lunes, 15 de abril de 2024

Estados Unidos: los primeros años 60 (VI)

"Cuando llegamos a Estados Unidos no conocían el nombre de Muddy Waters. ¡Creían que era una ciudad! 
Paul McCartney


La primera gira americana de los Beatles fue el inicio de un cataclismo de tamaño geológico. En un primer momento los medios pensaron que esa histeria de las fans, todo el envoltorio estético que los rodeaba no iba a ser más que una fiebre transitoria, que como cualquier fiebre pronto pasaría. Y por otra parte creyeron que no había nada más que los Beatles: es decir, el pop más o menos acelerado (eso del beat no les sonaba) y algunas versiones alegres del viejo rock and roll. Pero las listas de ventas comenzaron a insinuar que estábamos ante algo mucho más serio, ante un cambio de estilo en toda regla: en Marzo del 64, solo un mes más tarde de la campaña victoriosa de los Beatles, enseñaba la patita el primer single de los Stones en América ("Not fade away / I wanna be your man"), que alcanzó el top 50; en Agosto los Kinks se situaron en el top 10 con "You really got me"; ese mismo mes aparecía el primer single de los Yardbirds, aunque no llegase muy arriba (su gran éxito sería en Febrero del año siguiente con "For your love"); los Animals ya tenían un LP en Setiembre... y en el 65 llegaron los demás. La prensa y los músicos americanos, aturdidos, se preguntaban qué le estaba pasando al Viejo Orden. 

Endogamia. Esa es la palabra. En el Sur, la cuna del agonizante rock and roll, no había aún bandas de relevancia, y en el Norte ya hemos visto que los grupos tradicionales andaban todavía a medio camino entre los instrumentos de viento y el surf, con preponderancia de los estilos blancos salvo la excepción -a medias- del Noroeste. Para esos blancos, el proceso musical de los últimos diez años se resumía así: la evolución del rural hillbilly lo había convertido en rockabilly, más urbano, y junto al country se había fundido con una rama del r'n'b para dar a luz al rock and roll. Aunque eso es pura teoría, ya que tal fusión pocas veces resultó efectiva: ¿en qué se parece Little Richard a Eddie Cochran, por ejemplo? Por otra parte el término "rhythm and blues" es mucho más amplio en América que en Europa, e inicialmente abarcaba la mayoría de los géneros negros: en origen fue un subterfugio de las casas discográficas para nombrar de un modo más presentable la hasta entonces llamada "música racial", que sonaba feo ("Sí, yo fui el tipo que inventó eso del rhythm and blues", nos ha confesado el gran Jerry Wexler. "Pero si hubiese sabido lo que sé ahora, le habría llamado rhythm and gospel"). Es decir, cualquier cosa que hiciesen los negros podía llamarse así, incluyendo el blues o el soul; que en la Isla eran géneros perfectamente delimitados y muy populares, mientras en la reaccionaria América blanca de la época solo eran consumidos por minorías exquisitas. En cuanto al sonido surf, su vigencia no pasó de cuatro o cinco años: es un ámbito cerrado, no hay influencias que lo hagan evolucionar, y se agota (si los Shadows, que son el equivalente británico más popular, tuvieron una carrera de casi diez años fue porque junto a Cliff Richard hacían más cosas que sus famosas piezas instrumentales: sus compatriotas los Tornados no duraron ni la mitad). 

Sin embargo, los músicos isleños parecían haber interiorizado perfectamente el espíritu afroamericano y hacían unas versiones mucho más temperamentales que los escasos grupos yankis que se atrevían con ese repertorio. En la Isla no hay race lists, y a efectos musicales tampoco orgullo patriotero: un músico británico medio ha oído blues, rockabilly, soul, Motown, country, doo wop… de todo; incluso jazz, del cual años antes habían hecho una variante isleña de andar por casa -el trad- al igual que luego retorcieron el country para inventar el skiffle. Y si añadimos a todo eso su facilidad para el pop (herencia del folk isleño) y la tradición del music hall más un claro interés adquirido en las benditas escuelas de Arte por el aspecto estético del negocio, la mezcla es imbatible: Sam Cooke, Otis Redding o la plantilla Motown son venerados por media población juvenil; B.B. King, Willie Dixon y demás miembros del Olimpo blues son el desayuno de Alexis Korner primero y de una legión luego. No digamos ya el puro rock and roll negro, cuyas figuras son más atractivas para la nueva generación (especialmente en Londres) que las del rockabilly, un estilo que pronto quedará circunscrito a la tribu de los rockers.

Y cuando esos isleños comienzan sus giras americanas, se quedan boquiabiertos: Clapton, que siempre ha dicho aquello de "yo no soy un revolucionario: todo lo que hice fue copiar a B.B. King", descubre con evidente sorpresa que la mayor parte de su público no conoce las canciones que versionan ni los nombres de los bluesmen que las crearon, ni siquiera los más famosos (¿Quién es ese tal Bibi King?); Small Faces se encuentran con el silencio interrogante de la masa cuando Marriott anuncia su versión de "Shake" ("de nuestro amado Sam Cooke. ¿Cómo, que no sabéis quién es Sam Cooke..? Vaya, qué curioso"). Por no hablar del repertorio de los Stones, que en ese momento se compone en su mayoría de versiones "raciales" que resultan totalmente nuevas a los oídos yanquis. Es decir, que los británicos les están enseñando el patrimonio musical de su propio país, les están abriendo los ojos: esto es lo que os habéis perdido. Y son un salvavidas para muchos músicos negros, bluesmen sobre todo, que habrían muerto en la miseria de no ser por ellos; así, como suena. No me extraña el cabreo de Memphis Slim: "llevamos décadas haciendo esto y ahora resulta que los chavales creen que lo han inventado los británicos". 

Por tanto y como diría Freud, mientras no adquieran la autosuficiencia necesaria como matar al padre, los músicos estadounidenses han de seguir el camino de los invasores -nuevos colonizadores, más bien. Pronto comienzan a surgir versiones americanas de piezas que los británicos han hecho más o menos famosas, y pronto también sabrán crear sus propias composiciones. Como es lógico, a la hora de versionar no se atreven con las más grandes y por lo general van a buscar en las caras B. Pero hay patrones muy claros: el estilo Stones o Kinks será muy popular, e incluso habrá grupos que parezcan casi fotocopias de los originales. Es entonces cuando se produce el nacimiento del “garaje”: al igual que en la Isla, el r'n'b se generaliza y comienza a fundirse con el pop estadounidense e incluso el folk en algunas ocasiones. Cientos de bandas, la mayoría de las cuales no durará más de dos o tres años, son protagonistas de una transición apasionante que desembocará en la era de los grandes nombres, a partir de 1966/67. Como ya está pasando en la Isla desde casi cinco años antes.

12 comentarios:

  1. Buenísimo texto, Rick, en especial el cuarto párrafo. ¿Que quién es Sam Cooke? Pregunte usted en Gran Bretaña…

    Un abrazo.

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    1. Hola, Gonzalo.

      La cosa no tiene mucho misterio: limitándose a contar lo que pasó, la propia historia te lo da todo hecho, de tan sorprendente que resulta. Y a Sam Cooke se le debe mucho más de lo que parece: gracias a él una buena parte de la afición blanca (incluida la estadounidense) comenzó a tomarse en serio eso del soul...

      Saludos mil.

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  2. Muy didáctico y entretenido tu artículo, como siempre. Tiene su ironía que tengan que venir de fuera a enseñarte lo propio. Supongo que en parte se debe al racismo y a la existencia de listas separadas. A los yanquis parece que siempre les ha interesado menos la innovación musical, se pueden quedar en un estilo anclados por años y años. A mí me encanta el rockabilly, no me canso de escuchar sus clásicos, pero vienen bien los grupos que aportan un toque diferente.
    Chafardero

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    1. Ya digo, la cosa consiste en dejarse llevar por unos hechos difíciles de entender a la primera. El asunto de las listas separadas es evidentemente una de las bases del problema, pero ese hecho no es más que un reflejo de la consideración que se tenía del mundo negro. En parte por racismo y en parte por miedo, se levantó una serie de barreras que no comenzaron a caer a gran escala hasta la llegada de los británicos.

      El rockabilly, visto ahora, tiene algunas piezas muy agradables. Pero el rhythm and blues es todo un mundo, con una variedad enorme.

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  3. Hola rick.
    Siempre me ha extrañado esa historia de los británicos sonando como los norteamericanos y los norteamericanos como los británicos, podían haberlo dejado como estaba, pero no. Parece ley de vida: Lo de fuera siempre es mejor que lo de casa. Paradojas de la vida y de la música.
    Creo que aquí teníamos una gran ventaja, pues para nosotros tanto lo británico como lo americano era música extranjera y punto, así que no había que comerse mucho el coco para copiar esa músicas, sin preguntarnos si la original era de un sitio o de otro.
    En fín, de todas formas un buen toque de atención para la apoltronada industria musical norteamericana, y encima por grupos de niñatos del otro lado del charco.
    Bueno, a ver como evoluciona la serie, que esto promete.
    Saludotes.
    Jose

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    1. Bueno, eso de que suenen igual es a partir de los años 80, porque hasta entonces sí que había diferencias: el espíritu de unos Doors, Creedence o Allman Brothers, por decir tres, es muy distinto al de los británicos. Y desde luego, a los españoles esas diferencias no nos afectaban: nosotros estábamos en la Edad de Piedra, todo lo que viniese de fuera era bien recibido.

      Los que vienen ahora seguro que te interesan..

      Saludos mil.

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  4. Ya es de sobra conocida la teoría de los vasos comunicantes entre UK y USA en este asunto del rock, aunque el influjo inicial, originario, fuera americano, el reflujo, enorme, torrencial, posterior fue británico. La intrahistoria (como díría don Miguel) nos hablaría de una gran masa social segregada e inculta (sobre rodo rural, en las grandes ciudades la incipiente clase media negra, pasados unos años de la crisis del 29, ya hacía acto de presencia en los "saturday balls" ). Mientras tanto, una minoría blanca se empapaba de esta cultura y en algunos casos, los beatnicks con el jazz, la propagaba.
    Toda esta escena del antes y después de la "Invasión Británica" es realmente fascinante. Cuanto más se lee más se queda uno enganchado.
    Saludos,

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    1. Sí, ese feedback es fundamental para entender la historia del rock clásico. Lo malo es que hemos llegado a un punto en el que ya no hay diferencias: a partir de los años 80, como le decía a José, el feedback ya no funciona porque el sonido se está uniformizando. A día de hoy, como un grupo no tenga un poco de personalidad es imposible de distinguir de qué lado viene. Si se trata de bandas de rock convencional, hasta los nórdicos o los suizos pueden sorprendernos con algunos grupos realmente buenos.

      Saludos mil.

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  5. Excelente entrada. Creo que el asunto tiene interés incluso más allá de la música, porque llevas a reflexionar sobre qué hace que determinada cultura avance, y qué hace que pueda estancarse. Lo de los ingleses tiene miga. Creo recordar que en una muy antigua entrada, o quizá en algún comentario, fuiste tú quien los denominó 'cuervos', como aves que supieron sacar el mejor partido de los nidos ajenos, sobre todo en esta época dorada, aunque no solo.

    Saludos.

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    1. Ya digo, hay ocasiones en las que la propia fuerza de la historia que se cuenta ya da el trabajo casi hecho. Por otra parte, efectivamente aquí hay más fondo del que parece: tras esa ignorancia del acervo musical de su propio país, lo que hay es el desprecio de una raza dominante sobre todo aquello que no le sea propio. O sea, que hay también un componente sociológico. De otro modo sería imposible contar esta historia de un modo creíble.

      Y los ingleses, como siempre, tomando prestado de aquí y de allá. Es lo suyo. De todos modos hay que reconocerles que supieron mejorar el original y añadir cosas de su propia cosecha. Y aquí vuelvo sobre la importancia capital que tuvieron las escuelas de Arte en la Isla: es un ingrediente muy propio, tal vez el único realmente personal e intransferible, una diferencia de raíz con respecto a los americanos y al resto de Europa.

      Saludos mil.


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  6. No creo que sea tan fácil eso de "limitarse a contar lo que pasó". Hay que saber contarlo, y parece que se te da muy bien. Ya lo tienes demostrado con creces. Tuve la suerte de tener un hermano mayor que consiguió la colección de soul de Atlantic. Me la empapé enterita. Así que conocí de primera mano (y a veces de segunda) a gente como Sam Cooke y demás "monstruos" del soul. Se agradece el repaso a esta primera época que ya nos pilla muy lejos; para que no nos olvidemos del principio de esa movida que lo cambió todo en la música.
    Saludos.

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    1. Yo creo que cualquiera que se fije un poco en los hechos y tenga un grado de afición puede contarlo. No es frecuente un hecho tan distintivo, un ejemplo tan "descarado" del racismo que había en una industria como esta. Conste que el cine o el teatro de aquellos tiempos (o el deporte) tienen también lo suyo, pero la revolución que trajeron los británicos es de un calibre descomunal.

      Cooke, junto a Ray Charles y Aretha Franklin, son los tres ejes de los que parte el soul. Y salvo en el caso de Charles, que venía del jazz antes de comenzar a crear fusiones, los otros dos (y otros muchos) venían directamente del góspel, de la Iglesia. Recordando eso, la frase de Jerry Wexler cobra todo su significado.

      Saludos mil.

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