viernes, 16 de junio de 2023

1960-65: los años del beat (VII)

1963 fue el primer año frenético en la historia de los Beatles, que antes de llegar a las navidades ya serán la mayor sensación en el negocio musical de medio mundo: habían recorrido un largo trecho para llegar hasta aquí, pero ahora los acontecimientos se desarrollaban a toda velocidad. Tras el bombazo de “Please please me”, publicado en Enero, Martin consideró que debían aprovechar el rebufo y publicar el primer disco grande cuanto antes, para asentar la posición. Los primeros sorprendidos por tal planteamiento fueron los propios Beatles, en unos tiempos en que el LP era todavía un artefacto poco frecuente en el mercado del pop, un formato propio de orquestas, cantantes maduros ya muy establecidos o si se usaba como recopilatorio. Así que, también en eso, Martin fue un adelantado. Por otra parte EMI aún no conocía el calibre de su nuevo fichaje y no iba a consentir mucho gasto, lo cual era un buen argumento para grabar en el menor tiempo posible. Ah, y el título sería el de su primer número uno, muy reciente, fresco en la memoria de la clientela potencial. 

Se decidió una selección de su repertorio en directo, es decir, una mezcla de piezas nuevas y versiones (de hecho su primera idea había sido grabar una actuación en la Caverna, pero no le convencieron las condiciones del local ni la destreza del grupo, que aún estaba un poco verde para esa responsabilidad). Así que, dejando aparte las cuatro canciones ya conocidas, hay otras cuatro propias y seis versiones, todas grabadas en un solo día. El gancho de las nuevas es “I saw her standing there”, y entre las versiones destaca “Twist and shout” (lo cual no desmerece la calidad de las demás, por supuesto): Martin coloca la original abriendo el disco y la versión cerrándolo. Por otra parte fue la última en grabarse, ya que tanto Martin como Lennon sabían que luego su voz iba a quedar inservible para unos cuantos días. Y ya solo falta la portada, esa pose en las escaleras de las oficinas de EMI en Manchester Square, que será uno de los primeros fetiches visuales en la historia del grupo. Como es lógico aquí van los dos ganchos, a los que he añadido la evolución de “Twist and shout” porque refleja muy bien la personalidad de unos músicos y la visión del productor que te toque en suerte. La primera versión fue grabada en 1961 por los veteranos Top Notes, que entonces “manejaba” Phil Spector: la canción tiene su marchita, pero con ese estilo y esos arreglos ya entonces sonaba un poco viejuna y no llegó a nada. Bert Berns (Russell), uno de sus compositores, se cabreó, echando la culpa a Spector por no haber hecho algo más actual, y se la ofreció a los Isley Brothers; estos la graban el año siguiente bajo la producción de Berns, que le da un vuelco y la lleva al top 20 estadounidense. Es de ahí de donde parten los Beatles para hacer la suya, y ambas tienen su mérito: Berns y los Isley por rescatar una pieza que de otro modo hubiese pasado desapercibida, y Martin con los Beatles por hacer una versión eléctrica, genuinamente británica, fortaleciendo ese punto enfebrecido tan distintivo del grupo. Eso sí, hay gente que prefiere la de los Isley…





El éxito fue arrollador. “Please please me” llegó a las tiendas a finales de Marzo, y hay algunas listas en las que figura como número uno hasta la publicación de “With the Beatles”, ocho meses después. Ocho meses en los que el mundo aceleró el paso: en Abril se publica “From me to you”, su tercer single, que ya solidifica las bases de la “beatlemanía” (las chicas comienzan a suspirar y dar gritos, indistintamente; los chicos se debaten entre la envidia y la admiración); “She loves you” se presenta en Agosto, pero poco antes hubo un Ep de Polydor tratando de rentabilizar las grabaciones con Sheridan y otro con cuatro canciones del primer Lp que llegaron igual al número uno. Por otra parte ya estaban arrasando en media Europa, pero en Estados Unidos la cosa iba un poco lenta por la resistencia de Capitol, que aun siendo la subsidiaria de EMI en aquel país quiso anteponer sus intereses con los Beach Boys y trató de frenar la nueva sensación británica con el argumento de que “esos Beatles no tienen nada que hacer aquí”. Es una curiosa intrahistoria que no hace falta repetir ahora: quien sienta interés, que lea el emocionante episodio de Marsha Albert. Y a finales de noviembre, “With the Beatles” seguido por la inmediata publicación del single con “I want to hold your hand”, los asienta definitivamente en la cumbre del mundo pop. En ese disco figura “Don’t bother me”, la primera canción que le dejan meter a Harrison, que demuestra estar a la altura de sus colegas teniendo un carácter propio (es el menos beat de los tres) pero muy bien adaptado al espíritu del grupo. También el “I wanna be your man” que luego regalaron a los Stones (y que probablemente les sienta mejor). A partir de ahora viene lo más difícil, mantenerse; pero pronto se verá que los Beatles pueden con todo. El propio Martin está asombrado: “estos chicos son un pozo sin fondo de canciones maravillosas”. Pues eso.



A finales de aquel año la perspectiva en Capitol estaba cambiando por la evidencia del éxito del grupo en Europa, la entrada en escena de Brown Meggs (un ejecutivo del sello con bastante más visión que sus predecesores) y las presiones de una pequeña pero creciente masa de fans. Tras la publicación de “I want to hold your hand” y el reportaje de Walter Cronkite en la CBS, la marea se hizo imparable y en Febrero del 64 los Beatles aterrizan en Nueva York: nadie se lo imagina por entonces, pero esa es la señal de partida para la Invasión Británica. Ya antes habían comenzado la grabación de “A hard day’s night”, su primera película con la banda sonora correspondiente. La película, para estar hecha a su mayor gloria (una especie de “reportaje” fantasioso sobre el grupo), es bastante mejor de lo que podría parecer y las canciones siguen luciendo a un nivel estelar, tanto las que forman parte de la banda sonora (en la cara A) como las demás. Tal vez las más populares fueron las que dan título a la película y “Can’t buy me love”, pero mi preferida es “Things we said today”, una de las que ya está adelantando un nuevo sesgo en la carrera del grupo (y a la que veo una vaga semejanza con “Don’t bother me” de Harrison). De índices de ventas ya ni hablamos, claro.



Antes de que termine 1964 publican “Beatles for sale”, que confirma la evolución sugerida ya unos meses antes. Suele decirse que su tono general, más apaciguado e incluso reflexivo, se debe en parte al agotamiento por el exceso de giras y exposición pública, lo cual es probablemente cierto. Sin embargo también su creatividad está madurando gracias, entre otras cosas, a su encuentro con Bob Dylan. Dejando aparte detalles teóricamente accesorios como el “descubrimiento” de la marihuana (Dylan creyó que ya estaban acostumbrados y los invitó a fumar como algo cotidiano, cuando para ellos no lo era en absoluto), su admiración por el músico estadounidense era inmensa, sobre todo por parte de Lennon y Harrison. No hay duda de que su influencia se acrecentó en aquel encuentro, y pronto se notará ese influjo. Además la relación entre ellos y Martin es muy estrecha, con lo cual se enriquece el trabajo en estudio: ellos son curiosos y les gusta experimentar con texturas e instrumentos inusuales para un grupo pop, lo cual a Martin le va como anillo al dedo. Por otra parte la capacidad decisoria del grupo ya es mucho mayor y ahora ya nadie impone el material que se va a grabar, sino que se va consensuando. Por último, incluso la funda del disco marca un nuevo hito: es la primera portada abierta de los Beatles, algo poco frecuente por entonces, con un buen trabajo artístico tanto por las fotografías como en el pequeño collage interior. Curiosamente la mayor parte de las canciones más “alegres” son versiones de clásicos del rock and roll, como si se tratase de un último homenaje antes de pasar a otra etapa de su carrera.



En 1965 los Beatles son ya un grupo experimentado, muy profesional y con una densidad notable. Su aspecto más “comercial” (es decir, transigiendo un poco ante las presiones del engranaje) queda cubierto de sobra con una nueva película y su correspondiente banda sonora: “Help”. Esta ya es en color y tiene un argumento bastante "naif", con un anillo que por supuesto luce Ringo y que una secta hindú quiere arrebatarle. El propio Ringo decía que lo mejor de la película quedó fuera: solían andar dando tumbos, partiéndose de risa, gracias al novedoso acicate de la marihuana (eres un inconsciente, Bob). Como en la anterior, la mitad de las canciones pertenecen a la película y la otra mitad es independiente. Pero ya la canción que le da título es más de lo que parece: Lennon decía que era una verdadera llamada de socorro, porque se sentía agobiado. En cualquier caso, unas y otras saltan de sobra el altísimo listón que ellos mismos se han puesto: además de “Help”, piezas como “The night before” o “Ticket to ride” son fantásticas. En la cara B está “Yesterday”; es una de las canciones que más controversia ha creado, ya que cuenta probablemente con tantos millones de adoradores como de detractores. Ah, y el cierre con esa fantástica versión de “Dizzy Miss Lizy” es para nota. En resumen, que una vez más da igual que el disco figure oficialmente como “medio” porque el otro medio sea banda sonora: si uno se olvida de ese detalle, no hay diferencias de calidad con los demás. Aun visto hoy, resulta sorprendente.



Y por fin, “Rubber soul”. El documento sonoro que liquida la era beat. Se publica en Diciembre, así que hace juego también con el fin de quinquenio. La portada muestra a cuatro personas que parecen mayores de lo que realmente son. Para llegar aquí han vivido una ilusionante primera época de mucho trabajo en las peores condiciones, luego un reconocimiento a pequeña escala seguido de una explosión que los ha llevado al cielo, pero que está pasándoles factura. No pueden salir a la calle sin protección, las giras y el trabajo de promoción son continuos, las actuaciones son frustrantes porque casi no se escuchan por culpa del griterío y las malas condiciones de sonido, etc. Están agotados. Y eso debería notarse en las canciones, aunque este grupo es tan grande que lo único que vemos es una continua progresión que da como resultado unas canciones menos “alegres” pero mucho más trabajadas, casi experimentales. Es ahora cuando definitivamente se comprueba la gran diferencia que hay entre ellos y los demás: cualquier otro músico, si su estilo funciona, trata de prolongarlo para sacarle un rédito, pero ellos terminan de grabar un disco y ya están pensando en cuál será su nueva dirección. Y por último lo más importante: para ellos el estudio es su mejor refugio. “Rubber soul” es otra joya que parece no relucir tanto como las anteriores porque tal vez no tenga piezas con el gancho inmediato de su repertorio anterior, pero es un trabajo muy sólido. Me encanta esa apertura con “Drive my car”, un extraño y tremendamente novedoso cruce entre folk rock y r’n’b, o el destello periódico de Harrison que esta vez es la fabulosa “If I needed someone” (la interacción Beatles/Byrds en uno de sus mejores momentos). También es verdad que aquí vienen “Girl” y “Michelle”, que automáticamente pasan a formar parte del sector “las amas o las odias” junto con “Yesterday” y algunas más, pero en fin: eso también es variedad.


Lo dicho, que aquí termina la época beat de los Beatles, y su carrera posterior ya es para contarla en otra ocasión. De momento a nosotros nos queda buscar más representantes de ese estilo norteño tras cuya estela llegará la “revancha” londinense, pero para eso aún falta un rato. Seguiremos informando.

10 comentarios:

  1. Un goce de entrada para este capítulo quintaesencial del pop. Y, dicho, de paso, la imagen de cabecera está muy bien escogida: la beatlemanía en todo su esplendor.

    A veces no coincidimos en gustos, pero aquí plenamente. Las dos pistas que seleccionas del segundo álbum son precisamente mis preferidas, y a la misma altura: la entrañable ''All my loving'' y ''Don't bother me'', que creo que debe reivindicarse.

    Y el resto también, aunque esa serie de canciones ''controvertidas'' que mencionas ya dependen demasiado de lo subjetivo. Yo creo, querencias personales aparte, todas son piezas maestras, y solo su fama e insistencia ha podido quemarlas en cierta manera. El caso más claro es ''Yesterday'': composición pop redonda, esquema sencillo para una canción inmortal, pero culturalmente abrasada: imposible desligarla de cierta cursilería. Supongo que ''Michelle'' y ''Girl'' pueden tener parecido efecto, pero a mí no me pasa lo mismo con ellas, al contrario, me parecen dos canciones fundamentales en ese magnífico ''Rubber Soul'' ('Drive my car', vaya comienzo...); sus melodías funcionan versionadas de infinitas formas.

    Lo dejo ya. Gracias por esta entrada y, de nuevo, por la serie en su conjunto.

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    1. Hola, don Rodión. La historia de grandes monstruos como los Beatles siempre resulta interesante, así que este trabajo se hace bastante fácil. Sobre la coincidencia o no en las canciones preferidas, ya sabes: los gustos personales son los que mandan. Aunque en este caso como en muchos otros, hay una coincidencia relativamente amplia sobre, digamos, el "corpus central" de su obra. Más o menos podremos coincidir en un setenta u ochenta por cien de las canciones.

      Es precisamente en canciones como "Yesterday", "Girl" o "Michelle" donde suele haber más controversia. Nadie niega que están muy bien hechas, pero... son un tanto almibaradas. Su exposición en exceso cansa un poco. De todos modos, como siempre, hay gustos para todo; desde los que alaban su época beat y tachan de "pretenciosa" su obra posterior, los que idolatran el "Sgt. Pepper's..." y los que lo menosprecian... En fin, que con una producción tan amplia es lógico que haya gustos para todo.

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  2. Es que no hay nada más que decir de ellos, los discos los dicen todo. Lo que resulta fascinante es como en medio de esa vorágine de popularidad seguían mejorando y tenían más ideas. Supongo que cada momento era un reto de superación y tenían de su lado al mejor productor posible. Afortunadamente, no cayeron hasta bien tarde en las garras de Phil Spector y con poco éxito.

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    1. Muy rara vez se dio ni se dará una conjunción astral como esta, en la que hay tras grandes compositores junto a un productor modélico e incluso un manager honrado. Con Spector creo que muchos tenemos sentimientos encontrados: según qué y cómo, podía ser un genio o un cantamañanas. Tiene sobradas pruebas de ambas cosas.

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  3. "Lo malo" de los Beatles es que llegaron tan alto, forman tan parte de nuestra vida, influyeron en nuestra educación de una forma tan penetrante que, llegó un momento, en que me cansaban. Se hicieron imprescindibles y (hablo por mi, insisto) tuve que alejarme de ellos para descansar un rato. De todas formas, esta su primera etapa hasta el "Rubber Soul", una vez vista en perspectiva, es muy rica en todo tipo de matices, desde las grandes canciones, hasta las imágenes que los músicos empiezan a proyectar y consolidar (por sí mismos y por acción de la industria) en el período entre el 63 y el 65.
    No me resisto a la tentación..., siempre habrá alguien que cuando se hable de ellos tenga zumbando detrás de la oreja el moscón comparativo de los Rolling. Pero no caeré en ella, de momento.
    Saludos,

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    1. Ya, esa "cercanía" tan marcada, tan constante, durante una época tan decisiva como es la adolescencia, se convierte en un arma de doble filo: eran como de la familia, y eso a veces resulta contraproducente. A cambio, una vez que ya han pasado muchos años, la imagen resulta mucho más completa.

      En cuanto a los Stones y esa comparación que siempre ha querido hacerse, soy de los que piensan que no tiene sentido: los Beatles son un grupo que pasó por diversas etapas y estilos totalmente diferentes en un plazo razonable de casi diez años, y lo dejaron en un buen momento. Los Stones son una buena banda de r'n'b con tonalidades pop que hubieran quedado como señores si se retirasen a mediados de los años 70, pero su visión ha sido siempre antes empresarial que artística. Bien, es asunto suyo. No figuran entre mis grupos preferidos, pero reconozco que algunos de sus discos son realmente buenos (entre el 68 y el 73, por centrarnos un poco).

      Saludos mil.

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  4. Esta es la etapa más interesante de los Beatles para mi. Entiendo que estuvieran aburridos de tocar siempre lo mismo e intentaran otras cosas, pero como oyente sus discos posteriores no tienen la urgencia arrebatadora, la pegadiza belleza y la vibrante picardía de estos primeros.

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    1. Siempre ha habido un sector de fans que prefieren esta época a las siguientes, y algunos de sus argumentos tienen bastante lógica: esta es la época en la que los Beatles, al mismo tiempo que tienen esa "urgencia arrebatadora", van por delante y abriendo camino. A partir del 64/65 comienzan a ser un grupo más; un grupo muy bueno, pero no superior a otros cuantos. En fin, como siempre la cosa va a gustos.

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  5. Para mí todo empezó con aquel " One, two, three, four..." de “I saw her standing there”. Aquí no hay color. Menudo ramillete de discos para empezar una carrera que nos dejó sin respiración a algunos.
    No conozco a ningún grupo que sacara tantos discos tan buenos y en tan poco tiempo. “Rubber soul” es uno de los discos que más he oído en mi vida; creo que he comprado tres veces el vinilo, ya que se rayaban de tanto usarlo, como al amor.
    ¡Qué época hemos vivido! Suerte que hemos tenido. Y qué bien está desmenuzada en estas entradas.
    Se agradece.
    Saludos.

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    1. Pues sí, ese arranque simboliza mucho más de lo que parece: todo un mundo comienza ahí. Luego ya, como le digo a Chafardero, la cosa se va enredando porque surgen grupos tremebundos que por momentos llegan a superar la oferta de los Beatles, pero de todos modos nunca sacaron un disco malo y tuvieron la suerte de retirarse a tiempo para hacer un bonito cadáver. Casi todo lo hicieron bien.

      Saludos mil.

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