lunes, 5 de octubre de 2020

1980-81 (XI)

 Para completar la visión sobre ese magma que burbujea en Sheffield y que se está extendiendo a todo el país, hoy vuelven a este bar Ian Marsh y Martyn Ware; es decir, los creadores de Human League, el primer grupo electrónico de la nueva era a escala europea, pero que no dudaron en abandonar cuando las diferencias de criterio entre ellos y Phil Oakey se hicieron insalvables. Lo curioso del asunto es que, por haber sido ellos dos los padres del invento, podrían haber reclamado el nombre y obligar a Oakey a buscar otro, pero por lo visto quisieron dejar claro que ya estaban en otra fase. Porque los nombres acaban creando ideas preconcebidas, y ya no se sentían identificados con él. Hay que tener en cuenta que la música electrónica está bifurcándose en dos ramas principales: los grupos de vocación melódica, es decir, de tendencia pop, y los que buscan el ritmo ante todo, por lo general inspirados en el funk. Y esa quiebra es la que sitúa a Oakey frente a Marsh y Ware, ya que mientras las inclinaciones poppies del primero son cada vez más evidentes y pronto incluirá instrumentos convencionales, los otros dos buscan la síntesis electrónica del funk blanco; años después estos dos grupos, como otros cuantos que empezaron en esa época de diferenciación, acabarán siendo las dos cosas a la vez, pero de momento estamos en lo que estamos.


De todos modos, como en el caso de Oakey, aún andan a medio camino entre sus orígenes vanguardistas y su nueva perspectiva; y ese dilema lo resuelven con una solución "bifronte", por decirlo en fino, así que vamos a ir por partes. Lo primero que hacen es preparar un puñado de piezas de fusión entre ambas épocas, es decir, un material de transición, pero que será publicado al mismo tiempo que su debut oficial como trío. El dúo original se hace llamar "British Electric Foundation" y conseguirán que Virgin lo publique en Lp y cinta de casete, como era norma por entonces; pero añadiendo la curiosa exigencia de que la cinta ha de titularse "Music for stowaways", y el Lp "Music for listening to". Por otra parte la cinta tiene ocho canciones mientras que el vinilo tiene seis (a no ser que queramos llamar "canción" a un pequeña pijadita de medio minuto que no viene en la cinta: serían siete canciones, entonces). Pero las diferencias no terminan ahí, puesto que la cinta se publica en edición numerada de diez mil unidades (no contaban con vender mucho más), mientras el Lp se destinaba al mercado europeo, al menos en los primeros tiempos, aunque luego apareció en las tiendas británicas. Así que la pregunta es obvia: ¿a qué viene esa diferencia de valoración? ¿Por qué la cinta es para "polizones" y el vinilo para personas normales -supuestamente, los no británicos- que van a escucharlo tranquilamente en su casa?


La respuesta puede parecer intrincada, pero tiene su miga: entre finales de la década anterior y principios de esta, Sony lanzó al mercado un producto revolucionario que bautizó como "Walkman", es decir, "el hombre que camina". Ya saben ustedes qué producto es ese, y de qué forma nos cambió la vida a muchos musiqueros en aquella época: eso de ir por la calle escuchando tu música con auriculares, en tu mundo, ajeno a todo, era casi una experiencia religiosa. Pero surgió un farragoso problema legal que indujo a la empresa a cambiarle (o no) el nombre dependiendo de las leyes de cada país en el que se comercializó este artilugio, y en la Isla decidieron bautizarlo como "Stowaway"; en realidad casi nadie llegó a llamarlo así, pero durante un tiempo ese fue su nombre británico oficial, hasta que la cuestión legal quedó aclarada. El caso es que todo el mundo quedó prendado del invento, entre ellos Marsh y Ware: aquello no solo daba autonomía total al oyente, sino que lo envolvía hasta crear la sensación de que, en palabras del dúo, "cada persona vivía en su propia película andante". Y decidieron crear unas cuantas piezas que cuadrasen con el espíritu del aparato y con esa nueva sensación, como si fuesen bandas sonoras para un paseo. Las ocho piezas son instrumentales (salvo una brevísima intervención vocal en una de ellas), y en conjunto podrían definirse como una especie de funk vanguardista junto a fases repetitivas, ambientales e "industriales", sintetizando la nueva perspectiva del dúo. Y en consecuencia el Lp era una opción "secundaria", digamos.


Al mismo tiempo buscan a toda prisa una voz, ya que esa piezas son únicamente un esbozo sin refinar, una especie de carta de presentación, y por fin consiguen atraer a Glenn Gregory. Gregory es otro compañero de los tiempos del colegio y ya había sido su primera opción cuando crearon Human League, pero por entonces él andaba en otro grupo: fue su negativa la que les llevó a Phil Oakey. Esta vez accede, se incluye una pequeña intervención suya en "Groove thang", esa única pieza de la cinta que no es completamente instrumental, y el ahora trío se encierra para preparar su debut bajo un nuevo nombre: Heaven 17 (en honor a la novela de Anthony Burguess). Así que, en la primavera del 81, llegan a las tiendas el primer single del ahora trío y la cinta del antiguo dúo. El nexo de unión entre ambos productos es precisamente "Groove thang", que ahora se titula "(We don't need this) Fascist groove thang" y en la que la voz ocupa un lugar preferente mientras que los coros refuerzan el estribillo que antes marcaban únicamente los teclados. Por otra parte la letra hace alusiones al racismo y al tufillo fascistoide de algunos líderes, entre ellos el recién llegado Reagan, a quien se alude directamente; y si a esto sumamos que por entonces en la Isla manda la señora Thatcher (amiguita del alma del yanki), casi se entiende que la siempre miedosa BBC se niegue a radiarla, lo cual afecta a las ventas. Pero aun así se convierte en imprescindible para las discotecas y confirma que el trío ha sabido reinventarse. Aquí les dejo el antes y después de esta nueva clásica:




Seis meses después, en otoño, llega "Penthouse and pavement", su primer disco grande, con el que se desquitan de las prohibiciones oficiales con un top 15. Pero más importante que eso es el hecho de que las ventas se van a prolongar durante mucho tiempo, tanto en la Isla como en el mercado continental e incluso yanqui: Occidente está despertando a este nuevo tipo de sonidos, y la influencia de las discotecas de vanguardia se hace cada vez más penetrante. Ahí se incluye la primera canción que los hizo populares (y que abre el disco), junto con otras dos o tres que son o serán singles también; en conjunto se nota que tienen más densidad que la mayoría de los grupitos que se apuntaron en tromba a la moda en aquella época, que no pasaron de ser flor de un día en muchos casos. Y aquí vuelvo con las discotecas, que marcan tendencia en las tiendas: este fue uno de los pocos grupos electrónicos de los que se podía aprovechar casi todo el material de un disco grande. Este primer disco en concreto, es un magnífico equilibrio entre baile y calidad: la canción que le da título, con sus seis minutos y pico, no aburre porque vuelve a demostrar lo hábil que es el trío fusionando ritmos básicos con excelentes dibujos de teclado y una voz muy bien empastada. Viene luego "Play to win", otra de las más bailadas en las discotecas, mientras que la cara B se abre con "Geisha boys and temple girls", donde prima la melodía y el estribillo sobre el ritmo; casi podría parecer una especie de canción a capella con acompañamiento electrónico, y "Song with no name" podría tener una consideración similar. Otra de mis preferidas es "Let's all make a bomb", casi en tono de marcha, a juego con una letra en la que se refleja la paranoia de aquellos tiempos de tensión entre el reinado de Reagan y los últimos coletazos de la URSS, un animal moribundo. En conjunto, guste o no este tipo de músicas, creo que no se puede discutir que estamos ante uno de los mejores discos de aquellos tiempos electrónicos.




A partir de aquí, también Heaven 17 van rebajando el tono sintético para ir entrando en una mixtura de funk y pop bastante bien trabajada: su segundo Lp, con el título de "The luxury gap" se publicó en la primavera del 83 y ya se dirigía claramente a un público más amplio, lo cual les premió con un top 5 convirtiéndose en el disco más vendido de toda su carrera. Ahí se incluyen algunas canciones que publicadas en single fueron también estrellas en las tiendas de discos: dos baladas magníficas como "Let me go" o "Come live with me" y sobre todo la monumental "Temptation", que para mí es la mejor canción de soul/funk que un grupo blanco haya hecho nunca; apoyada por la espléndida voz de Carol Kenyon, que no ha tenido una carrera individual muy floreciente, pero sí ha participado como vocalista de sesión con una enorme cantidad de gente conocida. Luego la creatividad del trío fue decayendo en paralelo con el furor electrónico general, que a finales de la década estaba ya bastante mustio. Pero han vuelto más de una vez, y por otra parte de vez en cuando surgían discos bajo el nombre de B.E.F. en los que producen a otros cantantes haciendo versiones de clásicas; sin ir más lejos, ellos fueron quienes relanzaron la carrera de Tina Turner a principios de los años 80. Así que, entre unas cosas y otras, han sabido mantenerse adaptándose a los tiempos.



Hoy en día la música electrónica parece estar ocupando los dos extremos del mercado: o vanguardia minoritaria o discoteca chunda chunda, y hace ya mucho que las guitarras volvieron para quedarse. Aquella vieja frase que dice "moda es lo que pasa de moda, clásico lo que permanece" vuelve a acertar. En cualquier caso, la Isla y en menor medida Estados Unidos sufrieron una verdadera marejada electrónica que duró casi la década entera, aunque en este tugurio la dejaremos pasar de largo: somos demasiado anticuados para tanta modernura.



10 comentarios:

  1. Heaven 17 siempre fue un grupo muy sólido y compacto, con un sonido poderoso e impactante
    Sería interesante saber hasta que punto el walkman al convertir el oír música en algo personal y encapsulado en unos cascos influyó en el tipo de música que se hacía en aquel momento como por otro lado pasó con los vídeos de la MTV. En teoría la música electrónica en las discotecas debería ser un fenómeno colectivo, por eso la importancia del ritmo, aunque creo que al final se impuso una especie de individualismo colectivizado, ya que cada uno vive su propio "rollo" musical en un espacio compartido.

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    1. ... Y además aquella mezcla de pop funk electrónico, además de novedosa, estaba muy bien hecha; pocos grupos de ese tipo llegaron a su altura. Lo del walkman, definitivamente, fue revolucionario; acabó cansando, como todo, pero lo fue.

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  2. Lo del walkman y su influencia en la música sería para estudiarlo. En aquella época hizo la música portable, podías estar en cualquier sitio enchufado a lo que te gustaba, era fascinante.
    British Electric Foundation, si llegan a estar más inspirados se llaman Fenosa. Yo los recuerdos de temas sueltos como el de Penthouse and pavement, como dices muy bailables, de discoteca pero con un toque de vanguardia.
    La música electrónica siempre ha estado ahí, yo la tengo un poco de lado pero la aprecio, no desmerece nada a otros géneros (y no estoy pensando en el rock estreñido ni nada de eso) De hecho, la ausencia de letras de muchos de sus temas las convierte en música pura.

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    1. En aquella época y a partir de ahí, porque ahora se sigue viendo gente con los pinganillos aunque ahora el artilugio sea de la familia del mp3.

      El primer disco de Heaven 17 (o sea, el trío) es de los pocos que se salvan de un época tan "caducifolia" como aquella. Y la música electrónica en general es una alternativa interesante pero con mucho relleno; ese tipo de instrumentos exige un plus de creatividad que no está al alcance de cualquiera.

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  3. Recuerdo perfectamente aquella época en la que los "walkman" se pusieron de moda, yo fui uno de los que cayó bajo su influjo, afortunadamente no por mucho tiempo. (Esa portada del "Clues" de Robert Palmer siempre la asocio a esos instantes en los que ese artilugio empezaba a tomar carta de naturaleza) No seguí la posterior evolución de Human League, no puedo por tanto hablar mucho de Heaven 17. Aunque siempre me ha gustado la música electrónica, por aquella época me decantaba más por el puro pop, Colurbox, Felt (estos más rarillos), Modern English o Scritti Politti, pero enfín , me estoy yendo por los cerros de Úbeda.
    Saludos,

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  4. Y yo, estimado Javier. Lo que me habré gastado en pilas...

    La música electrónica, como le decía a Chafardero, va en función de la cantidad de cal que vaya en la arena, porque arena hay mucha. Y luego está la fugacidad, tal vez porque mantener un buen nivel durante mucho tiempo en el pop se hace difícil; esos cuatro grupos que citas por ejemplo, tuvieron momentos de brillo pero muy escasos, limitados casi siempre al mundo del single.

    Saludos mil...

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  5. Pero... ¿Que ha pasau con mi comentario?, tan chulo que me había quedado, y perdido en las inmensidades del ciberespacio.
    Bueno, la verdad es que decía que esta peña no me habían gustado nado, aunque los sufrí con resignación, agravados por los comentarios de la parienta, otra vez irreproducibles en este sitio.
    Me parece una cosa muy vulgar su músicas, aunque reconozco es que moverse por estas arenasd movedizas es muy complicado, pues la frontera entre el truño y la obra de arte a veces es muy fina.
    Creo que esta música se metió en un callejón sin salida, engullida por la musica discotequera especial para macarras con coches tuneados. Menos mal que al poco salieron grupos como Ministry por ejemplo que le dieron una buena vuelta al género.
    A ver si a la próxima no me toc a sufrir tanto.
    Saludotes
    Jose

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    1. Vaya, pues yo pensaba que si los Human League te habían interesado estos otros también podrían hacerlo. En fin, para gustos hay colores. Y no te preocupes, que ya he terminado con lo maquinillos: volvemos a las guitarras...

      Saludos mil..

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  6. Muy buen post. Lo ignoraba todo de este grupo - incluyendo sus distintos nombres - salvo esa 'Temptation', y ahora me hago una idea aproximada de su importancia en los ochenta. He catado unos cuantos temas en Youtube (por desgracia, los audios que nos dejas en el post no siempre funcionan, como sabes) y se nota el ritmo funky, además de lo melódico.

    El walkman... Qué buenos recuerdos. Yo soy de otra generación, pero por supuesto que tuve el mío de Sony. Y bien orgulloso que estaba del cacharro y del 'mega-bass' que le hacía destacar frente a otros más viejos.

    El 'chunda-chunda', o la música 'chuntera', como decíamos los de mi quinta, era techno casposo, y es verdad que triunfó rotundamente para muchos de mi generación, asociada a determinadas discotecas y creando su propia tribu urbana a finales de los noventa. Quién se lo iba a decir a los artistas de la electrónica de los ochenta, ¿eh?
    Por fortuna, esa herencia se ha diversificado también en cosas muy dignas.

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    1. Hola, Raúl. El asunto de los audios es un sinvivir. Es la consecuencia de utilizar sistemas gratuitos: Google Drive funciona cuando le parece, y no podemos quejarnos. De todos modos siempre hay truquillos: cuando te salga el cartel de marras, pincha en el cuadro con flechita que va a la derecha y te llevará a la pantalla siguiente, negra con el reproductor en el medio, Ahí no suele fallar. Otra solución es salir de la página y volver a entrar; de ese modo se recarga y a veces basta con eso.

      La música chunda chunda era una consecuencia inevitable, teniendo en cuenta el camino que llevaba el mundo de los maquinillos. y veo muy difícil que pueda salr de ahí porque además es muy barato: hoy día hasta un secuenciómetro valdría para crear ese tipo de "música". Y si no, hay programas informáticos. Incluso hay gente que dice que es mejor eso que la intervención humana, a ese extremo hemos llegado.

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Cierren la puerta al salir.