Janis Lyn Joplin (1943-1970)
"Cada día hago el amor en escena con 25.000 personas, y luego vuelvo a casa sola"
Leer una frase como esa lo deja a uno helado. Cuando la leí tú ya habías muerto Janis, pero seguramente es la mejor síntesis que se puede hacer de tu vida; de tu cruda vida, tan dura y real como el blues que cantabas: Jimi fue el músico que revolucionó el género, y tú, tan rasgada, tan emocional, fuiste la Steve del canto. Siempre te comparé con Steve: lo dabas todo, caías rendida después de cada sacrificio en escena, lo barrías todo con tus gritos, tu desesperación cantada. Tú eras el blues, en la estela de las grandes reinas como tu querida Bessie Smith, otra mujer tortuosa, desgraciada, infeliz. Hay ahora unas cuantas revisiones de tu biografía, algunas hechas por comentaristas de renombre, que nos quieren vender una visión poco menos que idílica de ti. Debe de ser que las nuevas generaciones, tan mal acostumbradas a la vida real, no soportan el más mínimo dolor, la más mínima inconveniencia, y hay que venderles el lado bonito de las cosas para que no se atraganten. Pero tú fuiste sufrimiento puro mezclado con alcohol y drogas, personalidad insegura, soledad... como el buen blues; el de toda la vida, vamos.
Naciste en Texas, mal sitio para una mujer como tú. Nadie te quería allí, salvo tus padres. Lógico: nacer entre campos de petróleo no es lo mismo que nacer entre campos de algodón, y defender a los negros en aquella época y en aquel sitio tampoco era la mejor manera de hacer amigos. Tú ya cantabas en los bares, ya bebías mucho. Qué contenta te pusiste el día en que tus padres te dieron dinero para ir a Los Angeles, a San Francisco... luego, al volver, les dijiste que ibas a casarte con Peter, que ibas a volver a estudiar; pero al mismo tiempo te divertías cabreando a tus paisanos con aquellas ropas de beatnik, con tu lenguaje descarado, tus relatos sobre lo bien que estaba eso de la bisexualidad, los polvos que te habías echado allá, en el reino perdido de Nunca Jamás... y se lo tomaron tan mal que un grupo de cabroncetes te declaró "el hombre más feo de la Universidad". Es que Janis, a ver, esas cosas en Texas no pueden decirse, hija.
Claro, te largaste de nuevo a San Francisco. Y en tu primera noche de vuelta allí te dieron tu primer sueldo: catorce dólares por cantar en un club. Pero a Peter ya empezó a parecerle el asunto un poco salvaje y te dejó. Y tú seguiste bebiendo y ya te metías de todo mientras ibas paso a paso hacia la cumbre, haciéndote conocida, hasta que por fin una banda en busca de cantante te fichó, y con ella, en 1967, te consagraste nada menos que en Monterrey: señoras y señores, con ustedes ¡Big Brother & and The Holding Company! El grupo no era ninguna joya -la verdad es que eran bastante flojitos-, pero tú podías con todo. Y llegó Albert y te llevó a Nueva York.
Y ya estábamos en 1968, tú eras una estrella a la altura de las otras dos "jotas" y de cualquiera. Era evidente que quien no estaba a la altura era tu banda, así que, sintiéndolo mucho, los despediste; bueno, te quedaste con Sam, que era el único medianamente válido, y en 1969 formaste la Kozmic Blues Band: músicos serios, profesionales, que entraban y salían del grupo sin problemas. Lo importante eras tú. Pero las críticas a veces no eran buenas, y tú te hundías con mucha facilidad. Recuerdo que una marca de whisky te utilizó como reclamo publicitario: eso resume bastante bien la situación. Y porque la heroína es ilegal, que si no... En fin, aquello iba mal, pero en un momento de lucidez decidiste parar y en los últimos días de 1969 te plantaste: se acabó la banda, se acabó todo; cogiste a David, tu nuevo novio, y os fuísteis a dar una vuelta por las selvas brasileñas en plan natural.
A la vuelta parecías más despejada, más centrada, dijiste que ya no te metías caballo, que sólo alcohol y en dosis más pequeñas. Bueno. Sería el amor. Una nueva banda te acompañaba, la Full Tilt Boogie Band, y volviste a la carretera. No sé qué pasó con David, pero el caso es que te liaste con otro mientras seguías bebiendo a mares; las cosas no iban bien, insultabas a tus músicos, te deprimías, le preguntabas a Albert qué sería de ti cuando ya no fueses el número uno. Y grabaste tus últimas once canciones. El disco se llamaría "Pearl". Muy apropiado. Al terminar el trabajo de grabación, fiesta.
Y ahí ya nos perdemos: aquella noche... ¿volviste a casa sola?, ¿dónde compraste aquella heroína tan pura, tan exagerada, tan salvajemente pura? El caso es que allí quedaste, tirada en un hotel; de Hollywood, como Dios manda. Poco antes, dos semanas más o menos, había muerto Jimi. La "jota" de Morrison caería pronto. Las tres jotas, liquidadas en menos de un año. Comenzaban los años 70, y venían fuertes.
Salud a ti, Janis. Nosotros, de jóvenes, los de mi pandilla, te llamábamos "Mamá Janis". No sé si eso te sirve de algo, pero en fin... un beso
....................................................................................................................................................................
Diccionario de urgencia (que esta vez es muy corto, porque en la vida de Janis, aparte de sus padres, sus múltiples novios y su manager, pocas cosas hubo más importantes que la música y los "aditivos")
Bessie Smith: Llamada "la emperatriz del blues" en los años 20/30, su manera de cantar, de sentir el blues, desgarrada, influyó decisivamente en Janis. Por otra parte, su vida no fue mejor que la de su seguidora y hasta 1970 su tumba no tuvo lápida, costeada, entre otros, por la propia Janis.
Peter (LeBlanc): pasa por ser su primer novio "serio" allá en San Francisco.
Albert (Grossman): Uno de los managers más famosos de la historia: con decir que otro de sus representados era Bob Dylan, ya está todo dicho.
Sam (Andrew): Guitarrista.
Leer una frase como esa lo deja a uno helado. Cuando la leí tú ya habías muerto Janis, pero seguramente es la mejor síntesis que se puede hacer de tu vida; de tu cruda vida, tan dura y real como el blues que cantabas: Jimi fue el músico que revolucionó el género, y tú, tan rasgada, tan emocional, fuiste la Steve del canto. Siempre te comparé con Steve: lo dabas todo, caías rendida después de cada sacrificio en escena, lo barrías todo con tus gritos, tu desesperación cantada. Tú eras el blues, en la estela de las grandes reinas como tu querida Bessie Smith, otra mujer tortuosa, desgraciada, infeliz. Hay ahora unas cuantas revisiones de tu biografía, algunas hechas por comentaristas de renombre, que nos quieren vender una visión poco menos que idílica de ti. Debe de ser que las nuevas generaciones, tan mal acostumbradas a la vida real, no soportan el más mínimo dolor, la más mínima inconveniencia, y hay que venderles el lado bonito de las cosas para que no se atraganten. Pero tú fuiste sufrimiento puro mezclado con alcohol y drogas, personalidad insegura, soledad... como el buen blues; el de toda la vida, vamos.
Naciste en Texas, mal sitio para una mujer como tú. Nadie te quería allí, salvo tus padres. Lógico: nacer entre campos de petróleo no es lo mismo que nacer entre campos de algodón, y defender a los negros en aquella época y en aquel sitio tampoco era la mejor manera de hacer amigos. Tú ya cantabas en los bares, ya bebías mucho. Qué contenta te pusiste el día en que tus padres te dieron dinero para ir a Los Angeles, a San Francisco... luego, al volver, les dijiste que ibas a casarte con Peter, que ibas a volver a estudiar; pero al mismo tiempo te divertías cabreando a tus paisanos con aquellas ropas de beatnik, con tu lenguaje descarado, tus relatos sobre lo bien que estaba eso de la bisexualidad, los polvos que te habías echado allá, en el reino perdido de Nunca Jamás... y se lo tomaron tan mal que un grupo de cabroncetes te declaró "el hombre más feo de la Universidad". Es que Janis, a ver, esas cosas en Texas no pueden decirse, hija.
Claro, te largaste de nuevo a San Francisco. Y en tu primera noche de vuelta allí te dieron tu primer sueldo: catorce dólares por cantar en un club. Pero a Peter ya empezó a parecerle el asunto un poco salvaje y te dejó. Y tú seguiste bebiendo y ya te metías de todo mientras ibas paso a paso hacia la cumbre, haciéndote conocida, hasta que por fin una banda en busca de cantante te fichó, y con ella, en 1967, te consagraste nada menos que en Monterrey: señoras y señores, con ustedes ¡Big Brother & and The Holding Company! El grupo no era ninguna joya -la verdad es que eran bastante flojitos-, pero tú podías con todo. Y llegó Albert y te llevó a Nueva York.
Y ya estábamos en 1968, tú eras una estrella a la altura de las otras dos "jotas" y de cualquiera. Era evidente que quien no estaba a la altura era tu banda, así que, sintiéndolo mucho, los despediste; bueno, te quedaste con Sam, que era el único medianamente válido, y en 1969 formaste la Kozmic Blues Band: músicos serios, profesionales, que entraban y salían del grupo sin problemas. Lo importante eras tú. Pero las críticas a veces no eran buenas, y tú te hundías con mucha facilidad. Recuerdo que una marca de whisky te utilizó como reclamo publicitario: eso resume bastante bien la situación. Y porque la heroína es ilegal, que si no... En fin, aquello iba mal, pero en un momento de lucidez decidiste parar y en los últimos días de 1969 te plantaste: se acabó la banda, se acabó todo; cogiste a David, tu nuevo novio, y os fuísteis a dar una vuelta por las selvas brasileñas en plan natural.
A la vuelta parecías más despejada, más centrada, dijiste que ya no te metías caballo, que sólo alcohol y en dosis más pequeñas. Bueno. Sería el amor. Una nueva banda te acompañaba, la Full Tilt Boogie Band, y volviste a la carretera. No sé qué pasó con David, pero el caso es que te liaste con otro mientras seguías bebiendo a mares; las cosas no iban bien, insultabas a tus músicos, te deprimías, le preguntabas a Albert qué sería de ti cuando ya no fueses el número uno. Y grabaste tus últimas once canciones. El disco se llamaría "Pearl". Muy apropiado. Al terminar el trabajo de grabación, fiesta.
Y ahí ya nos perdemos: aquella noche... ¿volviste a casa sola?, ¿dónde compraste aquella heroína tan pura, tan exagerada, tan salvajemente pura? El caso es que allí quedaste, tirada en un hotel; de Hollywood, como Dios manda. Poco antes, dos semanas más o menos, había muerto Jimi. La "jota" de Morrison caería pronto. Las tres jotas, liquidadas en menos de un año. Comenzaban los años 70, y venían fuertes.
Salud a ti, Janis. Nosotros, de jóvenes, los de mi pandilla, te llamábamos "Mamá Janis". No sé si eso te sirve de algo, pero en fin... un beso
....................................................................................................................................................................
Diccionario de urgencia (que esta vez es muy corto, porque en la vida de Janis, aparte de sus padres, sus múltiples novios y su manager, pocas cosas hubo más importantes que la música y los "aditivos")
Bessie Smith: Llamada "la emperatriz del blues" en los años 20/30, su manera de cantar, de sentir el blues, desgarrada, influyó decisivamente en Janis. Por otra parte, su vida no fue mejor que la de su seguidora y hasta 1970 su tumba no tuvo lápida, costeada, entre otros, por la propia Janis.
Peter (LeBlanc): pasa por ser su primer novio "serio" allá en San Francisco.
Albert (Grossman): Uno de los managers más famosos de la historia: con decir que otro de sus representados era Bob Dylan, ya está todo dicho.
Sam (Andrew): Guitarrista.
Las biografías deberían ser escritas con tu estilo.
ResponderEliminarMejoran mucho.
Saludos.
Por lo que llevas escrito sobre biografías tengo la sensación de que una persona mínimamente equilibrada, que no beba o que no se drogue, no puede llegar a según qué niveles. Parece que mucha pasión está metida en dramatismo puro.
ResponderEliminarAparte de eso, cierto que Janis, por lo poco que sé de ella, era una persona que se daba, capaz de transmitir toda su carga y su sentimiento. Con una voz desgarrada como su alma.
Y sí, Toro Salvaje tiene razón.
Me quito el sombrero Paseante. Acabo de descubrir este sitio tuyo, al que todavía no había tenido tiempo de venir, así como por casualidad. Porque he visto en mi blog una foto de Janis, y al no encontrar la entrada en el lugar de siempre, he supuesto que tenía que estar aquí.
ResponderEliminarCon más calma visitaré las tumbas.
La de Janis me ha encantado.
Pero ya suponía que me gustaría, porque no dudaba de tu prosa, y porque me gusta Janis. Su voz.
Hubo una temporada en la que iba disfrazada, vestida como ella, cantando a voz en grito sus canciones, torturando los oídos de todo el que se cruzara conmigo. Pecadillos de juventud.
Estoy de acuerdo con Toro y Duschgel.
Un beso.
Gracias, Toro.
ResponderEliminarDusch, no te aflijas: no todos los grandes artistas de cualquier arte se han puesto hasta las cachas. Los ha habido muy serios; el próximo que pienso poner, por ejemplo, era mucho más serio de lo que la gente se cree.
Esencial,cómo nos gustaban las chicas que se parecían a Janis: no es que fuesen muy guapas, pero ese carisma prometía placeres insospechados. Salidos que éramos.
BUENO
ResponderEliminarBUENO
BUENO
me has dado en el centro el cuore....
hay mi janis, triste janis...
no lo he leído apenas porque me lo sé de memoria, pero es cierto que la forma en que lo dices lo hace todavia mas especial.
Asi que vuelvo, leo...me emociono.
ay! Summertime...
Hombre Paseante... que yo no me parezco a Janis, jajajajajajajaja
ResponderEliminarTan sólo me disfrazaba de ella.
¿Placeres insospechados? Uhmmmm No lo sabes tú bien... jajajajajajaja
Un beso
¡Eh, señorita Esencial, que yo no he dicho que TÚ fueses fea ni guapa, que no te conozco!
ResponderEliminarHablo del look Janis: ella no era especialmente guapa. Su encanto era otro. Y en cuanto a los placeres insospechados, lo sé bien. No es por presumir.
También es verdad que las guapas de todo, las espectaculares, solían -y suelen- ser un poco pijas: hay mucho buitre, y son muy interesadas.
yo la vi en un peli el otro día y no estaba muerta!creo que jesus gil tampoco,ni michael jackson...
ResponderEliminarMe gusta tu espacio
Tranqui, tranqui, paseante, jajajajaja
ResponderEliminarQué yo no me refería a eso!!! Creo que no he estado acertada con las palabras, pero ya da igual. Al menos me he reído un rato.
Jajajajajajajajajaja
Soy exactamente igual que los dibujitos de mi blog, jajajajajaja
Hazte una idea....
Esencial. Pelirroja. Peligrosa.
ResponderEliminarLas mismas vocales.
una de robert jhonson?
ResponderEliminares una historia que me gusta...
Ya van dos veces lo de peligrosa...
ResponderEliminarMmmmmmmmm
Estimada Gata, no sé si el señor Johnson aparecerá aquí. Su escuela no es exactamente mi estilo, pero ya veremos. Su historia es interesante, pero nunca tuve muy claro si era de mis muertos o no.
ResponderEliminarentiendo, lo malo de este blog, es que vamos a empezar todos los melómanos a ponernos pesados pidiendote cosas,cual DJ de turno en cualquier bareto juas! asi que, querido paseante, sigue con tu historia que igual me gusta. jejeje.
ResponderEliminarbesos y a la espera del siguiente muerto.
besos
Bueno, no todos los que se ven incapaces de equilibrar sus vivencias suelen recurrir a las drogas como contrapeso.
ResponderEliminarPero es una opción que muchos toman y no seré yo quien les juzgue por ello, mientras me comuniquen.
Qué pena lo del botellón, eh.
ME quedo un rato más.
Esta mujer se hizo a si misma. Señorita Blues.
ResponderEliminarUn saludo y un canto de ballena. =)
Y yo la descubrí de verdad el año pasado... Hasta entonces pasaba un poco de su música, me parecía sólo para puristas e intelectualoides. Vaya idiota. Me encanta, es increible, de vez en cuando me la pongo, no es la voz ni la música (que también), es el rock. Ella personifica para mi el rock de verdad, es pura energía. Me da igual cómo se llame su estilo de música, yo me entiendo cuando digo lo del 'rock' jeje. Flipante, qué decir.
ResponderEliminarNo la había reconocido sin las gafas. La reina de Woodstock :-)
ResponderEliminarChulo tu blog, de parte de Locuán de Absurdilandia, gracias por pasarte por el nuestro. Volveremos por aquí.
Ana, la secre :-)
Vaya monstruos te gustan...
ResponderEliminarSiempre digo que cuando pase a mejor vida me pasaré por el inferno y nos tomaremos una copa juntas. Y que me cante Mercedes Benz.
Monstruo :D
Es lo que tienen los monstruos, Roxana: que conmueven.
ResponderEliminar