discos, que son los que lo lanzaron: estos de ahora son muy buenos, pero al menos los dos primeros son esenciales para disfrutar de lo más "mollar" de la new wave.
EliminarBramlett es uno de esos sepulcros blanqueados que bastante tenía con sus propios problemas, pero el mundo está lleno de gente así. No creo que lo hiciese por dinero, sino por simple mala leche. Tiene gracia que el propio Ray Charles, cuando le fueron a contar el incidente, respondió diciendo que "las palabras de un borracho no deberían publicarse en un periódico". Él también sabía mucho de esas cosas, pero tenía una caballerosidad que no todos tienen. Por cierto, si quieres leer un buen artíclo sobre ese incidente, helo aquí:
https://www.efeeme.com/la-cara-oculta-de-las-canciones-riot-act-la-peor-resaca-de-elvis-costello/
Pues el amigo Costelo es una de mis asignaturas pendientes. La última vez que hablaste de él me prometí revisar su obra y aquí estoy, con los deberes sin hacer. Los temas que has seleccionado suenan de miedo, así que ya no tengo escapatoria.
ResponderEliminarPues si estos te gustan, te digo lo mismo que a Raúl: los dos primeros (como mínimo) son el gancho para entrar en la música de este señor.
EliminarHola Rick.
ResponderEliminarPues Costello es un personaje que en su día me fascinó, tengo todos sus primeros discos,me encanta la frescura que transmite y ya debe o debiera estar en el Olimpo de los Dioses. Es un tio de discos completos, no de esos de canciones sueltas.
¡Buen recuerdo copón!
Saludotes
Jose
Hola José:
EliminarCostello está bastante reconocido, aunque tal vez las nuevas generaciones no se acuerden de él. Pero en fin, eso le pasa a mucha gente de categoría. Y sí, en las distancias largas gana, porque tiene fondo.
Saludos mil...
Como bien dices, a Costello “el cambio hacia músicas más elaboradas de momento no le penaliza". Estoy de acuerdo. Aunque los dos primeros discos de él son los que más he disfrutado.
ResponderEliminarCreo que es un gran músico que ha ido haciendo lo que le ha apetecido, sin que haya tenido bajones importantes; al menos en lo que conozco de él. Y seguiré tu consejo de revisar a Costello de vez en cuando.
Saludossssssssssssssssss
Hola, Bab . A mí me pasa igual, mis preferidos son los tres o cuatro primeros, pero hay que reconocer que tiene un nivel muy alto en casi toda su carrera aunque se haya hecho "mayor".
EliminarSaludos mil..