viernes, 19 de mayo de 2023

1960-65: los años del beat (III)

“La verdadera herencia de los Shadows fue que legitimaron el concepto de grupo. La industria de Londres prefería vocalistas maleables y, de cualquier modo, no simpatizaba con el sonido áspero de los grupos… Eran una verdadera secta que se distinguía por una pasión desmesurada por todo lo norteamericano, y que se fortalecía ante el desprecio que la BBC sentía por aquella música... En Liverpool y otras ciudades las pandillas juveniles aportaban dinero para que saliese adelante el grupo del barrio, al que seguían con fervor”. 
Diego A. Manrique 

Efectivamente, el sonido. Esa es la madre del cordero. Cuando comienza el declive del rock and roll, mientras Cliff y en general los “vocalistas” de la época se concentran en las baladas, son los grupos los que mantienen el sonido eléctrico. Curiosamente los cantantes parecen no darse cuenta de que están viviendo una involución, ya que su actitud implica que las orquestas recuperan el protagonismo, como pasa también en los Estados Unidos con el highschool, y esa una de las causas de su próxima decadencia: en 1960/61 puede que no lo parezca, pero el futuro es de los grupos. Y aunque pocos se hayan enterado aún a este lado del océano, justo por entonces comienza el boom de la música surf al otro lado; no alcanzarán ni de lejos las ventas de los crooners (de hecho ese estilo es una especie de “indie” de la época), pero van abriendo camino. En cualquier caso, está claro que los instrumentistas no están dispuestos a seguir dependiendo de un frontman: quien cante, si es que canta alguien, será uno más, y no la figura principal ni quien elija el repertorio. Esa es la idea que mueve a los Shadows, y por eso su importancia no es menor que la de Cliff: son ellos quienes definitivamente hacen comprender a las casas discográficas que un grupo puede ser una alternativa defendible.

Los directivos de EMI, tal vez impresionados por el éxito de “Move it”, compuesta por Sammwell para Cliff (es decir, demostrando que el grupo tenía músicos con capacidad para componer), decidieron curarse en salud y, por si acaso, ficharlos en 1959 al margen del contrato con el cantante. Por otra parte pasan a ser una de las bandas “residentes” del programa “Oh, Boy!” (recuerden que Jack Good, su director, había sugerido que aquella canción fuese la cara A del primer disco de Cliff). Por entonces aún eran los Drifters, y sus dos primeros singles –de composición propia- se publican bajo ese nombre. Las dos canciones del primero son cantadas, y especialmente “Feelin’ fine”, la cara A, ya nos hace sospechar que uno de sus ídolos tiene que ser Buddy Holly: tanto el modo de cantar como la melodía son un cruce entre rock and roll y pop que se parece mucho al estilo del divino Buddy (el rockero con más visión de futuro de todos los rockeros clásicos; su muerte fue una trágica ironía). En el segundo single ya tenemos la formación legendaria, con Hank Marvin a la guitarra solista, y las dos son instrumentales: “Jet black”, la cara A, está compuesta por Harris y es un tanto ambiental de más, con vocecillas un tanto peliculeras que repiten el título; me gusta más la B, compuesta por Marvin y titulada “Driftin”. El esquema rítmico lleva un ligero barniz country –influencia que la mayor parte de los músicos británicos de la época habían heredado del skiffle-, pero ya tiene un carácter más personal. Las ventas no fueron muy allá, entre otras cosas porque los grupos sin frontman aún eran una especie de “exotismo”.


La cosa va mejorando con el tercer y último single grabado en 1959, ya a nombre de los Shadows, aunque ambas canciones son cantadas y muy del estilo del primero. Pero en verano de 1960 llega “Apache”, la que será pieza instrumental más famosa en la historia del Reino Unido y que cayó en sus manos casi por casualidad. Tal vez les interese la historia de esa casualidad: su creador es Jerry Lordan, que había comenzado dos años antes intentando alternar carrera como cantante y compositor al mismo tiempo, pero que después de tres singles de mediano éxito (algunas de cuyas canciones fueron versionadas luego por otros, con mejores resultados), decidió concentrarse exclusivamente en la composición. Y aquí surge en escena el veterano Bert Weedon, uno de los primeros grandes guitarristas británicos, de formación clásica y de reconocida influencia en muchos principiantes de los años 50/60, empezando por Hank Marvin. Lordan le ofrece “Apache”, que dice haber escrito pensando en la tragedia y la dignidad del personaje que representa Burt Lancaster en la película del mismo título, de 1954. Weedon la graba pero su interpretación no satisface a Lordan, que la considera un tanto arcaica y sin grandeza. Por otra parte el single aún tardará unos meses en ser publicado, por razones de intendencia, y mientras tanto Lordan coincide en una gira con los Shadows, a quienes se la da a conocer tocando un ukelele. Marvin y compañía no lo dudan: tan solo un mes después su versión llega a las tiendas, y el resto es sobradamente conocido. Comparen ustedes.


El single llega de inmediato al número uno en las listas de media Europa, sobrepasando en aquella época los éxitos del propio Cliff, y demostrando que hay un buen sector de público al que no interesan las baladitas de los solistas (lo cual no implica que no les gusten las voces: también los Shadows volverán a grabar piezas cantadas de vez en cuando). Como en Estados Unidos, gran parte de ese sector corresponde a los jóvenes que habían vivido su primera adolescencia en el rock and roll, y que ahora se encontraban huérfanos; bien, pues si los americanos habían descubierto el surf los isleños tenían a los Shadows. Ahí arranca su época dorada: hasta mediados de la década, casi todos sus singles alcanzaron el top 10 como mínimo. Al mismo tiempo y también como Cliff, fueron ampliando su repertorio haciendo versiones de piezas clásicas; pero en general esa táctica no fue bien recibida por los aficionados más exigentes, que ante la pujanza de las nuevas bandas, mucho más “callejeras”, comenzaron a verlos como un vestigio del pasado. Su primera separación fue en 1968, pero volvieron en los 70 y duraron otros veinte años. Aún ahora, de vez en cuando, se les ve en alguna reunión pactada, como viejas glorias que son.


Por último conviene recordar que la primera grabación de los Beatles, allá en Hamburgo (y la única compuesta por Harrison y Lennon), es “Cry for a shadow”, una instrumental-homenaje en la que al menos Harrison demuestra ser fiel seguidor de Hank Marvin (como lo será la mayoría de los guitarristas europeos surgidos en esta década). Aquella elegancia suya con el trémolo manteniendo las notas, la finura de sonido que conseguía resulta embriagadora… Y sí, tiene un aire con el malogrado Holly. Ah, por cierto: cuando leí que Cliff era el tercero con más ventas en la Isla, me enteré también de que Madonna ocupaba el cuarto puesto… seguida por los Shadows.


En fin, ya nos va siendo hora de dejar Londres por un rato y viajar a provincias: dicen que Liverpool se está poniendo de moda.

11 comentarios:

  1. Eran músicos realmente buenos. Basta escuchar cómo se manejaban en los distintos géneros, porque la ausencia de la voz puede dar una primera impresión de homogeneidad en su producción, cuando en absoluto es así; y luego, como dices, esa finura, esa grandeza...

    Es verdad que entre las dos versiones de Apache no hay comparación posible. Pese a todo, como nunca había escuchado la de Weedon, la he disfrutado también. Pero lo dicho, no hay color.

    Saludos.

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    1. Hay que tener en cuenta además los medios técnicos de la época: EMI era de lo mejor que había en la Isla, pero aun así ya me gustaría escucharlos con las mesas de grabación de los años 70/80. Incluso el concepto de "producción" es muy relativo por entonces.

      La versión de Weedon tiene su encanto, tal vez por "clasicista". No se puede discutir que los Shadows la mejoran mucho, pero en fin, también vale la pena.

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  2. Es curioso, pensamos que los grupos con cantante solista era lo que prevalecía en la música popular pero en realidad salvando algunas individualidades -casi siempre vinculadas al cabaret, el cine y el Music Hall- durante la época que va desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta final de la Segunda, lo que triunfaban eran las orquestas con solistas al frente. Nadie se acuerda de los cantantes de Benny Goodman o de Woody Herman, excepto si se trataba de Billie Holiday o Ella Fitzgerald, pero con el triunfo de Sinatra aquello cambió y el solista pasó a ser la gran estrella.
    Todo esta dicho de The Shadows y de Hank Marvin. Mi tema favorito de ellos es Shinding que es pura alegría de vivir.

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    1. Está claro que la orquesta sigue triunfando hasta bien entrados los años 50, salvo en el mundo del rhythm 'n'blues, es decir, entre los afroamericanos, que siempre han sido más aficionados a las pequeñas agrupaciones o los solistas de cualquier tipo. De todos modos, aun con Sinatra, Dean Martin y algunos más el concepto orquestal se mantuvo unos años más. Los 60 son los que rompen con todo ese esquema.

      "Shindig" es otra de las maravillas de los Shadows, sin duda. Tienen tantas....

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  3. Hola Rick.
    Pues los Shadows son palabras mayores y fueron los precursores de muchísimas bandas instrumentales británicas, aunque en plan guitarrero como ellos pocos, todas solían tener metales.
    Los Shadows en UK es como los Ventures en USA.
    "Apache" es una obra maestra de los instrumentales y creo solamente superada por el "Telstar" de "Tornados".
    Creo que la trilogiia de los instros mundial podía ser "Walk Don´t Run", "Apache " y "Telstar" y supongo que cada uno los ordenará según sus gustos.
    Saludos y nos vemos ya en provincias.
    Jose

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    1. Hola, José.

      Efectivamente, esa es otra de las diferencias que marcan los Shadows: los instrumentos de viento pasan a mejor vida, por lo general. Es la electricidad lo que se pone de moda a nivel global, y también eso es en gran parte mérito suyo, aunque las bandas de rock and roll ya estaban haciendo lo mismo.

      "Telstar" es otra manera de entender el futuro, y desde luego es la obra cumbre no ya de los Tornados sino también de Joe Meek. Por desgracia a la larga quedó claro que se había equivocado. Y el "Walk don't run" es otra joya, aunque sea de la competencia yanki. Entre unas cosas y otras, los primeros años 60 fueron una bendición para el estilo instruental.

      Saludos mil.

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  4. El sonido cristalino de Hank Marvin junto a The Shadows se te queda grabado para siempre. Sobre todo si lo escuchas por primera vez, recién salido del horno, cuando eres un pipiolo. Gracias a mi hermano mayor pude sentir esa sensación, pura electricidad fresca y limpia. No tengo mucho más que añadir a lo que has expuesto y han comentado aquí mis predecesores. Seguiremos asistiendo a clase con sumo interés.
    Saludos.

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    1. Sí, el señor Marvin fue una guía para cientos de guitarristas de todo el mundo. Esa fusión entre elegancia y electricidad es su santo y seña. Aún hoy sigue teniendo un influjo encantador, no suena tan desfasado como muchas otras cosas de aquellos tiempos.

      Saludos mil.

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  5. De todos los temas expuestos es "Blue Shadows" el que más me ha gustado. Ahí si que hay retazos del mejor rythm & blues negro, recoge las enseñanzas de las escenas norteñas (Indianápolis, Chicago...) y sureñas (Houston, Nueva Orleans, Atlanta, Memphis...), el virtuosismo de los instrumentos deja paso a la pura sensación del ritmo y sus efectos en las pistas de baile. Algo de lo que hemos hablado poco, las salas de baile y la grandísima influencia (mucho más en USA) que tuvieron en las generaciones jóvenes de los 50, primeros 50.
    El tema de los Beatles me suena bastante académico.
    Saludos,

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  6. La pena es que ese giro que fueron dando resultó, además de tímido, fuera ya de tiempo. Por suerte o por desgracia, los grupos instrumentales fueron barridos del mapa en muy poco tiempo. Lo de las pistas de baile tal vez merezca más estudios sociológicos que musicales, ya que como bien dices su influencia en tres o cuatro generaciones fue enorme.

    La pieza de los Beatles... Hombre, hay que tener en cuenta que estaban empezando y, sobre todo, que es un homenaje a los Shadows precisamente. Es decir, entran en un terreno que no es el suyo.

    Saludos mil.

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