lunes, 28 de octubre de 2024

1966 (VII)

“EMI se empeñó en que no escribiésemos originales, que lo nuestro eran las versiones. Y como los contratos se hacían a su gusto y podían presionarnos, aceptamos. Ya lo habían intentado al principio con los Beatles, pero nadie en nuestra banda tenía las agallas de un Lennon. Así que seguimos adelante”.
Paul Jones 

Uno de los grandes problemas de los grupos que intentaban crear material propio es que, si no conseguían éxitos claros en los primeros intentos, sus discográficas los relegaban al sector de versionistas. Y no solían dar muchas oportunidades. La banda de Manfred Mann es un buen ejemplo de esa estrategia. El propio Mann, de formación clásica e inclinaciones jazzísticas, nunca destacó precisamente por la creatividad, ya que salvo algunas participaciones aisladas el material propio solía ser compuesto por otros miembros. Y teniendo enfrente a los directivos del sello, la batalla estaba perdida; de hecho, a mediados de 1966, cuando Jones se marche, lo hará blindado por EMI como cantante solista, creyendo que es una gran apuesta para el futuro, mientras trata de liquidar a su ex grupo. Al final tendrán suerte, porque Fontana se fija en ellos y los rescata: ahí podrán demostrar -o no- su verdadera categoría, porque el margen de libertad es mayor. Aunque también hay que reconocer que a veces los sellos tenían su parte de razón, porque casi todos los éxitos más recordados de este grupo son, efectivamente, versiones.

A pesar de la decadencia del formato Ep, los Mann seguían consiguiendo muy buenos resultados con ellos. Tal vez se deba a que el material ahí era mayormente de tipo más académico, más cercano al jazz ambiental que se escuchaba en muchos clubs de la época. En el 66 terminará esa “anomalía”, pero aun así publican cuatro discos de ese tipo; y el primero llega en abril con el título de “Machines”. Lo curioso es que para entonces Mike Vickers ya se había ido y oficialmente Jack Bruce ocupaba su puesto, pero en la portada no vemos a ninguno de los dos: misteriosamente Manfred Mann son aquí un cuarteto. El disco se abre con la pieza que le da título, una composición casi vanguardista del inesperado Mort Shuman (que no la grabará hasta varios años después). La pieza transcurre entre sonidos de máquinas, el teclado de Mann e instrumentos de viento acompañando una melodía a medio camino entre r&b, pop e incluso un leve aroma jazzístico. El resultado final, magnífico, fue suficiente para alcanzar el número uno, aunque las otras tres versiones son más convencionales. De ellas destaca el “When will I be loved” de los Everly Brothers, que el grupo pone patas arriba: el estilo meloso, dulzón, del dúo se convierte aquí en una vitamínica pieza de soul pop, tan de aquel año, que podría servir de inspiración a los mismísimos Bravos, empezando por la tremenda voz de Jones y siguiendo por todo lo demás.


Dos semanas después se lanza el que será otro de sus singles más recordados: “Pretty Flamingo / You’re standing by”. La primera es una pieza pop en estado puro, con su agradable melodía y su estribillo pegajoso, compuesta por Mark Barkan, un clásico del Brill Building. Una pieza tan redonda como esta es fácil de defender, y el grupo tiene categoría de sobra para ello. Por otra parte, además de la ya distintiva guitarra de McGuinness, estaba la categoría de Jack Bruce, que lo había sustituido como bajista y figura por primera vez como integrante del grupo. Ni que decir tiene que el disco alcanzó el número uno sin demora, y que casi a continuaciòn comenzaron las versiones en medio mundo (en España la más conocida es la de los Mustang). En cuanto a la cara B, es obra de McGuinness: básicamente es otra pieza de soul blanco, muy bien llevado por el marcaje continuo de la sección de viento, incluyendo flauta, y como siempre la sobresaliente voz de Jones, que a día de hoy yo creo que sigue sin ser reconocida como se merece. Tal vez el no haber alcanzado el estrellato al que parecía estar destinado influya en algún tipo de revisionismo histórico, o algo así. Otra explicación no se me ocurre.   



El ritmo de publicaciones de Manfred Mann en esa época es un no parar. A principios de junio, es decir, un mes y pico después del single, que aún está escalando posiciones en Estados Unidos, llega un nuevo Ep, titulado “Instrumental asylum”. Aunque resulta que la cosa tiene su trampa: en la portada no vemos a Jones, “sustituido” por el saxofonista Lynn Dobson y el trompeta Henry Lowther. El material consiste en cuatro versiones instrumentales de otras tantas canciones de moda: “Still I’m sad”, “My generation”, “Satisfaction” y “I got you babe”, hechas al estilo tradicional, entre jazz y r&b, que solía utilizar el grupo en sus comienzos. Sorprendentemente fue un top 3; y resalto lo de la sorpresa porque, aun admitiendo su calidad, suenan claramente desfasadas para el año en el que estamos. Claro que de todos modos todavía está en vigor ese sonido de club que decía antes, tan popular en locales como en emisoras de radio. Y el trasfondo se desveló enseguida: aunque la causa oficial de la ausencia de Jones fueron las secuelas por un accidente de tráfico ocurrido meses antes, este anuncia su marcha casi inmediatamente y EMI trata de rentabilizar el repertorio que queda del grupo, cuyo contrato con el sello había terminado antes ya de publicarse este Ep. La idea es deshacerse de ellos y apoyar exclusivamente la carrera en solitario del cantante.


El anuncio de la marcha de Jones ocurrió pocos días despues de que Bruce hubiese hecho lo propio. Ambos habían estado alternando su trabajo en los Mann con su participación en Powerhouse, una fugaz banda de estudio, junto a Clapton y Winwood entre otros. Una vez fuera de los Mann y con Powerhouse liquidados, Bruce seguirá en contacto con Clapton mientras Jones comienza su carrera en solitario, que no alcanzará ni de lejos el brillo que se esperaba. El nuevo cantante de los Mann será Mike D’Abo, ex de los Band Of Angels, de gran parecido físico con Jones y también parecido registro, sin llegar a su categoría; a cambio su facilidad para componer es superior. En cuanto al bajo, queda a cargo de Klaus Voormann; Klaus es un alemán todoterreno, ya que además de instrumentista es también productor, y se dedica al diseño gráfico (la portada de “Revolver” es suya). El quinteto, ya actualizado, ficha por Fontana y antes de que acabe este ajetreado mes de junio comienza a trabajar en el estudio de sus nuevos patronos bajo la dirección del que ya es un asiduo de este bar: el infatigable Shel Talmy. El primer single llega casi inmediatamente: se trata de “Just like a woman”, es decir, una nueva versión de Dylan, con “I wanna be rich” –original de Hugh- en la cara B. La versión, con un claro tono pop pero respetando el espíritu de la canción, es una nueva prueba de que, como ya el propio Dylan admite, los Mann son sus mejores intérpretes. La original, con un tono medio que cuadra muy bien con la A, es alegre y “resolutiva”, por decirlo así. El disco llegó al top 10, tranquilizando al grupo y a su nuevo sello.



El 21 de octubre es una fecha para recordar, ya que se publican al mismo tiempo su primer Lp con Fontana, su segundo single y un Ep “de contraataque” a cargo de EMI. El disco grande se titula “As is” y prácticamente todo el material es propio, salvo el añadido de la versión dylaniana del single anterior y la clásica “Autumn leaves”, revisitada brevemente con ese estilo jazz ambiental tan suyo de antes (tal vez un homenaje a aquella época, ya que no hay más muestras de ese tipo en todo el disco). Por lo demás estamos ante una colección irregular de piezas pop que se abre con “Trouble and tea”, de D’Abo: agradable sin más, con un riff ligeramente influido por el “Day tripper” de los Beatles. Se va notando que no hay unidad de estilo, sino que en esta colección de piezas sueltas se busca, tal vez por contraste, un cierto aroma barroco en las baladas, como sucede con “Now and then thing” (que resulta ser de McGuinness. No me cuadra. ¿Estará inspirada en “Yesterday”?). Por su parte Hugg eleva un tanto el nivel con “Each other’s company”. D’Abo hace otra contribución, más o menos convencional, con “Box office draw”, mientras que “Dealer, dealer” (a medias entre Hugg, Man y el compositor Peter Thomas, que colabora con ellos en más de una ocasión) tiene gancho, es perfectamente bailable. Y así va transcurriendo el disco, supongo que con el objetivo de mantenerse en un mercado que cada vez se está haciendo más duro. Pero tienen suerte, ya que rozan el top 20. O sea, casi lo mismo que consiguieron los Yardbirds con su disco de tres meses antes. Lo cual me confirma que este negocio no hay quien lo entienda.



En cuanto al single que se publicó ese mismo día, su cara A es “Semi-detached, suburban Mr. James”, mientras que la B ya está en el disco grande. La primera está escrita por dos compositores standard isleños: es otra de esas piezas pop tradicionales cuya línea melódica está pensada más para la radio que para la discoteca (o sea, más para tararear que para el baile) y que llegó al segundo puesto de las listas, lo cual consolida a los Mann. Y falta por citar el  Ep que saca EMI también el día 21 y que tiene su gracia, porque resulta que su “ingenioso” título resulta ser “As was”. O sea, que los de ese sello ya sabían de tiempo antes cuál iba a ser el título de debut en Fontana. Son cuatro canciones que corresponden a la época en la que aún estaban Jones y Vickers, por lo que es evidente deducir que se trata de piezas descartadas en su día. No es que sean maravillosas pero hay alguna que vale la pena, como por ejemplo la inesperada versión de “Driva man”, bastante desdramatizada pero respetando la letra original. Es un caso raro: posiblemente en su día no fuese publicada por algún tipo de presiones, pero esta y las otras cuatro integrantes de “We insist!”, la obra de Max Roach, fueron una referencia para el Movimiento por los Derechos Civiles. Además, con el paso del tiempo ha llegado a ser considerada como una obra mayor dentro del jazz avant garde, aunque los aficionados a este estilo no le dieron mucho valor en su momento.



Ya en diciembre los Mann cierran la producción de este año presentando un nuevo Ep, que se titula "Instrumental assassination” y que básicamente se apoya en un trabajo compartido por Mann con órgano y piano junto a Hugg con vibráfono y batería; en lugar de Voorman está Dave Richmond, el primer bajista que formó parte de la banda, y que en esta ocasión toca el contrabajo. Una vez más se trata de cuatro versiones instrumentales de otras tantas piezas de moda (“Sunny”, “Wild thing”, “With a girl like you” y “Get away”), pero se nota la evolución que han emprendido hacia un jazz rock mucho más actual, contundente e incluso “progresivo”, si me apuran. Hay que reconocer en este caso la valentía tanto del propio grupo como de su sello, ya que desde el punto de vista comercial la cosa no tenía buena pinta, y así fue: a diferencia de los anteriores discos que habían lanzado en este formato, con varios número uno y casi todos los demás en el top 3 como mínimo, este ni siquiera llegó a las listas. De todos modos Mann nunca abandonará completamente el jazz con tintes más o menos rockeros o progresivos, y pocos años después volverá a él en su corta y también anticomercial, pero interesante etapa Chapter III, preludio de lo que luego será la Earth Band.


El balance de este año para los Mann es agridulce: se han ido dos piezas básicas del grupo, pero los sustitutos son solventes; EMI los echa, pero en Fontana tienen más libertad; el Lp ha tenido una acogida regular, pero tanto los singles como los Eps (salvo el último) han funcionado bien. Aunque el verdadero problema sigue enquistado en su raíz: la querencia de Mann y Hugg -la base del grupo- es la evolución dentro de unos patrones jazzísticos, pero al menos de momento lo que les está dando dinero es el pop. El pop de versiones, además. En fin, este es otro futuro complicado. Pero ya iremos viendo…

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