lunes, 22 de abril de 2024

Estados Unidos: los primeros años 60 (VII)

Las consecuencias de la invasión británica comienzan a verse pronto. A partir de ese momento los músicos estadounidenses competirán en igualdad de condiciones con los isleños, gracias a que estos les han hecho ver sus carencias: un vasto territorio por descubrir -la música "racial"- y la necesidad de una nueva actitud. Hay varios grupos que proceden de la época anterior pero se adaptan rápidamente a esta; y entre ellos uno que, por su carácter rompedor y por la memoria que ha dejado en los aficionados como el prototipo más puro del llamado "rock de garaje", se hace digno de una entrada completa: se trata de los Sonics, claro. Si la tuvieron los Wailers, que en cierto modo fueron sus mentores, ellos no van a ser menos. 

Volvemos por tanto a la ciudad de Tacoma y por extensión al Noroeste, donde los Wailers imparten un magisterio más orientado hacia el rhythm and blues que hacia los géneros blancos. Bien, pues en 1959 y entre la algarabía de jóvenes que jalean a ese grupo, se encuentran dos hermanos tomando apuntes: se trata de Larry y Andy Parypa. Larry, más lanzado, es quien sugiere crear un grupo; Andy acepta poco después, y en 1961 ya tenemos la base de los Sonics. De momento su repertorio se basa en piezas instrumentales, con predominancia por las líneas de guitarra al estilo de Link Wray (sonido ronco y arrastrado de tono blues) y en menor medida Duane Eddy (el famoso "twang"). Es decir, que podrían considerarse como una banda de tendencia surf. Pero esta situación se altera en 1963, año en el que fichan a Gerry Roslie: ahí comienza la leyenda. El caso de Roslie es curioso, y podría considerarse como ejemplo de superación personal. Su voz, cruda, fiera, agresiva, es una suma de herencias que arranca en los viejos "blues shouters" y llega hasta Little Richard; lo cual tiene su mérito, ya que este muchacho es blanco. Pero esa furia vocal tiene que luchar contra un carácter tímido: se conocía de él únicamente su habilidad como teclista, que es su puesto en los Sonics. Hasta un día, en un ensayo, le oyen cantar como el que no quiere la cosa ("para matar el tiempo, aprovechando que os echáis el cigarrito"), y se quedan alucinados. Es entonces cuando deciden que va a tener mucho más trabajo a partir de ese momento, convirtiéndose en cantante y frontman; bueno, y teclista también… y compositor casi único. Una fabulosa terapia contra la timidez, no hay duda. 

Metidos ya en 1964, Roslie ha escrito, entre otras, "The witch". Y aquí entra en escena Buck Ormsby, el bajista de los Wailers y que a efectos operativos es quien se halla al frente de Etiquette (recuerden, el sello creado en 1961 por esa banda): los Sonics son teloneros frecuentes suyos, y de vez en cuando pasa por el local de ensayo para ver si sus "ahijados" progresan. Buck, que ya está al tanto de la Invasión, cree que esa pieza tiene posibilidades, aunque tal vez convendría echarle un poco más de nervio. Y el obediente Gerry la reescribe hasta convertirla en un número anfetamínico, impensable para un grupo blanco de la época… aunque es posible que ni el mismísimo Little Richard se hubiera atrevido a cantarla (en cierto modo es un homenaje al propio Richard, del cual Roslie es fiel devoto). "The witch" será la canción que marque el tono de los Sonics y que por supuesto figura como cara A de su primer single, publicado por Etiquette antes de que finalice el año; la cara B será "Keep a-knockin'", siguiendo la versión que había hecho Richard y que les sienta como anillo al dedo.


Como era de esperar, teniendo en cuenta la época, las emisoras del noroeste se dividieron en dos bandos: las más atrevidas radiaron este single con insistencia, mientras que otras casi lo ignoraron. Según posteriores confesiones de algunos DJs a Roslie, las ventas indicaban claramente que habían alcanzado el número 1, hecho insólito para una banda local; aunque a efectos oficiales, las listas del estado de Washington los colocaban en el 2 (cediendo el primer puesto a "Downtown", de Petula Clark. O sea, la cara amable de la British Invasion. Curioso). Pero daba igual: los Sonics ya estaban lanzados, y en 1965 reeditan el single cambiando la cara B por otra original: "Psycho", una nueva clásica. A continuación Buck decide aprovechar el rebufo para publicar un LP, que se titula "Here are the Sonics!" y donde encontramos cuatro piezas originales: aparte de la Bruja y el Psicópata (sí, las letras también son de cuidado), "Strychnine" y "Boss Hoss". El resto son versiones en las que se nota la mano de Buck: "Have love will travel" de Richard Berry, "Dirty robber" de los Wailers y otras cuantas de similar calibre.


Es de imaginar la conmoción creada por este disco, cuya leyenda comenzó a expandirse lentamente por todo el país y que ha quedado, junto con el directo de los Wailers, como uno de los puntales del Norwest Sound y quintaesencia del "garaje", que como ya queda claro es oriundo de esa zona. Aunque los "ahijados" son mucho más crudos que los "padrinos". Y de los británicos han heredado antes la rudeza que el estilo musical, aunque su adoración por los Kinks es notoria: "La primera vez que oímos "You really got me" en la radio del coche, casi nos salimos de la carretera. Nuestra conclusión fue que los Kinks eran nuestros hermanos". Y Ray Davies les devolvió el cumplido: "ellos ya estaban en el garaje antes de que nosotros tuviésemos coche". Andy Parypa nos informa sobre sus técnicas de grabación: "Si nuestros discos suenan distorsionados es porque lo están. Mi hermano siempre andaba trasteando con los amplificadores, que iban pasados de vueltas. O le daba por apagar los altavoces y agujerearlos con un punzón del hielo hasta que luego sonábamos como un tren descarrilando”. Añadan a eso una grabación en dos pistas, un solo micro para la batería y el volumen a tope; y luego ríanse del segundo disco de la Velvet, o de los excesos de Blue Cheer: estos muchachos hicieron todo eso y más mucho antes.


Las navidades de 1965 se celebran en el Noroeste con un curioso artefacto publicado por Etiquette: el LP titulado "Merry Christmas", con la participación de Wailers, Sonics y Galaxies (otra banda de la casa, de corta carrera y poco brillo). Los Sonics nos demuestran, con tres piezas, su particular versión de esas fechas en un tono bastante burlón. Y en 1966 aparece su segundo disco grande, titulado "Boom". De nuevo hay cuatro originales -todas de Roslie- entre las que "Cinderella", la que abre el disco, es otro tótem. Pero se nota una mayor amplitud de miras ya que las otras tres, sin perder la fuerza característica de la banda, tienen un regusto a rhythm'n'blues clásico. Y el resto son grandes versiones, como por ejemplo -tenían que hacerla- esa bestial "Louie, Louie" y alguna "tentativa" de balada. En suma, otro disco para la Historia. Y el último de semejante categoría, porque…


…Tanto el grupo como Etiquette saben que, si continúa su progresión, necesitan un sello de más vuelo; como Jerden Records, de Seattle, que está interesada en ellos y tiene un contrato con la ABC para posibles distribuciones a nivel nacional. Así que abandonan el nido de sus padrinos y vuelan a California para la grabación de un tercer LP, "Introducing The Sonics", publicado a finales del 66 y que significa prácticamente la liquidación de los Sonics. Los fans irredentos afirman que Jerden los hundió haciéndoles perder su sonido crudo y domesticando a Roslie. Bueno, en parte puede ser así. Pero no nos engañemos: la diferencia de producción no es tan grande como para que no se note la baja calidad del material. La cara A se abre con "The witch" y se cierra con "Psycho" en un intento por mantener a los fieles. Solo hay dos versiones: una podría cuadrar, más o menos, con su estilo (I'm a man"); la otra no ("On the road again"). Y una original de Roslie, en la estela de "I'm a man", completa esa cara. En la B hay tres piezas de los hermanos Parypa, pasables pero lejos del espíritu Sonics. Y a las demás, de Roslie, en un tono soul-pop, les pasa lo mismo. En conjunto el disco es mediocre, delata que las ideas se han agotado. Y poco después comienza la desbandada, precedida de algunas piezas y versiones a medio camino entre el pop y la música chicle: mejor olvidarlas. Sus dos primeros discos son lo que cuenta.


Detesto la etiqueta "protopunk", como muchas otras. Pero si hay algún grupo al que se le pueda atribuir con propiedad, sin duda es a los Sonics: sin ser grandes músicos -en realidad eran bastante flojitos- suplían sus carencias con entrega, con alma, con furia. Sus canciones eran cortas, salvajes y directas. Y de eso va el punk, ¿no? Ah, y por favor, no hagan caso de esos preclaros comentaristas que los consideran también como precursores del "grunge", afirmación que ya he leído más de una vez. El tono depresivo, atormentado y machacón del grunge -heredero del heavy clásico al estilo Black Sabbath hecho por músicos que han oído mal a los Pixies- no tiene nada que ver con una banda tan vitalista como ellos. O como los Pixies.

10 comentarios:

  1. Saco los discos de Sonics de la correspondiente balda. "Here Are The Sonics", "Boom", "Introducing The Sonics" y "This Is The Sonics", un revival del 2015. Palpo los vinilos, sopeso el formato del cuarteto y declaro mi preferencia por el "Boom" y, no solo, por su gatefold con excelente texto y fotografías. Aquí se incluyen varias tomas de sus grandes éxitos "The Witch, "Psycho", ¡cómo no!, pero también otras grandísimas canciones, "Louie Louie"., "Hitch Hike", "The Hustler", "Cinderella"... Los demás discos no le siguen a la zaga, pero este "Boom" es el que sale antes de la funda cuando la sesión discomática se pone tremenda.
    Grandísimo grupo y excepcional su música.
    Saludos,

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    1. Sobre todo sorprende la fiereza que demuestran desde el principio: no parecen estadounidenses. Pero incluso en la Isla hubieran asustado a unos Who o uno Stones, porque en actitud no tenían nada que envidiarles.

      Desde luego esos dos primeros discos grandes, que contienen la mayoría de sus mejores canciones, son imprescindibles. A su lado el tercero queda bastante oscurecido, pero aun así vale la pena.

      Saludos mil.

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  2. He escuchado mucho esos pocos hits del primer LP, que se rescataron de los primeros singles que comentas, pero no recordaba haber oído la posterior ''Cinderella'', a pesar de la fama que debe tener, y me la guardo porque me ha enganchado. En realidad, todas las que has dejado aquí me gustan. No conocía bien la historia de este grupo, y una vez más se agradece leer una de tus entradas, realizada con dedicación y mimo. No serían grandes músicos, como dices, pero esas canciones no han envejecido, y por algo será.

    Entiendo que se les asigne la etiqueta 'protopunk', aunque ya sabes que a mí tampoco me gusta, pero eso de querer enlazarlos con el grunge no tiene ningún sentido. Es típico de los géneros de moda, o de las visiones cerradas de los géneros musicales, que siempre habrá alguien que quiera dejar sentado un árbol genealógico interesado, caso especial en el punk y en el metal.

    Saludos.

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    1. Creo que en general aquí se han escuchado más las canciones sueltas que los discos grandes; que de todos modos es verdad que son también una especie de recopilaciones, pero tienen mucho más material que las clásicas. Y aunque la mayoría son versiones, valen la pena.

      Lo de las etiquetas ya lo hemos hablado muchas veces, pero aquí es verdad que lo de "protopunk" puede cuadrarles. Ya lo de "grunge" es una ida de olla, pero da la impresión de que, como dices tú, hay querencia por los árboles genealógicos, o algo así.

      Saludos mil.

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  3. Bueno, bueno, ya se han hecho esperar. Y que decir de los Sonics que no se haya dicho ya, solo que recogieron el testigo que les cedieron sus paisanos Wailers y encima le metieron un acelerón, Creo que sin ellos la música de garage nunca hubiese existido, con ese sonido guarro hecho a posta y esta fuerza que hoy en día parece insuperable, Parece que es unánime la opinión de que fueron y seguiran siendo la mejor banda de garage de todos los tiempos.
    De las canciones, las que citas todas bien buenas, aparte de muchas que no citas.
    En fín, el grupo de finitivo de la música americana de los sesenta, con permiso de los Byrds y muy poquitos mas.
    Saludotes
    Jose

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    1. Te tardaban ¿eh? No me extraña. Los reyes del garaje, no hay duda. Y como le digo a Javier, resulta sorprendente esa crudeza en un ambiente en el que la mayor parte de los músicos son aún muy modositos. Yo creo que no hay nada comparable hasta que llegan los grupos de Detroit o algún verso suelto de la costa Oeste como los Blue Cheer.

      De todos modos, aparte de Byrds o Sonics (cada uno en lo suyo), a partir de mediados de los 60 creo que ya comienza a haber material en el que elegir. Los estadounidenses aprendieron muy rápido.

      Saludos mil.

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  4. Me sonaban no sé muy bien de qué, al escucharlos supongo que de alguna recopilación de música garajera. El sonido crudo y sucio de este género siempre me ha gustado, añalida la voz salvaje del cantante, hacen de ellos un grupo con mucha fuerza. Como el punk, van al grano sin florituras, pero con el grunge poco relación les veo yo.
    Chafardero

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    1. Sí, hace unos años era fácil verlos en los recopilatorios. Las reediciones de los discos grandes llegaron un poco más tarde. La voz del cantante a mí me recuerda por momentos al mismísimo Little Richard; no sé si por un buscado mimetismo, ya que Roslie era muy fan, pero es así. A mí a veces me da la impresión, en las versiones que hacen de Richard, de que es el propio Richard "asilvestrado". Lo cual tampoco es muy difícil de imaginar...

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  5. Como mucha gente que conozco, no "descubrí" a los Sonics hasta la era de internet. Fue, como casi siempre, en la web de 1PocodMusica. Luego ya vino nuestro amigo Kortocircuito con su magnífico Tommenton en la Cuadra para darnos un buen repaso en el mundillo del garage. Creo que es un grupo imprescindible en este estilo; un buen pistoletazo de salida para lo que vino después. Y me parece muy acertado eso que comentas sobre los Pixies (qué gran grupo) y sobre Blue Cheer (Vincebus Eruptum, sobre todo). Tienes un gusto exquisito; se parece al mío jeje.

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    1. Una buena parte de los de mi quinta los descubrimos a principios de los 90 gracias al Ruta 66, como muchos otros grupos que están saliendo aquí. Nunca agradeceremos lo suficiente la existencia de esa revista en aquellos tiempos. Y luego ya sabes, a gastarse la pasta en tiendas de importación. Qué tiempos...

      Los Pixies están a años luz del dichoso grunge. En cambio Blue Cheer me parecen un grupo sobrevalorado, con todos los respetos.

      Saludos mil.

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