lunes, 25 de septiembre de 2023

1960-65: Londres despierta (III)

Comienza el otoño de 1963 y hay que ir pensando en el segundo single; que será otra versión, ya que de momento no se atreven a protagonizar una cara A en condiciones. La primera idea, el “Poison Ivy” de los Coasters, queda en suspenso porque no acaban de verlo claro, y además no se entienden con el tal Michael Barclay que Decca les ha asignado como productor (así que Oldham y en menor medida Easton seguirán también al frente de esa “sección”). Y justo entonces vuelven a surgir los Beatles. Haciendo una síntesis de las versiones que hay sobre lo sucedido, podría contarse así: Oldham se encuentra por la calle a Lennon y McCartney, los invita a ir al estudio a saludar a sus pupilos y ellos acceden. Según las malas lenguas, ambos van un poco “alegres”; aprovechando esa alegría, Oldham y sus muchachos dejan caer un inocente comentario: “Pues nos vendría muy bien alguna idea, porque estamos un poco atascados… No tendríais por ahí algo que nos sirviese, ¿eh?”. Y los magos de Liverpool pican: “Hombre, pues tenemos a medio hacer una cancioncilla que igual va bien con vuestro estilo”. Así que, delante de ellos, en un pispás, la rematan y se la entregan. Luego dirán que “I wanna be your man”, publicada en Noviembre, no pasaba de ser una simpática tonadilla pensada para que la cantase Ringo, una cosa sin mucha importancia (“No les íbamos a regalar algo realmente bueno, ¿verdad?”), pero los Stones le dan un empaque impensado que acaba rozando el top 10 y los asienta definitivamente. La cara B es su primera pieza propia, una instrumental que recuerda el “Green onions” de Booker T: tiene un pase, pero todavía no es significativa. Aquí van las dos maneras de atacar “I wanna be your man” y, francamente, prefiero la de los Stones.




Su primer número 1 llega a principios del 64, con un Ep en el que por fin se incluye “Poison Ivy”. Decca está ya muy ilusionada con sus Beatles particulares y los apremia a preparar el primer Lp, que se graba en cinco días, queda rematado a finales de Febrero y llega a las tiendas a mediados de Marzo. Como es norma se presentan las canciones más rodadas, y por lo tanto las más representativas del grupo en ese momento: dejando aparte las tres originales, hay un buen surtido de clásicas del blues y el r’n’b con un carácter propio ya muy marcado. En cuanto a las suyas, es de agradecer la buena intención de Brian Jones sugiriendo que todos participen por igual en los derechos de autor: el apodo de (Nanker) Phelge, que ya figuraba en su primera cara B, está aquí en “Now I got a witness”, una instrumental pasable, muy de la época, y “Little by little”, que refleja bien la personalidad del grupo en esos tiempos, con un magnífico juego de guitarra y armónica (Phil Spector acompaña con las maracas; supongo que en pago, se le cita como co-autor). Pero “Tell me”, una balada pop totalmente apartada del estilo general que ha mostrado el grupo hasta entonces, figura a nombre de Jagger-Richard. Una pista para el futuro, aunque no esté muy claro aún su significado: ¿un purista como Jones no quiere que su nombre se desprestigie figurando en una pieza pop? ¿Jagger y Richard(s) comienzan a marcar distancias, lo tuyo es tuyo y lo mío es mío? Da igual: el disco llega al número uno, y la juventud moderna ya tiene dos ofertas claramente distintas: los simpáticos y agradables Beatles o los airados y rebeldes Stones; el beat pop de melodías bien trabajadas o el sonido oscuro, tórrido pero muy rítmico, que escucha en las cuevas londinenses más actuales. Por cierto, que ese disco, como otros muchos en su carrera, no lleva nombre ni título en la portada: quien aún no conozca sus caras es que no está al día. Otra buena jugada de Oldham.



Sin embargo hay algo que le desagrada de sus pupilos: se están tomando con mucha calma el asunto de la composición, siguen teniendo miedo a la cara A de los singles. Trata de apretarles insistiendo en que ser compositor tiene al menos dos bondades: se te respeta más… y aumentan tus ingresos. Los Beatles ya están empezando a ganar un buen dinero por derechos de autor. Por lo demás no hay queja: han entrado con fuerza en Estados Unidos (la invasión británica va viento en popa, gracias -como siempre- a los Beatles) y los singles funcionan muy bien. En concreto, “It’s al over now” y “Little red rooster” llegan al número uno; vale, son versiones, pero da igual. En Enero del 65 llega su segundo Lp, cuya portada de nuevo se limita a lucir una fotografía del grupo pero sin una sola palabra. Bueno, pues se llamará “Rolling Stones 2”, y asunto arreglado. Eso sí, en la contraportada Oldham se pone estupendo y nos larga un rollo cuasi literario, cuasi mítico, en el que por otra parte nos sugiere que, si no tenemos dinero para comprarlo, podemos darle un golpe al primer ciego que pase, sacarle la pasta y asunto arreglado (luego ese comentario desapareció en algunas reediciones). Ya está grabado a medias entre la Isla y Estados Unidos; esta vez el famoso de guardia es Jack Nitzsche (mano derecha de Spector, entre otras cosas), que toca el piano en alguna canción, y el número uno es más rotundo que con su primer disco. La apertura con esa versión de “Everybody needs somebody to love” indica que su inclinación hacia el pop se está extendiendo también a las piezas de r’n’b, ya que esta en concreto anda más cerca del soul que de cualquier otra cosa. No digamos ya “Time is on my side”, que pasó del góspel en la primera versión de Winding a un cruce soul con Irma Thomas y aquí ya es una balada pop, un estilo en el que Jagger parece sentirse a gusto. En cambio las tres piezas originales mantienen ese tono r’n’b tan personal que augura un buen futuro. En resumen: se les ve muy sólidos y ampliando la perspectiva.



Desde el principio de su carrera están mimando el mercado americano, e incluso publican algunas canciones antes que en la Isla (por no hablar de los Lps, que como pasa con los Beatles y casi todas las estrellas británicas en esa época, llevan portadas, títulos y contenido “autónomos”). Probablemente ya por entonces tienen claro que ese país será su mayor fuente de ingresos; lo cual resulta lógico, ya que la música de los Stones es mucho más “americana” que la de los Beatles y la mayor parte de los grupos que vayan surgiendo. Una de esas canciones es la legendaria “(I can’t get no) Satisfaction”, sobre la que se agotaron los epítetos hace ya mucho tiempo y que por supuesto fue número uno en más de medio mundo. Se publicó allí en Junio del 65 y a continuación, aprovechando el rebufo, el Lp “Out of our heads”, consiguiendo también su primer número uno en disco grande. En la Isla tanto el single como luego el Lp se publicaron dos o tres meses después; los resultados fueron parecidos, aunque el Lp “sólo” llegó al segundo puesto de las listas tal vez porque no incluía ese single ni el anterior, “The last time”, su primera cara A propia (y también número uno). Los otros cambios de listado entre la edición británica y la estadounidense no son tan llamativos, pero en conjunto da la impresión de que quieren asegurar el número uno allá y están dispuestos a correr algún riesgo aquí. Solo hay una propia que va en ambas ediciones: “The under assistant West Coast promotion man”, muy en la onda r’n’b (podría recordar una sofisticación de “Route 66”) y que, esta sí, figura a nombre de Nanker Phelge. En cambio “Gotta get away”, otra de sus nuevas clásicas, es de la factoría Jagger-Richards; como también los es “Heart of stone”, una nueva balada. Por lo demás, lo de siempre: versiones muy originales y competentes, como esa apertura en el británico con “Gotta get away”; o “Hitch hike”, que le da la vuelta a Marvin Gaye (¿cuál de las versiones habría escuchado antes Lou Reed?). Ah, y Oldham ahora nos muestra su vena poética en la contraportada. En resumen, que todo muy bien.


El año 1965 termina con “Get off of my cloud”, otro nuevo single de autoría propia que llega al número uno. A partir de ahora Jagger y Richards ya no tienen miedo al futuro, se sienten seguros y -casi- dueños de la banda. En paralelo, el papel de Jones -sobre todo su poder decisorio- está menguando: muchas fans lo consideran el más guapo, luce ropas muy modernas y está aprendiendo a dominar más instrumentos (lo cual será importante para el futuro próximo); pero la dirección es, como mínimo, compartida. En fin, lo que está claro es que los Stones ya pueden tratar de tú a tú a los Beatles, así que felicidades. Los despedimos por hoy con ese trío de singles que los encumbró definitivamente.





14 comentarios:

  1. Aunque los Stones definitivos sean los del periodo 1968-72, estos primeros elepés tienen un encanto innegable. Gracias por hacernos revivir ese periodo, Rick.

    Un abrazo.

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    1. Hola, Gonzalo. En ese período 68/72 creo que estamos casi todos de acuerdo, salvo algunos fans puristas (del mismo pelaje que los que alaban la era beat de los Beatles y no tanto lo demás). Pero eso del encanto es verdad también, y por otra parte esas canciones tienen ya un poso histórico que nos hace recordarlas de otra manera, como quien está leyendo un clásico.

      Saludos mil.

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  2. La verdad es que cuesta hablar de los Rolling cueta, pues ya está todo dicho. En cuestión de gustos me gustan más sus primeros discos y también sus versiones. Sabían escogerlas.
    Saludos
    Jose

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    1. Sí, la historia ya está muy trillada, pero no viene mal recordarla a grandes rasgos de vez en cuando, por si hay algún recién llegado que pica el anzuelo. Y en tu caso, siendo tan aficionado al garaje y demás encantos de los primeros años 60, me cuadra que te gusten más estos primeros discos. De todos modos, lo que dice Gonzalo sobre el 68/72, te guste o no, creo que es la medida del asunto.

      Saludos mil,

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  3. Como te decía en la anterior entrada, tenía muy olvidados estos discos, que por hache o por be apenas he saboreado en comparación a otros de su época, a pesar del relumbrón de la banda que los vende. Así que estas entradas me han servido de acicate: muy buenos todos los temas que dejas. 'What a shame', por ejemplo, ni la recordaba, y 'I wanna be your man' es mejor en los Stones, imposible negarlo.

    Drogas aparte, del carácter de Brian Jones ha hablado mal alguno de los protagonistas que lo conocieron en su momento. Va perdiendo el timón del grupo, pero a pesar de todo, su contribución futura en Aftermath y los singles que lo rodean, por muy pequeña que sea, me parece decisiva. El más centrado del grupo, y con la mejor visión de negocio, ha sido siempre Jagger, no sé si desde los comienzos.

    Apunte tonto: Qué buena es la portada de Out of our heads, la inglesa, y qué mala en comparación la estadounidense... Al menos en esa ocasión, con las portadas, no todo lo bueno se lo llevaron los gringos.

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    1. Los que no somos muy de los Stones hacemos lo que dice Gonzalo, concentrarnos en el período 68/72, que es a todas luces su época cumbre.... del mismo modo que estos primeros discos tienen mucho encanto y material del que aprender.

      Jones parece ser que no era un personaje muy presentable que digamos. De todos modos, en esa época tampoco Jagger o Richards eran hermanitas de la caridad, así que hacían juego unos y el otro. En cuanto a su aportación, no hay duda de que incluso en la época psicodélica tiene un papel relevante, pero también queda claro ya en esta época que quien va a llevar "el timón", como tú dices, son los otros dos. Y no creo que sea una cuestión de egos, sino que, claramente, Jagger y Richards son más creativos que Jones; quien, por cierto, en los últimos tiempos en la banda, andaba colocado todo el día. Su dieta eran los canutos y el brandy, según decían las malas lenguas. Hablando en crudo: comenzaba a sobrar.

      Lo de las portadas es una risa. Parece claro que la americana procede de las sesiones de fotografía del disco anterior. Y sí, por lo general las de allá eran más toscas que las de aquí. Sin ir más lejos, ahora me acuerdo del primer disco de Uriah Heep: si no conoces la portada yanqui no sabes lo que te pierdes.

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    2. No la conocía, no... Vaya diferencia, casi parece una broma. Por curiosidad acabo de mirar a ver si hicieron algo parecido con el disco debut de Black Sabbath, que creo que es del mismo año, y parece que respetaron la portada. Menos mal, porque esa también era muy buena.

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    3. Pues lo que hicieron con el segundo de los Heep es igual o peor. Aquel comentario de Lennon diciendo que "lo que hacen con nuestros discos en Estados Unidos es una carnicería", más la portadita correspondiente, podrían haberlo hecho la mayor parte de los músicos británicos en un momento u otro. Luego la cosa se fue atenuando, pero aún en los 80 se veían cosas raras, en portadas y en contenido.

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  4. Hacía tiempo que no escuchaba sus primeros discos, los que más me van. No conocía la anécdota de I wanna be your man, refleja bien la distancia que en ese momento existía entre ellos y los Beatles. Apuntar también la manía que le tengo a Satisfaction, canción reproducida hasta la saciedad en todos los lados a todas horas, me resulta increíble que en algún momento del pasado me gustara.

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    1. Vaya, otro nostálgico de sus primeros tiempos. Bien, pues no vamos a discutir por eso: ya digo, con los Beatles (y los Kinks, y los Who, y...) pasa algo parecido. La frescura frente a la veteranía, el dilema de siempre. Ahora, lo de "Satisfaction"... Vale que está muy machacada por las radiofórmulas, como otras cuantas, pero seguro que "en algún momento del pasado" tuvo que gustarte, y mucho, porque auquello fue un cañonazo cósmico.

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  5. De los primeros discos de los Rolling es el "Out Of Our Heads" el que prefiero. Ya han tomado carrerilla en sus 3 obras anteriores y, en este último, han asentado sus reales de manera definitiva y concluyente (han conquistado, como apuntas, el decisivo mercado norteamericano). Sus versiones son convincentes, sus composiciones propias ya consolidan su estilo mestizo, (un hurra especial por su "The Under Assistant West Coast Promotion Man"), las grabaciones en los estudios de Hollywood y Chicago les otorgan ese característico sabor "made in USA" que ya no les abandonará, ni siquiera en sus próximas aventuras psicodélicas.
    Mención especial también para los textos del reverso de Andrew Loog Oldham... "y si siguiera la bomba, asegúrate de elevarte más alto que ella" Hay frases que hoy serían consideradas como políticamente incorrectas.
    Saludos,

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  6. Puede que estemos de acuerdo, aunque yo creo que "Out of our heads" es todavía un disco de transición (en lo musical, digo; en lo del mercado americano, también de acuerdo). Eso sí, ya tiene sus bondades muy equilibradas: por una parte dominan claramente el r`n`b del que partieron y ya hacen filigranas con las versiones, mientras que sus primeras piezas propias empiezan a tener entidad. De todos modos, solo es una parte -muy importante, eso sí- de la producción de un año, el 65, que fue decisivo en su carrera.

    Y Oldham, sí, podía haberse ganado un sobresueldo como escritor, o poeta, o algo así. Sus escritos van muy en consonancia con la época.

    Saludos mil.

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  7. Algunas canciones de aquella época (“Get off of my cloud”,“The last time”...) oídas en plena adolescencia, me volaron la cabeza para el resto. Con alguna ayuda de esas plantitas que se compraban por kilos y que después había que limpiar) en el cuartelillo de la Legión a precio de saldo. Me gusta esta época por la frescura e inocencia que se respira en el grupo. Estamos de acuerdo, aún no han llegado su esplendor, pero a mí me gusta este principio por lo comentado antes, lo que se mama en la adolescencia queda para siempre.
    Vamos quemando etapas.
    Saludos.

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    1. Pues sí. Es lo que hablábamos en la entrada anterior: esas canciones nos cambiaron la vida. Porque, acostumbrados como estábamos a la "canción española", los ritmos latinoamericanos y las orquestas de todo pelaje, escuchar algo como "Satisfaction" era como viajar a otro mundo.

      Así que plantitas, ¿eh? No sabía que fueses vegetariano...

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