lunes, 13 de noviembre de 2023

1960-65: Londres despierta (X)

Otro de los integrantes de la invasión británica con debut en 1963 es Manfred Mann, que se presenta al frente de un grupo a su nombre. Se trata de un músico cuyo perfil puede parecer un tanto “académico”, ya que junto al blues tradicional tiene una gran formación jazzística desde su adolescencia. Y sin embargo, aunque sus comienzos fueron precisamente en el mundo del jazz, demuestra una versatilidad enorme, ya que además de esas dos influencias gran parte de su obra oscila entre el r’n’b, el pop e incluso el folk. Por otra parte entiende perfectamente que la diferencia de formatos es fundamental para un grupo como el suyo, y publica sus piezas más accesibles en las caras A de los singles: de ese modo contenta al sello, gana dinero y puede permitirse un trabajo mucho más experimental en los discos grandes (algunas de cuyas piezas figuran en las caras B de los pequeños, a modo de "introducción"). Mann ha estado en el negocio hasta no hace mucho; como es lógico su época más popular pertenece al siglo pasado, pero al menos en las décadas de los 60 y 70 supo estar al día. Luego se hizo “intemporal”, y la mayor parte de sus discos, sean de la época que sean, tienen un atractivo especial. Eso es algo de lo que muy pocos veteranos pueden presumir. 

Pero antes de seguir conviene hacer un inciso sobre un fenómeno que alcanza su apogeo en la década de los años 60, aunque ya viene de un poco antes: la saga de los teclistas británicos, en su mayoría aficionados al Hammond, que dieron sus primeros pasos influenciados por algunos personajes del jazz tan representativos como el legendario Jimmy Smith. Ya a finales de los años 50 hay muchos clubs en Londres que tienen a un teclista amenizando las veladas, con ese tipo de música “ambiental” tan atrayente que solo un órgano con la envergadura de un Hammond puede conseguir. Pronto surge una “nueva ola”, mucho más ambiciosa, que añade a su afición por el jazz el nuevo gancho del blues, y entre ellos destacan Graham Bond o Brian Auger, acompañados casi en paralelo por otro frente en el que estará Mann primero (con varios tipos de órgano) y luego Steve Winwood: ambos saben añadir ese toque pop que los hará mucho más asequibles y que abre el camino a los John Lord, Ken Hensley y compañía. No hay una evolución igual en Estados Unidos, donde el mundo de los teclistas es mucho más disperso, sin un espíritu concreto. 

Manfred Lubowitz es un muchacho sudafricano nacido en 1940 que con veinte años ya tiene una notable formación teórica sobre jazz y es un pianista solvente. Trabaja en el círculo de locales del gremio en Johannesburgo, hasta que en 1961 decide abandonar el país en desacuerdo con el régimen de apartheid que se vive allí: su destino evidente, como miembro de la Commonwealth, es Londres. Comienza a dar clases de piano, trabaja en clubs y escribe en la prestigiosa “Jazz News”, donde firma con el seudónimo de “Manfred Manne” en honor al batería ‘Shelly’ Manne, uno de los más destacados representantes neoyorkinos del cool jazz (y esa ‘e’ final cayó pronto). Por su contacto con los músicos londinenses comprende que la moda en la Isla es el r’n’b, y comienza a reorientar su carrera buscando una fusión entre ese estilo y el jazz. Se asocia en 1962 con Mike Hugg, un batería que además toca piano y vibráfono, y bajo el nombre de The Mann-Hugg Brothers actúan en prácticamente todos los clubs londinenses de vanguardia. A medida que van desarrollando su estilo se unen nuevos músicos llegando a ser hasta siete, que a principios del 63 quedan reducidos a un quinteto: junto a Mann (que a partir de ahora será el organista) y Hugg se confirman Mick Vickers (multinstrumentista con preferencia sobre guitarra, saxo y flauta), Dave Richmond al bajo y Paul Jones como cantante y armonicista.

Para entonces eran ya medianamente populares en el circuito local, y tras algunos intentos en otros sellos el productor de la EMI/HMV John Burguess, convencido de la posibilidad de una fusión como la que proponen, decide trabajar con ellos. Podríamos decir que también los “apadrinó”, pues además de dirigir las grabaciones del grupo en sus dos primeros años fue él quien decidió buscarles un nombre más eufónico; y ese nombre fue… Manfred Mann. El propio Mann intentó oponerse, ya que eso daba la impresión de que él era el amo y señor del grupo, pero los demás estuvieron de acuerdo. En verano llega su primer single, cuya cara A es la instrumental “Why should we not”, compuesta por Mann. Es una mezcla curiosa entre jazz ligero y blues apoyándose en una percusión muy marcada que podría sugerir un origen africano (recordemos que Mann viene de allí). La cara B es una versión, también instrumental, de “Frère Jacques”, una canción de cuna francesa que incluso en España se utilizaba mucho para aprender a tocar el piano; la versión de Mann me recuerda, tal vez por las escalas del órgano, el “Elephant walk” de Mancini, pero no me hagan mucho caso. En Noviembre se publica el segundo, con dos canciones compuestas por Paul Jones: “Cock-a-hoop” y “Now you’re needing me”. La primera podría sugerir un cruce entre Bo Diddley y los Stones, sobre todo por la forma de cantar de Jones; la B anda entre el r’n’b y el pop, sin mucho gancho. Da la impresión de que el grupo está buscando su sitio, y ninguno de los dos singles llegó a las listas. Eso sí, la voz de Jones, potente y bien modulada, será pronto una de las más destacadas de la Isla.


La situación del grupo comenzó a mejorar significativamente a finales de ese año, cuando la cadena ITV les encarga una sintonía para su legendario programa “Ready, Steady, Go!”. Esa sintonía es “5-4-3-2-1”, un rock and roll de tono pop protagonizado por una armónica que alterna ese protagonismo con un coro muy ameno, y que marcará el estilo de las sintonías de la época. El single se lanza en Enero del 64 alcanzando el top 5, con “Without you” en la cara B: es un magnífico ejemplo de jazz/r’n’b británico, que se incluirá en su primer LP (que ya estaba prácticamente rematado en esas fechas, pero que no se publicará hasta el otoño). Aprovechando el rebufo, en Abril llega “Hubble bubble (Toil and trouble)”, que recuerda inevitablemente a la sintonía anterior y que roza el top 10. La cara B, también incluida en el Lp, es una exhibición jazz-blues con protagonismos compartidos entre vibráfono, saxo e incluso piano. Los Mann se están asentando en un lugar tal vez a medio camino entre Stones y Yardbirds, pero con un plus de clasicismo que otorga esa tendencia jazzy, atrayente y underground al mismo tiempo. Entre un single y otro se produce la marcha del bajista Dave Richmond, cuyo estilo resulta inadecuado para el sonido que busca el grupo; le sustituye Tom McGuinness, que ya tiene un prestigio como guitarrista pero que de momento ha de ocupar el puesto vacante.


Justo en mitad del verano llega “Do wah diddy diddy”, una especie de soul/pop que los Exciters habían lanzado el año anterior, y que se convierte con los Mann en un número uno en medio mundo. Su versión va en el tono pop marchoso, casi festivalero, tan de la época en las listas isleñas, y es verdad que parece deslucir un poco la supuesta “seriedad” de este grupo; pero lo más importante en ese momento era consolidar su posición, y eso lo consiguen de sobra. De nuevo la cara B muestra el aspecto más vanguardista del grupo con “What you gonna do”, un r’n’b que asienta esa idea de unos Stones con más profundidad, y que también estará en su Lp. Su último single en 1964 es “Sha la la”, una pieza del compositor de pop negro estadounidense Robert Mosely con la que alcanzan el top 3: es talmente lo que sugiere su título, una alegre pieza pop con ese estribillo. Con “John Hardy” en la cara B los Mann comienzan un nuevo sesgo en su carrera, consistente en actualizar piezas del repertorio tradicional folk estadounidense, y que acabará siendo una de sus especialidades.



Un poco antes de ese último single, en Septiembre, se publica por fin el esperado Lp de debut, con el título de “The five faces of Manfred Mann”, en el que se confirma el sesgo especial que tiene el grupo, ese estilo tan distintivo con el que tratan el r’n’b. De un total de catorce, cinco son propias (la mayoría de Jones) y las demás versiones de piezas que por lo general ya tienen el rango de “tradicionales”, que los Mann llevan a su terreno. Un buen ejemplo es esa “Smokestack lightning”, que con Howlin’ Wolf llevaba un ritmo muy marcado y los Yardbirds incluso aceleran, pero que aquí se lentifica y se hace más “ambiental” gracias a que esa sección rítmica está más cerca del jazz que del blues y que en conjunto resulta tremendamente luminosa, con una exhibición técnica a cargo de todo el grupo (más la voz de Jones, ya con un carácter único). O esa gloriosa recreación que hacen en su viaje al jazz casi académico de Cannonball Adderley y su “Sack ‘o woe”, que ellos convierten en una pieza de dos minutos con verdadero espíritu de sintonía (y que de hecho fue utilizada como tal en más de una emisora). La fiesta llega incluso a algunas canciones ya venerables como “I’ve got my mojo workin”, a los que ellos dan un dinamismo tremendo. Así que, en lo que se refiere a su faceta más clásica, ya no se parecen a ninguno de los grupos londinenses del momento. Y en cuanto a las piezas propias, tienen sus raíces en el r’n’b cuando no son lisa y llanamente blues británico de la mejor escuela: “Don’t ask me what I say” o “I’m your kingpin” podrían recordar a alguno de los monstruos de Chicago si no fuese, otra vez, por ese dinamismo que decía antes y que incluso puede llegar a recordar en algunos momentos a los Stones, pero con mucha más riqueza técnica. Y de vez en cuando se recrean de nuevo en su gusto por las sintonías: la instrumental “Mr. Anello”, compuesta por todo el grupo, es otra aspirante a esa categoría. En resumen, a mí me parece uno de los mejores y más completos discos de r’n’b británico que se haya grabado nunca, y reconforta el hecho de que los aficionados lo premiasen con un top 3. En esos mismos días, con otro título y otra portada pero un listado casi idéntico, se publicó en Estados Unidos; de momento los distribuye Ascot, un pequeño subsello de United Artists, y la promoción es muy reducida. Pero aún así rozan el top 30, lo cual es una hazaña en esas condiciones.




Y así termina 1964 para los Mann, que son en este momento una de las ofertas más exquisitas de la nueva hornada británica, aunque su lugar no está entre los grupos para masas (salvo por alguno de esos singles de corte pop que tan bien saben facturar). Así que esperamos la llegada de 1965 con la esperanza de que esa tremenda calidad y buen gusto que les distingue acabe por consolidarlos definitivamente.


12 comentarios:

  1. Pues estos señores me suenan vagamente, por lo que casi son un descubrimiento para mí. La base jazz que le imprimen les da un toque diferencial y elegante, y también saben acercarse al pop con buen gusto. La sintonía 5 4 3 2 1 es preciosa, y creo que conocía su versión de Do wah diddy diddy, otra maravilla. A ver si saco tiempo para escuchar más cosas.

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    1. Manfred Mann es uno de esos grupos que, en esta época y en España, solo fueron conocidos por dos o tres singles. Hubo algún recopilatorio, pero no recuerdo que sus dos o tres primeros discos grandes llegasen a ser publicados aquí. Otra cosa fue en los 70, cuando se convirtieron una banda de rock progresivo/electrónico, que ahí sí era fácil ver discos suyos en las tiendas.

      Si sigues buscando, seguro que te vas a llevar más sorpresas agradables.

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  2. Debo confesarte que a noche me quedé hasta las tantas leyéndote y escuchando todo lo que has colgado. Todo un descubrimiento estos Manfred Mann!! Me han gustado muchísimo y sí, sin duda se nota muchísimo la preparación jazística de su líder y su origen africano... ( Casi te diría que soy más de jazz que de rock...; ) Me encantó “Why should we”, suena fantástico y es verdad que esa batería suena talmente a tambores africanos, aunque con esa armónica le da un toque muy del lejano oeste… jaja a lo mejor los tambores son indios, tb suenan así : ) Cock a Hoop es mucho más convencional pero tb suena muy bien. Respecto a 5,4,3,2,1, talmente como una sintonía de programa (quizá demasiado rápido) más bien a spot publicitario con ese estribillo machacón jaja Hubble bubble, suena parecido pero mucho mejor, tiene más protagonismo la armónica y sus coros son más cuidados, a dos voces y una armonía mucho más rica.. Y es cierto lo que dice CHAFARDERO “Do wah diddy diddy” es el único tema que conocía, famosísimo por cierto ( ni idea que fuera de este grupo).. pero no me parece un tema menor musicalmente hablando, menos experimental cierto, mucho más melódico y fácil de escuchar, de ahí su éxito. El que sí me parece mucho más comercial es “Sha la la”. Me ha gustado mucho “Don’t ask me what I say” y aun más “Sack ‘o woe” con ese saxo fantástico, esa armónica que le hace la contra y luego el piano.. es el tema más jazzístico de todos lo que he escuchado… whithat you tb genial, el vocalista estupendo este con flauta, xilófono y otra vez asomando ese saxo y el piano… jo! gracias!, he pasado un ratito estupendo! Y además de por la música, por todo lo que nos has contado.
    Un abrazo, RICK, buen finde!

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    1. Ya veo que te tomas en serio esto de descubrir gente nueva, lo cual siempre está muy bien. Como le digo a Chafardero, los Mann anduvieron siempre "entre dos aguas", y no solo por su gran variedad de estilos sino también por su desigual resultado comercial fuera de la Isla. La gente quiere músicos fáciles de encajar, y los que andan saltando de un estilo a otro resultan "incómodos", por así decirlo.

      Has hecho un magnífico repaso de las canciones que he puesto. Y tú misma destacas que existe esa variedad; luego ya cada uno se inclina más a una vertiente u otra, pero no se dejan etiquetar con facilidad. Y sí, esa base jazzy es uno de sus mayores encantos. A mí por ejemplo la pieza que mas me gusta de este ramillete es la versión de "Sack 'o woe", precisamente: me hace muy fácil imaginar el Swingin' London que está surgiendo en esa época.

      Saludos mil. A ver qué te parece esta segunda entrega.

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  3. Aquí otro que no conocía a Manfred Mann, aunque haya escuchado su nombre alguna vez, y solo me queda unirme al coro: buen descubrimiento, música para sibaritas, mezcla de R&B, pop, algo de jazz... Curiosamente coincido con María en varias canciones que destaca, comenzando por esa ''Why should we not'' de aires africanos, que muestra la personalidad de la banda. Esto quiero subrayar, la personalidad, pues a pesar de la variedad estilística que nos ofreces en los audios, que tienen una ligera evolución hacia el pop, hay cierta relación que hace que uno no se descentre y sepa en todo momento a quién está escuchando. Bueno, tú me has entendido.

    Pese a todo, uno tiene a establecer asociaciones. Tú las has hecho con los Stones, y yo he imaginado a los Small Faces interpretando 'Sha la la'. Y no lo digo por el nombre - ya sabes que los otros tienen un tema con un nombre parecido -. Y por supuesto, muy conocida esa ''Do wah diddy diddy'', aunque no sabía de quién era. Y ya que la has establecido, también veo esa relación que tú encuentras entre la versión de Brother Jack, o Frère Jacques, y el Elephant walk.

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    1. Curioso que alguien como tú no los conociese ya, debe de ser el único grande de esta época que te faltaba. De todos modos, como ya he dicho antes, los Mann han estado siempre en un segundo plano si nos referimos al éxito global: en los 60 iban por libre, y en los 70 eran también una alternativa abierta al rock progresivo, por llamarlo de algún modo. Tienen muchos seguidores, pero al mismo tiempo casi podríamos considerarlo como un grupo de culto. En fin, lo que decía antes de andar entre dos aguas: en las listas de éxitos son también de los que andaban por el medio.

      Sin embargo son más importantes de lo que parecen: supieron llevar la música de club a los discos con mayor proyección comercial que un Graham Bond, por ejemplo, y son la primera referencia de una mezcla que no comenzará a tener cuerpo hasta los años 80: la fusión entre jazz y pop. Hasta esa década hay algún nombre suelto, pero de poca entidad.

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  4. Soy mucho más de la Manfred Mann´s Earth Band que de esta su primera época. Además, ya que llego tarde a la velada de comentarios, prefiero velar mis opiniones de esta etapa inicial hasta que encuentre algún nexo de unión con ese segundo periodo que presumo interesantísimo.
    No obstante, debo decir (y recojo con ello gran parte del espíritu de tu entrada, creo) que Manfred Mann fueron una banda muy singular dentro del ambiente que inundaba el Londres de aquella época, abierto a todo tipo de influencias, en su caso más direccionadas hacia una mezcla de rock y jazz blanco de fácil digestión (y con ese apelativo no quiero desmerecer su propuesta).
    Saludos.

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    1. España es uno de los países en los que posiblemente la Earth Band haya tenido más seguimiento que los primeros Manfred Mann, entre otras cosas porque la distribución en los años 60 dejaba mucho que desear: en realidad aquí llegaron a ser considerados como una banda de singles.
      Pero hasta llegar al ese segundo período aún falta mucho. La Earth Band es rock progresivo, o sea, años 70. Así que...

      Saludos mil.


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  5. Al contrario que Javier, a mí me gustaban más Manfred Mann en esta primera época, aunque un poco más adelante. Descubrí algunas canciones de Dylan gracias a ellos. Todo el mundo tiene un amigo que es fan recalcitrante de algún grupo. Nosotros teníamos el amigo fan de M.M. y nos informaba de todos los singles que aparecían en el escaparate de "Comercial Africana", en Ceuta; una galería comercial de una sola planta donde vendían electrodomésticos, ropa... y discos, todos juntos y revueltos.
    Seguiremos en la segunda parte con este ameno repaso a nuestra época dorada (por lo menos la de algunos parroquianos de este ilustre bar).
    Saludos

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    1. Pues tenía buen gusto, tu amigo. Aun las canciones más populares, como "Pretty Flamingo" o "The mighty queen", por citar dos, tuvieron unas ventas relativamente buenas, pero ni de lejos a la altura de otros grupos. Los Mann aquí siempre fueron un grupo de minorías. Aunque es posible que su sello discográfico tuviese parte de culpa, no lo recuerdo.

      Saludos mil.

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  6. Pues sí, "Pretty Flamingo" o "The mighty queen", dos de mis canciones preferidas de M. Mann de aquella época.

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    1. Y tal vez fueron las dos más conocidas también aquí. Bueno, aquí y en casi todas partes, fueron grandes éxitos. Por cierto, que años después, en la época Earth Band hicieron una nueva versión de "Mighty queen".

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