De todos los estilos característicos de los años 60 que componen el escenario paisley, solo nos falta uno: el country rock. Dejando aparte los músicos de escuela pop como Miller o Quercio, vemos que los grupos que han pasado por aquí se mueven entre los extremos radicalmente eléctricos de la onda Velvet hasta la psicodelia, tanto de la costa oeste como británica; sin embargo siempre se intenta conseguir un buen nivel melódico, hasta el punto de que tal vez sea ese el único nexo de unión entre todos los nombres que pueblan esta nómina angelina. Por otra parte, aunque ninguno de nuestros invitados recientes se acercan al country (salvo en algunas piezas de Kendra Smith con David Roback), conviene recordar que los Byrds, en unas u otras fases de su carrera, han sido influencia para casi todos ellos por su altura melódica y sus guitarras. Bien, pues si los Byrds tuvieron su época country parece casi obligatorio que alguien de la escena paisley se inclinase por esa escuela. Y todo el mundo parece estar de acuerdo que los Long Ryders son no solamente el grupo más representativo, sino también uno de los más influyentes en el origen de eso que se ha llamado "música de raices" y más recientemente "americana music". Así que vamos con ellos.
Ya el nombre de la banda es significativo: está tomado de una película de 1980 que trata sobre las andanzas de los hermanos James y otros cuantos pistoleros más, un tema muy del oeste yanki. Pero la cosa no termina ahí, ya que esa "y" es un homenaje a los Byrds, que a partir de la "fase Parsons" son su principal referencia. Se trata de cuatro músicos que dominan varios instrumentos; casi todos son veteranos y se asocian en 1982. Las guitarras y voces principales corren a cargo de Sid Griffin -que además toca la armónica- y Steve McCarthy, que domina también los teclados, la guitarra steel, banjos y mandolinas; al bajo está el británico "reconvertido" Des Brewer y el batería es Greg Sowders. Y una vez más el estudio Radio Tokyo es protagonista principal en el arranque de un grupo paisley: allí graban a mediados de 1983 su primer Ep (o mini Lp, como prefieran), titulado "10-5-60". Es cierto que el espíritu Byrds planea sobre este debut, pero ni es el único ni es una copia: los Ryders saben en qué época viven, y aunque es verdad que se les notan las influencias también tienen un componente actual, casi de garaje (a veces se hace referencia incluso a los Clash, aunque yo no lo veo tan claro). He aquí dos maneras distintas de actualizar a los Byrds y al garaje:
El disco fue muy bien recibido tanto por las radios de la zona como por los comentaristas, y en poco tiempo los Ryders comenzaron a actuar fuera de California (lo cual demostraba que los estilos clásicos, con las actualizaciones necesarias, seguían teniendo mucho tirón). El único inconveniente fue la marcha de Brewer, que por entonces prefirió dedicarse a su familia; tras una sustitución fallida, a principios del 84 queda confirmado Tom Stevens como sustituto definitivo en una formación que no volverá a modificarse durante toda la existencia del grupo. Y a finales del verano publicaban su primer Lp: "Native sons". Aquí hay una evolución hacia la escuela más tradicional, aunque muchas canciones siguen teniendo ese ritmo nervioso de la época. El productor es Henry Lewy, que ha trabajado con medio censo de Laurel Canyon, y se nota. Hay además un detalle muy de fans, que es la participación del adorado y malogrado Gene Clark en "Ivory tower", una pieza que recrea el espíritu Byrds pasado por el túnel del tiempo. Hay también influencias de los Flying Burrito Brothers (reforzadas tal vez por la presencia de Lewy), pero no caen en el mimetismo y demuestran tener carácter propio: "Still get by", "Run Dusty run" o "Tell it to the judge on sunday", entre otras, son buenos ejemplos. El resultado final es un éxito tanto en su país como en la Isla.
Precisamente en la Isla se les tiene un aprecio que llega hasta extremos sorprendentes: en 1985, aprovechando una gira que los consagra también allí, Island Records los ficha y poco después entran a grabar bajo la dirección de Will Birch, que del pub rock había saltado a los Records; la elección fue cosa de los propios Ryders, que admiraban "Starry eyes" (el único single medianamente popular que tuvieron). El disco se publicó en verano de ese año con un título muy acertado, teniendo en cuenta el contenido de las letras: "The state of our Union". El grupo se mostraba dolorido sobre la situación económica y social de su país (la brecha que estaba creando Reagan era enorme), mientras su música mostraba un aroma más cercano al pop (seguramente por influencia directa de Birch). La impresión general resultó un tanto "desdibujada", por decirlo así: el público más fiel al country rock sintió una cierta desilusión porque las escasas piezas de ese estilo no eran las mejores, ni mucho menos; sin embargo a los demás nos gustó, porque es un disco muy variado, muy amplio. El resultado fue que, con un nivel de ventas bastante bueno -sobre todo en Europa-, tuvieron que pasar unos años hasta que por fin se le reconocieron sus méritos. Yo no me atrevería a decir que sea su mejor disco -o sí-, pero "Looking for Lewis and Clark", su canción estrella, es una apertura perfecta.
Contra lo que podría parecer la mayoría de los grupos paisley alcanzaron más respeto con el paso de los años que en su momento, y los Ryders no fueron un excepción: a pesar de sus numerosos fans europeos y por supuesto de las radios universitarias de la costa oeste, su situación económica nunca fue buena. Y a ello hay que sumar la inquina de los seguidores y la prensa country "de toda la vida", que pronto se pusieron contra ellos. La situación empeoró con "Two fisted tales", su tercer disco, en verano del 87, y que sigue la deriva emprendida por el anterior acercándose más aún al rock convencional de las bandas yankis medias; el sonido se endurece un poco, e incluso las canciones de corte tradicional sonarían más ajustadas a su estilo si la batería no fuese tan marcada. La producción corre a cargo de Ed Stasium, cuya querencia anda a medio camino entre el hard rock y la new wave neoyorkina; su categoría es innegable, pero no tengo muy claro que fuese el ideal para los Ryders (aunque tampoco lo era en teoría Birch con el anterior, y el resultado fue sobresaliente). No sé, creo que los Ryders intentaron ser ellos mismos y el "entorno" se lo impidió. Claro que entre ese entorno hay que contar a su propio sello, cuyos intereses artísticos por entonces ya eran otros y comenzó a relegarlos, al igual que parte de la crítica. Las ventas fueron mediocres, la situación se volvió insostenible y en 1988 el grupo ya no existía.
Con el paso de los años, parece que los grupos más recordados del paisley underground son precisamente los Long Ryders junto con Dream Syndicate. Bueno, es una manera de verlo tan respetable como otra cualquiera; desde luego son los únicos que se han reagrupado más de una vez, y sus estilos son nítidamente americanos (es decir, trascienden de sus orígenes angelinos para abarcar entre ambos la mayor parte de las tendencias rockeras de aquel país). Y nosotros nos despediremos de la ciudad y su denominación de origen la próxima semana con unos últimos invitados que ya se me olvidaban si no fuese porque don Javier ha venido a recordármelos. El Alzheimer es mu malo...
Soy seguidor de Sid Griffin desde su primera época con Long Ryders, también con su otra banda, The Coal Porters. Tiene una página web cuya última entrada (en marzo de este año) anunciaba la muerte de su bajista Tom Stevens y la decisión de seguir con la banda. Comparto contigo el considerar su "State of our union" como su obra más completa, la que, como bien argumentas, mejor y más convincentemente expone sus raíces musicales americanas.
ResponderEliminar¿No va a haber nada de Green On Red, aunque sea un poquito?
Saludos,
Hola, Javier. Y gracias: se me habían pasado completamente los Green On Red. El caso es que los cité en la primera entrada paisley, pero luego comencé a escribir sobre un representante de cada tendencioa y estos, como andan a medias entre dos o tres, se me fueron de la cabeza. Esto me pasa por no llevar una lista, o un planning, o algo por el estilo: voy a salto de mata, y así no hay manera. Bueno, pues nada: la próxima semana, Green on Red. Voy ahora a modificar el remate de esta entrada.
ResponderEliminarSabía lo de Stevens. Una pena, porque daba la impresión de que, aun a ratos, se reunían para grabar algo. Que por cierto, no llegué a escuchar aquel disco de hace dos o tres años, aunque la prensa lo ponía muy bien. En fin...
Saludos y gracias otra vez.
Gracias Rick, todo un detalle por tu parte. Seguiré con especial interes esa próxima entrada de una de mis bandas favoritas de aquella época.
EliminarNo es que sea un detalle, es pura obligación: Green On Red tuvieron una primera época muy buena. Aunque luego fueron decayendo, sus primeros discos son de lo mejor de la escena californiana de la época.
EliminarEs un grupo muy convincente y mejora a todos los demás de esta corriente, quizás porque son más naturales. Hay calidad musical y buenas voces. El Still Get By tiene un toque Beatles que tira para atrás. Lástima no ser más reconocidos, a los que alternan dos corrientes musicales les suelen dar por los dos lados.
ResponderEliminarSon casi neoclásicos, ya que en realidad no inventan nada: salvo su primera época más modernilla, a partir de ahí actualizan el country rock con buen gusto, y poco más. De todos modos su segundo disco fue bastante popular incluso aquí.
EliminarMe han parecido muy del montón, la verdad, y mi oreja no es tan sutil para diferenciar esos matices countrys y garajeros que citas. Estos grupos que dicen moverse entre varios géneros, aquí parece que entre el rock y el country, si no lo tienen muy claro acaban por disgustar a todas las partes.
ResponderEliminarYa digo que en su etapa más "clásica" no inventan nada nuevo. Sin embargo también para recrear un estilo hay que tener categoría, para no sonar a lo de siempre, y estos la tenían; que luego su estilo guste más o menos ya es otro asunto.
EliminarHola Rick.
ResponderEliminarPues los tenía algo olvidados, pero después de reescuchar sus discos me siguen pareciendo formidables, creo que en sus días les etiquetaban como "Nuevo Rock Americano".
Me ha hecho mucha gracia esa mezcla de rock ultra-clásico con tímidos acercamientos a sonidos mas modernos.
Si que a veces recuerdan a los Byrds mas country o incluso al Neil Young, pero no importa, a pesar de no ser nada originales, su sonido convence.
Siempre se ha dicho: "Lo clásico siempre se lleva", y aquí le viene la frase va que ni pintada.
¡Buena entrada copón!
Saludotes
Jose
PD. ya que a Javier le concedes un deseo, el segundo mio ya sabes cual es. Todavía estás a tiempo.
Hola, José.
EliminarSí, eso del "Nuevo rock americano" se utilizó mucho, en España sobre todo para definir a muchos grupos neoclásicos como este; en realidad casi se podría considerar al paisley como un subgénero dentro de lo otro. Y en efecto, lo clásico siempre se lleva. Ya digo, sobre todo su segundo disco se vendió muy bien incluso en España.
PD. Lo de Javier es más bien un acto de justici, porque se me había olvidado. En cuanto a tu deseo... Estoy en las mismas, no me acuerdo...
Long Ryders siempre me ha parecido un grupo que no inventó nada nuevo, pero su música sonaba fresca y apetecible, siguiendo la tradición de los grupos americanos de los sesenta en plan rock de raíces y esas otras etiquetas que comentas aquí. No es un grupo que haya seguido mucho. Dándole un repaso ahora veo que no ha perdido fuerza. Como dice Jose: “lo clásico siempre se lleva”.
ResponderEliminarSaludos.
Yo creo que con sus dos primeros discos es suficiente; como bien dices sonaban frescos y apetecibles, y eso ya es un buen argumento. Cada estilo tiene su encanto, pero luego entra el gusto particular de cada uno, y salvo que se sea muy pro yanki este tipo de bandas están bien para un rato.
EliminarSaludos mil