viernes, 1 de septiembre de 2023

1960-65: los años del beat (IX)

“Los Hollies vinieron una vez a vernos y a las dos semanas volvieron con el mismo look que nosotros. Llevábamos jerseys negros de cuello alto, y ellos hicieron lo mismo; cuando John comenzó a tocar la armónica, ellos también. Ya éramos una influencia para mucha gente”. 
Paul McCartney 

Manchester, a poco más de cincuenta kilómetros de Liverpool, es según sus habitantes la segunda ciudad en importancia del Reino Unido; aunque eso depende del criterio que se use, porque los de Birmingham piensan otra cosa. En conjunto es más “amigable” que Liverpool, tal vez porque cuando llegó la Revolución Industrial ya era uno de los lugares con mejor equilibrio entre trabajo y condiciones de vida. Así que la “rabia proletaria”, por decirlo así, no era tan latente como en la ciudad vecina, y esa puede ser una de las razones por las que, en lo tocante a la música popular, su época más brillante no comenzará hasta la llegada del punk, coincidiendo con la decadencia económica y social. Pero ya en los 60 hubo allí unos cuantos músicos que alcanzaron una fama relativa; y aunque procediesen de otro sitio, también allí comenzaron su carrera los Hollies, en esa época el grupo más importante del norte tras los Beatles. Un grupo que aún sigue en activo, además. 

Su historia comienza a finales de los años 50 en el colegio de Lancashire donde se hacen amigos Graham Nash y Allan Clarke: los dos cantan y están aprendiendo a tocar la guitarra. Siguiendo el ejemplo de sus admirados Everly Brothers, sus primeras actuaciones en la zona son como dúo, y se hacen llamar “Two Teens”. Pero pronto deciden integrarse en un grupo, que en 1963 y tras unos cuantos cambios de nombres y miembros, acaba por bautizarse como “Hollies”, en honor a Buddy Holly (del mismo modo que "Beatles" es un homenaje a los Crickets de Holly). Por entonces ya son residentes en Manchester, aunque su salto a la industria discográfica tiene lugar gracias a la Caverna de Liverpool, donde comenzaron a actuar ese mismo año; con frecuencia se les veía entre el público, espiando la evolución del grupo de moda, y de ahí viene el comentario de McCartney. La influencia de unos sobre los otros fue evidente; y eso, sumado a que la mayor parte de sus referencias anteriores eran comunes, da como resultado un cierto estigma de imitación que les perseguirá por mucho tiempo. Las conexiones entre ambos grupos son notables: también ellos fichan por Parlophone, adonde los lleva Ron Richards, que los había descubierto en la Caverna. Richards será su productor, y había comenzado en ese mundillo gracias a la ayuda de George Martin (de hecho fue Richards, subalterno de Martin, quien escuchó por primera vez la cinta de los Beatles, pasándosela al jefe. En esos tiempos su misión era hacer el “filtrado previo”, desechando las que no tuviesen valor alguno).

Cuando los Hollies llegan a grabar son un quinteto en el que teóricamente la voz principal es la de Clarke, aunque también Nash canta además de tocar la guitarra rítmica, y hay una tercera voz a cargo del ya por entonces veterano Tony Hicks, el guitarra solista; Eric Haydock es el bajista, y Bobby Elliott el batería. Los tres primeros son además los compositores principales (suelen firmar asociados bajo el seudónimo “L. Ransford” hasta mediados de 1966), aunque de momento habrá muchas más versiones que piezas originales. Debutan en 1963 con tres singles consecutivos que van progresando en las listas hasta que el tercero, una muy competente versión de “Stay”, los lleva al top 10. El primer disco grande llega a principios del 64, casi un año después del primero de los Beatles y siguiendo el mismo procedimiento que ellos: son sus piezas más trabajadas en directo. Se titula “Stay with the Hollies”, aprovechando (como habían hecho los Beatles) el título de su mayor éxito hasta entonces. Todas las piezas son versiones salvo una, “Little lover”, que se defiende bastante bien; esa escasez de originales los sitúa artísticamente en un peldaño inferior a la banda de Liverpool, pero nada más que a esa banda. En el mundillo beat, la diferencia de creatividad entre los Beatles y los demás es enorme. Sin embargo los Hollies son buenos técnicamente, y saben poner su propio acento a las versiones que hacen: esas son las dos principales cualidades que se exige a un grupo por entonces, y el disco alcanza un segundo puesto en las listas totalmente merecido. Tardarán en quitarse de encima ese sambenito de segundos en todo, pero es que el primero es inalcanzable.



Con la ayuda de Richards van perfilando un estilo propio. Y ese estilo se asienta en su esplendoroso juego de voces, que pronto se convierte en el más brillante de la Isla. EMI mete prisa a sus nuevas estrellas para que vayan preparando un nuevo disco grande (los singles del 64 no bajan del top 10 salvo su versión de “Lucille”, que ya estaba incluido en él), y lo publica a finales de otoño de aquel mismo año bajo el título de “In the Hollies style”. Haciendo honor a dicho título más de la mitad del material son originales, aunque posiblemente eso se haya debido a la presión que sentían por ser tan autónomos como lo eran ya “los innombrables”. Lo digo porque el segundo disco grande suele tener una importancia crucial, y este desilusiona un poco: las armonías vocales suenan casi perfectas -quedamos en que ese es su punto fuerte-, pero en la composición todavía están un poco verdes (por no hablar de las letras, que por momentos dan vergüenza ajena). Sí, ya sé que a estas alturas soy redundante, pero… suenan demasiado a unos Beatles de serie B; incluso me atrevería a decir que a veces da la impresión de que los imitan. Tampoco la portada ayuda, ya que no se sabe muy bien hacia qué tipo de público se están dirigiendo. Esa es también la sensación que dan a veces con un repertorio que por momentos suena inconexo: aunque a la larga tal vez esa pueda ser una virtud, el público de por entonces era bastante cuadriculado. En fin, que sin ser malo deja un sabor agridulce; el nivel de ventas hace estimar un puesto sobre el top 30, ya que por entonces no se cifraba más abajo del top 20. Aquí les dejo "Please don’t feel too bad”, una de mis preferidas de ese disco, y otra que debería haber figurado en él: “We’re through”, la cara A del single que cierra aquel año.



En el otoño de 1965 llega su tercer disco, de título homónimo. Para entonces ya resulta evidente que los más destacados competidores de los Beatles están todos en Londres. En consecuencia los Hollies han de caminar por una tierra de nadie que puede resultar frustrante, pero con un nivel de ventas bastante aceptable: aunque la evolución de los Beatles vaya por otro camino, queda una gran cantidad de fans que siguen disfrutando con el beat pop más tradicional (incluso hay un amplio sector que lamenta el giro que está dando la banda de Liverpool). Y ellos tratarán de mantener ese público mientras no se vean capaces de emprender una actualización, así que las versiones seguirán siendo fundamentales en su repertorio. Además recurren a compositores, tanto americanos como británicos, que les suministran piezas acorde con su estilo, y en ese año el equilibrio entre unos y otros es matemático: de los cuatro singles publicados, dos de las caras A están compuestas por leyendas estadounidenses y las otras dos por leyendas isleñas. La primera es de Gerry Goffin y Russ Titelman, mientras que la segunda, “I’m alive” (su único número uno), está compuesto por Russ Ballard Jr; la tercera es obra de Graham Gouldman, ese geniecillo isleño, y la cuarta… es una versión de “If I needed someone” de George Harrison, que se manifestó airadamente en contra de dicha versión. En cuanto al Lp, que solo trae cinco originales, alcanzó el top diez en parte por el rebufo de los singles -yo no lo veo ni mejor ni peor que el segundo-, y de esas originales he elegido “I’ve been wrong”. Por supuesto tampoco podía faltar aquel solitario número uno, que les va como anillo al dedo. Aunque hay una fea historia detrás: la canción iba a ser cara A del tercer single de los Toggery Five, un grupillo de la ciudad que llegó a grabarla antes que ellos. Pero su manager era Mike Cohen, es decir, el mismo que llevaba a los Hollies, y en vista del potencial de la canción… deduzcan ustedes lo que pasó.


Y así, entre luces y sombras, termina el primer quinquenio para los Hollies. Sin embargo y contra lo que pueda parecer, tal vez el segundo sea en conjunto más destacable aunque no necesariamente las listas de ventas lo reflejen: la época psicodélica, por ejemplo, les sentó bien. Pero ya iremos viendo. De momento, aquí quedan aquellos dos singles “británicos” del 65 tan distintos y a la vez tan reveladores, especialmente por la canción de Harrison: el camino andado hasta ese momento por los Beatles lo desandan los Hollies haciendo una versión muy de “academia beat”. Ya había pasado ese tiempo.



Manchester no tiene mucho más que ofrecer en estos tiempos que pueda considerarse memorable, salvo algunos grupillos que, como en Liverpool, son rehenes de la época y las versiones (Wayne Fontana and The Mindbenders, por ejemplo). Hay también nombres de transición entre el beat y el pop más o menos chicle como los Herman’s Hermits, especializados en singles para listas de éxitos; un sector de la prensa, a la vista de su tremenda popularidad entre el 65 y el 67, llegó a considerarlos como “una seria alternativa a los Beatles”, lo cual era ridículo. Y hubo alguno indefinible como Freddie and The Dreamers, a medio camino entre pop, vodevil y la comicidad de una puesta en escena en la que frecuentemente iban disfrazados y hacían cabriolas. Hoy en día queda poco recuerdo de todos ellos, salvo que se sea muy fan y por alguna canción suelta. En cuanto a Birmingham y otros cuantos lugares está comenzando la carrera de varios músicos, pero ya llevan retraso con respecto a la capital. Por lo tanto el beat está en serio peligro: This is London calling...

14 comentarios:

  1. Hola Rick.
    Aunque últimamente estoy ausente en los comentarios, quiero decirte que estoy siguiendo con interés tus. entradas de Los Años del Beat. Pienso que The Hollies no están lo suficientemente reconocidos, por lo menos en nuestro país, puesto que fueron una de las bandas más representativas de aquél sonido y una de las que más se acercaron a la excelencia de los Fab Fours. Luego además, en el segundo quinquenio se superaron.
    Nada más por el momento. Espero engancharme de nuevo a la dinámica de los comentarios.
    Saludos.
    Antoni.

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    1. Hola, Antoni.

      No te preocupes por los comentarios. Creo que casi todos andamos un poco acelerados de más por culpa del poco tiempo que hay para hacer todo lo que querríamos hacer, pero no pasa nada. A mí me gusta escribir estas historietas, y con eso me doy por satisfecho.

      Es verdad que los Hollies en España pasaron bastante desapercibidos, tal vez porque aquí los Beatles lo eclipsaron todo y tras ellos ya llegaron los Stones: resulta curioso ver que ni siquiera los grupos españoles les prestaron mucha atención, pues casi no hay versiones de este grupo. Y en su país tuvieron que arrastrar la "maldición" de ser una especia de imitadores. Después, efectivamente, la cosa mejoró: su segundo quinquenio me parece bastante más interesante que este

      Saludos mil.

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    2. Saludos de nuevo.
      Para mi gusto "He Aint´Heavy, He´s My Brother", es uno de los mejores temas de la década. Hasta el punto de que estuve a punto de elegirlo para la compilación de Jose.
      Este si que sonó bastante en nuestro país

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    3. Hola otra vez.

      Esa canción es muy buena, en efecto; pero ya es del 69 y, como la mayoría de sus singles más populares, no es suya. Es una de las cruces que tuvo que arrastrar este grupo, en una época en la que precisamente la creatividad era probablemente el don más valioso.

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  2. Amigo Rick.
    Tu si que eres un hombre de principios, y el 1 de Septiembre al pie del cañón.
    Los Hollies, es un grupo que siempre me han caido bien, por su frescura y simpatía, además de ello tuvieron el acierto de rodearse de grandes compositores como su paisano Graham Goldman que compuso varios de sus grandes éxitos, y creo le deben mucho.
    Tienen muy buenas canciones, sobre todo las que sacan a pasear la rickenbacker.
    Saludotes
    Jose

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    1. Ya ves, José: yo, por el libro, como debe ser.

      Los Hollies, en estos primeros años, son un grupo que depende mucho de los aficionados al beat más tradicional y, como decía arriba, que echen de menos los primeros discos de Beatles. Y también es verdad que tienen buenas canciones, pero la mayoría de sus éxitos eran piezas compuestas por otros (Gouldman por ejemplo, efectivamente). Por lo demás no hay queja: eran muy buenos técnicos y su juego de voces de lo mejorcito de la Isla. Pero ya sabes que en aquella época no bastaba con eso...

      Saludos mil.

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  3. También a mí me llamaron la atención The Hollies en su momento, no por algún álbum en concreto, sino por canciones sueltas, como algunas de las que has publicado aquí. Aunque tendremos que esperar a la próxima entrada para oír sus mejores canciones en mi humilde opinión. Ya nos contarás con pelos y señales esa segunda época.
    Saludos.

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    1. Canciones sueltas, efectivamente. El formato Lp les venía grande. Y si además la mayoría no eran suyas, eso les dejaba a merced de otros para mantenerse. Afortunadamente la cosa va mejorando cuando cogen confianza, y como bien dices lo mejor está por llegar.

      Saludos mil.

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  4. Pues quitando la versión de Stay y su número uno I´m alive poco más hay que rascar para mi gusto, aunque si han llegado hasta hoy algo más aprenderían para camino tan largo

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    1. En estos primeros años son un grupo beat muy clásico, que además no tienen talla como compositores. En consecuencia, lo suyo es el formato single. De todos modos creo que vale la pena escucharlos, y como decía antes lo mejor vendrá en el siguiente quinquenio.

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  5. Un poco tarde, pero bueno...
    Para mí los Hollies eran el "Jennifer Eccles", su canción que más y mejor recuerdo, pero esto ya pertenece a su segunda etapa. De su primera etapa. objeto de esta entrada, me hice con su "In The Hollies Style" y, bueno, no está mal, coincido en lo que básicamente apuntas, buenos intérpretes, versiones aceptables, composiciones propias muy en la onda del beat de entonces, estilo característico (el título del disco hace justicia a la idea que pretendían transmitir al oyente) que hace de la banda un referente inexcusable de la época.
    Tengo la manía de pensar en Graham Nash siempre que sale a colación su nombre, pero eso es otra historia.
    Saludos,

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    1. Tranquilo, que aquí el tiempo prácticamente no pasa. Teniendo en cuanta el material que trabajamos, la actualidad es nuestra menor preocupación.

      Coincidimos en "Jennifer Eccles", que además pertenece a la que yo considero su mejor época y es rotundamente suya: de Nash y Clarke, para entendernos. Mantiene todavía ese tono de alegre despreocupación tan del beat, y por otra parte ya se nota que es de otra época. Y creo que también nos pasa a muchos eso de simbolizar al grupo en Nash; lo cual tiene su lógica, en vista de que la carrera que tuvo luego. Fue evidentemente el nombre más destacado de todos ellos.

      Saludos mil.


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  6. Yo también llego tarde, y eso que leí esta entrada con atención la semana pasada. Pero he andado con muy poco tiempo, y la ocasión requería escuchar con calma los primeros discos de los Hollies. Desde hace algún tiempo, disfruto del Butterfly y el Evolution (que me engancharon cuando los descubrí, sobre todo el Butterfly) pero pasé de puntillas por sus inicios y eso había que remediarlo. Sin ninguna duda, lo mejor de este grupo vendrá después, pero es muy interesante, como sueles decir, seguir la evolución de un grupo desde sus comienzos. Que no fueran los más originales o que les costase establecer sus propias composiciones no es un pecado, porque en aquellos años el paradigma aún era otro. Se aprecia, como dices, ese juego de voces y ese nivel técnico tan bueno. Quizá no sea una gran canción, pero además de las que resaltas, escuchando ahora el ''In the Hollies style'', me ha llamado la atención ''To you my love''.

    En cuanto a la versión de George Harrison, yo creo que le aportan vitalidad y frescura. No me parece mala versión. Eso sí: con la visión que tenemos ahora de lo que supone versionar, yo habría quitado de ese tema el componente raga, por muy bien que le quede, para personalizarla más y reconvertirla al estilo beat sin complejos. Y eso que los Hollies en el futuro tienen piezas raga del máximo nivel, como ''Maker'', del Butterfly, que me parece incluso superior a alguna canción de mezcla india más monótona del mismo Harrison en sus inicios, cuando estaban experimentando con esos sonidos.

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    1. Lo dicho: aquí nadie llega tarde. Aquí el tiempo no pasa. Por otra parte sospecho que debes de ser una persona bastante ocupada, teniendo en cuenta tus múltiples aficiones y lo mucho que te vuelcas en todas ellas. Como profesional debes de ser un crack.

      Veo que coincidimos en los discos preferidos de este grupo: efectivamente, "Butterfly" y "Evolution" también a mí me parecen lo mejor de su carrera. Ellos simbolizan como nadie la facción más pop de la psicodelia británica (de hecho el término "psych pop" les va como anillo al dedo).

      La originalidad es un bien que comienza a cotizar muy alto desde el momento en que los Beatles llegan a las alturas, y guste o no eso establece una frontera muy marcada. Desde luego no hay nada que objetar a que un grupo haga buenas versiones, pero el problema es que la crítica musical ya está haciendo una diferenciación muy clara entre unos músicos y otros. Por fortuna para los Hollies, ese problema quedó arreglado en gran parte en el quinquenio siguiente.

      Y la versión, en efecto, es bastante buena. Pero Harrison, que ya por entonces iba un poquitín sobrado, la consideró un desdoro: el beat era ya para él una cosa infantiloide, un estilo al que un músico de categoría no debía rebajarse a estas alturas. Y una canción como esa, que al parecer significaba tanto para él, debía ser intocable, o algo así. Precisamente lo que dices del aroma raga es una prueba de que ellos mismos comenzaban a temer el quedarse fuera de juego, y trataron de parecer "modernos". En fin, un signo de los tiempos.

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