lunes, 6 de mayo de 2024

Estados Unidos: los primeros años 60 (IX)

Ya se han citado aquí unos cuantos grupos a los que sus casas discográficas consideraron como la alternativa americana a los Beatles. Ese tipo de comparaciones no suele hacerle ningún bien a nadie, pero es un truco muy usado desde siempre. Lógicamente, lo mismo tenía que pasar con los Stones, y pasó: dos buenos ejemplos de esta alternativa publicitaria son los Seeds y la Chocolate Watchband, ambos de Los Angeles. Comenzaron casi al mismo tiempo, su vida fue igual de corta y, como sus ídolos, del r’n’b del 65 pasaron por medio del pop a la psicodelia en el 67 con parecidos resultados. Son por tanto dos bandas de transición entre épocas radicalmente distintas. 

Conviene recordar que el trienio 65-67 es probablemente la secuencia más convulsa de toda la década, tanto en los States como en la Isla, y a veces obliga a los músicos a moverse demasiado rápido. Eso le ocurrió a la mayoría de los que hemos visto hasta ahora, y lo mismo le ocurre a los de hoy: la influencia primaria del british r’n’b frecuentemente se abandona muy pronto, tal vez demasiado para sus capacidades; y sin esa referencia, lanzados a una vorágine psicodélica donde no hay término medio –o te encumbras o te hundes- pocos sobreviven más allá de un año o dos. Si los Beatles abandonaron el género en el 67 y los Stones (de los que parten nuestros dos protagonistas de hoy) nunca llegaron a su altura, es evidente que la cosa está muy cruda. Por mucho que los fanáticos opinen lo contrario, la psicodelia es un género de singles salvo muy pocas y honrosas excepciones: los discos grandes realmente buenos no llegan a la docena. Y con el rock ácido americano pasará lo mismo.
Los Seeds se basan en dos personajes fundamentales: Richard Marsh, un músico de Utah que se traslada a Los Angeles en su adolescencia y que bajo el nombre de guerra de Sky Saxon deja atrás sus orígenes en el duduá para reinventarse, y el teclista Daryl Hooper. Saxon es el frontman y compositor principal, mientras que Hooper es técnicamente la base musical del grupo y además del órgano ejecuta también el bajo de teclados (siendo precursor  e inspiración para otros músicos, como Ray Manzarek en los Doors). La influencia del r’n’b al estilo británico es patente (sobre todo en este "nuevo” Saxon, admirador de Mick Jagger), hasta tal punto que el mismísimo Muddy Waters llegó a decir de ellos que eran “los Rolling Stones americanos”. Y con ese aval consiguen grabar su primer single en verano del 65: “Can’t seem to make you mine”, una especie de balada que con el gemido estilo nasal de Saxon fue un éxito regular en el área de Los Angeles y les permitió publicar el segundo a finales de ese año, “Pushing too hard”, un poco más rápida y con una obsesiva línea melódica mecida por el teclado de Hooper. Ese disco anduvo cerca del top-30 nacional, y ahora es la típica pieza que aparece una y otra vez en la mayor parte de los recopilatorios garajeros: si hemos de considerar, como suele hacerse con tanta frecuencia, que los Seeds son otra de esas bandas de un solo éxito, ya saben cuál es.


Su primer LP, de título homónimo, se publica en la primavera del 66 incluyendo esas dos caras A; todo el material está compuesto por Saxon salvo dos canciones, que van a medias con todos sus colegas. Se trata de un hecho inusual para la época pero también engañoso, ya que aun siendo un buen disco se nota que hay dos o tres patrones de composición y no se sale de ahí. De todos modos, una vez más se demuestra que el público medio estadounidense no está aún preparado para este tipo de sonidos, y el disco no llega al top 100. Lo mismo pasará con el siguiente, “A web of sound”, que aparece en otoño y donde una vez más todas las piezas son propias, mientras el sonido y la composición maduran un poco; yo diría que aquí tenemos una de las esencias de los futuros Doors (sobre todo en el cierre con la extensa “Up in her room”, casi quince minutos), aunque evidentemente sin su calidad. Y en 1967, influenciados por la psicodelia imperante, publican su tercer disco grande, que resulta un nuevo fracaso: aunque hay alguna pieza notable (rescoldos de su estilo anterior), la mayoría de los temas andan entre el flower power y los alucines místicos –una debilidad de Saxon- que no los lleva a ningún sitio. Y de pronto dan un salto al blues presentándose como The Sky Saxon Blues Band: con ese nombre publican en 1967 un disco bastante decente bajo el título “A full spoon of seedy blues”. Mereció mucha mejor suerte, pero de nuevo pasó sin pena ni gloria, a pesar de que la presentación del disco corre a cargo de mr. Waters. Un directo del 68 es su despedida, aunque Saxon siguió explotando la leyenda hasta su muerte. Para mí los Seeds son uno de los grupos más infravalorados de aquella época, y una buena prueba de que el éxito momentáneo puede hacer más daño que bien.


Chocolate Watchband son otros Stones; o eso pretendía en un principio su productor, Ed Cobb, a quien ya conocemos por su trabajo con los Standells. Cobb, que los descubre actuando en la ciudad bajo el nombre de The Hogs, admira su querencia british y se hace cargo de ellos. De momento, para foguearlos en estudio, decide que debuten a finales de 1966 con una pieza instrumental que por otra parte demostrará su calidad técnica, y les asigna “Blues theme”, una versión de la que había hecho poco antes Davie Allan & The Arrows para la película motera “The wild angels”. Pero el single se hunde (entre otras cosas porque es casi un calco de la original), y Cobb pasa a mayores: primero les cambia el nombre y luego les entrega “Sweet young thing”, una pieza de tono Stones, como ya había hecho con “Dirty water”, la canción fetiche de los Standells. Se publica a principios del 67, y aunque las ventas no fueron muy allá Cobb no pierde la ilusión. Su nuevo single, titulado “Misty Lane”, se publica a mediados de ese año; suena un poco más melódico y ligeramente aromatizado por la psicodelia que ya se aproxima.


Y poco después llega “No way out”, su primer LP, uno de los mejores de la época y en el cual demuestran que, además de su dominio de la escuela Stones (oyendo la versión de “Come on”, e incluso “It’s all over now, baby blue” de Dylan, un neófito podría pensar que se trata de Jagger y sus muchachos), ya están probando otros caminos: su dominio de las instrumentales queda reflejada en las magníficas “Expo 2000” o “Dark side of the mushroom”, una especie de psicodelia surf encantadora, aunque no quedaron muy conformes con la elección de las piezas ni con la intervención de los ingenieros de Cobb. Pero también se atreven con un gigante del soul como Wilson Pickett y versionan “In the midnight hour” con una solvencia admirable. Sin embargo los problemas se amontonaron: las crecientes diferencias con Cobb -siempre hay diferencias con este hombre-, el exceso de substancias ilegales y los enfrentamientos internos hicieron que cuando el disco salió a la luz la banda original ya no existiese. Cobb (que ya se lo estaba oliendo) había encargado una bonita funda para ese disco, pero sin fotos de los músicos y muy pocos datos sobre ellos. Y lo mismo pasará con el siguiente: una formación casi de compromiso consigue completar ”Inner mystique”, formado básicamente por piezas sobrantes del primero y publicado en 1968. El resultado ya se lo pueden imaginar. Y así se nos fue una de las bandas que para mí podía haber tenido un futuro de lo más interesante. Eso sí: su primer LP, como los dos primeros de Seeds, son hoy en día muy alabados. Por desgracia, con el paso del tiempo esas alabanzas son ya lo único que cuenta.



4 comentarios:

  1. Otras dos buenas bandas dignas de mejor suerte y mayor reivindicación. Confieso que mi primera reacción con Seeds fue un tanto amarga; me gustaba su música pero la voz de pito jubilado del amigo Sky Saxon me ponía un poco de los nervios. Superada esa prueba, ahora si, con más numerosas escuchas, contemplo su propuesta de manera más comedida. Saxon es un buen compositor aunque, como dices, el tono musical de sus canciones es demasiado uniforme, muchos temas se parecen entre sí, aunque, bueno, me lo puedo tomar como una especie de mantra y santas pascuas. Sus tres primeros Lps son de escucha obligada, aunque si tuviera que elegir uno sería el de título homónimo, ese "Pushin´Too Hard" es para mi la canción referencia del grupo.

    De Chocolate Watch Band me he pasado un montón de horas intentando averiguar si aparecía mi nombre entre los cientos y cientos de los que mencionan en sus dos álbumes "No Way Out" y "The Inner Mystique" Nada, no aparezco. Me gustan mucho ambos; participan más el primero que el segundo, de aquella mística hippy de buen rollo y expansión mental, su posterior "One Step Beyond", tampoco está mal. Con estos tipos surgió la controversia de alguna gente "entendida" que aducía que todas (o la gran mayoría) de sus grabaciones en estudio fueron hechas por otros músicos de sesión y no por los miembros de la banda. Igual hay algo de cierto en ello, tan poco era tan inusual la participación de extraños sin acreditar en muchas grabaciones de la época.

    Saludos,

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    1. A mí me pasa lo mismo con Saxon. Pone un tono de voz demasiado "truculento", creo yo. Creo que los Seeds hubiesen funcionado sin muchos problemas dedicándose con más regularidad al single, que era lo común hasta el 66/67. Por desgracia, la nueva moda del Lp dejó a muchos grupos en evidencia, y creo que este es un caso bastante claro: si (de momento) no tienes más que dos o tres estilos primarios de los que partir, no te pongas a rellenar un disco grande sólo porque tu sello te lo pida.

      Los Chocolate, para mí, tienen más nivel. Son una magnífica banda de transición entre el r'n'b al estilo británico y la psicodelia, con esos dos discos grandes que merecieron más atención. Por desgracia, sigo pensando que el público medio estadounidense es demasiado conservador, y tarda mucho en acostumbrarse a las novedades. O al menos era así antes. En cuanto a los músicos de estudio, creo que la secuencia es como digo arriba: en sus dos primeros discos son ellos, y a partir de ahí Ed Cobb sigue publicando grabaciones a nombre del grupo pero con músicos anónimos, ya que los integrantes originales se han ido poco antes de la publicación del segundo Lp.

      Saludos mil.

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  2. No conozco a ninguno de los dos, la verdad. Seeds me han dejado bastante indiferente, pero Chocolate Watchband me parecen más interesantes. Una pena que tuvieran carrera tan corta. Misty Lane es un tema muy sugerente. Interesante tu observación de cómo a veces la música, u otro arte, evoluciona tan rápido que te deja atrás sin enterarte. Un día estás en la cresta de la ola, y al siguiente te has ido a pique. Y no puedes hacer un simple seguidismo, si no asimilas bien te quedan unos churros de cuidado. En fin, qué dura la vida del artista.

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    1. Veo que coincidimos los tres aquí presentes en que los del chocolate tienen más enjundia que los de las semillas. Es una lástima que no consiguiesen mantenerse, porque yo creo que fondo tenían. En fin, la historia está repleta de músicos que podían haber llegado más alto pero por una u otra razón quedaron por el camino.

      En cuanto a la evolución de las artes en general, depende de la época. Yo diría que la música popular, en concreto, dejó de evolucionar hace mucho tiempo.

      Saludos mil.

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